El poder y la alimentación en Latinoamérica

24 octubre, 2023 • Artículos, Asuntos globales, Europa, Latinoamérica, Portada • Vistas: 1193

Nuevo número de Foreign Affairs Latinoamérica

logo fal N eneJordi Bacaria Colom

Octubre 2023

FAL

Dedicamos el número anterior de la revista Foreign Affairs Latinoamérica a la situación política de distintos países de Centroamérica y Sudamérica, pero no de Ecuador. A veces no es posible abarcar a todos los países, por los límites de espacio y tiempo que impone la revista impresa. Sin embargo, en nuestra página de internet (https://bit.ly/3Ej0ESR) Pedro Manosalvas ofrece un preciso análisis de la violencia electoral. Ecuador dio la primera alerta con el asesinato del candidato Fernando Villavicencio. Luego, en la primera vuelta del 20 de agosto de 2023, el candidato Daniel Noboa, del movimiento Acción Democrática Nacional, empresario conservador que iba entre los últimos en las encuestas, dio una sorpresa y se situó en segundo lugar con 24% de los votos, detrás de Luisa González del movimiento Revolución Ciudadana (partido del expresidente Rafael Correa), que sumó 33%. El balotaje será el 15 de octubre entre las dos candidaturas, y el clima de violencia ha ido en aumento.

En Guatemala, el mismo 20 de agosto ganó el balotaje con 58% Bernardo Arévalo, progresista y con un programa anticorrupción, con lo que superó a la candidata Sandra Torres, continuista del gobierno actual. Si bien se confirmaron los resultados de la primera vuelta, la novedad fue que se interrumpió la tendencia conservadora de los gobiernos anteriores. El intento de suspensión del partido Movimiento Semilla, que apoyó a Arévalo, hace temer una larga y complicada transición hasta el 14 de enero de 2024, fecha de la toma de posesión.

Otra sorpresa electoral fue la de Argentina. En las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), realizadas el 13 de agosto de 2023, contra todo pronóstico ocupó el primer lugar Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza, coalición conservadora en lo social y libertaria en lo económico, quien parte con cierta ventaja en las elecciones presidenciales del 22 de octubre. El superciclo electoral en Latinoamérica muestra signos de fragmentación democrática: habrá que seguir analizándolo con rigor no exento de preocupación.

En esta edición de Foreign Affairs Latinoamérica regresamos al tema que iniciamos en el número de octubre de 2022: la alimentación desde la perspectiva del poder y de la geopolítica. En el bloque principal, el editor invitado José Luis Chicoma se ocupa del poder y de los sistemas alimentarios en Latinoamérica. Ante la crisis de seguridad alimentaria, el tema tiene un alcance internacional y geopolítico con grandes repercusiones en la región. Los desequilibrios geopolíticos, las asimetrías internas de poder, la corrupción y otros abusos de las autoridades definen qué alimentos comemos, cómo se producen y distribuyen, y cuál es su precio y su costo real, desde el punto de vista económico, social y ambiental.

Por su parte, Paloma Villagómez Ornelas explica la corrupción en el sistema alimentario, tanto en la producción y distribución como en la gestión de los recursos naturales.

FAL-Ángel Boligán

Según Sofía Monsalve Suárez, Latinoamérica es uno de los principales consumidores de insumos corporativos, como semillas transgénicas y pesticidas, y uno de los más dependientes de los fertilizantes, pues importa 85% de los que usa. Esto significa que las grandes corporaciones transnacionales figuran entre los actores más poderosos en los sistemas alimentarios latinoamericanos. La autora introduce el concepto de soberanía alimentaria, según la cual los pueblos tienen derecho a decidir cómo se quieren alimentar y qué sistemas agroalimentarios prefieren. De esta visión nace la apuesta por la agroecología como una manera de producir alimentos en armonía con la naturaleza y superar las injustas relaciones sociales que permean los sistemas industriales.

Paulo Niederle explica cómo el gobierno de Jair Bolsonaro desmanteló las políticas de mejoramiento de los sistemas alimentarios de Brasil y estimuló un capitalismo depredador, caracterizado por la explotación de los recursos naturales y la violencia contra grupos sociales vulnerables, como las comunidades indígenas. Niederle se pregunta si la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva tendrá las condiciones políticas para revertir el desmontaje institucional que volvió a colocar al país en el Mapa del Hambre de la Organización de las Naciones Unidas, lo llevó al principio en las listas de deforestación y promovió el genocidio de las poblaciones indígenas.

Sandrine Fréguin-Gresh, Patrick Herlant y Jeffery Perez se centran en los problemas de producción de alimentos y alimentación en el Caribe, que, dada su configuración geográfica y su clima, es un espacio muy vulnerable. Históricamente, el modelo económico de la agricultura de plantación ha limitado la diversificación de los cultivos, ya que casi todo el sector agropecuario (fundamental en las economías durante la Colonia) se dedicaba a la producción de alimentos destinados a la exportación. En este contexto, la dependencia de las importaciones de alimentos generó otros problemas, como malnutrición, desnutrición crónica de menores de 5 años y problemas de obesidad en adultos. La soberanía alimentaria del Caribe está sujeta a una gran presión.

Alex Muñoz Wilson explica el caso de la salmonicultura en Chile, que es un atractivo negocio pero causa graves problemas ambientales, sanitarios y sociales. El autor explica con detalle la producción y sus problemas, que no encuentran solución debido a la relaciones de la industria con la clase política chilena.

FAL-Darío Castillejos

En Diálogo Ñ presentamos tres artículos muy contrastados sobre la situación en Ucrania. Armando Chaguaceda parte de una perspectiva teórica “surglobalista” para explicar la justificación en bloque y la ambigüedad calculada de varios gobiernos latinoamericanos ante la agresión del Kremlin, que invocan el pasado imperial de las potencias occidentales y desestiman las evidencias de una cooperación sólida, sostenida y ampliada con Rusia en los ámbitos diplomático, económico, defensivo y de seguridad. En el caso de Brasil y la presidencia de Lula, critica su agenda y su discurso de condena a los enemigos de la democracia que son de derecha y guarda silencio sobre los dictadores de izquierda.

En el otro extremo, Raynier Pellón Azopardo apunta diversos elementos estructurales que evidencian un paulatino declive del mundo occidental y el inicio de una era internacional “poseuropea” y, en alguna medida, “posoccidental”, en tránsito hacia una “era de Asia”. Para Pellón Azopardo, las potencias occidentales han desconocido los intereses geopolíticos de Rusia, específicamente en los sectores que Moscú considera prioritarios para su seguridad nacional.

Mientras sigue la devastación y la destrucción de Ucrania, Jorge Moreira da Silva presenta los cálculos de la comunidad internacional para la reconstrucción. Y como Director Ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), organismo especializado en infraestructura y adquisiciones, se pregunta si es realista plantearla en pleno conflicto. Su respuesta es clara: es fundamental que Ucrania planifique y empiece a poner en marcha un programa de reconstrucción inclusiva, sostenible y resiliente, a pesar de encontrarse en plena contraofensiva. En marzo de 2023, el costo estimado de la reconstrucción y la recuperación de Ucrania ascendía a 411 000 millones de dólares, equivalente a 2.6 veces el PIB de Ucrania estimado para 2022. Y todo esto antes de la destrucción de la presa de Nova Kakhovka.

En la sección Mundo presentamos diversos artículos, lo mismo desde una perspectiva latinoamericana que mundial. En el capítulo de Latinoamérica, Juan Manuel Gómez Robledo Verduzco y Eduardo Ancona Bolio explican con detalle y claridad el papel de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y su importancia para Latinoamérica, cuyos Estados han encontrado ahí una vía para incidir en el desarrollo y la interpretación del Derecho Internacional, y lo han convertido en la materia prima de su política exterior. En resumen, 40% de los países de América Latina y el Caribe cuentan hoy con una declaración que reconoce la jurisdicción obligatoria de la CIJ, con lo cual la región tiene muy bien acreditada su confianza en ella. De 2000 a la fecha, la Corte emitió diecisiete sentencias, con las que se resolvieron diversas controversias entre países de la región. El artículo entra en el detalle de algunos casos.

Rodrigo Peña González describe el vacío de asistencia que se produjo en México como consecuencia de la pandemia de covid-19, vacío que fue cubierto por grupos criminales que repartieron alimentos o realizaron labores altruistas en ciudades mexicanas y también en otros países. Ello formó parte de una agenda propagandística dirigida a consolidar un orden social favorable, ya sea para preservar el control, acumular autoridad o, incluso, disputar ese mismo control y autoridad a otro agente social local. El interés de estos grupos era ganar legitimidad. La pandemia acentuó estas intenciones y propició un despliegue político con una intervención violenta en las elecciones intermedias de 2021, de suma importancia en el plano local.

En la perspectiva mundial, el tema de la migración en Estados Unidos es preocupante. Julia Preston explica que, en 2022, los agentes de la Patrulla Fronteriza detuvieron a 2.2 millones de migrantes que intentaban cruzar la frontera: una cifra récord. La afluencia inició hace 10 años, cuando las familias empezaron a huir de las pandillas y la pobreza en el Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras). Más recientemente, debido al mal gobierno y a la represión, cientos de miles de emigrantes llegaron a la frontera estadounidense provenientes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela. Por las nuevas rutas migratorias desde Sudamérica, brasileños, colombianos, ecuatorianos y peruanos han empezado a llegar en cantidades nunca vistas. Pero este éxodo no explica del todo la disfunción en la frontera. El sistema de asilo de Estados Unidos es una pieza clave de la crisis, ya que en la última década, por falta de otras vías legales, ahora es la principal forma de inmigración masiva en la parte sudoccidental de la frontera con México. Además, al sur de la frontera, los cárteles controlan absolutamente todo.

Lant Pritchett introduce una interesante relación entre migración y máquinas; en su opinión, preferir los dispositivos por encima de las personas constituye un error. La negativa a permitir que las personas crucen las fronteras nacionales como migrantes económicos, para ocupar empleos que requieren solamente capacidades laborales básicas, distorsiona enormemente la trayectoria del cambio tecnológico y perjudica a todos, en particular a los pobres del mundo. El autor cita el ejemplo del fin del Programa Bracero de Estados Unidos, en 1964, que no incrementó el empleo de los trabajadores agrícolas locales, sino que obligó a recurrir más a las máquinas y a los avances tecnológicos. Las barreras a la migración no protegen los salarios de los nacionales.

China y Rusia siguen siendo tema principal de la geopolítica. Jeff D. Colgan y Nicholas L. Miller ven ventajas en la competencia y la rivalidad entre China y Estados Unidos, como ya sucedió con el antagonismo entre Moscú y Washington durante la Guerra Fría. Esta pugna entre superpotencias resulta relevante para el cambio climático. Estados Unidos puede aprovechar sus propios logros en este frente, principalmente la aprobación de la Ley de Reducción de la Inflación, para presionar a China a hacer más por disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero y contribuir a las soluciones.

Para Mark Leonard, mientras que la mayoría de los líderes y formuladores de políticas públicas occidentales tratan de preservar el actual orden internacional regulado, tal vez modificando algunos aspectos básicos y con nuevos actores, los estrategas chinos se plantean cómo sobrevivir en un mundo sin orden. En vez de tratar de salvar el sistema, Beijing se alista para su derrumbe y cree que Washington está intensificando su competencia con China como respuesta a la polarización interna y su pérdida de poder mundial. En el país hay un consenso en que la meta de Washington no es hacer que China siga las reglas del juego, sino impedirle que crezca. Sin embargo, tanto Estados Unidos como la Unión Europea han dejado claro que no pretenden sacar a China de la economía mundial ni desvincular completamente sus economías.

Samuel Charap plantea que Washington necesita un final en Ucrania porque es una guerra imposible de ganar. No importa dónde se ubique el frente, Rusia y Ucrania pueden ser una amenaza permanente una para la otra. Pero las evidencias del último año dejan entrever que ninguna es ni será capaz de obtener una victoria decisiva, suponiendo, por supuesto, que Rusia no recurra a las armas de destrucción masiva (y ni siquiera eso podría asegurarle la victoria). Para Charap, la conclusión más factible es llegar a un armisticio, un acuerdo perdurable de cese al fuego para terminar con la guerra abierta entre Rusia y Ucrania, aunque no acabe con su conflicto: un armisticio similar al coreano de 1953. Un desenlace así de insatisfactorio es la manera más probable de terminar esta guerra.

En el ámbito económico, en el artículo de Kenneth S. Rogoff se aborda el tema de la inflación incontrolada como la principal preocupación de los votantes. Hoy, las convulsiones mundiales de gran escala, como una guerra, una pandemia o una sequía, parecen venir una detrás de otra o incluso a la vez. Mientras tanto, las fuerzas de la globalización que durante los últimos 20 años han sostenido el crecimiento de largo plazo se han vuelto en contra, tanto porque la población china está envejeciendo rápidamente como por el incremento de las fricciones geopolíticas entre China y Estados Unidos. Ninguno de estos cambios es bueno para la productividad y el crecimiento: todos impulsan la inflación actual y futura. Los trastornos de la oferta, por su naturaleza, plantean retos difíciles a los bancos centrales. Cuando se afecta la oferta, los bancos centrales deben adoptar difíciles soluciones intermedias entre bajar la inflación o aceptar los costos que supondría para las empresas y los trabajadores tener menos crecimiento y más desempleo. Para agravar dificultades, los bancos centrales son menos independientes que hace 2 décadas.

Ngozi Okonjo-Iweala, Directora General de la Organización Mundial del Comercio, defiende que el mundo necesita los intercambios comerciales. Una serie de sacudidas en el lapso de 15 años (primero la crisis financiera mundial, luego la pandemia de covid-19 y ahora la guerra en Ucrania) han estimulado una narrativa alterna sobre la globalización. Según esta nueva línea de pensamiento, la globalización, lejos de fortalecer económicamente a los países, los expone a riesgos excesivos. Ya no se ve la interdependencia económica como una virtud, sino como un vicio. Y con todo, los discursos sobre la desglobalización no corresponden a la información comercial confiable. De hecho, el comercio mundial de mercancías llegó a niveles históricos en 2022. El comercio total entre China y Estados Unidos alcanzó sus cifras más altas en la historia, con 691 000 millones de dólares, 24% más que en 2019. En realidad, lo que hacen los defensores de la desglobalización es llamar a la disrupción de aproximadamente 30% de todos los productos mundiales que dependen del comercio, un movimiento que solo agravaría la presión sobre el poder adquisitivo de la gente en todo el mundo. Las cadenas de suministro más profundas, diversificadas y desconcentradas (la “reglobalización”) ofrecen un camino para la interdependencia sin sobredependencia. En medio de este panorama, destacamos algunos puntos al cierre de esta edición. Primero, que el Sur global se afianza, y bajo el liderazgo de China, el grupo de los cinco países de los brics (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica), en su reunión del 24 de agosto de 2023, se amplió a once, con la inclusión de Arabia Saudita, Argentina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. El nuevo bloque representa 29% del PIB y 46% de la población mundial; controla 42% de la producción de petróleo e impulsa la desdolarización: una alianza de intereses y un contrapoder a la gobernanza global actual. El segundo aspecto por destacar es que los golpes de Estado en el Sahel en Níger y Gabón, que se suman a los anteriores de Burkina Faso, Mali, Chad y Guinea-Conakry, suponen un desplazamiento de Francia y la Unión Europea de la región y la entrada de China y Rusia, acompañados de los intereses de Emiratos Árabes, la India y Turquía. El reparto de poder en África está cambiando y no se puede separar de los cambios de poder mundial ni de la geopolítica de la energía y de los alimentos.

JORDI BACARIA COLOM es Director de Foreign Affairs Latinoamérica. Sígalo en Twitter en @bacaria_jordi.

 

 

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