La paradiplomacia en Latinoamérica

6 febrero, 2024 • Artículos, Asuntos globales, Latinoamérica, Portada • Vistas: 945

Nuevo número de Foreign Affairs Latinoamérica

logo fal N eneJordi Bacaria Colom

Febrero 2024

Por estos días, graves conflictos armados afligen al mundo y ponen en riesgo su estabilidad. Comenzaron en 2022, con la invasión rusa de Ucrania, que dividió la opinión mundial y política entre los que la condenan y los que la justifican, y entre aquellos que condenan, los que no sancionan. Se ha abierto una brecha entre lo que conocemos como Occidente y el emergente Sur global, que ya hemos tratado en ediciones anteriores.

Esta división se repite con el cruel ataque de Hamás contra la población civil de Israel, así como con la respuesta israelí, la ocupación de Gaza y las víctimas civiles gazatíes. En una muestra de incoherencia, los que no condenaron la invasión de Ucrania, condenan la invasión de Gaza; los que causaron o ignoraron a las víctimas civiles de Ucrania, arremeten contra Israel por las de Gaza. Los que se desmarcaron diciendo que era un conflicto europeo ajeno a sus intereses, tomaron partido por Palestina y alientan el antisemitismo, sin entrar a considerar que Hamás es un grupo terrorista que desde 2005 gobierna Gaza. Los civiles afectados son víctimas, sean del lado que sean, y la compasión no debería justificar su uso partidario. Desde la imparcialidad no se puede ignorar que Israel es un Estado democrático (imperfecto y expansionista, si cabe) y que Hamás (igualmente expansionista) pretende instaurar un Estado dictatorial y teocrático en Gaza y Palestina, y acabar con el Estado de Israel. La grave crisis humanitaria en Gaza es resultado de la ocupación israelí, que como fuerza ocupante es responsable. Las grandes potencias, desde la diplomacia y la disuasión, han intentado que el conflicto no escale en la región. A finales de noviembre de 2023, se alcanzaron los primeros acuerdos para la liberación por etapas de los secuestrados por Hamás y la de presos palestinos en Israel, con treguas de alto al fuego por días y el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza.

En este número, Yoanna Shubich Green explica con gran objetividad el último capítulo del complejo conflicto y los equilibrios geopolíticos de la región. Israel se enfrenta a una guerra en varios frentes: al sur contra Hamás, en la Franja de Gaza; contra el grupo Hezbolá, que está al sur del Líbano, y contra los hutíes en Yemen, quienes le declararon la guerra a Israel y han disparado misiles hacia ese territorio. También en Siria se oponen a Israel grupos subsidiarios financiados, armados y entrenados por Irán. Además, en la Franja de Gaza operan otros grupos, como la Yihad Islámica, que ha lanzado cohetes contra Israel. No hay una solución militar, así que debe buscarse una solución en las negociaciones para la paz.

FAL-Ángel Boligán

Este número está dedicado a la paradiplomacia en Latinoamérica, que comprende las relaciones internacionales de los gobiernos subnacionales. Como apunta Jorge A. Schiavon, editor invitado, el incremento de la paradiplomacia en Latinoamérica se debe al aumento de la interdependencia internacional, la democratización, la descentralización y la apertura económica dentro de los países. A medida que estos cambios internacionales y nacionales se profundizan, los gobiernos subnacionales, las ciudades, los municipios y los estados pagan costos decrecientes por su participación en los asuntos internacionales, aparte de que reciben incentivos por hacerlo debido a la necesidad de promover el desarrollo local. En el número se presentan los casos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México (los autores, respectivamente, son Nicolás Mancini, Mónica Salomón, Raúl Bernal-Meza, Martha Ardila y Schiavon). Además, Jenna Bednar y Mariano-Florentino Cuéllar explican en su artículo cómo el federalismo estadounidense redefine la democracia y la política exterior de Estados Unidos.

Esta parte se completa con tres artículos en la sección Diálogo Ñ de tres de los gobiernos subnacionales más activos en el exterior y que son referentes mundiales. Los textos fueron escritos por el delegado general o representante de esos gobiernos en México: Lleïr Daban y Monserrat Iglesias para Cataluña, José María Cazalis para el País Vasco y Stéphanie Allard-Gomez para Quebec. En resumen, y en palabras de Schiavon, este número es el primer esfuerzo académico por hacer un estudio comparado de la paradiplomacia en los países de la región. Además, mediante el análisis de la acción paradiplomática de cinco países, así como de las actividades internacionales de tres gobiernos subnacionales con amplio reconocimiento mundial, este número sirve como referencia para evaluar la ejecución de la paradiplomacia.

FAL-Darío Castillejos

En la sección Mundo, Giovanni Lepri y Simone Lucatello abordan el tema de la inclusión de los refugiados en México. América Latina y el Caribe es la región con más desplazamiento forzado y migración en la última década. México tiene la oportunidad de convertir este desafío en una ventaja económica, política y social, ya que más de quinientas empresas participan en un programa impulsado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en México. Los refugiados y los migrantes ofrecen una mano de obra no calificada, pero además muchos tienen competencias en campos como la medicina, la ingeniería, la tecnología y en otros sectores que enfrentan escasez de especialistas. De este modo, México puede cosechar los beneficios de una fuerza laboral más diversa y capacitada, y tiene la oportunidad de demostrar su compromiso con los derechos humanos y la solidaridad internacional.

Ian Bremmer y Mustafa Suleyman interpretan un escenario de 2035 en el que, gracias a la inteligencia artificial (IA), el mundo avanza rápidamente en salud, productividad y bienestar. No obstante, se vuelve más impredecible y frágil, se pierden empleos y surgen amenazas terroristas con nuevas armas cibernéticas. La IA generativa es solo la punta del iceberg. Su llegada marca un giro radical, el comienzo de una revolución tecnológica que cambiará al mundo y reconfigurará la política, la economía y la sociedad. Cimbrará la estructura y el equilibrio del poder internacional, porque amenaza el estatus de los Estados-nación como principales actores geopolíticos del mundo. Los formuladores de políticas públicas de todo el mundo han comenzado a darse cuenta del reto que representa la IA y debaten sobre la manera de gestionarla. Desafortunadamente, gran parte del debate sobre la gobernanza de la IA sigue empantanado en un peligroso falso dilema: aprovecharla para aumentar el poder nacional o delimitarla para evitar sus riesgos. Pero la IA no puede gobernarse como las tecnologías anteriores y ya está cambiando las nociones tradicionales de poder geopolítico. Los gobiernos más poderosos competirán por controlar el recurso más valioso del mundo, mientras que los países del Sur global se quedarán de nuevo atrás. Para que la gobernanza mundial de la IA funcione, debe ser tan innovadora y evolutiva como la tecnología misma y debe contar con las características que hacen de la IA una fuerza tan poderosa. Eso significa comenzar de cero, repensar y delinear un nuevo marco regulatorio desde los cimientos con un enfoque “tecnoprudencialista”, que en el artículo se detalla.

Para Adam S. Posen, los mercados financieros, y probablemente incluso el propio gobierno de China, han pasado por alto la gravedad de las debilidades que lastrarán el crecimiento durante varios años en una especie de “covid económico persistente”, ya que el cuerpo económico de China no ha recuperado su vitalidad y sigue desacelerándose. Debido a que se han ignorado los intereses comerciales y se han seguido políticas intervencionistas útiles a los objetivos de corto plazo, apenas se ha generado apetito por las inversiones sin liquidez y ha habido poca respuesta a las políticas macroeconómicas de apoyo. Posen propone un cambio de estrategia de la política de Estados Unidos hacia China, ya que las dolencias de la economía china derivadas del covid económico persistente ofrecen una oportunidad. En vez de tratar de contener el crecimiento de China con un gran costo para su propia economía, los estadounidenses pueden dejar que Xi Jinping haga el trabajo por ellos y posicionar a su país como una mejor alternativa y destino de activos económicos chinos de todo tipo. Esta estrategia le funcionó a Estados Unidos para enfrentar a sus rivales del siglo XX porque abrió las puertas a personas y capitales, atrajo recursos humanos e inversión y, en última instancia, volvió los propios controles económicos de los regímenes autocráticos contra ellos.

Siguiendo con China, Michael Bennon y Francis Fukuyama evalúan con ejemplos el costo real para Beijing de la Iniciativa del Cinturón y la Nueva Ruta de la Seda, que otorga préstamos que muchos analistas han descrito exageradamente como “diplomacia para entrampar con deuda”, un artilugio de China para influir en otros países e incluso apropiarse de su infraestructura y sus recursos. En realidad, muchos proyectos de infraestructura con financiamiento chino no han sido tan rentables como esperaban los observadores, y como muchas veces los gobiernos que negociaron esos proyectos acordaron ser garantes de los préstamos, ahora padecen un enorme sobrendeudamiento, porque no logran financiar proyectos futuros ni pagar siquiera la deuda contraída. El problema para Occidente no era tanto que China adquiriera puertos y otras propiedades estratégicas en los países en desarrollo, sino que estos países se endeudaran peligrosamente y se vieran obligados a recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a otras instituciones financieras internacionales respaldadas por Occidente, en busca de medios para pagar los préstamos chinos. Para no tener que gastar dólares de sus contribuyentes en cubrir las deudas incobrables de China, Estados Unidos y otros países deberían impulsar reformas amplias que dificulten valerse del FMI o de otras instituciones financieras internacionales. El problema es que cada dólar gastado en el servicio de una deuda insostenible asociada a la Nueva Ruta de la Seda es un dólar que no puede canalizarse al desarrollo económico, al gasto social o al combate al cambio climático. Además, la mitad de los préstamos de China al mundo en desarrollo están “ocultos”; otros prestamistas ignoran la existencia de otras obligaciones contraídas y, por lo tanto, no pueden evaluar con exactitud el riesgo crediticio, lo que puede causar una crisis crediticia. El FMI no puede actuar simultáneamente como prestamista inequívoco de último recurso y como responsable de que se cumplan las normas de transparencia y comparabilidad. Debe poder gozar de la capacidad y posibilidad de no otorgar los créditos cuando no se cumplan sus requisitos. Los contribuyentes no chinos que fondean al FMI no deberían ver que su dinero se usa para pagar las malas decisiones crediticias de China.

Kristalina Georgieva, Gerente del FMI, advierte de los riesgos de la fragmentación y considera que la economía mundial no está preparada para las crisis que nos esperan, ya que la cooperación internacional está en retroceso. El aumento de la fragmentación inicia con un incremento de las barreras al comercio y a la inversión y, en su forma extrema, termina con la división de países en bloques económicos rivales, un resultado que corre el riesgo de revertir las ganancias transformadoras que produjo la integración económica mundial. Los formuladores de políticas públicas de todo el mundo están tomando medidas que llevan a una mayor fragmentación. En el largo plazo, la fragmentación del comercio —es decir, las crecientes restricciones al comercio de bienes y servicios entre los países— podría reducir el PIB mundial hasta 7%. Para proteger a las economías vulnerables de conmociones graves, la comunidad internacional debe fortalecer la red mundial de seguridad financiera ampliando la disponibilidad de recursos reunidos en el FMI. El casi billón de dólares que tiene el FMI en capacidad de préstamo ahora es insuficiente, ya que solo es una pequeña parte de la red de seguridad total. A esto se suma el problema de la deuda. Si la crisis de deuda se multiplica, las ganancias que los países de bajo ingreso han logrado en las últimas décadas podrían evaporarse rápidamente. Georgieva propone una revisión de las cuotas del FMI para mejorar su estructura financiera, aumentar la representación en la organización para que sea más inclusiva y profundizar sus vínculos con otras organizaciones internacionales, como el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo, el Banco de Pagos Internacionales y la Organización Mundial del Comercio.

Según Matthias Matthijs y Sophie Meunier, los políticos y los formuladores de políticas públicas de la Unión Europea han redescubierto la geoeconomía como campo de batalla para la competencia geopolítica y la política industrial como arma que los Estados pueden empuñar unos contra otros. Explican el proceso de integración europea, sus puntos fuertes, sus debilidades y sus preceptos, que le confieren un carácter moderno: el mercado único y el euro, junto con la necesaria estabilidad y la confianza en la disciplina fiscal. Sin embargo, fue necesaria una pandemia devastadora para que la Unión Europea le diera la espalda a la austeridad y a la ortodoxia monetaria. Una política de estímulos fiscales y préstamos mutualizados fue el paquete aprobado por el Consejo Europeo, conocido como Próxima Generación de la Unión Europea. La aceleración geoeconómica de Europa derivó de la posición de China, Estados Unidos y Rusia. Se impuso el realismo, y la Comisión Europea declaró una nueva doctrina de “autonomía estratégica abierta”: una serie de medidas unilaterales destinadas a preparar al bloque para una economía mundial que ya no se dirige a una creciente apertura y cooperación, sino a la cerrazón y la competencia de suma cero. En el futuro, la Unión Europea podrá imponer aranceles y cuotas, retener exportaciones, excluir a empresas extranjeras de las adquisiciones públicas y restringir el acceso a los capitales europeos a los países que utilicen la presión económica como táctica para interferir en las políticas nacionales.

Al cierre de esta edición se confirmó la indiscutible victoria electoral de Javier Milei en Argentina. Que la victoria sea indiscutible no significa que su programa político no sea controvertido. El país se dividió entre los que deseaban un cambio a cualquier precio y los que se conformaban con la continuidad de unos políticos que prometieron lo que no fueron capaces de hacer. Sin duda, la aplicación del programa político-económico de Milei dará mucho qué hablar, y en estas páginas tendremos la ocasión de analizarlo.

JORDI BACARIA COLOM es Director de Foreign Affairs Latinoamérica. Sígalo en Twitter en @bacaria_jordi.

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