El avance de la inteligencia artificial y las relaciones internacionales

2 mayo, 2024 • Artículos, Asuntos globales, PJ Comexi, Portada • Vistas: 660

Tres temas claves

Alto Nivel

logo fal N enePablo Fuentes Nettel

Mayo 2024

Una colaboración del Programa de Jóvenes del Comexi

Siempre ha existido una estrecha relación entre el cambio tecnológico y las relaciones internacionales. Desde la introducción de la máquina de vapor y los primeros vuelos aéreos, hasta la era de las armas nucleares y el internet, las disrupciones tecnológicas han sido determinantes en la configuración del paisaje político mundial. La inteligencia artificial (IA) no es la excepción. El desarrollo y el despliegue de sistemas de IA poseen el potencial de transformar diversos aspectos de la vida humana, entre ellos las dinámicas de poder. Así como hace un par de décadas el cambio climático se convirtió en un tema de peso completo en el sistema internacional, hoy parece que la IA sigue un camino similar.

No obstante, la discusión en torno a la IA en el campo de las relaciones internacionales —y, básicamente, en cualquier otro— continúa siendo algo difusa. De ahí la importancia de tratar de ordenar un poco la reflexión mediante tres temas clave en la intersección entre relaciones internacionales y el avance de la IA.

Gobernanza global de la inteligencia artificial

El primer tema de relevancia es la configuración del marco de gobernanza de la IA a nivel mundial. Esto implica la definición de normas, instituciones y estándares para el desarrollo de esta tecnología, así como los actores que influyen en estos procesos.

En los últimos 2 años, los Estados han emprendido esfuerzos interesantes para influir en la configuración de este marco de gobernanza. Por ejemplo, a finales de 2023, el Reino Unido organizó la Cumbre Mundial sobre Seguridad de la Inteligencia Artificial, y el G-7 emitió una declaración conjunta sobre los principios éticos. Cabe recalcar, sin embargo, que su alcance ha sido limitado dado que la discusión aún no es lo suficientemente madura y avanza de forma lenta debido a la falta de consenso. Incluso dentro del G-7, hay diferencias puntuales sobre cómo se debe regular esta tecnología. Por ejemplo, Estados Unidos y el Reino Unido han promovido modelos basados en principios mínimos, mientras que Canadá y la Unión Europea buscan marcos más prescriptivos. Por otro lado, China —país que, por cierto, ha sido el gran ausente de muchos de estos foros— ha promovido un enfoque más estatista.

No obstante, es importante destacar que los organismos internacionales han logrado avances significativos en la definición de estándares y en la difusión de conocimiento. Por ejemplo, varios Estados han adoptado la “Recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial” de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), mientras que la definición sobre IA propuesta por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ha ganado relevancia.

Similar a lo ocurrido con el cambio climático, se prevé una configuración fragmentada, o lo que se denomina un “complejo de regímenes”. En el contexto de la IA, este complejo de regímenes implica la coexistencia de múltiples conjuntos de normativas, acuerdos y políticas que abordan diferentes aspectos de esta tecnología. Como se destaca en un artículo publicado por el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, esto podría implicar la creación de nuevas instituciones para ciertas funciones —como regular la competencia en materia de IA—, mientras que las existentes —por ejemplo, la UNESCO o la Unión Internacional de Telecomunicaciones— buscarían adaptarse y ampliar sus mandatos para abordar eficazmente los desafíos relacionados con la IA.

Sin duda, este es un tema con el potencial de influir en las relaciones estratégicas, la formación de alianzas y la creación de instituciones internacionales. Será interesante observar de cerca los esfuerzos de las principales economías y bloques regionales, como la Unión Europea o Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, en la configuración del modelo de gobernanza.

La inteligencia artificial como elemento clave (y ambivalente) en la agenda de desarrollo internacional

El segundo tema aborda el creciente papel de la IA en la agenda de desarrollo internacional. Dicha tecnología se ha posicionado como un potencial aliado para detonar el desarrollo, pero también como uno de los grandes retos mundiales.

En los últimos años, hemos visto una colaboración cada vez más estrecha entre agencias de cooperación y gobiernos en proyectos relacionados con la IA. Dicho interés refleja una mayor comprensión sobre su potencial para mejorar la eficiencia y la efectividad de los programas de desarrollo en áreas críticas como las desigualdades, la salud y el cambio climático. Por ejemplo, la iniciativa FAIR Forward de la Agencia Alemana de Cooperación para el Desarrollo ha destinado recursos técnicos y financieros para apoyar proyectos de IA en países como Ghana, la India y Ruanda.

Por supuesto, al igual que en cualquier otro campo, la cooperación para el desarrollo en el ámbito de la IA no se puede aislar de las dinámicas políticas internacionales. A medida que las economías desarrolladas asignan recursos para implementar iniciativas de IA, también promueven una visión particular sobre cómo debe gobernarse esta tecnología, sirviendo como vehículo para abordar objetivos nacionales. Esto, sin duda, subraya el hecho de que la IA está ejerciendo influencia en la configuración de los intereses políticos a nivel mundial.

Aunque la cooperación internacional en proyectos de IA avanza, es crucial considerar y abordar las dinámicas políticas mundiales que moldean su implementación.

Sin embargo, esta tecnología también puede tener efectos negativos en el panorama internacional de desarrollo. Esto debido a que tiene el potencial de exacerbar disparidades existentes, favoreciendo desproporcionadamente a poblaciones con mayores niveles de infraestructura y habilidades digitales. Además, la implementación de la IA en las cadenas de suministro mundiales puede conducir a prácticas irresponsables. Por ejemplo, en busca de eficiencia y procesamiento rápido de datos, las empresas pueden incurrir en prácticas poco éticas, al explotar fuerzas laborales vulnerables como en el caso del etiquetado de datos en Kenia.

Es claro que la IA se ha convertido en un componente esencial de la agenda de desarrollo internacional, que presenta tanto desafíos como oportunidades. Aunque la cooperación internacional en proyectos de IA avanza, es crucial considerar y abordar las dinámicas políticas mundiales que moldean su implementación. Además, por supuesto, de reconocer y mitigar los posibles impactos negativos desde una perspectiva internacional.

Soberanía tecnológica y tensiones geopolíticas

Otro tema que merece atención es la creciente importancia de la soberanía tecnológica y sus posibles implicaciones geopolíticas. Este tema se ha convertido en una preocupación central para muchos países que buscan proteger intereses estratégicos y reducir su dependencia de tecnologías e insumos extranjeros.

Si bien el propósito de generar autosuficiencia tecnológica por parte de los Estados no es algo nuevo, el contexto actual lo vuelve particularmente relevante. El avance en el desarrollo de la IA se inserta dentro del contexto más amplio de la deslocalización cercana (nearshoring) y la vulnerabilidad de las cadenas de suministro mundiales evidenciada por la pandemia de covid-19.

Quizá el ejemplo más visible es el proceso de desacoplamiento tecnológico entre China y Estados Unidos. Este fenómeno se refiere al proceso de reducción de la interdependencia entre dos o más economías en términos de tecnología e innovación. En los últimos años, se ha hecho evidente la intención de ambos países por desvincular sus economías.

Este proceso ya ha generado tensiones geopolíticas a partir de la imposición de tarifas comerciales, por ambas partes. Al mismo tiempo, la desconfianza en cuanto a violaciones a la privacidad y al acceso a datos personales o estratégicos ha llevado a restringir el acceso de empresas de telecomunicaciones de origen chino a mercados como Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido.

Como lo indica un reporte de la Institución Brookings, el control sobre recursos estratégicos, como datos, software y hardware, se ha vuelto fundamental para algunas de las grandes economías —como China, Estados Unidos y la Unión Europea—, lo que deriva en un enfoque neomercantilista. Conforme la carrera por innovar en el campo de la IA continúe ganando relevancia, es posible que alimente los esfuerzos de China, Estados Unidos y otros actores para proteger sus espacios digitales.

Sin embargo, el tema es aún más amplio. En los últimos años, se ha observado una tendencia mundial hacia el incremento de las capacidades gubernamentales para desarrollar sus propios sistemas de IA. Este propósito atiende a múltiples factores. Uno de ellos es la búsqueda por mitigar sesgos algorítmicos que podrían exacerbar la brecha digital y otras asimetrías existentes. La mayoría de los sistemas complejos de IA son desarrollados en países angloparlantes y entrenados con información en inglés, lo que puede conducir a sesgos culturales e información inexacta para personas no anglófonas. En ese contexto, países como España y Singapur han impulsado iniciativas para desarrollar sistemas soberanos de IA.

Dicho lo anterior, la soberanía tecnológica parece tener dos implicaciones evidentes en el panorama internacional. Por un lado, se observa la tendencia hacia la desvinculación de las economías y las tensiones geopolíticas resultantes. Por el otro, la búsqueda de capacidades soberanas podría llevar al planteamiento de modelos de innovación que promuevan una participación más activa del Estado.

Hacia una reflexión más profunda

Las implicaciones del avance de la IA en el panorama político internacional son evidentes, pues aborda aspectos como la configuración del poder mundial, la agenda de desarrollo internacional y la soberanía tecnológica. Si bien esta reflexión busca fomentar un mayor entendimiento sobre estas problemáticas, es importante destacar que no pretende limitar la discusión únicamente a estos temas. Por el contrario, reconoce que la intersección entre esta tecnología y las relaciones internacionales es compleja y abarca una variedad de cuestiones. Es necesario continuar con la exploración y el debate sobre esta intersección para comprender mejor las implicaciones de la IA en el ámbito internacional.

PABLO FUENTES NETTEL es consultor principal en Oxford Insights, donde asesora a gobiernos y organismos internacionales en temas de gobernanza tecnológica e innovación pública. Asimismo, coordina el trabajo del Government AI Readiness Index, instrumento que mide el grado de preparación de más 190 gobiernos para adoptar la inteligencia artificial. Es maestro en Economía Política Internacional por el King’s College London y licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana. Sígalo en X en @pablofnett.

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