Latinoamérica: ¿una región en disputa entre China y Estados Unidos?

6 octubre, 2022 • Artículos, Asia/Pacífico, Latinoamérica, PJ Comexi, Portada • Vistas: 1683

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logo fal N eneLuz María Gallardo Castro

Octubre 2022

Una colaboración del Programa de Jóvenes del Comexi

El gigante asiático ha protagonizado un auge comercial sin precedentes en la región latinoamericana, donde el intercambio comercial se mantiene en niveles históricos. Tan solo en 2021, el valor total del comercio entre China y Latinoamérica aumentó cerca de 40% en relación con 2020, con lo que se registró un nuevo récord de transacciones, con un valor superior a los 450 000 millones de dólares, de acuerdo con datos de la Administración General de Aduanas de China.

En palabras de Jorge Heine, escritor y exembajador de Chile en China: “La presencia de China en la región es quizá el nuevo factor más significativo en la economía internacional de Latinoamérica en sus 2 siglos de historia independiente”. Lo anterior hace hincapié en su actual auge, el cual se ha mantenido a pesar de diversos desafíos internacionales, como la pandemia. Pese a la crisis sanitaria internacional provocada por el covid-19 y, específicamente, a las tensiones en las cadenas de suministro, el crecimiento entre ambas regiones no solo aumentó de manera exponencial, sino que se evidenció la estrategia de la potencia asiática de redirigir la narrativa y tomar ventana de una coyuntura que había permanecido ausente, por parte de Estados Unidos.

Estados Unidos, el camino de un país distante

Durante años, Estados Unidos fue el líder indiscutible en las cifras comerciales de la región latinoamericana; en 2000, las operaciones comerciales estadounidenses “cubrían de azul” la mayor parte de la región Sur del continente. No obstante, la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC), el 11 de diciembre de 2001, representó un crítico parteaguas en este ámbito. Poco a poco, y de manera contundente en el último lustro, Latinoamérica delimitó sus cifras de exportaciones e importaciones cada vez más definidas ⸺y sesgadas⸺ hacia el nuevo miembro de la OMC. El hecho de que los acuerdos comerciales chinos adquieran un marco legal reconocido internacionalmente, brindó certidumbre a una gran cantidad de países latinoamericanos que habían permanecido cautelosos ante un drástico cambio de estrategia hacia el gigante asiático.

Asimismo, otro factor determinante e influyente para este cambio de paradigma en materia comercial, fue la recesión de Estados Unidos a partir de los atentados del 11-S. Las autoridades de dicho país tomaron una serie de medidas drásticas en política fiscal y monetaria expansiva extraordinaria, y, de esta manera, se contrajeron los ingresos del gobierno, lo cual convirtió el superávit acumulado durante la década de 1990 en un notable déficit.

De igual manera, esta estrategia contribuyó a incrementar ⸺aún más⸺ el endeudamiento tanto de las familias como del gobierno. No obstante, estas medidas consiguieron evitar que la crisis alcanzara niveles más profundos, aunque no libre de consecuencias. Si bien, el cambio de orientación en la política monetaria de 2004 detuvo la depreciación del dólar, esta situación debilitó las fuerzas de los factores que estimularon a su vez esta recuperación. Las políticas adoptadas en Estados Unidos tuvieron importantes repercusiones sobre el resto de la economía mundial y, en particular ⸺y de manera favorable⸺ sobre China. Esta situación favoreció a que cada vez más países latinoamericanos optaran por abrir sus estrategias a nuevos mercados en la búsqueda de una mayor certidumbre y estabilidad a sus operaciones comerciales. Es con este giro que se comenzó a considerar a China, de manera más estratégica, para el desarrollo de la región, reforzado por la entrada del gigante asiático a la OMC.

De esta manera, Estados Unidos desaceleró la prolongada fase expansiva de su economía para dar paso a una serie de eventos (como la gestión de la Gran Recesión de 2008 y la estrategia de recuperación para Latinoamérica, o los “descuidos” de mandatarios en políticas regionales) que marcaron ⸺y marcan hasta hoy⸺ una brecha importante de su protagonismo al lado del emergente liderazgo de China, país que tomó ventaja de dichos “vacíos” para la implementación de su plan estratégico en la región, como la cooperación para la recuperación de la crisis económica acentuada a raíz de la crisis sanitaria internacional.

¿Es conveniente una creciente interconexión económica entre China y Latinoamérica en este contexto de “abandono” por parte de Washington?

Para 2015, Washington ya había “perdido efectivamente su papel clave en todos los países al sur de Costa Rica”, de acuerdo con palabras de R. Evan Ellis, profesor de investigación de estudios latinoamericanos en la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos. Uno de los factores que influyó de manera significativa en el debilitamiento de la influencia estadounidense ⸺en términos comerciales⸺ en años recientes, fue el rechazo del multilateralismo por parte de Donald Trump y, particularmente, la carencia de interés estratégico sobre la región del Sur.

Sin duda, las relaciones de Estados Unidos con sus vecinos del Sur han sido complejas debido, en parte, a diferencias en cuanto al poder político y bienestar social (desde tiempo históricos), entre otras cosas. Sin embargo, estos efectos se acentuaron más durante el trumpismo. No obstante, desde varios años antes de que Trump asumiera el poder, ya había una sensibilidad particular hacia Latinoamérica. Sin embargo, la fase correspondiente a poco más del último lustro, coincide con un hecho evidente: la pérdida de liderazgo de Estados Unidos a escala mundial y con una tendencia al debilitamiento de su hegemonía.

China acelera su liderazgo comercial

La llegada a la presidencia de Joseph R. Biden ha quedado distante del liderazgo necesario para reconstituir la imagen de Estados Unidos. A pesar del “regreso al multilateralismo” del actual Presidente y las promesas de restaurar el papel de Washington como líder mundial y centrar la atención en Latinoamérica ⸺tras años de lo que una vez consideró como un “descuido”⸺, la brecha comercial de Estados Unidos con el resto de la región ha crecido. Lo anterior se debe, en buena parte, a una incongruencia ⸺y tardanza⸺ de diseñar estrategias y aplicar planes de ejecución específicos. Una vez más, la retórica se aleja de la acción, lo que ha impulsado a que países como China ejerzan mayor dominio sobre regiones clave, como Latinoamérica.

¿Es conveniente una creciente interconexión económica entre China y Latinoamérica en este contexto de “abandono” por parte de Washington? Esta pregunta es la que está actualmente sobre la mesa de algunos países, donde China no solo pisa con fuerza, sino que avanza con estrategias definidas, como el inicio de negociaciones de tratados de libre comercio con distintos países de la región.

A la fecha, Estados Unidos ha perdido terreno como socio comercial de casi todos los países de la región ante el país asiático. Los países latinoamericanos han buscado y negociado complementariedad para beneficio mutuo, como el caso de Chile con el primer embarque de frutas, como kiwi verde, provenientes de China. Cabe mencionar que Chile fue el primer país de Latinoamérica en firmar un tratado de libre comercio con este país, siendo de los pocos que han firmado un acuerdo comercial con dicho Estado.

Actualmente, son cinco países los que mantienen avances notables en cuanto a negociaciones de un próximo tratado de libre comercio con China. Entre ellos se encuentran Colombia, Ecuador, Nicaragua, Panamá y Uruguay, quienes han iniciado diversos encuentros en años recientes (y actualmente en seguimiento). No obstante, es necesario resaltar que China ha irrumpido con fuerza en la región latinoamericana con y sin acuerdos comerciales. Si bien, el hecho de contar (de concretarse) con un mayor número de tratados de libre comercio en la región estimularía el intercambio, algo considerable del resultado de estas negociaciones sería sobre todo el reforzamiento de la influencia y  liderazgo de China, no solo en los posibles países firmantes de los tratados, sino a manera de proyección como potencia clave en Latinoamérica.

Es destacable mencionar que, pese a la importancia comercial creciente de China en la región, Estados Unidos sigue siendo un socio fuerte y estratégico en materia política. Pese a que las cifras comerciales registran un retroceso ante Estados Unidos, en el ámbito político sigue siendo una pieza clave y necesaria para el desarrollo de la región, la cual necesita de una verdadera y eficiente integración regional, con un liderazgo estratégico por parte de Washington.

¿China continuará su estrategia y disminuirá la influencia de Estados Unidos en Latinoamérica? ¿Observaremos un cambio de paradigma en dichas relaciones?

LUZ MARÍA GALLARDO CASTRO es licenciada en Negocios y Comercio Internacionales por la Universidad de Sonora (Unison) y maestra en Estudios Internacionales por la Universidad de Santiago de Compostela, España. Actualmente se desempeña como consultora independiente y profesora en la Coordinación de Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Es asociada del Programa de Jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (PJ Comexi). Sígala en Twitter en @LMariaGallardo.

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