Revolución electoral en Argentina

21 septiembre, 2023 • Artículos, Latinoamérica, Norteamérica, Portada, Red Omnia • Vistas: 1547

Desentrañando el fenómeno Milei y las fuerzas en juego

France 24

logo fal N eneJuan Manuel Menéndez

Septiembre 2023

Una colaboración de la Red Omnia

Los resultados de las elecciones primarias en Argentina, efectuadas el 13 de agosto de 2023, sacudieron al sistema argentino y reiniciaron las expectativas. ¿Qué pasó en la jornada electoral, qué fuerzas sociales nos trajeron hasta acá y cuál es el nuevo sujeto político ⸺si lo hay⸺ representado por Javier Milei?

Desde los primeros resultados de 2021, escuchamos y leímos por todos lados los parecidos entre Milei y Donald Trump. Por supuesto, se parecen en que son externos de la política, en que tienen un discurso populista ⸺en tanto se posicionan como candidatos contra el poder establecido⸺, en que se embanderan en la libertad económica y el reaccionarismo social, y, obviamente, en que tienen estilos estrafalarios y están rodeados de personajes similares.

Sus electorados también comparten una característica: la transversalidad. Los votan de todas las clases y de todas las edades. Y, en el caso de Milei, además, son personas que antes votaron por el kirchnerismo o Cambiemos indistintamente. Está claro que es el único que tiene la legitimidad, por ser externo, para representar la gran demanda argentina: en los últimos 10 años, mientras las dos principales coaliciones fueron gobierno, el argentino promedio perdió casi la mitad de su poder adquisitivo.

Figura 1: Transferencia de votos de Juntos por el Cambio (2021) a las tres fuerzas políticas mayoritarias en las elecciones 2023 (análisis de dispersión, por mesa electoral)*.

Fuente: Milanese y Belbis, Betta Lab.

Nota: JXC, Juntos por el Cambio (centro derecha); LLA, La Libertad Avanza (libertarios); UXP, Unión por la Patria (peronismo y kirchnerismo).

Sin embargo, ambos fenómenos tienen un sujeto político clave. En el caso de la victoria de Trump, en 2016, fue el votante residente del (oxidado) cinturón industrial. Con el advenimiento de la globalización, en la década de 1980, ese cinturón industrial estadounidense sufrió un proceso de desindustrialización que impactó en la economía de millones de hogares, pero también desarticuló la forma en la que estas comunidades se vinculaban con la política bipartidista estadounidense. Durante las siguientes décadas, nadie pudo representar el abandono y el olvido en el que estaban sumergidos. Este es el sujeto político que Trump pudo reincorporar a la política estadounidense gracias a una retórica contra el poder establecido que articuló exitosamente para atraer a ese conjunto de demandas insatisfechas.

El electorado de Milei, por su parte, puede ser esquematizado en los siguientes arquetipos: 1) el votante de clase media desilusionado porque Juntos por el Cambio (JxC) no pudo cumplir su promesa de cambio cultural; 2) el votante menor a 30 años, al que el modelo del Estado presente le quitó más de lo que le dio, y 3) el votante del interior que quedó lesionado por la gestión ambacéntrica de la pandemia. Pero esencialmente, es el trabajador informal, una categoría hoy presente en todos los segmentos.

Cuando analizamos la localización del voto urbano del candidato libertario, pareciera coincidir, además, con aquellas zonas en donde prevalecen lógicas de subsistencia ajenas al mundo del empleo registrado. No es solo el asalariado informal. Es el trabajador por cuenta propia no registrado, es el residente de un barrio popular, son las geografías a las que no llega el mercado ni el Estado. Siguen siendo los excluidos. No estamos diciendo que son solo ellos, pero ellos son en gran medida los dueños del descontento que solo Milei representa. Nuestra principal hipótesis es que ellos son el sujeto político al que Milei le da voz en esta elección.

Figura 2: Distribución geográfica del voto por Javier Milei en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 2023 (región metropolitana de Buenos Aires)

Fuente: Elaboración propia con datos de la Dirección Nacional Electoral (DINE).

Hablamos de la extensión de los huérfanos de la política de partidos, en términos de Juan Carlos Torre. En perspectiva histórica, son hijos de esa enorme masa de personas que, luego de la desindustrialización que transitamos en las décadas de 1970 y 1990, vieron su identidad económica y política desvanecerse. Su relevancia política tuvo un pico en la crisis de representación de 2001. El primero en advertirlo fue Néstor Kirchner, que los acercó al Estado por medio de las organizaciones que los representaban. Por ese entonces, eran el movimiento piquetero y algunas organizaciones sociales. Esta es la principal hipótesis de Torre: el kirchnerismo logra tomar al Partido Justicialista (PJ) al incorporar a un sector informal que antes no podían representar. Si el PJ era sindicatos, laborismo y empleos formales, el kirchnerismo le agregó organizaciones sociales, economía popular y trabajadores informales.

La derrota electoral del kirchnerismo en 2015 nos demostró que el entramado de poder y las representaciones que habían construido eran necesarias para gobernar, pero ya no eran suficientes para ganar elecciones. El gobierno de Mauricio Macri lo entendió rápidamente, y aunque le hubiera gustado dispensar de las organizaciones sociales, lo único que pudo hacer fue engrosar sus presupuestos con la paz social como única contraprestación. Más tarde, Alberto Fernández, en un intento por reconstruir un dispositivo de gobierno efectivo, conformó un gabinete que incluyó, además de sus principales socios Sergio Massa y Cristina Fernández, a amplios sectores de las organizaciones sociales. No vale la pena profundizar en los resultados del experimento.

¿Dejaron las organizaciones sociales de representar al sector? A ciencia cierta, no lo sabemos. De lo que no hay dudas es que, desde 2016, el sector informal es el más golpeado en términos relativos: el poder de compra de sus salarios se redujo 40%. Aún más, desde 2020, vieron sus ingresos reales caer más 20% por debajo del empleo privado registrado y público. Hay un dato más: de los 8 millones de trabajadores informales, solo 1.3 millones recibe una transferencia mensual por parte del Estado. Los 6.7 millones restantes saben que esto ocurre y, por algún motivo, ellos no reciben nada.

Gráfica 1: Evolución del salario a precios constantes del 2016, según sector de empleo (privado registrado, público o privado no registrado)Fuente: Elaboración propia con datos de la Encuesta Permanente de Hogares, Indec.

La pregunta obvia es por qué un excluido votaría por un candidato libertario. Porque en su discurso anticasta, Milei logra representar a ese un conjunto de demandas insatisfechas y señalar efectivamente a los responsables de la situación actual. Nosotros, el pueblo; la casta, el antipueblo.

Por más sentido que tenga, todo esto sigue siendo una hipótesis que tendremos que contrastar. Quizá convenga empezar a investigar las correlaciones y los mecanismos causales cuanto antes. O quizá convenga ver el experimento en acción. Es que si estamos en lo cierto, deberían suceder al menos dos cosas. Primero, el desempeño electoral del candidato libertario debería mejorar sustancialmente de cara a las elecciones generales, una vez que el efecto de la devaluación de la moneda posterior a las PASO impacte en los precios al consumidor (y la consecuente aceleración de la ya insoportable inflación).

Es necesario aclarar que hay otros muy buenos motivos para que Milei siga creciendo pues, después de todo, los fenómenos sociales suelen ser multicausales. Ahora es la primera alternativa al oficialismo, y eso conlleva el reconocimiento de los medios de comunicación y del sistema en general; además, el peronismo lo eligió como su principal adversario, y la última vez que esto sucedió fue en 2015 con Macri, cuando le allanaron el camino a la presidencia; por último, porque se rompe el hechizo bipartidista para el votante de JxC.

Segundo y más importante, estaríamos identificando también el pecado original de Milei: su base electoral distintiva sería la principal perjudicada por su programa de gobierno. A medida que pasa el tiempo, se vuelve menos difícil imaginar un hipotético gobierno libertario. Y aunque el ejercicio completo merece un análisis profundo de las posibles reconfiguraciones de alianzas en el Congreso, a priori, podemos afirmar que sus ideas y propuestas implicarían, en el corto plazo, un empeoramiento de la situación económica de su propio electorado.

Sea como fuere, estamos probablemente ante el escenario electoral más volátil y menos predecible de la historia democrática, excepto quizás, por las de 2003. No está claro si el oficialismo logrará estabilizar la situación económica y cómo eso puede llegar a impactar en la campaña y en las posibilidades de supervivencia de la hegemonía kirchnerista sobre el PJ. De la misma forma, tampoco está cerrado el destino de Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio. Lo que está claro es que Milei, de mínima, entrará a la segunda vuelta. Sobre la suerte del resto de las fuerzas, el tiempo y la política dirán.

JUAN MANUEL MENÉNDEZ es licenciado en Ciencia Política por la Universidad Torcuato Di Tella y maestrante en Política de Desarrollo Internacional por la Georgetown University. Trabajó como consultor externo en más de quince campañas electorales en Latinoamérica. Fue Asesor del Jefe de Gobierno y de la Ministra de Desarrollo Humano del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Sus intereses son la economía política del desarrollo, la representación política y la política internacional. Sígalo en Twitter en @jmenendez8.

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One Response to Revolución electoral en Argentina

  1. Guillermo Marcó dice:

    Muy atinado el artículo, bien escrito,buen analisis

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