Los efectos de la apertura comercial en la desigualdad regional: el caso del TLCAN

13 noviembre, 2020 • AMEI, Artículos, Asuntos globales, Latinoamérica, Norteamérica, Portada • Vistas: 6632

Alto Nivel

María Isabel Osorio-Caballero y Edgar Juan Saucedo-Acosta

Noviembre 2020

Una colaboración de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales

La integración económica es una realidad que ha venido avanzando en las últimas décadas, tanto en el mundo como en el caso mexicano. Aunque el comercio internacional se considera como un importante factor de impulso del desarrollo mundial, también es el origen de una relocalización de los factores productivos mundiales (capital, trabajo) y, por lo tanto, como un factor causante de algunas de las desigualdades económicas y sociales que surgen en las economías nacionales. Desde hace más de 50 años, y con especial relevancia desde el comienzo de la crisis financiera de 2008, este tópico que liga apertura al mundo de las economías nacionales, mayor integración regional y mundial, y el aumento de las desigualdades socioeconómicas a nivel nacional, ocupa un lugar central en el debate económico y político mundial, como lo señala, por ejemplo, el creciente proteccionismo arancelario de Estados Unidos con Donald Trump, el caso del brexit en la Unión Europea y el auge del proteccionismo comercial mundial en general.

Este es el contexto internacional al que México, tras el abandono del sistema de Industrialización por Sustitución de Importaciones, se ha integrado, abogando por un modelo de apertura comercial presente desde la década de 1980 con su incorporación al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, hasta ser el segundo país con mayor número de acuerdos comerciales signados, habiendo recientemente (en julio de 2020) ratificado el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Tras la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, en el que se institucionalizó el comercio con Canadá y, principalmente, con Estados Unidos, la promesa ha sido la convergencia de las tasas de crecimiento económico, pero también los beneficios en términos de desarrollo económico. Ante la reciente ratificación del T-MEC, el debate académico gira en torno hacia qué debemos esperar de este nuevo acuerdo. De ahí la importancia de revisar si, durante el periodo del TLCAN, la desigualdad económica y social se profundizó entre las entidades federativas y, mediante la utilización de las herramientas de la integración económica internacional, realizar un análisis con un enfoque regional sobre las desigualdades sociales.

La desigualdad y la apertura comercial

La desigualdad es explicada por múltiples factores. A mediados del siglo XX, el economista rusoestadunidense Simon Kuznets ligó el coeficiente de Gini con el crecimiento económico. El argumento del autor es que hay una relación de “U” invertida entre dichas variables, es decir, a medida que las economías crecen se desplazaban actividades del sector primario al secundario, lo cual hace que aumente la desigualdad de los ingresos. El incremento de la desigualdad llega hasta un punto máximo, en el que las economías ya han crecido y los sindicatos empiezan a presionar por un alza de salarios, lo que termina reduciendo el coeficiente de Gini. El estudio anterior fue elaborado para Estados Unidos en la primera parte del siglo XX. Thomas Piketty critica la posición de Kuznets debido a que la estimación de dicho economista fue para un periodo específico, y lo que hizo que se redujera la desigualdad fueron acontecimientos externos, como las dos Guerras Mundiales. El economista francés señala que es imprescindible la aplicación de políticas públicas dirigidas a reducir las brechas salariales. Más recientemente, Branko Milanovic señala que, en realidad, lo que hay son ciclos de desigualdad; es decir, la “U” invertida de Kuznets tiende a repetirse con el tiempo. Ejemplos de lo anterior son China y Estados Unidos, debido a que, en el primer caso, ya se empezó a dar una disminución de la desigualdad, mientras que, en el segundo caso, la desigualdad viene aumentado desde la década de 1970, y dicho país ya se encuentra en el segundo ciclo.

La desigualdad se puede vincular con la apertura comercial, debido a que esta última ha estado relacionada con el crecimiento económico. Por lo tanto, es de esperar que en los países con apertura comercial, mediante acuerdos de libre comercio u otras formas de integración económica, se dé un aumento de la desigualdad y, posteriormente, una reducción.

El argumento anterior se puede aplicar a regiones de un país; es decir, a medida que un país se integra económicamente, la desigualdad de ingreso intrarregional tiende a aumentar. Las regiones o estados a los que llegan las inversiones que provienen de la apertura comercial se beneficiarán más que aquellos estados o regiones que no reciben inversión extranjera directa y que no exportan. Algunos estados mexicanos ya habrían llegado a la parte descendente de la curva de Kuznets, mientras que otros se acercan del punto máximo.

Ganadores vs. perdedores

“El TLCAN es un acuerdo de mejoras salariales. (…) También es un acuerdo de reducción de la migración, porque los mexicanos no tendrán que migrar hacia el norte para encontrar un trabajo, ahora lo podrán encontrar en el mío.” Fue el discurso del presidente Carlos Salinas de Gortari en su discurso en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en 1993. Sin embargo, tras 26 años de vigencia, el éxito y el fracaso económico se han distribuido de manera desigual por todo el territorio mexicano; la experiencia del TLCAN es que sí ha aumentado el comercio exterior mexicano, pero, al mismo tiempo, no ha permitido superar los desequilibrios internos puntualmente las desigualdades sociales. En México, es claro que hay una gran desigualdad económica. Por un lado, entidades como Aguascalientes, Jalisco o Nuevo León han presentado tasas de crecimiento de más del doble a la nacional, mientras otras, como Chiapas, han tenido tasas de crecimiento debajo de la nacional.

Tabla 1: Tasas de crecimiento, estados seleccionados

Estado 1994 1995 1996 1998 2000 2003 2004 2006 2007 2008 2009 2010 2012 2013 2017 2018
Nacional 4.8 -6.2 6.8 5.2 5.1 1.4 3.9 4.4 2.3 1.0 -5.2 5.2 3.7 1.4 2.0 2.0
Aguascalientes 6.6 -4.8 7.6 6.3 8.7 1.0 4.4 6.5 8.8 0.4 -5.1 6.2 5.5 3.0 4.0 4.3
Baja California 7.4 -9.8 12.9 4.3 9.6 -1.0 5.9 5.3 1.2 -0.9 -10.9 5.0 3.5 2.1 3.2 2.4
Chiapas 4.4 -1.3 -0.1 5.4 1.6 0.8 -3.9 3.4 1.7 2.3 -0.6 5.6 1.9 -1.3 -2.9 -0.7
Chihuahua 4.9 -4.1 8.9 8.1 8.4 2.6 4.5 7.8 3.6 1.4 -9.0 4.2 7.4 3.7 3.4 0.9
Ciudad de México 4.3 -6.4 4.4 3.1 6.2 -1.6 4.4 5.2 1.4 1.7 -3.6 3.6 4.0 1.5 2.9 2.6
Coahuila 2.8 -3.4 16.1 5.1 2.4 4.5 2.9 4.7 4.2 -0.4 -15.5 16.3 5.0 -2.1 5.1 1.0
Estado de México 3.8 -7.7 8.8 5.1 5.8 0.0 2.4 4.7 3.0 1.1 -5.0 7.7 4.4 1.9 4.2 2.6
Guanajuato 4.2 -3.6 6.5 6.9 5.7 2.9 2.9 5.1 2.3 2.9 -4.2 7.4 4.2 4.1 4.7 1.3
Guerrero 5.9 -6.4 2.8 3.9 1.0 -0.7 5.4 2.2 2.7 1.7 -3.4 5.3 1.7 0.3 0.1 2.4
Hidalgo 2.7 -12.9 11.4 9.4 2.2 0.3 6.7 2.8 3.2 3.5 -6.3 5.5 3.8 3.7 0.1 2.4
Jalisco 3.6 -8.2 5.7 7.2 4.7 -1.0 3.1 5.2 3.1 0.6 -5.3 6.3 4.4 2.3 2.6 3.5
Nuevo León 5.9 -7.0 6.5 7.6 6.7 4.1 5.7 6.9 6.1 1.6 -6.6 7.6 4.1 1.0 3.2 3.4
Oaxaca 7.9 -8.3 3.9 2.5 3.5 0.3 3.8 2.0 0.8 3.1 -0.9 1.6 2.0 2.4 -3.3 3.8
Puebla 5.2 -8.5 9.6 8.0 3.5 2.5 2.5 4.4 4.2 0.7 -7.8 8.6 6.3 -0.9 6.4 2.9
Querétaro 7.5 -6.2 10.3 9.7 4.4 0.1 7.5 6.2 5.1 2.5 -2.9 6.3 3.1 0.5 4.1 1.4
San Luis Potosí 7.1 -10.3 7.6 5.5 5.0 4.4 5.9 4.6 2.2 2.2 -5.3 5.3 4.7 3.6 4.6 3.1

Fuente: Elaboración propia con datos del Sistema de Cuentas Nacionales de México del INEGI.

En este debate teórico, acerca de si el mundo debe integrarse más o no y cómo hacerlo, los recientes premios Nobel de Economía 2019, Esther Duflo y Abhijit Banerjee, en Good economics for hard times, señalan que la globalización y las guerras comerciales constituyen una de las problemáticas más acuciantes de la economía contemporánea y que la batalla contra la desigualdad está lejos de ser ganada. Dani Rodrik, en Straight Talk on Trade: Ideas for a Sane World Economy, señala que los modelos estándar de comercio con los que los economistas suelen trabajar llevan aparejados también importantes efectos distributivos de la renta entre países y regiones de un mismo país e invita a realizar “un debate honesto y razonado para situar la globalización y el desarrollo sobre una nueva base, consciente de nuestras realidades políticas y tecnológicas”.

Se ha pensado que un modelo de apertura comercial es suficiente para generar no solo crecimiento, sino también desarrollo económico, se ha hablado de los beneficios y se ha supuesto que habrá un escenario ganar-ganar entre los países socios. Sin embargo, parece necesario mirar también hacia adentro de los países a la hora de estimar el impacto de la apertura económica al exterior sobre la economía nacional y sus regiones, e identificar igualmente cuáles son los principales grupos sociales ganadores y perdedores entre estados y dentro de cada uno de ellos. Este tipo de análisis aún es escaso en la literatura y el debate académico es fundamental en la medición de la calidad de vida de las personas y su evolución reciente. Tal como lo señala Rodrik, los países en desarrollo tienen una peligrosa obsesión con la liberalización comercial que, a menudo, suple la ausencia de una estrategia de desarrollo.

Análisis de algunos indicadores socioeconómicos de desigualdad durante el periodo del TLCAN

Para analizar el efecto de la apertura comercial sobre la desigualdad en México, es necesario partir desde la entrada en vigor del TLCAN en 1994. La inversión extranjera directa que  ha llegado desde mediados de la década de 1990 hasta la actualidad no se ha establecido de forma simétrica en los estados mexicanos; es decir, hay regiones en las que ha fluido en mayor cuantía, sobre todo en aquellos estados que están cerca de la frontera con Estados Unidos. Lo anterior, sumado a que hay estados con muy baja competitividad y con una escasa estructura productiva que les permita exportar, ha propiciado que la desigualdad de ingreso entre los estados mexicanos del norte y del sur haya aumentado.

Si tomamos en cuenta el coeficiente de Gini publicado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social para 2018, es claro que algunos estados tienen una desigualdad de ingreso más alta que otros. Por ejemplo, si comparamos a tres estados del norte de México, como Baja California, Chihuahua y Nuevo León, con estados del sur, como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, el coeficiente de Gini promedio de los primeros es de 42.67, mientras que el de los segundos es 48.86. La desigualdad también se presenta en los ámbitos educativos, los estados del norte tienden a presentar mayores indicadores educativos que los estados del sur. De acuerdo con la Secretaría de Educación y Cultura, la tasa de eficiencia terminal en secundaria de los estados norteños seleccionados es de 86.33, mientras que en los del sur es de 82.87. El abandono escolar es mayor en los estados del sur que en los del norte, lo que muestra la brecha de desigualdad educativa que hay entre ambas regiones de México.

A medida que un país se integra económicamente, la desigualdad de ingreso intrarregional tiende a aumentar.

Por otro lado, para 2019 y con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los tres estados norteños han exportado 138 798 099 de dólares (33.45% del nivel nacional), mientras que los estados del sur solo exportaron 2 438 635 de dólares (0.59% del nivel nacional). Finalmente, para 2019 y con datos de la Secretaria de Economía, los tres estados norteños recibieron 5567 millones de dólares de inversión extranjera directa (16.56% del total nacional), mientras que los tres estados sureños recibieron solo 581 millones de dólares (1.73% del nacional).

La desigualdad intrarregional en México, en cualquiera de sus formas, se ha visto afectada por la apertura comercial, debido a que la inversión extranjera directa se ha establecido más en el norte y el centro que en el sur-sureste, lo que ha ocasionado enormes brechas económicas y sociales. Antes de la década de 1990, ya existían dichas brechas territoriales en México; sin embargo, el TLCAN fue el catalizador para que se ampliaran.

T-MEC: Retos y oportunidades en términos de desigualdad

Se vuelve imprescindible una evaluación de las desigualdades socioeconómicas en las que se encuentra México con el fin de identificar los retos y las oportunidades ante el T-MEC, considerando no solo variables económicas sino indicadores sociales, como educación, laborales, salud e incluso de violencia. La existencia de una geografía económica desigual no implica que el mapa de las oportunidades sociales y, en particular, el acceso a mínimos sociales deba ser desigual, esto enfatiza la necesidad de abordar el estudio de las desigualdades sociales en México a nivel local a fin de identificar la gran heterogeneidad que se encuentra dentro de estos.

Un análisis riguroso del tema podría aportar en términos de política pública y, en particular, para definir una política regional. De hecho, recientemente se han publicado una serie de informes muy influyentes sobre política de desarrollo regional (Banco Mundial, 2009; Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, 2009a, 2009b).  Sin duda, El TLCAN y ahora el T-MEC no serán la solución a los problemas de México, pues, aunque la apertura comercial es beneficiosa para el país, no será suficiente sin políticas regionales que disminuyan la gran brecha de desigualdad existente en las 32 entidades.

Conclusiones

La entrada en vigor del TLCAN (después T-MEC) vino a ampliar las brechas intrarregionales en México, debido a que la inversión extranjera directa se concentró en pocos estados del norte y del centro. Lo anterior profundizó las brechas en diversas áreas sociales intrarregionales.

Es necesario que en México se apliquen políticas públicas que busquen reducir dichas brechas, pues, si no se corrigen, en el futuro se tendrán dentro de México dos regiones con diferentes niveles de desarrollo. La migración intrarregional en México de sur a norte ayuda mitigar el problema, pero no es suficiente. En el futuro próximo es posible que la desigualdad siga reduciéndose en los estados del norte, mientras que en el sur ocurra lo contrario.

MARÍA ISABEL OSORIO-CABALLERO es doctora en Relaciones Internacionales e Integración Europea por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es profesora de tiempo completo en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tutora de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de México. EDGAR JUAN SAUCEDO-ACOSTA es doctor en Relaciones Internacionales e Integración Europea por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es investigador y profesor de tiempo completo en la Facultad de Economía del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales de la Universidad Veracruzana y miembro del SNI del Conacyt. Sígalo en Twitter en @edgarsaucedo.

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