La relación entre Estados Unidos y México durante los gobiernos de Biden y López Obrador

19 abril, 2021 • AMEI, Artículos, Norteamérica, Portada • Vistas: 11951

Tendencias y perspectivas

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Rafael Velázquez Flores

Abril 2021

Una colaboración de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales

La relación entre Estados Unidos y México es una de las más complicadas del mundo debido a diversos factores. Desde el punto de vista económico, es una interacción altamente interdependiente; es decir, ambos países dependen mutuamente debido al estrecho entrelazamiento de sus procesos productivos y a sus niveles de intercambio comercial y de inversiones. Sin embargo, esta interdependencia es altamente asimétrica debido a las grandes diferencias de desarrollo que hay entre los dos. Mientras Estados Unidos es una superpotencia, México es una economía emergente con aspiraciones a convertirse en una potencia media regional. Además, el vínculo entre ambos países es altamente complejo debido al elevado número de temas incluidos en la agenda bilateral, como comercio, finanzas, seguridad, narcotráfico, migración, medio ambiente, derechos humanos y un largo etcétera. Incluso, a pesar de que son asuntos de naturaleza externa, los gobiernos de los dos países perciben estos temas como parte de su política interna.

Por estas razones, el número de actores involucrados en el proceso de toma de decisiones es, igualmente, muy elevado. Tanto los presidentes, los congresos, las secretarías de Estado, los gobiernos locales, los empresarios, los partidos políticos, los medios de comunicación, la opinión pública, las organizaciones sociales, los sindicatos, los centros de investigación y los intelectuales, en ambos lados de la frontera, buscan incidir en las políticas exteriores de sus respectivos países.

De la misma manera, su relación es especial debido a que guarda rasgos y atributos peculiares. En primer lugar, la frontera divide un mundo altamente desarrollado con otro de menor desarrollo. No es común encontrar esta característica en otras latitudes. Además, el vínculo entre Estados Unidos y México es altamente intenso y poroso debido al gran número de cruces de personas (legal e ilegalmente), bienes y servicios, capitales, drogas, armas, contaminación, entre otros. No hay muchos casos similares en el mundo.

Bajo un criterio de seguridad, Estados Unidos necesita a un vecino estable al sur de su frontera, y México requiere llegar a acuerdos con Washington para resolver problemas comunes.

En esta misma lógica, bajo un criterio de seguridad, Estados Unidos necesita a un vecino estable al sur de su frontera, y México requiere llegar a acuerdos con Washington para resolver problemas comunes. Por lo mismo, la relación bilateral también presenta un patrón de conflicto y cooperación; es decir, muchos asuntos representan una fuente de tensión, pero al mismo tiempo ambos gobiernos tienen predisposición para resolverlos de manera conjunta.

Para México, la interacción con Estados Unidos es la prioridad número uno de su política exterior. En cambio, para Washington, el nexo con el vecino del sur es importante, pero no está en la lista de países más destacados en sus relaciones hacia el exterior. Por lo tanto, no es el mismo nivel de interés que ambos gobiernos le imprimen a su relación. Por ejemplo, mientras que México tiene alrededor de cincuenta consulados en territorio estadounidense, el gobierno de Estados Unidos solamente tiene nueve consulados generales y nueve agencias consulares en México. La mayoría de estas representaciones se encuentran en las ciudades fronterizas, los lugares de mayor atracción turística y en las principales metrópolis de México. Además, la Secretaría de Relaciones Exteriores cuenta con una Subsecretaría para América del Norte. Es decir, la instancia encargada de la política exterior mexicana dispone de una estructura burocrática de alto perfil para atender los asuntos relacionados con Estados Unidos. Por su parte, el Departamento de Estado solamente tiene un Buró para los Asuntos del Hemisferio Occidental, en el que se incluye a México entre todos los países del continente americano. Además, la oficina del secretario de Estado cuenta con oficinas especiales para los casos de Afganistán, Irán, Siria y Venezuela, y una para los asuntos vinculados con Israel y Palestina; es decir, estos países representan una prioridad en términos de la política exterior de Estados Unidos.

El nuevo habitante de la Casa Blanca…

En este contexto, resulta de interés analizar las tendencias y las perspectivas de esta relación bilateral a partir de la llegada de Joseph R. Biden a la presidencia de Estados Unidos. En primer lugar, es necesario decir que el vínculo no depende necesariamente de la presencia de nuevos actores gubernamentales. Como se explicó, la relación entre ambos países tiene su propia dinámica y es muy difícil que cambie si llega un nuevo personaje a la Casa Blanca; es decir, el rumbo de la interacción depende también de los cuerpos legislativos, las secretarías de Estado, los gobiernos locales (especialmente los transfronterizos) y de los grupos de presión no estatales que buscan obtener beneficios del nexo entre los dos países. Sin embargo, es posible afirmar que Biden representa un cambio significativo en la forma, pero no en el fondo. En otras palabras, es altamente posible que el nuevo Presidente de Estados Unidos deje atrás el discurso agresivo en contra de los migrantes mexicanos y frente a los acuerdos comerciales con los vecinos inmediatos, como lo planteó Donald Trump, aunque es un hecho que Biden seguirá defendiendo los intereses de Estados Unidos en México.

…y su relación con el Presidente mexicano

El lazo entre Biden y Andrés Manuel López Obrador no inició de manera diplomática. El entonces candidato demócrata no tuvo una buena opinión de la visita del Presidente mexicano a Trump en julio de 2020, en medio de las campañas electorales en Estados Unidos. La interpretación fue que López Obrador estaba apoyando la reelección del republicano. Tampoco hubo señales de acercamiento cuando Biden obtuvo la confirmación de haber ganado los distritos electorales suficientes para convertirse en presidente de Estados Unidos a principios de noviembre de 2020. En esa ocasión, el jefe del ejecutivo mexicano no felicitó al vencedor por su triunfo y argumentó que esperaría hasta que las instancias oficiales confirmaran la victoria de Biden, lo que ocurrió hasta diciembre cuando los colegios electorales anunciaron de manera oficial la victoria demócrata. Incluso, el gobierno lopezobradorista se negó a entrar en contacto con el equipo de transición de Biden. Tampoco hubo un respaldo solidario por parte de López Obrador cuando una horda de republicanos intentó tomar por asalto al Congreso estadounidense para evitar la confirmación oficial del triunfo de Biden.

Hay evidencia de que Biden está buscando esquemas de cooperación para resolver los asuntos de la agenda bilateral.

A pesar de las señales poco diplomáticas de López Obrador, Biden buscó a su homólogo mexicano al inicio de su gestión mediante una llamada telefónica. En ese contexto, ambos mandatarios establecieron las bases de la relación bilateral. En primer lugar, había interés de la Casa Blanca de establecer esquemas de colaboración para atender los asuntos de mayor importancia para esos días, como fueron los temas de la pandemia de covid-19, los esfuerzos de recuperación económica y la migración de centroamericanos que cruzan el territorio mexicano con el fin de internarse al de Estados Unidos en busca de una mejor oportunidad. Más adelante, ambos presidentes se reunieron de manera virtual y confirmaron sus planteamientos. En esa ocasión, Biden prometió reformas a las leyes de migración y el establecimiento de un paquete de ayuda financiera para impulsar el desarrollo de Centroamérica, y así evitar las causas de la migración.

Las primeras acciones concretas

Un avance importante fue el nombramiento de Roberta Jacobson, anterior Embajadora de Estados Unidos en México y una persona muy conocedora de este país, como coordinadora de los asuntos fronterizos con el vecino del sur. Incluso, la diplomática realizó una visita a México en marzo de 2021 para reunirse con el canciller Marcelo Ebrard y otros funcionarios mexicanos. Ahí también ambas delegaciones hablaron de esquemas de cooperación al arranque del gobierno de Biden. Sin embargo, de manera sorpresiva, a inicios de abril de 2021, el Departamento de Estado anunció que Jacobson dejaba el cargo. Por esas fechas, el mandatario Biden anunció que la vicepresidenta Kamala Harris se encargaría de los asuntos migratorios de la frontera sur.

También en abril, el presidente Biden anunció que su gobierno había propuesto al Congreso de Estados Unidos un paquete de ayuda a Centroamérica por 861 millones de dólares para evitar la migración. Asimismo, presentó órdenes ejecutivas para reiniciar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), el cual busca regularizar la situación jurídica de miles de migrantes que llegaron a Estados Unidos muy jóvenes y que Trump había obstaculizado. Asimismo, Biden anunció que presentará iniciativas importantes para reformar las leyes migratorias de Estados Unidos.

Estas medidas en los temas migratorios plantean una nueva tendencia en la política exterior de la Casa Blanca hacia México. Hay evidencia de que Biden está buscando esquemas de cooperación para resolver los asuntos de la agenda bilateral. Sin embargo, la aprobación de un paquete de ayuda financiera para Centroamérica y reformas a las leyes de inmigración es incierta porque depende del Congreso de Estados Unidos. Además, el conflicto bilateral se mantendrá en temas como el migratorio y el narcotráfico, por ser asuntos de política interna y de alto perfil para los estadounidenses. Sin embargo, la perspectiva es que ambos gobiernos han mostrado disposición para cooperar de manera bilateral para resolver los problemas compartidos.

RAFAEL VELÁZQUEZ FLORES es profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja California. Es doctor en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami. Fue Presidente de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI) de 2015 a 2017. Es miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Actualmente es Presidente del Centro de Enseñanza y Análisis sobre la Política Exterior de México (CESPEM). Síganlo en Twitter en @Ravelflo.

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2 Responses to La relación entre Estados Unidos y México durante los gobiernos de Biden y López Obrador

  1. Gricelda dice:

    A que se refiere? cuando dice….
    Las pocas señales diplomáticas de Andrés Manuel Lopez Obrador.

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