El poder energético solar de China

5 enero, 2023 • Artículos, Asia/Pacífico, Asuntos globales, Portada • Vistas: 1454

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Enero 2023

El cambio climático no es nada nuevo. De acuerdo con algunos científicos ha existido desde que la Tierra se originó y debido a los fenómenos naturales; otros determinan sus comienzos desde el siglo XVII con estudios experimentales para encontrar el llamado efecto invernadero. Pero lo que conocemos hoy como “cambio climático”, el ocasionado por la actividad humana, apareció en 1975. El término fue acuñado en un artículo para la revista Science por el científico estadounidense Wallace Smith Broecker.

Desde entonces, ha pasado de ser un tema de la ciencia a uno de discusión entre activistas, políticos y la sociedad en general. Es así que cada año, los dirigentes de 196 países, que también son parte del Acuerdo de París, se reúnen en conferencias mundiales en las que se adoptan decisiones para alcanzar los objetivos de lucha contra este fenómeno, también conocidas como las Conferencias de las Partes que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Generalmente, este tipo de reuniones llegan a ser muy controversiales, ya que el más mínimo gesto puede causar un problema: desde cargar tu teléfono celular, enviar un correo electrónico, viajar para asistir a dicha reunión, hasta consumir alimentos con aceite de palma, entre otros. Ante un acelerado ritmo de producción en un mundo que aparentemente no puede parar, estas acciones tan básicas, que se han vuelto parte del día a día, han incitado a la generación de energías alternativas para una menor cantidad o, en el mejor de los casos, nada de gases de efecto invernadero.

A nivel mundial, la energía eólica y la hidroeléctrica son la fuente de generación de electricidad renovable más utilizada, pero se estima que la de tipo solar fotovoltaica será la de mayor crecimiento en los próximos años. De acuerdo con el último reporte “Actualización del Mercado de Energía Renovable” de la Agencia Internacional de Energía, se espera un crecimiento mínimo de 8% para finales de 2022, pues no es de sorprender que cada vez más se apueste por este tipo de corrientes ante un escenario desalentador que aún hace frente a los desafíos posteriores a la pandemia de covid-19, así como al conflicto ucraniano con un aumento de los precios de los hidrocarburos, lo que provoca un flujo lento en las cadenas de suministro y una desaceleración económica mundial.

Las economías más desarrolladas compiten en la generación de un combustible que sea limpio y respetuoso con el medio ambiente, no solo por el beneficio de la humanidad sino también por el control de un mercado millonario. Aunque también muchos países que no necesariamente son los más desarrollados, pero si son los principales contaminantes, han puesto manos a la obra para aligerar el problema. Tal es el caso de China, que en menos de 10 años desplazó a Estados Unidos y Alemania, los pioneros todavía hace 2 décadas, en la producción de paneles solares. Hoy, el gigante asiático controla más del 80% del mercado en el mundo.

Por cielo, mar y tierra, China busca ocupar todo recurso disponible para la generación de energía solar.

Para inicios de 2008, los países líderes en el impulso de esta fuerza, como Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido y la India, apostaban por grandes proyectos e inversiones que, poco a poco, empezaron a dejar de recibir el mismo apoyo al tener que enfrentarse con el hecho de que los paneles provenientes de China eran mas eficientes y menos costosos. Las reglas del mercado cambiaron y surgió un nuevo enfoque que redujo los subsidios al mercado en gran escala, así como una menor inversión por parte de la iniciativa privada al saber que, al acelerar el crecimiento de este uso de corriente, podría traer una reducción en los precios.

Pero para que China se posicionará como el líder mundial en energía solar debió contar con ciertos elementos que fueron desde su aventajada posición tecnológica, subsidios gubernamentales, atracción de inversiones y un aumento en la demanda interna, haciendo este último posible gracias a que el gobierno chino tomó el control al instar a los entes públicos a usar este tipo de corriente en sus instalaciones, con el fin de seguir impulsando la economía nacional y, sobre todo, ocasionar un menor daño al medio ambiente.

Ante este posicionamiento, el país más poblado del mundo no solo logro que hubiera un cambio en el uso de energía, sino también que en cada plan quinquenal celebrado por el Partido Comunista de China siempre se considere en los temas de mayor relevancia y coexistan los créditos adecuados para su producción e investigación, así como un apoyo en la demanda interna.

Los planes que revolucionarán al gigante asiático

Por cielo, mar y tierra, China busca ocupar todo recurso disponible para la generación de energía solar. Por tierra, se estima que para haber construido la Gran Muralla China se tardaron más de 2000 años y ahora busca construir la planta solar más grande del mundo en la región de Mongolia Interior, alrededor del desierto Tengger, denominada como la Gran Muralla del Sol. Y que aunque no tenga la misma dimensión en extensión, pero si en potencia energética, será finalizada en 10 años, pudiendo batir el récord de las plantas más grandes ubicadas en Rajastán, India, tanto en dimensión como en su capacidad de producción.

Por los aires, Beijing ha dado a conocer sus intenciones de querer construir una planta solar en el espacio. Para comenzar, en 2030 buscará enviar una estación solar espacial de 200 toneladas, por lo que la construcción de la estación receptora en la provincia de Chongqing ya se encuentra en marcha, incluyendo pruebas de transmisión de combustible con globos aerostáticos.

Por los mares, China ya cuenta con la primera planta marina flotante eólica y solar ubicada en la costa oriental de Shandong. Al unir dos fuentes de energía, no solo la vuelve única en su tipo, también será la más potente.

Conclusión

Por un lado, hay cierto escepticismo por parte de los países menos desarrollados que ven a los más desarrollados como los mayores causantes de las emisiones de gases de efecto invernadero, y como los aceleradores del cambio climático. Al sentirse comprometidos, crean iniciativas que los benefician en mayor medida con la creación de monopolios, de difícil acceso para los países menos favorecidos, y crean una mayor dependencia para satisfacer su demanda energética.

Por el otro, estas grandes economías, como China, al contar con los recursos monetarios suficientes para la creación de proyectos, generan un mayor consumo de este tipo de energía en distintos sectores, como el automotriz, cuya fuerza laboral enfocada a los vehículos eléctricos, componentes y baterías ocupa el 10% de la producción total. Esto se traduce en una mayor generación de empleos, menor dependencia de los hidrocarburos tradicionales, que mayormente provienen de Rusia, una estabilidad en los precios, así como una voluntad de agilizar la logística y las operaciones de aprovisionamientos y una mayor inversión en la investigación del mejor aprovechamiento de este tipo de combustible, que aún se ubica en los de menor nivel de eficiencia por su capacidad de recepción y extensión.

Sin importar el tiempo, sea invierno o verano, el espacio, en el norte o sur, no hay persona en ninguna parte del mundo que quede exento de los estragos del calentamiento global ante los derretimiento de los polos, la falta de acceso al agua potable, sequías, huracanes, entre otros. La energía solar ha demostrado ser una de las opciones más limpias aunque no de las más eficientes para reducir las emisiones de dióxido de carbono. China se encuentra a la cabeza en el liderazgo, pero eso no quiere decir que bajará el ritmo ni que otros países seguirán buscando una transición mas justa para un planeta más verde.

BERTHA BANUET es licenciada en Negocios Internacionales por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y maestra en Economía Internacional por la Universidad de Beijing. Ha laborado en la embajada de México en España, en el Consejo Comercial de Hong Kong y actualmente trabaja en una empresa tecnológica en China. Sígala en Twitter en @berthabanuet.

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