Mariana Mazzucato y la reformulación la política industrial y económica

19 marzo, 2024 • Artículos, Asuntos globales, Latinoamérica, Portada • Vistas: 1026

Desde Bogotá, breves notas de su obra

Yahoo Finanzas

logo fal N ene T. Nelson Thompson

Marzo 2024

La carismática economista y asesora al presidente Gustavo Petro, Mariana Mazzucato, tiene tanto admiradores incondicionales como críticos desamorados. Lo cierto es que el pensamiento de esta autora merece la atención desapasionada de cualquier interesado en mejorar las condiciones económicas en cualquier país.

Aunque muchos conocen a la profesora Mazzucato y los títulos de sus libros, muy pocos son los que los leen cuidadosamente. Mi observación en algunos foros es que se toman algunas palabras de moda para dispararlas desde un arsenal político en cualquier número de debates cargados de emociones. En el proceso, esta profesora del University College de Londres se convierte en una figurilla sin vida en lugar de una autora digna de escrutinio serio.

Los principales libros de Mazzucato disponibles en español, son El Estado emprendedor (2013), El valor de las cosas (2018), No desaprovechemos esta crisis (2020) y Misión economía (2021). Asimismo, es coautora con Rosie Collington de El gran engaño: cómo la industria de la consultoría debilita las empresas, infantiliza a los gobiernos y pervierte la economía (2023). También es coautora o editora de varios otros trabajos y se ha desempeñado como asesora de la Comisión Europea y de numerosos gobiernos en todo el mundo.

En febrero de 2024, Mazzucato presentó el trabajo de El gran engaño y sus ideas sobre la industria de las consultorías, en el Festival Hay de Cartagena y en la Universidad Nacional de Bogotá.

La idea principal de todos sus libros, ensayos, conferencias y consultorías es la de devolverle al Estado su interés primordialmente público. Este interés, destaca Mazzucato, ha venido perdiéndose con las políticas neoliberales de privatización. De la misma manera, hay que devolverle el carácter democrático al Estado, el cual también ha perdido en la medida en que los intereses privados han infiltrado los poderes institucionales.

Petro, fiel seguidor

A lo largo de los años, uno de sus lectores más dedicados y serios ha sido el presidente Petro. Como economista y estudioso serio que ha demostrado ser, Petro no solo cita a la profesora Mazzucato en sus discursos, sino que también ha basado sus políticas como Presidente en el pensamiento de esta nueva política económica, que una nueva generación de economistas, como Mazzucato, está exponiendo.

Desde que fue Alcalde de Bogotá, los instintos económicos del presidente Petro ya apuntaban a la importancia de la participación del gobierno en la economía nacional o local, con miras tanto al crecimiento sostenible como a una distribución más equitativa de la riqueza. En este sentido, es interesante ver qué resultados tuvieron esas políticas para el público en Bogotá.

Como en muchas otras partes del mundo, por décadas, los colombianos han padecido de un crecimiento económico muy precario y altas tasas de desempleo. En las últimas 4 décadas de neoliberalismo, al mismo tiempo que se han creado grandes déficits presupuestarios, se hacen enormes recortes al gasto público, y se dan grandes subvenciones al gran capital y a la industria privada. El resultado ha sido un gran aumento de la pobreza y una enorme desigualdad. El sector de las grandes empresas privadas ha dirigido sus prioridades al incremento de las recompensas a los accionistas privados y no a las inversiones en investigación y desarrollo, ni tampoco a los salarios o a la capacitación de los trabajadores.

Otro resultado importante de estas políticas privatizadoras en Colombia ha sido el debilitamiento del Estado, que fácilmente ha sido coartado por la corrupción del narcotráfico y lo ha hecho incapaz de detener el aumento de la violencia y el crimen en múltiples frentes de la sociedad colombiana.

Petro llegó a la presidencia decidido a invertir las prioridades del neoliberalismo y a democratizar las instituciones del Estado, muy al estilo de las prescripciones de Mazzucato. Esto ha provocado una nueva discusión en Colombia, y en otros lugares del mundo, sobre la necesidad de volver a pensar en la política industrial y económica, para devolverle nuevamente al Estado un papel central como director de innovación y conocimiento en la producción de la riqueza, con fines decididamente sociales, mejorando así la economía y el bienestar de la sociedad entera y no solo de las élites.

No se trata de la redistribución de la riqueza ya acumulada, sino de incrementar la productividad en la economía mediante la participación de todos los sectores de la sociedad. Ni Petro ni Mazzucato tienen un discurso socialista y mucho menos comunista de expropiación, ni nada que se le parezca. La idea es dirigir el capitalismo hacia formas más sostenibles de desarrollo y más congruentes con la realidad interna y la realidad mundial.

El estudio de la política industrial ha perdido lustre en las últimas décadas, ya que los economistas le han dejado todas las tareas de la economía al mercado libre, incluyendo las tareas de la innovación y el crecimiento. No hace mucho, Milton Friedman, el economista de la Universidad de Chicago que escribió el influyente Capitalismo y libertad (1962), captó la atención con su argumento, todavía arraigadamente neoliberal, de que nada de valor ha surgido de ninguna planificación centralizada.

El debate con Friedman

Como lo demuestra Mazzucato, Friedman ignoró toda la historia del papel del Estado desde la Edad de Pericles de Atenas o la familia Medici de Florencia hasta la historia del patrocinio de la producción de ciencia y tecnología en nuestros días. Lo más sorprendente es que ignoró por completo lo que todos sabemos y está a plena vista. No fue la industria privada, sino el gobierno de Estados Unidos, mediante los Institutos Nacionales de Salud, quien ha financiado el desarrollo de la gran mayoría de fármacos y que han enriquecido a la millonaria industria farmacéutica, por mencionar un solo ejemplo.

La verdad es que el mercado ni ha financiado los bienes públicos ni ha invertido en forma suficiente o decidida en la innovación y el desarrollo de la tecnología para enfrentar los nuevos desafíos de esta época. A diferencia de Friedman, Mazzucato no cree que los mercados son una especie de creación celestial o vaca sagrada, sino un conjunto de reglas que se pueden reformular de acuerdo con las necesidades. En esta coyuntura tan crítica en que se encuentra el mundo, como lo es el cambio climático, la falta de financiación de los bienes públicos por parte de los mercados, el lento crecimiento económico, los bajos ingresos de los trabajadores y la instabilidad laboral, se vuelve imperativo reformular la política industrial y económica.

La profesora Mazzucato, de hecho, ha estado escribiendo sobre estos temas durante mucho tiempo. Su ensayo El Estado emprendedor fue escrito en respuesta a la política posterior a la austeridad en Estados Unidos y Europa. Ahí trató de demostrar hasta qué punto el éxito de Silicon Valley, en la década de 1990, se benefició precisamente de la investigación financiada por el gobierno. Asimismo, fueron las agencias gubernamentales las que desempeñaron un papel crucial en el desarrollo del GPS, el iPhone de Apple y la tecnología de pantalla táctil, por mencionar algunas.

Si la autora se hubiera extendido en el tema, hubiera podido haber incluido el financiamiento con fondos públicos a proyectos menos espectaculares, pero igualmente significativos, concedidos a Bell Labs, Xerox, PARC, General Electric, Dupont, Alcoa y a muchos otros más. La financiación gubernamental para las vacunas contra el covid-19 en Pfizer, Moderna, y Johnson & Johnson son temas actuales que sí los incluye en su análisis.

El valor de las cosas

Como su título lo dice, en el libro El valor de las cosas, la profesora Mazzucato se centra en un concepto teórico de suma importancia: el del valor, principalmente para pensar en cómo llegar a un futuro más sostenible. En realidad, le devuelve la vida y el dinamismo al concepto de “valor”, el cual el neoliberalismo había echado por la borda.

Una larga sección analiza debidamente las formas en que las diferentes escuelas de economistas abordaron el concepto de valor a lo largo de los siglos, antes de que se arraigara la opinión de que es simplemente la demanda lo que fija los precios. Ella ha señalado con humor que “incluso cuestionar la suposición molestaría a todos los departamentos universitarios de Economía, donde una teoría del valor (la teoría neoclásica) se aplica a todo”. Acusa al pensamiento económico dominante por confundir precio con valor, lo que significa que los bienes sociales solo se examinan por sus costos y no por sus beneficios.

Estado e innovación

Lógicamente, también cuestiona y demuestra la falsedad de la visión, bastante generalizada, de que la innovación ocurre solo en el sector privado, y que el papel de los gobiernos se limita a la redistribución, a la nivelación del campo de juego y al ajuste de las fallas del mercado. Mazzucato demuestra claramente como el dinero público ha generado investigación y desarrollo tecnológico tanto en Estados Unidos como en Europa, durante toda la era industrial hasta nuestros días.

Mazzucato piensa que el sector público debe ser reconocido claramente como cocreador de la riqueza, el cual puede y debe impulsar el crecimiento para alcanzar objetivos de mejoramiento del conjunto de la sociedad. Este papel del Estado será crítico en las urgentes transiciones energéticas para escapar de la encrucijada en la que estamos con nuestra dependencia de las energías fósiles.

Colombia se encuentra en un raro momento de oportunidad para lograr las reformas tan necesarias para sacar al país de la situación de pobreza, desigualdad, violencia y corrupción en que se encuentra.

Es fácil entender por qué solo los gobiernos, y no la empresa privada, podrán hacer el puente para salvar el vacío temporal entre el costo de producción de energías limpias y el precio para los consumidores. Por ejemplo, el caso de la extensión de la economía digital a los territorios más apartados de Colombia, ofrece una buena ilustración, ya que los costos iniciales de estos proyectos de gran envergadura son bastante altos y no hay ganancias monetarias inmediatas. La inversión privada solo se da si la puede justificar con buenas ganancias desde el corto plazo. En cambio, para el Estado, los beneficios inmediatos son muchos y en muchos niveles, y las ganancias financieras solo se dejarían ver a largo plazo, si se fuera a mantener como empresa pública.

Otro concepto relacionado al papel del Estado que Mazzucato ilumina en su trabajo es la necesidad de que el público también reciba parte de los beneficios financieros por su contribución inicial en el desarrollo de las tecnologías. Esto obedece al principio básico del cálculo de riesgo-beneficio que normalmente ocurre en cualquier emprendimiento de inversión.

Lo que ocurre actualmente es que los gobiernos financian la innovación y el desarrollo, pero las empresas acaparan todas las utilidades monetarias. En las últimas 4 décadas, el poder político alcanzado por las grandes corporaciones ha sido tal que hasta han logrado minimizar su aporte tributario a su más mínima expresión. Un solo ejemplo para ilustrar es el caso de Apple, que ha sido una de las empresas más beneficiadas de la inversión pública, pero también ha sido bastante ingeniosa para evadir impuestos, registrando partes de su empresa en varios paraísos fiscales, como la isla Jersey a las afueras de Inglaterra.

De cierta manera, es desafortunado que en Misión economía, Mazzucato haya elegido el programa espacial Apolo como la plataforma ejemplar para la búsqueda de un audaz objetivo social público-privado, encabezado por el gobierno para el beneficio social. A un costo de 260 000 millones de dólares, nos asegura erróneamente que “los ciudadanos de Estados Unidos encontraron inspiración en la carrera espacial”, a pesar de que todas las encuestas de opinión mostraban lo contrario.

Incluso Roger Laurie, el historiador líder de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), escribió que “el público nunca se mostró entusiasmado con la exploración lunar, y especialmente con los costos asociados con ella”. Aun así, es cierto que la interacción entre la NASA y el sector privado ofrece una lectura sorprendentemente fascinante. Los avances tecnológicos que surgieron de Apolo fueron significativos. Pero, ¿a qué sacrificio y a qué costo? Los circuitos integrados y los retardadores de llama mejorados son ejemplos tangibles de esos beneficios. Sin embargo, repetidamente, las encuestas de ciudadanos de todo el mundo muestran que las prioridades siguen siendo el alimento, el agua, los servicios sociales y de seguridad, la atención médica, la educación, la vivienda y el empleo.

Las empresas consultoras

Otro tema importante en el pensamiento de Mazzucato se encuentra en El gran engaño. Aquí Mazzucato y Collington analizan como la consultoría de gestión frena la innovación, ofusca la responsabilidad corporativa y política, e impide nuestra misión colectiva de detener el colapso climático. De hecho, el mismo extendido título del libro, resume la crítica que las autoras hacen de esta industria.

Mazzucato y Collington hacen uso de sus grandes habilidades y capacidad de análisis, al ilustrar el daño que la industria de consultoría le hace a los gobiernos y a las corporaciones que las emplean. Analizan las actividades de tres firmas de consultoría estratégica (Bain, Boston Consulting Group y McKinsey), y tres firmas de contabilidad (Deloitte, Ernst & Young, KPMG y PricewaterhouseCoopers). La autora demuestra como los gobiernos y los ejecutivos de las grandes corporaciones utilizan estas firmas consultoras para cubrirse de un manto de autoridad, pero no son esas empresas las que asumen los costos de las decisiones que se tomen inducidas por ellas. Muchas veces esas consultorías no resultan en mejoramiento alguno de los servicios, pero sí en la privatización de ellos.

Los lectores familiarizados con el trabajo de la profesora Mazzucato también reconocerán en El gran engaño, el tema central de todos sus trabajos, y es que existe la necesidad de crear Estados nacionales más robustos y seguros de sí mismos para enfrentar los grandes desafíos económicos de nuestros tiempos. Lo que este trabajo agrega es una ilustración completa de como los Estados siguen debilitándose a sí mismos al delegar a firmas consultoras funciones propias de los Estados. Cómo sanguijuelas, esas empresas consultoras se prenden de los gobiernos para exprimir escasos recursos, muchas veces en forma permanente con gravosos contratos. Uno de los ejemplos más contundentes es como la firma Mckenzy prácticamente profundizo la ruina de Puerto Rico, que ya estaba en quiebra, cuando fue obligado por el gobierno federal de Estados Unidos a contratar una consultoría para trazar el camino de la recuperación económica. Lo que la firma entrego fue una lista de aspiraciones privatizadoras de todas las empresas públicas y una remoción de todas las protecciones laborales. Puerto Rico continúa en una crisis severa.

Una de las principales ideas que el libro propone es, precisamente, una mayor inversión en la educación y el entrenamiento del personal de planta de los institutos públicos para mejorar el funcionamiento del Estado. La lógica de esta propuesta es muy obvia, pero muy olvidada. El interés y la misión del Estado es la de servir al público y al país, y no la de hacer fortunas desmesuradas, como lo es para las firmas de consultoría.

Hasta cierto punto, este trabajo de Mazzucato hace eco a un libro de Martin Kihn (2005), La casa de las mentiras: como los consultores empresariales te roban el reloj y después te dan la hora. El libro de Mazzucato le agrega una dimensión a ese título y de pronto le cambiaría el subtítulo a Como los consultores empresariales te roban el reloj y después te cobran por darte la hora.

Reformar el capitalismo en crisis

Finalmente, es importante mencionar el Libro Rethinking capitalism (2016), editado por Mazzucato en compañía de Michael Jacobs, que hace una compilación de artículos y ensayos escritos por algunos de los economistas más importantes del mundo. Este libro proporciona argumentos bastante persuasivos de como reformar un capitalismo en crisis, donde la gran mayoría de las poblaciones del mundo han sufrido un verdadero deterioro de los estándares de vida, con bajos salarios que no crecen y un desproporcionado aumento de la desigualdad. Mientras tanto, el cambio climático, las guerras y la violencia que el mismo capitalismo ha desatado, amenaza no solo la prosperidad futura, sino la vida misma en el planeta.

Colombia se encuentra en un raro momento de oportunidad para lograr las reformas tan necesarias para sacar al país de la situación de pobreza, desigualdad, violencia y corrupción en que se encuentra. Las reformas tienen el potencial de hacer el capitalismo en Colombia más innovativo y emprendedor, más inclusivo y más sostenible. Muchos de los que trabajamos y pensamos estos temas desde hace tiempo, también estamos prestando mucha atención a los discursos y la política de Petro. Esperamos que las élites empresariales y políticas de Colombia, donde verdaderamente reside el poder, también tengan la voluntad política de impulsar al país hacia un futuro más sostenible, más democrático e innovador, de paz y de prosperidad.

NELSON THOMPSON es doctor en Economía y Relaciones Internacionales por la Johns Hopkins University. Ha publicado en The Washington Post, The Wall Street Journal y Los Angeles Times, entre otros.

Tags:, , ,

One Response to Mariana Mazzucato y la reformulación la política industrial y económica

  1. Daniel Valencia dice:

    En Colombia las firmas consultoras han contribuido a disimular el fracaso del modelo económico que concentra las ganancias en unos gremios poderosos, incapaces de impulsar un sistema productivo que beneficie a todos. Prefieren fomentar todos los tipos de economía ilegal, ante su incapacidad de desarrollar un mercado interno vigoroso. La economía en Colombia es el resultado de las acciones de una élite que históricamente ha manejado la perversa combinación de todas las formas de mafia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Cargando…