La Cumbre de los ODS

16 octubre, 2023 • Artículos, Asuntos globales, PJ Comexi, Portada • Vistas: 866

La urgencia de no dejar a nadie atrás

Pie de Página

logo fal N eneLani Anaya Jiménez

Octubre 2023

Una colaboración del Programa de Jóvenes del Comexi

Esta semana debe servir como punto de inflexión para rescatar los ODS. (…) No debemos dejar escapar este momento.

António Guterres en su discurso de apertura en la Cumbre de los ODS.

Septiembre es una de las épocas más ajetreadas en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York. En 2023, dentro del marco de la semana de alto nivel de la Asamblea General, se convocó, el 18 y 19 de septiembre, a la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), conocido formalmente como el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible.

La importancia de este foro ha sido el llamado urgente a rescatar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los ODS. A la mitad de camino entre 2015 y 2030, se ha notado que el cumplimiento de los ODS no solo se ha frenado, sino que ha retrocedido. De acuerdo con el Reporte de Progreso de los ODS y el informe del Secretario General de la ONU, se valora que de las 140 metas contenidas en los 17 ODS, solamente se han encaminado 12%. Los efectos del cambio climático, las secuelas derivadas de la pandemia de covid-19, los conflictos armados en diversas partes del mundo y la recesión económica se encuentran entre los factores que han impactado la pobreza, la seguridad alimentaria, la salud, la educación, la economía y el medio ambiente.

La falta de cohesión social, los autoritarismos y la gran inversión en armamento, así como la falta de memoria intergeneracional y demás acciones en pro del militarismo no solo afectan a las comunidades, algunas de ellas ya frágiles, sino que ponen en riesgo la paz y la seguridad. Lo anterior ya afecta a millones de personas que viven en opresión o en la necesidad de desplazamiento forzado o en búsqueda de asilo en otros países. El cambio climático y la crisis derivada del mismo han afectado a quienes tienen una menor huella de carbono, lo que se relaciona con un tema de economía, de solidaridad y de cuidado del planeta.

Ante este panorama poco alentador, el principal objetivo de esta Cumbre ha sido llevar a cabo una revisión exhaustiva del estado de los diecisiete ODS, además de proporcionar orientación política de alto nivel sobre acciones transformadoras y aceleradas hacia el año objetivo de 2030. Sin embargo, la misma inauguración de la Cumbre, atestiguada de primera mano por quien escribe este artículo, refleja el estado del mundo actual: la ausencia de varias delegaciones de los Estados miembros, los discursos de llamados a la acción urgente, pero con pocas soluciones concretas de cómo hacerlo, dan un atisbo de los niveles de voluntad política ante la Agenda 2030 y la promesa de “no dejar a nadie atrás”. Esto va aunado a que, en distintos países, la Agenda 2030, que en su momento fue aceptada de manera unánime por la Asamblea General de la ONU como una hoja de ruta para abordar de manera tanto integral como conjunta los retos más grandes del planeta y de la humanidad, se ha politizado en varios espacios y se ha mal utilizado, incluso como instrumento de desinformación.

El contexto de preparación de esta Cumbre dio inicio en febrero de 2023. Se tomaron varias negociaciones en temas de innovación, alianzas, financiamiento y paz, en las que participaron distintos tipos de actores a fin de lograr insumos para la posible Declaración Política. Desafortunadamente, las negociaciones sobre el texto se vieron pausadas por la politización de la agenda, lo que ha llevado a desacuerdos sobre los temas de género, clima y la financiación para la implementación de la Agenda 2030. Esto, incluso, causó incertidumbre días antes de la Cumbre, cuando algunos Estados miembros (entre ellos Bolivia, Eritrea, Irán, Rusia y Venezuela) enviaron una carta en la que se planteaba la posibilidad de no votar a favor de la Declaración Política por temas de lenguaje, las reformas al sistema financiero mundial y de sanciones previas a países en deuda.

La Agenda 2030 no es una garantía, sino una promesa hecha hace 7 años.

Adicionalmente, un punto interesante de reflexión es la participación cada vez más activa de actores diversos en este espacio internacional que se ha promovido mediante el ODS 17, que alude a la consolidación de alianzas para el desarrollo sostenible. Hay una gran diferencia entre los Objetivos del Milenio y los ODS en cuanto a que los primeros se han negociado en un momento en el que el Estado era reconocido como el eje central de las relaciones internacionales. En cambio, en el marco de la Agenda 2030, se ha dado un reconocimiento clave en el escenario internacional a otros actores, como la sociedad civil, la academia y el sector privado, quienes paulatinamente se han posicionado como objetos de estudio clave en las relaciones internacionales.

Aún con limitaciones, la sociedad civil organizada, los activistas, el sector privado, las juventudes, las mujeres y los demás sectores estructuralmente excluidos de una participación significativa (como líderes, así como principales agentes y colaboradores) han logrado consolidar insumos importantes durante el Fin de Semana de Acción sobre los ODS (celebrado el 16 y 17 de septiembre de 2023 en la sede de la ONU), el Foro de Sector Privado (realizado el 18 de septiembre en sede de la ONU) y la Asamblea Popular Mundial (que se llevó a cabo el 17 y 18 de septiembre en el Church Center de Nueva York). Estos grupos han tenido gran incidencia, desde enero de 2023, para incluir en la Declaración Política aspectos como las desigualdades, el cumplimiento a los derechos humanos, la igualdad de género, la salud universal, la educación de calidad, el cumplimiento del Estado de derecho, el financiamiento para el desarrollo, entre otros temas.

Se han logrado algunos diálogos, pero la falta de nuevos compromisos financieros, la implementación urgente de prácticas que contribuyan a la aceleración de los ODS, y el asegurar la participación significativa de todos los sectores y grupos minoritarios en cada paso de la toma de decisiones para implementar la Agenda 2030 representan retos a cumplir en el corto plazo.

La Agenda 2030 no es una garantía, sino una promesa hecha hace 7 años. Su cumplimiento y la implementación urgente de los ODS no solo recae en los Estados miembros; los diversos sectores, y todas las personas, tenemos una responsabilidad y una deuda con las problemáticas existentes.

El mundo se encuentra en un punto de no retorno. Es el momento de volver a comprometerse con una visión de futuro que garantice que nadie se quede atrás. Los cambios fundamentales en el compromiso, la solidaridad, la financiación y la acción deben volver a encaminarnos hacia el fin de la pobreza, la consecución de sociedades justas y el restablecimiento de una relación equilibrada con el medio ambiente. Si no se toman las acciones correspondientes, los retos que tienen la humanidad, el planeta, la economía, la paz y las alianzas solo irán en aumento.

LANI ANAYA JIMÉNEZ es consultora en temas de desarrollo sostenible y construcción de la paz. Es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), maestra en Paz y Conflicto por la Universidad de Upsala, maestra en Estudios Ecuménicos por la Universidad de Bonn, y doctoranda en la Universidad para la Paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Es representante global del grupo mayor de organizaciones no gubernamentales ante las Naciones Unidas mediante MY World México. Además, es Coordinadora de la red latinoamericana Juventudes por la Paz, facilitadora del programa Jóvenes Constructores de la Paz de la Alianza de Civilizaciones de la ONU, y Gerente de Programas de ACT Iglesia Sueca para Centroamérica. Sígala en X (antes Twitter) en @LaniAnaya.

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