Un año en retrospectiva

10 diciembre, 2019 • Artículos, Latinoamérica, Portada, SRE • Vistas: 4406

La política exterior de México

Tomada de la cuenta de Twitter @SRE_mx

Alejandro Alday y María Paulina Rivera Chávez

Diciembre 2019

Una colaboración de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México

Los cambios invitan a la reflexión y a la evaluación. La entrada de un nuevo gobierno, por la relevancia que tiene para un país, se acompaña de una serie de diagnósticos, análisis y modificaciones a lo previamente establecido. Al ser una facultad del presidente, el diseño de la política exterior sin duda se ve afectado con cada proceso electoral, ya que se busca imprimir un sello particular. En términos generales, la política exterior es una herramienta del Estado que responde al “interés nacional” (cuyo significado no es fijo y se construye y reconstruye constantemente) y busca institucionalizar su relación con el resto del mundo, así como entender su lugar en este. Depende de varios factores, entre los que destacan el entorno internacional, las capacidades e intereses de cada país, la tradición diplomática y los fundamentos ideológicos de quienes detentan el poder.

En términos generales, se parte de la idea que “la política exterior no es únicamente un mecanismo de defensa nacional, sino sobre todo uno de integración, de encontrar aliados y de establecer canales de cooperación y aprendizajes para fortalecer las agendas internas de desarrollo” (Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024). Esto significa que, por un lado, se reconoce la importancia de colaborar con el resto de los países y actores relevantes, interdependencia que marca las relaciones internacionales, y, por el otro, se tiene el desarrollo como uno de los objetivos principales.

El desarrollo en el centro

Empezando por el último punto, uno de los proyectos prioritarios del gobierno actual es el Plan de Desarrollo Integral entre El Salvador, Guatemala Honduras y México (PDI). El propósito es construir un nuevo modelo de desarrollo que permita convertir la migración en una alternativa libremente elegida y no en una necesidad impuesta por la falta de oportunidades para la mayoría de las personas tanto en México como en los países centroamericanos. El PDI destaca la importancia de alcanzar un bienestar compartido entre todos los países involucrados y reconoce que es indispensable cooperar para alcanzar mejores condiciones para toda la población. Este proyecto va en línea con la propuesta del gobierno actual de reducir las desigualdades; da continuidad a compromisos internacionales previamente adquiridos —particularmente el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible—, y responde a una coyuntura específica, marcada por los grandes movimientos de personas de los países del norte de Centroamérica y las políticas instrumentadas por el gobierno de Estados Unidos.

 Al ser una facultad del presidente, el diseño de la política exterior sin duda se ve afectado con cada proceso electoral, ya que se busca imprimir un sello particular.

Considerando que el gobierno reconoce la necesidad de cooperar con otros países y actores internacionales, la afirmación del Presidente sobre la política interna como la mejor forma de política exterior podría parecer una contradicción. Sin embargo, lo anterior dista de proponer el aislacionismo o replegar los esfuerzos multilaterales que México ha llevado a cabo en las últimas décadas. Más bien, se ha optado por tomar los intereses nacionales como brújula del actuar internacional, y el mundo nos reconoce como un gobierno con toda la autoridad para desplegar su propia política exterior y como un actor con capacidad de convocatoria. La próxima presidencia pro témpore de México en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en 2020, así como su candidatura como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (CSONU) para 2021-2022, endosada ya por el Grupo Latinoamericano y del Caribe son ejemplos del compromiso de México con una política exterior activa. La decisión de presidir la CELAC responde al interés del gobierno actual de “mirar hacia el sur” y retomar el liderazgo en esta región, particularmente ante un proceso de desintegración y división ideológica. La ratificación de la candidatura al CSONU obedece al interés por contribuir a mantener la paz y seguridad internacionales, con un enfoque de desarrollo (paz sostenible), promoción del Derecho Internacional y mediación en situaciones para prevenir conflictos. Su participación estará marcada por las contradicciones y fortalezas de cada organismo, el contexto político internacional, los objetivos y capacidades de México, así como sus relaciones y vínculos con los países que pertenecen a estas.

Los esfuerzos comerciales

Asumiendo y aceptando la relación de interdependencia que hay entre Estados Unidos y México, otro de los ejes de este gobierno ha sido fortalecer los vínculos con este país siempre bajo las reglas del respeto y cortesía entre vecinos para detonar la cooperación y contribuir a la prosperidad regional. En particular, los esfuerzos se han centrado en la ratificación del Tratado México Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la cooperación en asuntos de seguridad —particularmente el control de armas— y el tema migratorio.

A la par, se ha buscado una diversificación inteligente con el resto del mundo. En 2019, se han fortalecido las relaciones económicas y políticas con países de Asia (particularmente China, Corea del Sur, la India y Japón), África (sobre todo Sudáfrica, Ghana y Etiopía) y con los países europeos y la Unión Europea, institución con la que en próximas fechas se concluirá la actualización del Acuerdo Global que incluye aspectos comerciales, de cooperación y de diálogo político. También ha seguido participando activamente en foros como MIKTA (México, Indonesia, Corea del Sur, Turquía y Australia) y el G-20.

De la promoción económica a la diplomacia cultural

Un cambio importante en la política exterior del último año respondió a la necesidad de evitar la fragmentación. A partir de enero de 2019, la Secretaría de Relaciones Exteriores recuperó atribuciones en promoción económica, fomento turístico y diplomacia cultural. En estrecha coordinación con otras dependencias, las Representaciones de México en el Exterior ya están trabajando en estas tres tareas, con base en diagnósticos específicos y proyectos. En la parte de promoción económica y turística se ha procurado traer mayor desarrollo a México mediante el aumento y la diversificación de las exportaciones con contenidos nacionales, el aumento en la inversión en proyectos de infraestructura y la mayor atracción de recursos.

La política exterior del último año ha buscado plasmar un sello particular, aprovechando la coyuntura del cambio de gobierno.

Respecto al ámbito cultural, la Cancillería ha diseñado una estrategia que se centra en expresiones culturales no tradicionales, en mayor involucramiento de comunidades mexicanas en el exterior y en una visión que mire “hacia el sur”. Entre otros objetivos, se ha buscado promover la cultura mexicana —y también latinoamericana— y utilizarla como una herramienta para promover la tolerancia y hacer frente a discursos de odio que han tenido auge en los últimos años. El propósito es destacar que la riqueza está en la diversidad, no en valores o estándares absolutos impuestos por actores específicos que consideran que hay culturas superiores a otras.

Asilo y refugio en tiempos difíciles

El último elemento que es fundamental para entender la política exterior, y que le da cierta continuidad, es el relativo a la tradición diplomática de asilo y refugio. En 2019, el gobierno de México ha actuado frente a las necesidades de protección internacional de personas que por causas diversas como inseguridad, falta de oportunidades de desarrollo, cuestiones asociadas al cambio climático o la persecución, han salido de sus lugares de origen ante el peligro que corren su vida e integridad física. Frente a los grandes flujos migratorios que corren del sur hacia el norte, el gobierno ha recibido un número sin precedentes de solicitudes de refugio (cerca de 70 000) y ha otorgado dicho estatus a miles de personas que, sin él, no contarían con una opción para continuar con sus proyectos de vida. Esto no significa que no persistan retos muy grandes para tener un sistema más ágil para brindar dicha protección. Como complemento a esta histórica convicción humanitaria, México también ha otorgado asilo a personas de alto perfil político que han enfrentado entornos muy delicados por su participación en procesos políticos en sus países, quienes voltean hacia el nuestro reconociendo su tradición en esta materia.

Como se ha expuesto brevemente, la política exterior del último año ha buscado plasmar un sello particular, aprovechando la coyuntura del cambio de gobierno. Tomando en cuenta el proyecto de gobierno del Presidente, uno de los ejes ha sido alcanzar mayor desarrollo económico y social mediante diversos proyectos, como el PDI. Al reconocer que el país no está aislado del mundo, se ha promovido la cooperación internacional y se han asumido compromisos internacionales de política exterior que ya estaban en marcha, como la candidatura al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La política mexicana también ha tenido que adaptarse a circunstancias específicas que responden a la propia dinámica del sistema internacional. Finalmente, se ha visto cierta continuidad en nuestras relaciones con la sociedad internacional, pues la política exterior también se basa en elementos tradicionales que trascienden los periodos sexenales.

ALEJANDRO ALDAY es licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana y maestro en Estudios Diplomáticos por el Instituto Matías Romero de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER). Además, cuenta con estudios especializados en Derecho Internacional Público en la Academia de Derecho Internacional de La Haya, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, y la División de Educación continua de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es miembro del Servicio Exterior Mexicano desde 1998. Actualmente, es el Director General del Instituto Matías Romero. Sígalo en Twitter en @alalday. MARÍA PAULINA RIVERA CHÁVEZ es licenciada en Relaciones Internacionales por El Colegio de México y maestra en Teoría de las Relaciones Internacionales por la London School of Economics and Political Science. Fue asesora en la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la SRE (de 2015 a 2017) y actualmente es Directora de Innovación y Seguimiento de Proyectos en el Instituto Matías Romero. Sígala en Twitter en @Pao_Rivers.

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2 Responses to Un año en retrospectiva

  1. José Alberto Bautista dice:

    Execelente artículo, nos muestra un panorama general de las prioridades que tiene marcadas este nuevo gobierno en su política exterior.

    • R Rodriguez dice:

      una evaluación objetiva del primer año de relaciones exteriores. Faltaría ponerle nombre a algunas acciones como las de asilo y de alcances de algunas iniciativas como la de desarrollo en Centro America. El aliento del desarrollo en CA promueve mayor bienestar y frena la intención de migración .

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