Diplomacia deportiva 2026

22 febrero, 2024 • Artículos, Asuntos globales, FEG Anáhuac, Norteamérica, Portada • Vistas: 563

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Febrero 2024

Una colaboración de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México

La Copa Mundial de futbol

Cada 4 años, desde 1930 (a excepción de 1942 y 1946, por motivo de la Segunda Guerra Mundial), se celebra la Copa Mundial de futbol, donde participan las mejores selecciones nacionales que se disputan el campeonato del mundo. En la edición de 2026, estarán presentes 48 equipos. La responsable de la organización de este magno evento es la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), que agrupa en su seno a más países que la propia Organización de Naciones Unidas, pues reconoce selecciones independientes para algunas naciones sin Estado, como Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte, entre otras que, generalmente, no califican para participar en el campeonato.

Cada edición del Mundial se convierte en un acontecimiento sin precedentes, pues siempre busca superar con creces a la anterior. No se trata únicamente del desempeño de los equipos, de competir o de ganar la copa, sino que los anfitriones pretenden hacer historia cuando reciben al resto de los participantes, ya que les permite mostrar al mundo sus mejores cartas.

La expectativa consiste en obtener los mejores beneficios materiales de una derrama económica proyectada en más de 4000 millones de dólares por encima de lo obtenido en Catar. Hospedar una Copa del Mundo implica grandes responsabilidades e inversiones, lo que se convierte tanto en un riesgo como en una oportunidad. Algunos países han celebrado ediciones emblemáticas, como el caso de México 1970 o Francia 1998, aunque no siempre se consiguen los beneficios esperados.

Son muchos los elementos que influyen para que el Mundial sea memorable. Se considera desde la accesibilidad a la sede, el tema musical, la mascota, la calidad de los partidos, la amabilidad de los anfitriones, el contexto político internacional, las instalaciones deportivas, hasta aspectos que se relacionan con el turismo, la disponibilidad hotelera, la calidad de los alimentos y un sinnúmero de factores más.

Diplomacia deportiva y marca país

Desde hace algunos años se reconoce que el deporte tiene una proyección internacional capaz de obtener resultados específicos en diversas áreas que se encuentran interconectadas. Cada vez son más los eventos deportivos que trascienden las fronteras y logran comunicar con millones de espectadores. Este ha sido el caso de la Fórmula 1, los Juegos Olímpicos, los partidos de la Liga Nacional de Futbol Americano (NFL), de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) y, por supuesto, la Copa del Mundo. Por ello, la celebración del Mundial de futbol se ha incrustado en una de las vertientes de la diplomacia pública, en una rama conocida como diplomacia deportiva.

El deporte tiene la bondad de unir a millones de espectadores en una sola causa, por lo que se reconoce como un mecanismo de cohesión entre las sociedades. Al interior de los Estados, se observa que el deporte logra fortalecer el nacionalismo, incluso en sociedades fragmentadas. Se convierte en un promotor de cohesión, de unidad, de orgullo y de fortaleza, que es difícil de encontrar en otros entornos.

La diplomacia deportiva es el espacio en donde coexisten los deportes y las relaciones internacionales. Consiste en utilizar a los eventos deportivos masivos como una herramienta de poder blando que permita orientar los esfuerzos de los actores involucrados en resultados específicos tangibles relacionados con la marca país, la difusión de la cultura, el crecimiento económico, la promoción del turismo y el entendimiento mutuo entre sociedades distintas. En este sentido, la diplomacia deportiva pretende alinear los objetivos de política exterior de un país con las metas de quienes encabezan la industria del deporte.

Hacia el Mundial de 2026

La vigésima tercera edición de la Copa del Mundo será particularmente distinta a todas las anteriores, pues, por primera vez, la sede será compartida entre tres países: Canadá, Estados Unidos y México. El evento integrará la mayor cantidad de selecciones nacionales en la historia y los partidos se llevarán a cabo en dieciséis ciudades distintas, lo que conlleva enormes dificultades logísticas.

La inauguración se celebrará en la Ciudad de México, en el Estadio Azteca, y la clausura tendrá lugar en Estados Unidos, en la ciudad de Nueva York. En total, se jugarán 104 partidos: 78 en Estados Unidos, 13 en Canadá y 13 en México. En términos diplomáticos, esta edición del Mundial permitirá lanzar al mundo la imagen de la región de Norteamérica como un bloque unificado.

El 1 de enero de 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Su objetivo se centró en promover la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias entre Canadá, Estados Unidos y México de manera paulatina, hasta llegar a la eliminación total tras un periodo de 15 años. No obstante, no se previó un proceso de integración económica similar al caso de la Unión Europea.

La celebración de la Copa Mundial de futbol 2026 se identifica como una estrategia de diplomacia deportiva que puede conseguir un efecto positivo en la construcción de la imagen de Norteamérica.

Hacia 2018, los países miembros anunciaron su voluntad de actualizar el acuerdo, que fue remplazado en 2020 con el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Las negociaciones fueron un tanto ríspidas debido a que el entonces mandatario estadounidense, Donald Trump, se mostraba reacio a participar en un acuerdo que calificaba como inconveniente para los intereses comerciales de su país.

El nuevo tratado fue firmado a pocas horas del vencimiento de la fecha límite y se cristalizó como un acuerdo histórico entre los tres países al incluir nuevas prerrogativas en materia de regulaciones laborales, cambios en las reglas de origen para el favorecimiento de las cadenas de producción regional, así como la creación de paneles para la resolución de controversias, entre otros aspectos novedosos.

Aunque el T-MEC tampoco contempla un proceso de integración regional orientado a la unión monetaria, los Estados firmantes reconocen la necesidad de incentivar la construcción de la imagen de un bloque regional norteamericano para competir comercialmente frente a otros bloques en Asia y Europa, que se imponen como grandes rivales para los tres socios. La candidatura tripartita por parte del bloque norteamericano para hospedar el Mundial de 2026 fue propuesta desde 2017, por lo que puede distinguirse como uno de los elementos que conforman la agenda estratégica de la región.

Después de la pandemia de covid-19, México ha buscado aprovechar su posición geográfica, así como la fractura internacional de las cadenas de suministro para impulsar la repatriación (nearshoring) que, derivado del T-MEC, se convierte en una deslocalización concertada (friendshoring, término utilizado por la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos con el propósito de favorecer los lazos de amistad entre los socios) capaz de favorecer en mayor medida el comercio y el fortalecimiento de las cadenas de suministro regionales, con una importante derrama económica para nuestro país. La celebración del Mundial permitirá a posibles socios estratégicos experimentar las ventajas que representa la cercanía geográfica con la economía más sólida del mundo.

Por lo anterior, México enfrentará un doble reto para 2026: por un lado, fortalecer la infraestructura existente para ofrecer las condiciones adecuadas como anfitrión de la Copa del Mundo, y, por el otro, robustecer las estrategias de diplomacia pública y de marca país para generar una visión más sólida de México como un socio esencial en las cadenas de suministro, capaz de recibir inversiones de nuevos actores interesados en la región.

El Mundial en números

Independientemente de los efectos multiplicadores que pudieran resultar de la Copa del Mundo y la derrama económica esperada por cada país, se prevé que las ciudades receptoras puedan obtener entre 150 000 y 700 000 millones de dólares como ganancia. Además, se reconoce que una organización conjunta, como la prevista, representa una necesidad menor en costos de inversión para obtener la infraestructura requerida para la celebración del Mundial. Es decir, la alianza permitirá repartir la responsabilidad financiera entre los socios y limitar los costos de inversión en infraestructura, aunque se prevé una erogación importante en costos administrativos.

Adicionalmente, se espera que en los años previos a la celebración de la Copa del Mundo, puedan generarse alrededor de 12 000 empleos, tan solo en el caso mexicano, y 40 000 entre los tres países. Estas cifras resultan altamente atractivas no solo para la celebración del Mundial, sino para la consideración de eventos futuros que pudieran impulsar con mayor fuerza al bloque norteamericano.

Reflexiones finales

Cada vez son más los bloques económicos regionales que se erigen en el entorno internacional como competidores comerciales. Aunque los países de Norteamérica no pretenden consolidarse en una unión monetaria, sí han desarrollado estrategias para fortalecer el comercio regional y mostrarse como un bloque sólido frente a otras regiones.

La celebración de la Copa Mundial de futbol 2026 se identifica como una estrategia de diplomacia deportiva que puede conseguir un efecto positivo en la construcción de la imagen de Norteamérica. Adicionalmente, la celebración de este evento con una sede tripartita marcará la pauta para emplear nuevas herramientas de diplomacia pública que, además de cohesionar a los participantes, permite una derrama económica con gastos de inversión distribuidos entre los socios, lo que resulta en un beneficio superior.

ALMENDRA ORTIZ DE ZÁRATE BÉJAR es licenciada en Relaciones Internacionales y maestra en Administración Pública por la Universidad Anáhuac. Es doctorante en Gestión Estratégica y Políticas de Desarrollo y Especialista en Migración Internacional. Sus principales líneas de investigación incluyen estudios sobre migración internacional, teoría de las Relaciones Internacionales y diplomacia cultural. Sígala en Twitter en @alortizb.

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