Eje Central
Stéphan Sberro
Abril 2024
El ataque de Irán sobre Israel, registrado el sábado 13 de abril de 2024, fue probablemente el más masivo de la historia reciente. En 2 horas se lanzaron sobre el pequeño país, trescientos misiles avanzados y drones. A eso hay que agregar más de cien cohetes lanzados por Hezbolá, la milicia chiita, desde el sur del Líbano, y varios misiles más por los hutíes yemenitas, ambos peones de Teherán. Con el primer ataque directo al territorio israelí, Irán lavó la enfrenta del asesinato de siete de sus agentes en el consulado de Damasco, Siria. Salvó la cara con una reacción violenta e inaudita sin costo para él, por el momento.
Sin embargo, Israel también pudo reivindicar un rotundo éxito, más polifacético y duradero que el iraní. El más evidente es el éxito militar. Aguantar un ataque de tal magnitud sin ninguna baja humana o material es algo sin precedente. Solo quedó herida una niñita, por cierto, beduina árabe, de los que Irán pretende defender. El ejército y la tecnología israelíes recobraron una parte de su prestigio perdido adentro y afuera. El país demostró su fortaleza militar y solidez frente a un ataque iraní. Recobró así también una parte de su poder de disuasión.
Esta fortaleza no la ejerció sola, pero esto constituye la segunda ganancia del país, la alianza militar con Estados Unidos, Francia y el Reino Unido se mostró inquebrantable y totalmente eficaz. Más notable aún, fue el apoyo del mundo árabe, por medio de Egipto y Jordania, a favor de la defensa de Israel bajo ataque. Y esta vez, la mal nombrada “calle árabe” no se movió, o fue movida, a favor de Irán. Finalmente, como cuando los israelíes provocaron la crisis actual con el bombardeo del consulado iraní en Damasco, Rusia dejó a Israel actuar libremente en el espacio aéreo sirio que controla casi totalmente. La mayor parte de los drones fueron destruidos en Siria, no en el territorio israelí.
Aguantar un ataque de tal magnitud sin ninguna baja humana o material es algo sin precedente.
Israel cosecha su tercera victoria en esta crisis en términos de imagen, un envite importante en la guerra que la opone a los palestinos en la opinión pública internacional. Después de la invasión de Gaza y de las numerosas y trágicas muertes de civiles que implicó, recupera su estatus de víctima de una agresión indiscriminada sin otro objetivo que causar destrucciones humanas y materiales. El ataque contra Israel cortó de tajo el debate naciente en Estados Unidos y en el Reino Unido sobre la ayuda militar y financiera a este país.
Demostró que los pogromos del 7 de octubre de 2023 tienen menos que ver con la causa palestina que con el proyecto al islam político antioccidental liderado, entrenado y armado por Irán, financiado por Catar y apoyado por la Turquía de Recep Tayyip Erdogan.
Veremos si Benjamín Netanyahu sabe entender que más vale posponer una respuesta, aun legítima, a la agresión masiva de Irán para preservar estas ventajas en futuras negociaciones y acciones como lo supo hacer su predecesor, el primer ministro del mismo partido Isaac Shamir, cuando decidió no replicar a las agresiones de Saddam Hussein de Irak en 1991.
STÉPHAN SBERRO es doctor en Ciencias Políticas por la Université Sorbonne-Nouvelle. Fue Jefe del Departamento Académico de Estudios Internacionales del ITAM.
Un artículo muy bien escrito, pertinente, sensato e ilustrativo. Felicidades al Dr. Sberro, en estos momentos tan sensibles necesitamos este tipo de información que yo calificaría de sensata. Gracias.
Lo de Shamir fue una situación distinta. No devolvió el l ataque a Irak a petición de USA porque este estaba invadiendo a Irak después de la invasión de Irak a Kwait. Si Israel participaba, los árabes tomarían partido contra USA.