Materias primas: no dejar pasar la oportunidad de nuevo

15 julio, 2021 • Artículos, Latinoamérica, Portada • Vistas: 1636

El Quindiano

Amir Richani y Abás Tanus Mafud

Julio 2021

Luego de tocar fondo solo hay una forma de salir, y es hacia arriba. La pandemia de covid-19 ha colapsado los mercados, ha afectado a las economías latinoamericanas y ha impactado a la población del continente. El nuevo coronavirus expuso la fragilidad de los sistemas económicos y sanitarios, particularmente en Sudamérica, profundizando los complejos senderos que atravesaban muchos países. Hoy, la mayoría de estos aún se encuentran en proceso de definir las campañas de vacunación masiva que podrán no solo inocular a sus poblaciones, sino volver a niveles de actividad previos a los de la pandemia. A pesar de estas vicisitudes, hay una luz al final del túnel gracias al revuelo que han tenido los mercados de materias primas, donde los precios crecieron y, como consecuencia de ello, aumentan los ingresos públicos para sostener las necesidades fiscales.

El incremento en la demanda de materias primas se ve comandada por China, que demostró una gran capacidad de recuperación económica; por ejemplo, su PIB creció 18.3% en el primer trimestre de 2021, de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de China. Este impulso vino acompañado de una mayor demanda de hierro, cobre, soya, trigo y maíz. En paralelo, la economía estadounidense se reverdece con un alza de 6.4%, y los pronósticos vaticinan que podría llegar a niveles no vistos desde la década de 1980.

Por otra parte, gracias a las campañas de vacunación a nivel mundial, se espera que la economía mundial crezca un 6%, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con una fortaleza central en el desarrollo industrial de Norteamérica, Europa y el Sudeste Asiático. Sin embargo, los resultados no son equivalentes si medimos el total del escenario mundial; por ejemplo, la entidad monetaria internacional prevé un crecimiento disparejo en Latinoamérica, incluso sosteniendo que la recuperación involucrará un periodo aproximado de 5 años.

A pesar de la distopía regional, los países desarrollados necesitan de las materias primas que se producen principalmente en Latinoamérica, por ende, el potencial de recuperación será mayor a medida que la tendencia actual se acentúe y las campañas de vacunación se aceleren con recursos actuales y nuevos descubrimientos. Bajo este panorama, la región debe aprovechar las nuevas oportunidades que generan las materias primas para orientar el gasto público a atender necesidades básicas de poblaciones gravemente afectadas, como para generar las herramientas o los marcos necesarios para una tendencia de crecimiento a largo plazo, evitando algunos de los errores cometidos durante el auge anterior, registrado de 2008 a 2013.

Precios récords

En junio de 2021, el Índice de Commodities de Bloomberg, que monitorea el precio de veintiún materias primas, llegó a su máximo histórico desde 2015 debido a la demanda mundial. Productos agrícolas, como la soya, el maíz, y el trigo, provenientes en gran parte de Latinoamérica, también llegaron a tocar su máximo en los últimos meses debido a la demanda generada por el fin de las cuarentenas y la sequía por la que pasan Brasil y Argentina, que son los mayores productores agrícolas a nivel mundial. Por otra parte, los precios del petróleo han llegado a su nivel más alto desde abril de 2019 demostrando que el mundo se encuentra a la puerta de un nuevo ciclo de crecimiento que beneficiará a los países latinoamericanos.

Analistas han resaltado el estancamiento que han tenido los mercados de materias primas en las últimas semanas, pero esto parece ser más un receso que un desaceleramiento. Por su parte, organizaciones como el FMI proyectan un crecimiento de las economías para los próximos 5 años. Gracias a esto, se ha generado la pregunta de si la región verá un nuevo auge de las materias primas como el experimentado en la década de 2000.

Es imposible predecir el futuro, pero hay detalles que permiten entender que la situación de la región es bastante diferente que hace 2 décadas, principalmente gracias a los ciclos de inflación actuales, los planes de rescate implementados durante la pandemia de covid-19 y las crisis económicas por las que atraviesa. De igual forma se debe resaltar que un nuevo auge en el mercado mundial de materias primas podría crear un nuevo y peligroso ciclo de gastos excesivos por parte de los gobiernos populistas de la región, empeorando aún más la situación a largo plazo.

Un nuevo auge

El incremento de los precios de las materias primas a nivel mundial permitirá a Latinoamérica gozar de un ingreso económico que no ha percibido durante la llamada “década perdida” de 2010 a 2020. Los precios del cobre, por ejemplo, que llegaron a su máximo histórico en mayo de 2021, han beneficiado a Chile y Perú, el primer y segundo mayor productor a nivel mundial. El oro y el hierro, producidos en gran medida en Perú, Chile y Brasil, también han tenido un panorama bastante optimista en lo que va del año. Por otra parte, los precios del petróleo que, por primera vez desde 2019, llegaron a 70 dólares por barril en junio de 2021, han garantizado un mayor ingreso a países como Brasil, Colombia y México, los cuales se encuentran entre los mayores productores de la región.

Como se mencionó, los productos del campo han demostrado una gran demanda a nivel mundial a medida que las actividades han vuelto poco a poco a la normalidad y las cuarentenas llegan a su fin. Argentina y Brasil, dos de los principales países agrícolas a nivel mundial, están posicionados para beneficiarse de la situación actual siempre y cuando puedan enfrentar sus problemas internos (disputas laborales) y logísticos (bajos niveles de agua en el río Paraná).

Un nuevo auge en el mercado mundial de materias primas podría crear un nuevo y peligroso ciclo de gastos excesivos por parte de los gobiernos populistas de la región, empeorando aún más la situación.

En pocas palabras, el aire fresco y renovado que rodea a los mercados de materias primas ofrece a la región una ventana de oportunidad para recuperarse de la situación de crisis. Sin embargo, como sucede a veces, Latinoamérica es su propio enemigo y hay temores de que no se aproveche el momento y se expongan las fragilidades estructurales que encierra la economía regional.

Por una parte, es posible que el nuevo auge observado en los mercados no se materialice de una forma tan contundente debido a los altos niveles de inflación de algunos países de la región. Argentina, por ejemplo, podría llegar a experimentar una inflación cercana al 60% para 2021, mientras que las prolongadas conversaciones por la deuda externa con el FMI y el Club de París siembran un manto de incertidumbre. Buenos Aires no es la única con ese problema; en 2020, Brasil tuvo una deuda de casi 90% de su PIB, mientras que Perú sufrió el peor déficit desde la década de 1980, con un equivalente a -8.9%.

No dejar pasar la oportunidad

El crecimiento de los precios de las materias primas en el inicio del milenio dejó un sabor agridulce en las estructuras económicas regionales. Si bien Latinoamérica experimentó un crecimiento destacable, desmantelado el telón, muchos se encontraron con la falta de previsibilidad a mediano plazo y optimización de los recursos, lo que generó nuevos momentos de crisis en la última década. A partir de ello, cobra relevancia la necesidad de no dejar pasar la oportunidad de nuevo, implementando herramientas diversas, como fondos soberanos de inversión y planes de desarrollo a largo plazo.

Finalmente, es indispensable que la población latinoamericana mantenga la presión sobre sus gobiernos para prevenir el derroche de recursos con medidas populistas que fijen objetivos a corto plazo. A pesar de todo lo negativo, Latinoamérica tiene una nueva oportunidad para amortiguar el declive económico propagado por la pandemia, pero el revuelo de las materias primas a nivel mundial y la planificación económica a mediano y largo plazo podrían formar parte de la fórmula que sacaría adelante a la región.

AMIR RICHANI es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Americana de Beirut. Es analista geopolítico enfocado en Latinoamérica para ClipperData. Sígalo en Twitter en @amir_richani. ABÁS TANUS MAFUD es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Nacional de San Juan, magíster en Política y Economía Internacional por la Universidad de San Andrés, Argentina y candidato a maestro de Administración y Dirección de Empresas en la Escuela Europea de Dirección de Empresas (EUDE), España. Es profesor de Política Trasnacional en la Universidad Católica de La Plata.

Tags:, , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Cargando…