Evolución de la relación comercial de México con Latinoamérica

21 febrero, 2022 • AMEI, Artículos, Latinoamérica, Portada • Vistas: 5798

Estación Industria

Karla María Nava-Aguirre y Guillermo Malpica Soto 

Febrero 2022

Una colaboración de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales

La estrategia geopolítica comercial mexicana

Una revisión de la historia comercial de México con sus socios de Latinoamérica mediante los acuerdos comerciales que se han firmado entre ellos, permite darse cuenta de una evolución en la estrategia geopolítica y en la importancia que se asigna a esa región por parte de nuestro país. Si bien regularmente se considera que México inició negociando acuerdos comerciales a partir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en vigor de enero de 1994 a junio de 2020, lo cierto es que México participó desde la década de 1960 en negociaciones comerciales con países de Latinoamérica bajo el paraguas de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, de la que México fue uno de los siete fundadores, y desde la década de 1980 con su sucesora, la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).

Es interesante conocer que el proceso de integración que se buscaba de origen en la ALADI es de hecho más profundo que el del TLCAN, porque la ALADI dirige sus esfuerzos, al menos aspiracionalmente, a un mercado común, mientras que el TLCAN siempre quiso ser y fue un área de libre comercio. Los resultados demuestran que la ALADI se quedó en negociaciones de alcance limitado, sobre un número reducido de productos y temas, mientras que el modelo adoptado por México en sus negociaciones a partir de 1994 fue el del TLCAN, con nuevos temas en la agenda comercial y un nivel de desgravación más profundo. Con ese modelo recién aprendido, México negoció sus primeros tratados de “nueva generación” con Colombia y Venezuela (G-3, 1994), Costa Rica (1994), Bolivia (1994), Chile (1999), Nicaragua (1998), uno con Guatemala, Honduras y El Salvador (Triángulo Norte de Centroamérica, 2000). Años después vendría la salida de Venezuela del G-3 (2006) y la denuncia del tratado de libre comercio con Bolivia (2009) por los cambios en el modelo económico en esos países.

Bloques regionales clave para México

En la década de 2000 y hasta mediaos de la de 2010, hay un cambio en la estrategia de negociación de México hacia la región de Latinoamérica, en el que se percibe un esfuerzo más selectivo de profundización comercial con jugadores clave de la región, por un lado, y una creciente intención por formar bloques con un modelo basado en el TLCAN, pero revisado por medio de las experiencias de negociación con diferentes países, por el otro. En ese contexto, se negoció en 2004 un tratado de libre comercio con Uruguay, que pasaba por una delicada crisis financiera, como una manera de entrar además en el bloque sudamericano liderado por Brasil con un modelo de integración diferente. Con el resto de países del Mercado Común del Sur (Mercosur) con vocación de libre comercio se mantienen los acuerdos de complementación económica bajo la ALADI, acuerdos de menor cobertura temática y menor alcance en liberalización, pero de alguna manera se “rompe” la unidad del bloque y eso permite abrir la posibilidad extender las relaciones comerciales de México, con un modelo propio, en Sudamérica.

En cuanto a la tendencia a formar bloques, se lleva a cabo un ejercicio de consolidación de los tres tratados con países centroamericanos en un tratado de libre comercio único con Centroamérica (2011) para actualizar y facilitar las reglas de comercio, y se abre la posibilidad de negociar con Perú (2012), dada su reciente negociación con Estados Unidos. Esta última negociación es además relevante porque en ella se revisaron de manera más detallada las disposiciones que se venían negociando por México en sus tratados de libre comercio y porque, para entonces, Chile, Colombia, México y Perú se habían constituido en los países latinoamericanos más activos en negociaciones bilaterales, lo cual sentaría las bases para intentos de integración más profundos.

En 2015 se consolidó un ejercicio de negociación que marcaría un hito en las relaciones comerciales de Latinoamérica con el mundo: la entrada en vigor del acuerdo comercial bajo el proceso de integración conocido como la Alianza del Pacífico. Esta negociación entre Chile, Colombia, México y Perú es relevante porque consolida esfuerzos de integración que se venían intentando décadas atrás, con un nivel de ambición alto en liberalización comercial y reglas comerciales. Además, porque apunta a fortalecer las relaciones de Latinoamérica con la región más dinámica del mundo: Asia-Pacífico. Y, tercero, porque nace con una intención de integración más profunda, más allá de un área de libre comercio, incluso más allá de la integración en aspectos económicos, fuera del modelo de Estados Unidos o Europa. Eso le permite a México, adicionalmente, poder cerrar la negociación de un tratado de libre comercio con Panamá en 2015, después de dos intentos previos.

México ha sido un actor importante en todos los procesos comerciales desde la década de 1960.

Además de las negociaciones bajo la ALADI y de las negociaciones bilaterales de varios países latinoamericanos con la región y con el resto del mundo, existían en Latinoamérica los procesos de integración comercial bajo el Mercosur y la Comunidad Andina, que avanzaban lentamente y con un modelo propio, más en el marco de una estrategia geopolítica que movidos por un interés económico. En ese entorno, después de la entrada en vigor del TLCAN, en 1994, Estados Unidos lanza la iniciativa de un Área de Libre Comercio de la América, una negociación que incluía a los 34 países de América y el Caribe, menos Cuba. La negociación formal comenzó hasta 1998 y tuvo como sedes Miami, Panamá y Puebla. En 2005, la negociación se suspendió sin lograr resultados por diferencias fundamentales entre Brasil y Estados Unidos, principalmente.

Esto motivó el esfuerzo promovido por Perú, en 2006, por relanzar una negociación plurilateral solo de Latinoamérica en lo que se llamó el Foro Arco del Pacífico. Esta negociación incluía cuatro países de la Comunidad Andina (Chile, Colombia, Ecuador y Perú), seis de Centroamérica (todos menos Belice) y México, todos en la llamada cuenca del Pacífico latinoamericano. Cuando la negociación empezó a detenerse por diferencias en los niveles de ambición de los países, se lanzó la negociación de la Alianza del Pacífico entre los cuatro países más “adelantados”, con el fin de avanzar hacia la libre movilidad de bienes, servicios, personas y capitales. En 2012 se firmó el Acuerdo Marco y, en 2015, entró en vigor el acuerdo comercial como un protocolo adicional a dicho acuerdo.

Ahora, la Alianza del Pacífico es un proceso que llama la atención del mundo, con 61 Estados observadores, algunos países solicitando ser miembros de pleno derecho y un interesante proceso de negociación en bloque que acaba de dar su primer fruto con la celebración de un tratado de libre comercio entre la Alianza del Pacífico, como bloque, y Singapur. Posiblemente, este será el punto de partida para la inclusión de otras economías, como Australia o Nueva Zelanda.

Es importante señalar que México ha sido un actor importante en todos los procesos comerciales desde la década de 1960, primero, en moverse a un tratado de libre comercio con un país desarrollado, como “difusor” de un modelo como el TLCAN, que después se enriquece y mejora en 25 años de negociaciones comerciales, como promotor de una facilitación de las reglas comerciales mediante la consolidación de tratados en mini bloques y como protagonista de la nueva relación de alianza con los países del resto del mundo bajo la figura de Estado asociado, como el tratado de libre comercio con Singapur.

Sin duda, en negociaciones comerciales, México es más que el TLCAN, ahora llamado el Tratado México, Estados Unidos y Canadá. Nuestro país se ha consolidado como un país que busca diversificar sus relaciones con otras regiones. Será importante seguir de cerca los compromisos y los temas clave en dichos acuerdos, en donde los temas sobre tecnología, innovación, sostenibilidad e inclusión, se vislumbran como ejes rectores en una nueva era en las negociaciones internacionales de los países como regiones.

KARLA MARÍA NAVA-AGUIRRE es profesora-investigadora titular de Negocios Internacionales y Directora del Programa Académico de Negocios Globales en la Escuela de Negocios de la Universidad de Monterrey (UDEM), México. Es representante de México en la Academy of International Business (AIB) Capítulo Latinoamérica y el Caribe 2021-2024. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Sígala en Twitter en @KarlaNava_MA. GUILLERMO MALPICA SOTO es Subsecretario de Industria y Comercio de Puebla y fue, por más de 20 años, negociador de los tratados de libre comercio y de los acuerdos de inversión de México. Dirigió la Oficina Comercial y del Tratado de Libre de Comercio de América del Norte (TLCAN) en Washington durante la negociación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), además de negociar 4 de sus 34 capítulos. Sígalo en Twitter en @GMalpicaSoto.

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