La Alianza del Pacífico: tres años después

1 abril, 2014 • Artículos, Latinoamérica, Portada, Sin categoría • Vistas: 5472

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Abril 2014

De Lima a Cartagena, la Alianza del Pacífico (conformada por Chile, Colombia, México y Perú) se ha convertido, cumbre a cumbre, en una iniciativa dinámica e innovadora en el panorama latinoamericano de la integración regional. Al cumplir tres años de existencia, deberá superar nuevos desafíos para consolidar su modelo de integración y de cooperación.

Lima es Linda

Lima es Linda

UN ESPACIO DINÁMICO Y PROMETEDOR 

Establecida durante la Cumbre de Lima el 28 de abril de 2011, la Alianza es un bloque preponderante y atractivo en Latinoamérica y el Caribe. Representa 214 millones de consumidores, 37% del PIB de la región, cerca de la mitad del comercio de la zona y recibió 41% de los flujos de inversión extranjera directa de Latinoamérica y el Caribe.

Este peso económico importante se acompaña de un futuro promisorio como lo ilustran su crecimiento potencial promedio de aproximadamente 4.5% durante la próxima década según BBVA y la pertenencia de sus fundadores a grupos «emergentes» (México, Indonesia, Nigeria y Turquía -MINT-, México, Indonesia, Corea del Sur y Turquía -MIST-, Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica -CIVETS-, Perú, Filipinas, Colombia, Indonesia y Sri Lanka -PPCIS-, y la lista de países dada por BBVA llamada EAGLEs y EAGLEs Nest).

Contando con 30 países observadores, este proceso de integración alienta cada vez más el interés de Estados terceros, lo cual se debe a un clima de negocios convenible, la apertura comercial y la prudencia de las políticas económicas de los Estados fundadores, combinados a las perspectivas de aumento de las clases medias y de dinamismo demográfico. Más aún, deriva de su capacidad para facilitar una inserción en las cadenas de valor y convertirse en una plataforma de exportación.

En Colombia

En Colombia

PRAGMATISMO Y VANGUARDISMO

El pragmatismo de los Estados fundadores, previamente vinculados entre ellos por acuerdos comerciales, generó una dinámica notable que permitió la firma del Protocolo Adicional del Acuerdo Marco en Cartagena en febrero de 2014. Compuesto por 19 capítulos, incluye temas de nueva generación (facilitación del comercio y cooperación aduanera, obstáculos técnicos al comercio y comercio electrónico). Entre sus principales logros, resalta la decisión de desgravar el universo arancelario con la eliminación del 92% en el momento de su entrada en vigor y el restante de forma gradual (7% sobre un período de 3 a 7 años y 1% -bienes sensibles- en 15 o 17 años).

A este pragmatismo se añade el vanguardismo de esta iniciativa que apuesta por una integración «profunda». Este concepto se materializa, por un lado, con compromisos de libre movilidad de bienes y servicios (financieros, marítimos, telecomunicaciones y comercio electrónico), características de una zona de libre cambio. Por otro lado, radica en las acciones a favor de la libre circulación de personas (negocios, estudiantes y turistas extranjeros) y de capitales (proyecto de Mercado Integrado Latinoamericano, MILA), signos distintivos de un mercado común.

Su originalidad descansa igualmente en su mecanismo de diálogo (político, técnico y con el sector privado) y de cooperación sobre una miríada de asuntos: plataforma de movilidad estudiantil y académica, red de investigación científica en materia de cambio climático, sinergias para mejorar la competitividad de micro, pequeñas y medianas empresas, y actividades de promoción común (embajadas y oficinas conjuntas, participación en eventos y macro rueda de negocios).

Gobierno de Chile

Gobierno de Chile

HACIA UNA CONSOLIDACIÓN INTERNA…

La cumbre presidencial de Cartagena en febrero pasado ha concluido con éxito el lanzamiento y negociaciones de la Alianza. Esta primera etapa será seguida por una fase de consolidación con nuevos desafíos a superar. Entre éstos, cada Estado miembro tendrá que llevar a cabo en los próximos meses una revisión legislativa del protocolo para permitir su entrada en vigor y potenciar in fine los flujos comerciales y de inversión intrarregionales.

Otra palanca de desarrollo interna, la integración financiera, será una prioridad de la presidencia pro tempore mexicana (que empieza en junio de 2014), durante la cual la Bolsa Mexicana de Valores ingresará al MILA (ya constituido por las otras tres bolsas nacionales) y, probablemente, los avances para constituir un mecanismo de intercambio de información fiscal serán registrados. En paralelo, la presidencia pro tempore mexicana debería concluir las negociaciones comerciales adicionales (mejora regulatoria y servicios de transporte aéreo) y oficializar la adhesión de Costa Rica a la Alianza.

Finalmente, el fortalecimiento del marco institucional merecerá ser planteado. El dinamismo de este mecanismo intergubernamental dependerá en gran medida de las afinidades presidenciales, las cuales pueden ser un obstáculo si hay una divergencia de visión después de la elección de nuevos presidentes. Por consiguiente, la creación de una secretaría técnica permanente, instancia supranacional, podría ser considerada para dar seguimiento a la agenda de trabajo.

…Y EXTERNA DEL PROCESO

En colaboración con la presidencia pro témpore, la secretaría serviría también como un espacio de coordinación y de vinculación, en particular en el marco de la implementación de la estrategia para relaciones externas. Esta desembocará en el corto plazo en acciones conjuntas con Estados observadores, enfocadas en la libre circulación de bienes, servicios, personas, capitales y en áreas de cooperación (educación, investigación y desarrollo, pequeñas y medianas empresas e infraestructura). Asimismo, el interés de desarrollar relaciones con otros bloques o megacuerdos comerciales será examinado.

Prioritario en la agenda, el acercamiento con Asia-Pacífico podría ser apoyado por la conclusión de las negociaciones del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), en las cuales participan Chile, México y Perú. Para convertirse en una plataforma competitiva de exportación frente a esta región, los países de la Alianza buscan facilitar su comercio (proyecto de una ventanilla única) y mejorar su integración productiva (mediante, por ejemplo, la acumulación de origen y varios estudios sobre las posibilidades de encadenamiento productivo) o la cooperación regulatoria en sectores estratégicos.

Por otro lado, la posibilidad de una mayor complementariedad o convergencia -como es visto por Chile- con el Mercosur será sin ninguna duda una cuestión muy discutida. Finalmente, parece plausible que sea desarrollada en el medio plazo una relación «consolidada» con la Unión Europea (vinculada hasta ahora por al menos un tratado de libre comercio con cada país de la Alianza), basada sobre tres pilares: el dialogo político, la cooperación y el comercio.

En conclusión, más allá de estos desafíos relacionados con el proceso de integración, los Estados miembros deberán seguir avanzando hacia reformas estructurales para combatir sus debilidades comunes (economía informal preponderante, sistema tributario poco eficiente, nivel insuficiente de inversiones en investigación y desarrollo, etcétera). Esto también es un camino indispensable a seguir para afianzar de manera durable el atractivo de esta locomotora de la integración latinoamericana.

 

JÉRÉMIE NONE es egresado de la Universidad de Belgrano, en Buenos Aires, Argentina; y de Sciences Po, Aix-en-Provence, Francia. Fue encargado de misión en la Cámara de Diputados y en la Secretaría General para Asuntos Europeos, Servicio del Primer Ministro, de Francia. Recientemente, fue Agregado Financiero del Servicio Económico Regional para México y Centroamérica en la Embajada de Francia en México.

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