Circo Greco
Beatriz Nadia Pérez Rodríguez
Agosto 2020
Una colaboración de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales
En 2020, los países europeos, al igual que gran parte del mundo, empezaron a detectar casos de ciudadanos contagiados con el virus SARS-CoV2, pero para los europeos esto representó condiciones que no tuvieron otras regiones, ya que veintisiete de sus Estados forman parte de la Unión Europea, proceso de integración que durante más de 70 años ha desarrollado, entre otras acciones, políticas comunes como el espacio Schengen, que permite la libre circulación de personas entre los países comunitarios; un mercado común, una moneda única, etc. La integración europea se diferencia de cualquier otro proceso de integración porque sus especificidades han hecho más complejas las decisiones para resolver las problemáticas recientes en el continente, la complejidad del mismo, el entramado institucional para la toma de decisiones y su ejecución, así como la dificultad de prever crisis regionales o externas han determinado el actual devenir europeo.
Ante la pandemia, los gobiernos nacionales y las instituciones comunitarias se enfocaron en dar respuesta a los efectos negativos que se presentaron en los temas sanitarios y socioeconómicos, lo que generó que las problemáticas intracomunitarias en curso, como la negociación sobre el brexit, dejaran de ser prioritarias. Asimismo, la crisis de salud mostró las desigualdades internas en los países miembros y entre los Estados que conforman la Unión Europea al no presentar los mismos indicadores, siendo más afectados por el número de contagiados y personas fallecidas Italia, España y Francia y, en menor medida, Suecia, Alemania, Dinamarca, Finlandia, Austria, los Países Bajos y los países de Europa del Este, que tuvieron más tiempo para tomar las medidas de prevención y contención. Ante el impacto desigual se dificultó alcanzar el consenso en las propuestas y características que deberían tener las medidas específicas de recuperación (Próxima Generación UE) para revertir el efecto sobre sus economías, mismo que han considerado se incrementará por la pandemia. Ante esta situación hay varios temas a considerar.
El alcance de la Unión Europea
El proceso de integración ha logrado armonizar sus políticas a nivel europeo, convirtiéndolas en competencias exclusivas de las instituciones supranacionales. Algunas otras son competencias compartidas y otras siguen siendo exclusivas de los Estados, como es el caso de la salud pública. Ante la crisis sanitaria, los ciudadanos europeos esperaban que las instituciones comunitarias tuvieran mayores competencias y coordinaran las políticas de salud, lo que muestra la complejidad de la integración europea y el desconocimiento de las competencias de las instituciones supranacionales. Esto dejó ver que, en general, el ciudadano tiene el referente de las crisis económicas anteriores en las que las instituciones comunitarias tuvieron mayor capacidad de acción, aunque con respuestas muy impopulares. Sin embrago, queda para considerarse el hecho de que para muchos sería mejor que dichas instituciones contaran con las competencias necesarias que les permitan salir de las situaciones adversas, siendo esto último una posibilidad para acrecentar la integración europea en un mediano o largo plazo.
El alcance del eje franco-alemán
Si bien es la alianza que enmarcó el inicio y el desarrollo de la integración europea durante muchos años y en la actualidad es un motor que impulsa las propuestas que marcan el rumbo a seguir de la Unión Europea, es evidente que la dupla, en cada negociación, debe encontrar propuestas que obtengan el consenso comunitario, considerando las posiciones de cada una de las alianzas que se han creado al interior de la Unión Europea, ya que algunos Estados conformaron alianzas a partir de intereses comunes y otros restablecieron alianzas históricas. Ejemplo de ello son los denominados “países frugales”, o los que conforman la alianza de Visegrado. Asimismo, las propuestas para alcanzar consenso deben responder a la diferencia de perspectivas sobre lo que se considera la Europa de los países del Norte, del Sur y del Este.
La crisis de salud mostró las desigualdades internas en los países miembros y entre los Estados que conforman la Unión Europea al no presentar los mismos indicadores.
En la reunión del Consejo Europeo de julio de 2020 se logró un acuerdo histórico y complicado porque en la misma negociación se vincularon temas sensibles, como el presupuesto plurianual (MFF 2021-2027) y el plan Próxima Generación UE como mecanismos para enfrentar los efectos socioeconómicos que tendrán sus países ante la pandemia. En esta negociación se demostró que los Estados miembros de la Unión Europea pueden alcanzar consensos, pero que las negociaciones se intensificarán cada vez más para lograr que cada uno de los gobiernos involucrados vean sus intereses representados o, al menos, puedan minimizar los posibles efectos negativos para sus respectivos países. Estas complicadas negociaciones no son nuevas, pero la mencionada sí fue una de las más extensas (duró más de 90 horas) y difíciles. El método es correcto, pero la manera de aplicarlo será cada vez más compleja porque existen versiones diferentes de lo que se considera debe ser el futuro de Europa.
“Unidos somos más fuertes”
El lema “Unidos somos más fuertes”, como la máxima expresión europea, sirvió de base a los Estados más afectados en sus economías; con una enredada negociación de 4 días y 4 noches. Dicha máxima justificó una respuesta de solidaridad, unidad y solicitud de recursos económicos para poder hacer frente a las difíciles condiciones que vendrán en los próximos años. En el acuerdo, los participantes decidieron un ambicioso plan comunitario de recuperación económica de 750 000 millones de euros, lo que muestra un cambio relevante frente a la austeridad impuesta ante la crisis de 2008. La lección es que la interdependencia creada por el mercado común europeo requiere un fuerte apoyo para evitar efectos negativos en los países más afectados. Así, unidos buscan revertir las condiciones económicas adversas de esta pandemia, a diferencia de muchos otros países que deberán buscar respuestas solos o recurrir a instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
El alcance del multilateralismo
La integración europea sigue siendo así el mejor referente de negociaciones intergubernamentales e instituciones supranacionales que buscan consenso y la aplicación de políticas a nivel regional para los veintisiete Estados. Además representa una respuesta viable ante los problemas regionales e internacionales y ha generado una integración que permite la coordinación de políticas y acuerdos colectivos para poder impulsar la Europa que quieren en un futuro. Esto es relevante cuando a nivel internacional se muestra cada vez más la falta de apoyo a las organizaciones multilaterales.
El modelo europeo
El alcance del “modelo europeo” tendrá un impacto mundial relevante si la recuperación económica en esta zona se realiza de una forma más rápida que en el resto del mundo. Esto servirá para mostrar que la integración es un mecanismo de solidaridad y desarrollo. Históricamente, las políticas que más avanzaron en la integración europea han sido los temas económicos y, en la actualidad, el acuerdo con el que la Unión Europea demuestra unidad va en este mismo sentido, como lo establecen las conclusiones del Consejo Europeo, Próxima Generación UE y el Marco Financiero Plurianual, como mecanismos que apoyan a las economías de los Estados europeos, principalmente a los más afectados en términos socioeconómicos, pero dando una visión de futuro. En esta negociación financiera se buscó dar respuesta al necesario rescate económico, pero también se incorporó una innovación en el mecanismo de financiación de la Unión Europea, así como la defensa de las competencias de la Comisión Europea.
El alcance del populismo
Definitivamente, uno de los temas que más preocupaba a los europeos antes de la pandemia y que sus efectos se sintieron en algunos Estados en esta complicada situación era el auge de los partidos populistas. Es importante recordar que en la negociación del Consejo Europeo estuvieron presentes los jefes de Estado y de gobierno y la Comisión Europea, debatiendo sobre la mejor manera de llevar a cabo el plan de recuperación y la programación presupuestal de los próximos años, pero queda claro que las negociaciones estuvieron permeadas por los próximos procesos electorales europeos, tanto por los políticos que han mencionado que no se presentarán nuevamente a las elecciones, como es el caso de Angela Merkel, o quienes se encuentran preparándose para ello, como el primer ministro holandés Mark Rutte. En las crisis anteriores se evidenció la necesidad de los gobiernos nacionales de nacionalizar los éxitos y europeizar los fracasos para mantener el apoyo electoral. Sin embargo, en esta negociación también fue evidente que el mensaje que se hubiera enviado a los ciudadanos europeos y al mundo de no lograr un acuerdo hubiera sido que no existía una solidaridad europea y, por lo tanto, que en un momento tan complejo los intereses nacionales seguían siendo más importantes que los comunitarios. De ahí la relevancia de una negociación tan larga en la que se buscó que cada uno de los jefes de Estado y de gobierno regresaran a sus países con la satisfacción del logro de los objetivos planteados.
El alcance de las crisis para la integración europea
En cada una de las crisis, ya sea política o económica, a las que la Unión Europea ha tenido que dar respuesta se ha presentado la oportunidad de negociar aquellos temas en los que no estaban de acuerdo o consideraban que no era necesario incorporar como políticas comunitarias. La máxima de “más Europa”, hace referencia a la decisión de avanzar en la ampliación del proceso de integración, incorporando aquellos temas o cláusulas que no se encontraban en los acuerdos previos como el mecanismo para resolverlas, se considera que la Unión Europea muestra actualmente la unidad para reducir los efectos adversos.
No pocas veces se ha vaticinado que cada crisis europea del siglo XXI será la causa de que desaparezca la Unión Europea y, en cada una, los europeos han apostando por la unidad, considerando que les genera más beneficios permanecer en la integración y fortalecerla que enfrentarlas de manera individual, lo mismo ocurre ahora para responder al actual contexto internacional de emergencia sanitaria y, también, frente al contexto de guerra comercial entre China y Estados Unidos.
No pocas veces se ha vaticinado que cada crisis europea del siglo XXI será la causa de que desaparezca la Unión Europea y, en cada una, los europeos han apostando por la unidad.
Robert Schuman, en la declaración del 9 de mayo de 1950, mencionó que “Europa no se hará de golpe ni en una construcción de conjunto: se hará mediante realizaciones concretas, creando primero una solidaridad de hecho”. La respuesta que ha dado la Unión Europea ante la grave emergencia económica y social, consecuencia de la pandemia de covid-19, es que han decidido seguir avanzando juntos paso a paso. Así, a más de 70 años de iniciada la integración europea, se podría decir que “¡y sin embargo, se mueve!”.
BEATRIZ NADIA PÉREZ RODRÍGUEZ es profesora-investigadora y Jefa del Área de Política Internacional del Departamento de Política y Cultura en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Xochimilco. Sus líneas de investigación son el desarrollo institucional en la Unión Europea, la cooperación para el desarrollo México-Unión Europea, las relaciones birregionales Unión Europea-América Latina y el Caribe, así como las relaciones México-Unión Europea.
Tags:Covid-19, Integración europea, salud pública, Unión Europea
Excelente información. Gracias