Política exterior colombiana en transición

24 septiembre, 2018 • Artículos, Latinoamérica, Portada • Vistas: 12029

De los últimos días del gobierno de Santos a los primeros días de Duque

Presidencia de Colombia

Edgar Andrés Londoño Niño

Septiembre 2018

La política exterior ha estado muy presente en los primeros días del gobierno de Iván Duque, por lo que no cabe duda de que el nuevo gobierno colombiano deberá enfrentar grandes desafíos en las relaciones con los países fronterizos, con la región y con el mundo. En los últimos días del gobierno de Juan Manuel Santos hubo dos hechos principales que hicieron que el nuevo gobierno tenga una activa agenda exterior en sus primeros días: el reconocimiento de Palestina como Estado y las tensiones entre Colombia y Venezuela.

¿Reconocer a Palestina o mantener buenas relaciones con Israel?

El primer hecho que hizo que Duque iniciara su gobierno tratando una cuestión internacional fue el reconocimiento de Palestina como un Estado libre y soberano. El gobierno de Santos justificó esta medida como una contribución a la paz mundial, después de que Colombia atravesó por un proceso de paz que le permite saber que, ante un conflicto, el mejor camino es el diálogo y la negociación entre las dos partes. Las reacciones no se hicieron esperar, pues mientras que la embajada de Palestina en Colombia saludó el reconocimiento de su país por parte del gobierno colombiano, la embajada de Israel manifestó sorpresa y decepción por la decisión de Colombia y pidió revertirla. El nuevo canciller Carlos Holmes Trujillo dijo que el gobierno de Santos notificó al gobierno de Duque, pero no le consultó, por lo que el nuevo gobierno tendría que asumir las consecuencias de reconocer a Palestina como Estado. Sin embargo, casi todos los países latinoamericanos ya habían reconocido a Palestina, con la única excepción de México y Panamá, por lo que el gobierno saliente reconoció que era una deuda pendiente en materia de política exterior.

Esta decisión hace que el gobierno de Duque tenga que negociar con un socio importante como Israel, dado el intercambio comercial y la venta de armamentos, y cuya relación está vinculada al histórico alineamiento de la política exterior colombiana con Estados Unidos. De hecho, como candidato, Duque planteó la posibilidad de trasladar la embajada de Colombia de Tel Aviv a Jerusalén, siguiendo la decisión de Estados Unidos y como lo hicieron países como Guatemala y Paraguay, pues una decisión así complace no solo a Israel, sino también a Estados Unidos. De esta forma, el reconocimiento de Palestina pone en aprietos al nuevo gobierno, no solamente con Israel sino también con Estados Unidos, país con el cual se prevé un alineamiento más fuerte que el existente durante el gobierno de Santos.

Venezuela: un tema indiscutible de la agenda externa 

Un segundo hecho que marcó la política exterior colombiana en el cambio de gobierno fue el ataque con drones en contra del presidente venezolano Nicolás Maduro el 4 de agosto de 2018, pues el mandatario venezolano acusó directamente al gobierno de Santos de querer asesinarlo. Esto profundiza aún más las tensiones bilaterales y hace que el gobierno de Duque tenga que lidiar con las consecuencias de la crisis venezolana. Mientras que Duque ha calificado a Maduro como dictador y ha asumido una activa oposición internacional en contra de su mandato, el Presidente venezolano ya ha criticado a Duque, al señalar que en su gobierno será Álvaro Uribe quien realmente gobernará por Twitter. Ya investido, Duque declaró que no se reunirá con Maduro y que no permitirá ningún atropello de ese gobierno contra Colombia.

Se espera una posición más fuerte contra el gobierno de Venezuela que la que tuvo Santos.

De este modo, es muy probable que se profundicen las tensiones bilaterales en el futuro, dado que, además de los hechos recientes, cabe recordar que el gobierno venezolano ha incursionado varias veces en territorio colombiano. Por eso, Venezuela representa un gran reto para la política interna y exterior del gobierno entrante.

Así, se espera una posición más fuerte contra el gobierno de Venezuela que la que tuvo Santos. Incluso, es posible que Duque tenga un liderazgo en la región para endurecer las medidas en contra del gobierno del país vecino, pues ya ha adelantado gestiones ante la Corte Penal Internacional para demandar a Maduro. Sin embargo, probablemente el liderazgo regional se limite a ese tema, dada la prioridad que tiene Estados Unidos en la política exterior del nuevo gobierno, lo que afecta la búsqueda de una mayor integración con los vecinos.

Duque, con tan solo 3 días de gobierno, cumplió lo que había anunciado como candidato y se retiró definitivamente de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), por considerarla una organización complaciente con la dictadura venezolana. Sin embargo, el retiro de Colombia de la Unasur responde a un entendimiento muy limitado de ese organismo y afecta directamente el proceso de integración sudamericana. Si bien la Unasur ha atravesado distintos problemas recientemente que afectan su funcionamiento y no ha tenido el papel esperado ante la crisis en Venezuela, Duque no puede olvidar que ese organismo tuvo un papel central en la mediación con países de la región durante el gobierno de Uribe. Evitó el agravamiento de conflictos territoriales y diplomáticos, en un primer momento por la incursión armada en territorio ecuatoriano con el bombardeo del campamento Raúl Reyes y, en un segundo momento, cuando Uribe anunció la instalación de bases militares estadounidenses. Tampoco puede olvidarse que la Unasur ha mostrado importantes avances en profundizar la integración de los países sudamericanos, por ejemplo, en lo relacionado con el derecho a los servicios de salud con la creación del Consejo de Salud Suramericano, y también en el tema de infraestructura y conectividad física con el Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento de Unasur.

Duque mostró como candidato que Estados Unidos tendrá un lugar central en la agenda externa del país.

Otro tema fundamental y ligado a la crisis venezolana es la llegada masiva de migrantes de ese país a territorio colombiano. De hecho, esa fue una de las cuestiones centrales en el empalme entre Santos y Duque, por lo que ambos mandatarios sostuvieron una reunión para tratarlo de manera específica días antes de la toma de posesión del nuevo Presidente.

Como candidato, Duque había anunciado algunas medidas para atender la masiva migración venezolana a Colombia, como la creación de un fondo de asistencia humanitaria en la frontera y proponer a otros países latinoamericanos la creación de un estatus de protección temporal para los migrantes de ese país, lo que sería un avance en términos de las respuestas regionales dadas a esa migración. Sin embargo, no puede olvidarse que, en la campaña electoral, los partidarios de Duque utilizaron la situación de Venezuela y la crisis migratoria para justificar que si la izquierda llegaba al poder, Colombia se convertiría en «una segunda Venezuela».

El futuro de la política exterior colombiana

Duque era una figura poco conocida dentro de la política colombiana hace un par de años. Por ese motivo, y por la falta de experiencia en la administración pública, hay varias dudas sobre cómo gobernará el heredero político del expresidente Uribe. En política exterior, Duque mostró como candidato que Estados Unidos tendrá un lugar central en la agenda externa del país, mientras que la relación con los países de la región ha sido poco abordada y la salida de la Unasur hace cuestionar la importancia que tendrá la integración regional en su gobierno.

No cabe duda de que Duque tendrá que abordar varios asuntos en materia internacional heredados por el gobierno de Santos, como el reconocimiento de Palestina como Estado. Sin embargo, el asunto más difícil y que requerirá de decisiones más estratégicas es el de la relación con Venezuela, dada la extensa frontera que comparten y por el hecho de que Colombia ha sido impactada por la crisis económica, política y social del país vecino. Si bien el país puede liderar a nivel regional una posición más fuerte en contra del gobierno de Maduro, no puede perderse de vista que las tensiones en las regiones de la frontera pueden afectar a los ciudadanos fronterizos y a los migrantes.

EDGAR ANDRÉS LONDOÑO NIÑO es doctorando en Ciencia Política por el Instituto de Estudos Sociais e Políticos de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (IESP-UERJ). Es miembro del Observatorio Político Suramericano (OPSA), del Núcleo de Estudios de Actores y Agendas de Política Exterior (NEAAPE) del IESP-UERJ y del Grupo de Investigación en Relaciones Internacionales del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia.

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