Narendra Modi frente a una nueva reelección
El Estímulo
Arturo Flores López
Abril 2024
Una colaboración de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México
A pesar de ser considerada la democracia más numerosa del planeta, hay diversas críticas al estilo que el primer ministro Narendra Modi ha instaurado en la India. Modi, quien inició su primer mandato en 2014, busca su tercera reelección, para lo cual debe convencer a la mayoría de los casi mil millones de votantes que componen el padrón electoral. Con una aprobación de 78% (superior incluso a la de algunos de los líderes más carismáticos de Latinoamérica), es altamente probable que sea reelecto en los comicios que se celebrarán en junio de 2024.
Modi es percibido como un político que no incurriría en actos de corrupción, entre otras cosas, debido a que no tiene pareja ni hijos. Aunado a ello, este hombre de 73 años, no tiene competencia al interior del Partido Popular Indio, que encabeza, ni tampoco hay alguna figura dentro de la oposición que le pueda hacer mella a su liderazgo.
En los últimos lustros ha trabajado para cambiar la imagen de la India en el exterior, al incrementar su presencia e influencia en distintas regiones del mundo. Sin embargo, ha sido criticado, principalmente, por no rendir cuentas; es raro que brinde entrevistas a periodistas incomodos. Aunado a ello, rehúye al debate parlamentario, ha construido una imagen basada en el culto a su personalidad y ha debilitado al federalismo de la India (Agrawal, 2024). Pero, ¿cuáles son algunas de las acciones que han contribuido a que Modi sea tan popular y esté a un ápice de obtener su tercera reelección?
La Agenda 2030
La India se ha convertido en uno de los países más pujantes en el último lustro. Además de ser el país más poblado del orbe (con más de 1400 millones de habitantes), también se ha convertido en referente mundial en temas educativos, ambientales y tecnológicos. Una de las cuestiones más importantes que ha realizado el gobierno de la definida como “la mayor democracia del mundo” es tomar con mucha seriedad la instrumentación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Modi es percibido como un político que no incurriría en actos de corrupción, entre otras cosas, debido a que no tiene pareja ni hijos.
El gobierno de la India ha implementado una agenda que involucra a todos los actores de la sociedad. El gobierno federal y local, las organizaciones de la sociedad civil, así como las comunidades y el sector privado se han entrelazado para trabajar en un frente amplio en favor del país. La instancia instaurada para desarrollar dichas propuestas es la Institución Nacional para la Transformación de la India (que sería la envidia de muchos gobiernos en Latinoamérica). Dicha institución funciona como una especie de grupo de expertos que coordina todos los esfuerzos de la Agenda 2030 en el país.
Es importante mencionar que la instrumentación de una política que vaya en este sentido fue impulsada por el primer ministro Modi; es decir, hay una intención clara por parte del gobierno para cumplir con los compromisos internacionales en materia de desarrollo en la India. Uno de los ejemplos que refleja el empuje que se le ha puesto a los temas ambientales tiene que ver con la reducción de 25% de la contaminación del aire que se vivió en Nueva Delhi entre 2016 y 2020, un tema directamente vinculado a uno de los objetivos más trascendentales de la Agenda 2030.
La importancia de la democracia para el desarrollo
Una de las cuestiones más importantes a considerar en el caso de la India es que el país sigue operando como una democracia con pesos y contrapesos, a pesar de algunos arranques que ha tenido el primer ministro Modi, los cuales se pueden inferir incluso como antidemocráticos. Este historial democrático ha permitido que se lleve a cabo un proceso de desarrollo que ha beneficiado a varios sectores de la población, ya que, como argumenta el economista indio Amartya Sen, la promoción y el fortalecimiento de una democracia es crucial para el proceso de desarrollo por tres motivos.
En primer lugar, la democracia tiene una importancia intrínseca en el sentido de que es un valor en sí mismo y tiene una relevancia directa en la promoción de las capacidades básicas, lo que incluye la participación social y política. Segundo, la democracia hace posible varias contribuciones instrumentales para garantizar que las personas puedan expresar y apoyar sus demandas de necesidades económicas y recibir atención política. En tercer lugar, la democracia tiene un papel constructivo en la comprensión y la identificación de lo que constituyen las “necesidades” en un contexto social (Banik, 2022). Es decir, a pesar de las “fallas” que los sistemas democráticos pudieran tener y, sobre todo, de las tentaciones de los líderes populistas (sin importar su ideología) por avasallar dichos regímenes, si se cuenta con instituciones democráticas sólidas, los países se pueden desarrollar debido a su esencia democrática.
En ese sentido, la participación social y política se convierten en bases fundamentales que le permiten a la población tener una interacción constante con sus representantes electos. El caso en cuestión se vuelve interesante debido a que refleja el desarrollo reciente de uno de los países del Sur global más interesantes a seguir en los próximos años, por su influencia y potencial mundial.
ARTURO FLORES LÓPEZ es experto en materia de políticas públicas, innovación gubernamental y procesos de gobernanza en el ámbito internacional. Es Coordinador del Centro Anáhuac de Investigación en Relaciones Internacionales de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México. Sígalo en X en @arturofl.
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