La política exterior argentina de derechos humanos

1 abril, 2014 • Artículos, Latinoamérica, Portada, Sin categoría • Vistas: 6053

Protagonista internacional y tímido actor regional

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Abril 2014

Argentina se ha caracterizado por tener una política exterior en derechos humanos constante y activa, tanto en el plano bilateral como en el multilateral. A pesar de ello, los sucesos de los últimos meses en Venezuela han puesto de manifiesto los conflictos de intereses para esta política exterior en la región.

Para muchos autores y funcionarios, Argentina es un ejemplo en materia de derechos humanos a nivel internacional. Después de las severas violaciones a los derechos humanos realizadas en el último gobierno militar (1976-1983), el país se encaminó hacia una postura de firme respeto, defensa y promoción de los derechos fundamentales, hasta tal punto que se convirtió en un consenso político y social que abarcó a los tres poderes del Estado y a los partidos políticos de todo el espectro ideológico. Los principales temas que se consideran en materia de derechos humanos en Argentina están relacionados con la verdad, la memoria y la justicia, la libertad de expresión, la integridad física, y el respeto de los valores democráticos. Estos elementos están muy vinculados a los derechos civiles y políticos (o de primera generación) como consecuencia de la importancia del pasado histórico del país en la memoria colectiva.

Telam

Telam

La relevancia de los derechos humanos no solo estuvo presente en la política interna, sino también en la exterior, con el objetivo de renovar la imagen internacional del país y aumentar su poder blando. Las administraciones de Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando De la Rúa, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner han promovido la política exterior en derechos humanos con diferentes énfasis y energías. A diferencia de la afirmación generalmente aceptada sobre que Argentina posee una política exterior errática, ésta ha sido consistente en considerar como uno de sus pilares de inserción internacional la imagen de país defensor y protector de los derechos humanos.

La administración de Fernández de Kirchner, considerada abanderada de los derechos humanos, ha sido blanco de críticas por su política exterior en derechos humanos en diversos ámbitos. Estas críticas han provenido generalmente de sectores opositores, aunque es posible encontrar artículos periodísticos en diarios oficialistas, como es el caso de la nota de Juan Gabriel Tokatlián en Página 12 del 28 de agosto de 2012. Sin embargo, desde sectores oficialistas, se continúa afirmando que ningún gobierno argentino ha hecho tanto por los derechos humanos como el actual. Ante esto, ¿cómo es posible evaluar el desempeño de una política exterior en derechos humanos?

Alejandra Carreras

Alejandra Carreras

El país posee unos de los niveles de firma y ratificación de los tratados internacionales de derechos humanos más alto del mundo. Así, en 2011 Argentina fue el quinto país en ratificar el Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y firmó el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a un procedimiento de comunicaciones. Además, fue uno de los principales promotores de la Convención Internacional para la protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, de la que actualmente son parte 42 Estados.

En cuanto a la actividad en organismos internacionales, dentro de la región, con los países con los que Argentina más coincide en temas de derechos humanos en la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU) son Costa Rica (con coincidencia perfecta), México, Chile y República Dominicana. En el otro extremo, los países con los que menor coincidencia de preferencias existe en esta materia son Bolivia, Nicaragua, Venezuela, Cuba y Ecuador. Con estos países, sin embargo, Buenos Aires tiene mayor coincidencia que con la mayoría de los países occidentales desarrollados, y con Rusia, Siria, Irán, Corea del Norte, Bielorrusia y China. Estos patrones de votaciones en la AGNU posicionan a Argentina con un perfil propio y latinoamericano sobre las preferencias en temas de derechos humanos, alejado de las clásicas democracias liberales, pero también de los grandes violadores de derechos humanos, tanto internacionales como los más cuestionados dentro de la región.

La Nación

La Nación

Considerando lo anterior, es difícil discernir si el país tiene una «buena» política exterior en derechos humanos en el seno de este organismo. Sin embargo, votó de forma positiva las resoluciones de la asistencia a los refugiados palestinos (R/67/114), del derecho al desarrollo (R/67/171), y de la situación de los derechos humanos en Irán (R/67/182) y Siria (R/67/183), lo que lo sitúa entre los críticos de los regímenes autoritarios del Medio Oriente, a favor de posiciones progresistas sobre los derechos humanos, y solidario con la causa palestina.

Dentro del Consejo de Derechos Humanos, el país ha sido muy activo, siendo elegido, en los casi ocho años de vida, tres veces como miembro del organismo. También ha sido el promotor de varias iniciativas como la adopción del derecho a la verdad, el uso de la ciencia forense para la investigación de violaciones de derechos humanos, y la creación del relator especial para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías no-repetición.

NDH-Argentina

NDH-Argentina

Fuera del terreno de las preferencias estatales sobre temas de derechos humanos, y en términos de práctica de la política exterior, uno de los tres pilares de la cooperación internacional al desarrollo de Argentina son los derechos humanos. De esta forma, el país apunta a no solamente ser un líder en términos discursivos, sino también realizar aportes concretos en la defensa y promoción de los derechos fundamentales por fuera de sus fronteras. Capitalizando su experiencia en la identificación de víctimas de desaparición forzada, el país coopera en proyectos relativos de medicina y antropología forense, bancos de perfiles genéticos y asistencia a la defensoría del pueblo en países de Latinoamérica y el Sudeste Asiático (Paraguay, El Salvador, Vietnam, Bolivia, Colombia, Ecuador y Tailandia).

En términos regionales, el país es un defensor del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, ha apoyado la creación del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos dentro del Mercosur (del cual ha sido el único financiador en los primeros años de existencia), y ha repudiado las situaciones de falta del debido proceso en la destitución de Manuel Zelaya y Fernando Lugo. Tanto en su diplomacia bilateral como multilateral se ha destacado su papel en los temas de derechos humanos.

AFP

AFP

A pesar de todo lo anterior, la región ha sido testigo en los últimos meses del fuerte respaldo argentino al gobierno venezolano frente a las denuncias de ejecuciones extrajudiciales, presencia de fuerzas paramilitares en protestas, arresto de opositores y torturas. Más allá de la completa veracidad de estas acusaciones, es evidente el deterioro del Estado de Derecho frente al cual ciertas violaciones de los derechos humanos se están llevando a cabo. Más allá de los traspiés incurridos con la visita presidencial a Angola, el acuerdo con Irán, o la visita a Muamar el Gadafi en 2008, la situación venezolana pone a prueba el liderazgo internacional construido por Argentina en las últimas tres décadas.

La crisis venezolana y el bajo perfil argentino frente a esta situación ponen de manifiesto el conflicto de intereses en el cual se encuentra la política exterior de la administración de Fernández de Kirchner. Por un lado, la defensa y promoción de los derechos humanos han sido parte de su bandera durante la gestión, como también el denominador común dentro de las políticas exteriores de los gobiernos a partir de 1983. Por otro lado, la solidaridad con gobiernos cercanos ideológicamente, y en específico el venezolano en donde existen, además, intereses económicos y financieros. En otras palabras, Argentina posee dos opciones, cada una de las cuales es una combinación de elementos no siempre compatibles: la primera es perseguir una política ética y alineada con una política exterior congruente, y la segunda es una política exterior ideológica y, a la vez, realista.

GINO PAUSELLI es licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad de San Andrés, en Argentina. Actualmente se desempeña como asistente de docencia e investigación en dicha universidad y es miembro de la Secretaría Académica del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Sígalo en Twitter en @ginopauselli.

 

 

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