El diplomático Walt Disney y su misión latinoamericana

3 enero, 2022 • Latinoamérica, Opinión, Portada • Vistas: 3909

SDB Film

Dixon Moya

Enero 2022

A finales de noviembre de 2021, los estudios Disney estrenaron una película maravillosa, con título en español y alma colombiana, Encanto, con una historia basada en la familia y en la cual las figuras femeninas cobran relevancia. El filme, que además es un potente musical, en pocos días se convirtió en el favorito de chicos y grandes, además de que para los latinos es motivo de orgullo colectivo, especialmente para quienes viven en Estados Unidos.

Pero no es la primera vez que la productora estadounidense se acerca a Latinoamérica. Hace unos años nos iluminó con Coco (2017), cinta que se inspiró en la fiesta del Día de los Muertos de México. Pero podemos ir mucho más atrás en el tiempo para descubrir que Walt Disney descubrió nuestro vecindario, cumpliendo una ocasional misión diplomática y, de paso, encontró una manera de sobrevivir a la crisis que hizo peligrar a su empresa en sus primeros años.

Un diplomático animado

Corría el año de 1941, convulso hasta más no poder, pues Europa se encontraba enfrascada en un terrible conflicto que se convirtió en una guerra de alcance internacional. En Estados Unidos, el presidente Franklin D. Roosevelt esbozaba una política exterior especial hacia Latinoamérica, en particular hacia varios países que estaban siendo influenciados por los regímenes nazi y fascista de Alemania e Italia. Esta política de buena vecindad tendría a un sorprendente embajador, un señor llamado Walt Disney.

Walter Elías Disney, artista gráfico nacido en Chicago en 1901, se había convertido en el fundador y presidente de los estudios de animación que llevan su apellido. Sin embargo, en aquel año de 1941, el pionero del cine animado pasaba por su particular crisis, y no era la de la edad de los 40 años que dicen afecta a los hombres, era mucho más delicada. El año anterior, Disney había estrenado dos películas (Pinocho y Fantasía), con críticas muy positivas por su realización artística, pero al mismo tiempo fueron fracasos de taquilla. Disney acumulaba deudas millonarias y empezó una huelga de los trabajadores del estudio que paralizó todos los proyectos.

Podemos ir mucho más atrás en el tiempo para descubrir que Walt Disney descubrió nuestro vecindario, cumpliendo una ocasional misión diplomática y, de paso, encontró una manera de sobrevivir a la crisis que hizo peligrar a su empresa en sus primeros años.

Los problemas se habían iniciado en 1937 con la producción de Blanca Nieves y los siete enanos, la cual costó casi 8 millones de dólares, una gran cantidad de dinero para esa época, que obligaron a Disney a pedir préstamos bancarios. En 1941, las deudas eran cercanas a los 3 millones de dólares. El manejo de la huelga de animadores y trabajadores de los estudios no fue el más afortunado, pues hubo acusaciones fuertes de lado y lado, y Disney fue potenciando su lado ideológico conservador, dispuesto a desafiar cualquier asomo de comunismo. Todo era una pesadilla para Disney, unido a la dolorosa muerte de su madre, cuando llegó la propuesta del gobierno de encabezar un viaje de buena voluntad a varios países latinoamericanos.

En 1940, el gobierno de Roosevelt creó la Oficina del Coordinador de Relaciones Interamericanas, que si bien formalmente se encargó de incentivar las relaciones económicas y comerciales de Estados Unidos con Latinoamérica, también se enfocó en la diplomacia cultural y en lo que ahora se llama en Relaciones Internacionales el poder blando, utilizando el prestigio de artistas reconocidos, como las figuras de Hollywood, para visitar los países latinoamericanos, concretamente los que se percibían estaban recibiendo una influencia del régimen nazi, como era el caso de los Estados del Cono Sur. La unión entre economía y cultura no fue gratuita. Al frente de la oficina estaba Nelson Rockefeller, quien desde su posición como magnate financiero fue un reconocido mecenas del arte.

Cuando los oficiales del gobierno le propusieron la idea a Disney, en principio la rechazó porque tenía muchas preocupaciones en qué ocuparse, pero luego la vio como una gran oportunidad. La guerra que se estaba desarrollando le había cerrado el mercado europeo y el estadounidense le reportaba pérdidas, fue cuando vio la posibilidad de usar este viaje para documentarse y preparar películas para los espectadores latinoamericanos. Además, el gobierno de Roosevelt se comprometía no solo a financiar el viaje, sino apoyar económicamente las películas que se realizarían.

El Grupo en Latinoamérica

B. Kaufman, historiador oficial de Disney en South of the Border with Disney (2009), narra este recorrido que realizó Disney con parte de su equipo de creativos por Latinoamérica en 1941. La delegación, integrada por dieciocho personas, aterrizó en Río de Janeiro el 17 de agosto, y ellos mismos se identificarían con el nombre de “El Grupo” (así, en español). De la experiencia brasileña nacería el personaje de José Carioca, un divertido papagayo.

El viaje luego se desarrollaría por Argentina, Bolivia, Perú, Chile, Ecuador, para después pasar a Panamá, seguir por Centroamérica, concretamente por Guatemala, y culminar en México. En todos los países, Disney se entrevistó con gobernantes, funcionarios, pero también con artistas e intelectuales que le brindaron una perspectiva global de la cultura latinoamericana. Sobre este viaje diplomático, hay un documental de Theodore Thomas, de 2008, titulado Walt & El Grupo.

Aunque Colombia no estaba incluida de manera oficial en el viaje, el Grupo de Disney hizo una escala en el puerto de Buenaventura, localizado en el océano Pacífico y mientras estuvieron allí, realizaron un recorrido de un día por el río Dagua, que les maravilló porque se trata de un complejo y delicado ecosistema con gran variedad de fauna y flora. Disney y sus acompañantes se sintieron fascinados con el paseo en el río colombiano que los internó en lo que para ellos era lo más parecido a la selva y, le sirvió de inspiración para la creación de uno de los entretenimientos más reconocidos de su primer parque de diversiones en California, en 1955, llamado Jungle Cruise, que recientemente se convirtió en película de aventuras.

Del viaje de Disney como embajador de buena voluntad surgieron dos largometrajes, Saludos Amigos (1942), el primer filme con nombre en español del estudio, y The Three Caballeros (1944), en el cual Disney contrató al cantante colombiano Carlos Julio Ramírez, quien por entonces tenía contrato exclusivo con la MGM, para interpretar en la cinta la canción “México”. Ramírez también fue consultado sobre la música colombiana para un segmento de una película que se alcanzó a proyectar, pero finalmente no se realizó, su título era Carnaval y tendría cuatro partes dedicadas a Brasil, Colombia, Cuba y México. No fue el único proyecto que no vio la luz, ya que fueron varias las historias que quedaron archivadas.

Además de los dos largometrajes animados que citamos, también se filmaron algunos cortos que ocurren en Latinoamérica, como el protagonizado por el Pato Donald, quien interpreta a un coleccionista de huevos exóticos y que llega a Colombia para buscar el huevo de un cóndor y, en medio de su búsqueda, la mamá cóndor lo confunde con uno de sus polluelos. El corto titulado Contrary Condor (1944) tuvo como título tentativo Colombian Condor.

El País

Un final encantador

No es exagerado afirmar que aquel trabajo diplomático ocasional de Disney lo salvó, no solo en el plano económico, sino que le hizo descubrir un universo tan rico como complejo, para explorar diversas y coloridas historias futuras. La empresa Disney se ha convertido en una gigantesca multinacional y, como estudio cinematográfico, ha apostado en los últimos años por nuevas historias, más incluyentes, con personajes fascinantes, como Mirabel, protagonista de Encanto, la única protagonista de una película animada de Disney en utilizar lentes.

Sea el momento, para desearles a los lectores un venturoso 2022 e invitarlos a quienes no han visto Encanto, que lo hagan, un musical lleno de color, realismo mágico, con alma latinoamericana. Un buen regalo para todos los espectadores en este año que inicia.

DIXON MOYA está adscrito a la Carrera Diplomática y Consular de Colombia en el rango de Embajador, egresado de la Universidad Nacional de Colombia. Ha prestado servicios diplomáticos en Venezuela, Nicaragua, Emiratos Árabes Unidos. Es Cónsul General de Colombia en Chicago y es bloguero en El Espectador, de Colombia. Las opiniones expresadas por el autor en este artículo son personales, por lo que no comprometen la posición oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia. Sígalo en Twitter en @dixonmedellin.

Tags:, , ,

2 Responses to El diplomático Walt Disney y su misión latinoamericana

  1. jose ignacio mejia dice:

    Excelentes trabajos presenta nuestro querido colega DIXON MOYA, caracterizados por su originalidad e investigaciòn de facetas desconocidas del mundo de la diplomacia. Felicitaciones, JOSE IGNACIO MEJIA.
    PD. Me uno a su llamado a ver la pelìcula ENCANTO, un musical lleno de fantasìa y enseñanzas de vida.

  2. Luis Briceño Guarin dice:

    Felicitaciones?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Cargando…