El poder blando del Mundial

15 noviembre, 2022 • Artículos, Asuntos globales, Mundial Catar 2022, Portada • Vistas: 1356

Arma de doble filo para Rusia y Catar

Valor Analitik

logo fal N eneStéphan Sberro

Noviembre 2022

El poder blando que brinda la organización de un megaevento futbolístico siempre ha sido positivo, fuente de prestigio y de legitimidad. En 2022, está pasando exactamente lo contrario.

Dos países con una imagen internacional frágil y, constantemente, desfavorable, han intentado utilizar este instrumento a su favor durante los últimos 4 años. Tanto Rusia como Catar son dos dictaduras conocidas por socavar los derechos humanos. Si bien, en el pasado, Rusia tuvo una edad de oro futbolística, hoy ni ella ni Catar son consideradas como grandes potencias futbolísticas.

Así, en su momento, se consideró que ambos países tenían relativo éxito al utilizar el fútbol para mejorar su imagen internacional. Esta certidumbre, como muchas otras, desapareció en 2022. En primer lugar, con la invasión rusa a Ucrania. También, al evidenciar la corrupción inaudita y los grandes problemas políticos, sociales y ambientales que plantea el Mundial de Catar.

Estos hechos permiten destacar dos líneas de reflexión. La primera, sobre el papel simbólico, indicativo y predictivo del deporte para entender las evoluciones políticas y geopolíticas. En segundo lugar, los cambios actuales proyectan, por primera vez y de forma evidente, un nuevo concepto de poder blando negativo o pérdida de poder blando. A pesar del dinero y del capital político invertido, Rusia y Catar salen mal parados, peor que si no hubieran organizado nada, pues queda expuesta su falta de legitimidad a los ojos del mundo.

Rusia, de Mundial exitoso a Mundial vergonzoso

La organización del Mundial de 2018 pude considerarse, generalmente, como un éxito para el país. Sin embargo, la invasión de Ucrania provocó el mayor boicot deportivo conocido en la historia. El fútbol fue particularmente afectado, pues Rusia fue excluida de cualquier competición internacional, tanto por la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) como por la Unión de Federaciones Europeas de Futbol (UEFA).

Además, hay tres hechos inauditos en la historia de las sanciones que hacen que Rusia sea puesta en evidencia ante el mundo, de forma vergonzosa en vez de sobresalir. El primero es que, de forma inaudita en la historia de los boicots deportivos, jugadores extranjeros abandonen sus equipos rusos y pidan, en el mejor de los casos, la suspensión de sus contratos. No se trata solamente de los jugadores ucranianos, sino también de jugadores europeos, cuyo rechazo va más allá del temor concreto a la guerra y tiene explícitas connotaciones políticas. El más afectado desde un principio fue el club de Krasnodar, el único club ruso que había podido figurar en la liga de los campeones. Para marzo de 2022, ya había perdido la totalidad de sus jugadores extranjeros y su entrenador.

Otro hecho inaudito en la historia de los boicots es que la UEFA aplicará sanciones a Bielorrusia, que oficialmente no es un beligerante, sino un aliado de Rusia. Si bien los partidos pueden continuar, estos deben hacerse en un territorio neutral y ya no en el país. Aún más impresionante es que no podrá haber público presente, aun cuando los clubes bielorrusos jueguen como locales.

Finalmente, los oligarcas rusos, propietarios de clubes de futbol, están en la mira de las autoridades deportivas. Incluso, Roman Abramovich tuvo que vender el Chelsea. Así, Rusia, en materia de futbol, se ha convertido en el país con mayores sanciones y es imposible citar antecedentes de esta proporción respecto al deporte.

Catar, un Mundial criticado antes de empezar

El Mundial empieza mal para Catar, pues en vez de proyectar una imagen positiva del emirato, solo se ha hablado de problemas. La asignación, en 2010, de la sede a Catar contra Estados Unidos fue sorprendente para un país tan pequeño, sin tradición futbolística, pero con mucho dinero.

Las sospechas de corrupción inmediatamente fueron confirmadas, y, a lo largo de los años, han comprometido a la FIFA, al gobierno catarí y al francés. Varios directivos de la FIFA han sido perseguidos e, incluso, condenados por corrupción. Así que ya nadie tiene duda a qué se atribuye la selección de Catar, solo el deseo de atribuir el Mundial a un país árabe sería el único argumento válido. Sin embargo, Catar mantiene relaciones difíciles con todos sus vecinos inmediatos, del golfo Pérsico y con Egipto. También Catar evidenció problemas que usualmente pasaban desapercibidos en el país, así como en toda la región, en cuanto al trato a los trabajadores inmigrantes. A dicho problema ⸺que según el diario The Guardian provocó la muerte de 6500 personas⸺, se agrega la cuestión de la democracia y de los derechos humanos en una monarquía absoluta. Por si fuera poco, se mencionaron diversos problemas de corte internacional antes de que empezara la competencia, como el balance energético con la climatización de los estadios o los problemas en cuanto al trato de los espectadores a quienes se les exige el respeto a reglas catarís, que no son universales, en cuanto al consumo de alcohol o de tratos interpersonales, por ejemplo.

¿Será Catar 2022 recordado como el hito de una nueva actitud que realmente toma en cuenta los derechos humanos o el medio ambiente en el deporte?

En consecuencia, los llamados al boicot se han multiplicado por parte de los espectadores, al menos en el hemisferio norte. Ya se planean protestas simbólicas, por ejemplo, ilustradas en los uniformes de los mejores equipos (Alemania, Dinamarca, Francia, Inglaterra y Países Bajos).

En conclusión, el Mundial de Catar no engrandeció la imagen del país, ni de la FIFA (Coupe du monde au Qatar: “Aimons le football, mais pas à n’importe quel prix”, TRIBUNE Collectif Le Monde, 25 de septiembre 2022). Peor, el caso de Rusia, donde el deporte fue un instrumento más para aislar al país en el escenario internacional.

¿Será Catar 2022 recordado como el hito de una nueva actitud que realmente toma en cuenta los derechos humanos o el medio ambiente en el deporte? Es una expectativa realista; sin embargo, la interrogante sigue abierta si uno considera la elección de Arabia Saudita como sede de los Juegos Asiáticos de Invierno 2029. Pues, ante todo el contexto que acabamos de describir, queda uno perplejo, aunque un evento de este tipo no tiene el impacto del Mundial, o las competencias futbolísticas en general.

STÉPHAN SBERRO es Jefe del Departamento Académico de Estudios Internacionales del ITAM. Este artículo es producto de su participación en el seminario Miradas Rumbo a Catar, impartido el 20 de octubre de 2022 por la Universidad Iberoamericana.

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