Ucrania, primer año: ¿hacia un acuerdo de Minsk 3?

21 febrero, 2023 • Artículos, Asuntos globales, Europa, Guerra Rusia-Ucrania, Portada • Vistas: 1351

La Vanguardia

logo fal N eneVicente Torrijos

Febrero 2023

El 24 de febrero de 2023 se cumple el primer año del inicio de la guerra más influyente del siglo XXI. Y es justo eso, apenas el primero, porque puede durar varios años más. Al tratarse de una guerra de desgaste, con alto grado de sevicia, podría llegar a ser una guerra crónica e inconclusa. Una forever war o endless war, pero no necesariamente un conflicto intratable o irresoluble.

Claves de tratamiento

Las claves de su tratamiento y transformación son, y serán, cada vez más complejas, a tal punto que ninguna maniobra política o tecnológica puede descartarse (incluyendo el uso de armamento nuclear táctico). De hecho, al ser una guerra poliédrica, se han ensayado toda suerte de retorsiones y nuevas tecnologías y metodologías: cibernéticas, cognitivas, cinéticas y discursivas.

Pero, si se pone el foco en la principal respuesta occidental ante la ofensiva rusa, ¿verdaderamente han surtido efecto las sanciones económicas contra Moscú o, paradójicamente, el remedio ha sido peor que la enfermedad? Y, en cuanto al armamento facilitado a las fuerzas ucranianas, ¿qué tan estructurales, o apenas circunstanciales, han sido los logros operacionales de Kiev?

Para ponerlo en otros términos, ¿qué tan sostenible es una contraofensiva con una “coalición de tanques y cazas occidentales” dispar, incongruente y similar a una Torre de Babel en el combate?

Por supuesto, también se han experimentado ⸺aunque precariamente⸺ algunos métodos resolutivos, es decir, mecanismos diplomáticos de gestión del conflicto. Por ejemplo, Turquía, en su doble condición de aliado atlántico y socio confiable de Rusia, ha ejercido un papel intermediario muy útil, aunque solo haya sido a nivel exploratorio. Por ende, es apenas natural que, al llegar al primer año, se agiten los tambores de la batalla, pero también los intentos de diálogo y negociación.

Lo que pasa es que Volodimir Zelenski tiene un comprensible trauma histórico: el de la anexión de Crimea, territorio al que, formalmente, no renunciará nunca. El problema está en que, en el fondo, nadie lo secunda por completo en su dolor. Valga recordar que la anexión rusa de la península se da el 18 de marzo de 2014, y el 27 de marzo se vota la resolución que la condena: la número 68/262 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pero, aun así, ¡ningún país occidental hizo realmente nada en contra de Moscú! Por el contrario, como sabían que Vladimir Putin no iba a detenerse y que su siguiente paso sería tratar de apoderarse del Donbás, se olvidaron de Crimea y entraron a negociar ese problema tan afanoso.

Acuerdos premonitorios

Fue así como en septiembre de 2014 y febrero de 2015 se suscribieron los acuerdos 1 y 2 de Minsk, la capital de Bielorrusia, cuyo Presidente, Aleksandr Lukashenko, es el mejor amigo con el que cuenta Putin en el mundo. En tales acuerdos se garantizaba la autonomía de esa zona, pero también se admitía, implícitamente, que Rusia se había apropiado de Crimea. Aun así, el apaciguamiento de Putin duró poco, como lo muestra la historia con todos aquellos proyectos expansionistas y codiciosos bien diseñados.

Entonces, mientras los aliados occidentales reforzaban ⸺aunque muy tímidamente⸺ a Ucrania valiéndose para ello del tiempo que les dio la firma de los acuerdos, el Kremlin lo hacía para preparar la “operación militar especial” sobre territorio ucraniano. Y precisamente por eso, por el afán, la ansiedad y la timidez con que se comportaron, los aliados no tuvieron otra opción que dedicarse a observar ⸺en cámara lenta⸺ cómo Putin rompía con desparpajo lo acordado y reconocía la independencia del Donbás, tan solo 4 días antes de iniciar la invasión que cumple ya un año. Y, como era de esperarse, la agresión condujo raudamente a que, solo 7 meses más tarde, el 30 de septiembre de 2022, Putin anexara esa área a Rusia, como lo hizo en su momento con Crimea. En otras palabras, la repetición de la historia.

En la práctica, eso significa que la iniciativa irredentista le ha agregado a Rusia un territorio equivalente al de Costa Rica, con unos seis millones de habitantes. Y, geopolíticamente, se trata de un logro significativo para asegurarse el control integral del mar Negro y proseguir así la tarea sobre Odesa.

Las ventanas del diálogo

De tal forma, mientras el Kremlin se dedica ahora a consolidar allí sus posiciones militares y su control sociopolítico, también abre, muy racionalmente, la ventana para emprender nuevos diálogos que, en su perspectiva imperial, tendrían que versar sobre la “nueva estructura territorial de Ucrania”, la neutralidad de Kiev ⸺probablemente, con base en el modelo austriaco⸺, y el control de armamentos o la desmilitarización del país. Esta nueva estructura territorial obligaría a Zelenski a aceptar el despojo a cambio de paz (estabilidad), algo que, como se dijo antes, no cabe en la mentalidad de ningún ucraniano y que solo podría interpretarse como sinónimo de rendición.

Por otra parte, la neutralidad, palabras más, palabras menos, no se diferenciaría mucho de lo que ha sido la realidad ucraniana hasta el momento. Puesto que la Organización del Tratado del Atlántico Norte nunca le ha permitido el ingreso, ¿por qué habría de incorporarlo ahora, cuando ya ha sido objeto de agresión? O sea, si la Alianza Atlántica no hizo en su momento todo el esfuerzo necesario para disuadir a Putin de invadir al país, ¿por qué querría verse abocada ahora a una “tercera guerra mundial” enfrentándose directamente con el Kremlin?

Lo que pasa es que Volodimir Zelenski tiene un comprensible trauma histórico: el de la anexión de Crimea, territorio al que, formalmente, no renunciará nunca.

En consecuencia, adoptar el modelo austriaco de neutralidad no sería muy complicado, pero eso supondría la retirada de las tropas rusas, un escenario que a Putin ni siquiera se le ocurriría. Dicho de otro modo, si la rendición de cualquiera de los dos bandos no aparece en sus imaginarios diplomáticos, ¿estaría Washington tan motivado como capacitado para forzar a Zelenski a que “acepte la realidad tal como es y firme un tratado de paz olvidándose para siempre de Crimea y del Donbás”?

Asimismo, en cuanto a la desmilitarización, está claro que, hoy por hoy, las capacidades de Kiev dependen casi por completo de la ayuda proveniente de Occidente. Por tanto, Rusia tendría que aceptar un modelo de garantías de seguridad para que Kiev pudiera confiar en que no volverá a ser atacada. Sin embargo, ¿no fue eso mismo lo que se le prometió al país cuando, al terminar la Guerra Fría, Ucrania decidió, voluntariamente ⸺y, tal vez, ingenuamente⸺, deshacerse del armamento nuclear con que contaba?

Las bases de la dominación imperial

En conclusión, adentrarse ahora en tratativas como estas solo le permitirían a Putin, en su consabida lógica repetitiva de la historia, legitimar las anexiones que hasta ahora ha ejecutado, y ganar tiempo para preparar la siguiente operación, que bien podría ser sobre Moldavia.

La pregunta es: ¿en dónde quisiera él que semejantes diálogos se produjeran? Y la respuesta es en Bielorrusia, por supuesto, como lo está promoviendo el mismísimo presidente Lukashenko, respaldado por Xi Jinping en la Cumbre de Seguridad de Múnich y quien, desde Beijing, toma nota para saber cuál es el libreto que ha de seguir cuando se decida a ocupar Taiwán. Todo esto, con la ilusión del Kremlin puesta en firmar el que desde ya podríamos llamar el Acuerdo de Minsk 3.

VICENTE TORRIJOS es profesor titular en la Escuela Superior de Guerra de Colombia y profesor adjunto en el W. J. Perry Center/National Defense University, Washington DC. Sígalo en su sitio de internet vicentetorrijos.com.

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3 Responses to Ucrania, primer año: ¿hacia un acuerdo de Minsk 3?

  1. Andres Mejia dice:

    Muy buen articulo profesor Vicente Torrijos. La finalización de esta guerra llegará después de una negociación, que por ahora no se presentará. Así como Ucrania la sufre por la afectación de la población y la perdida de su territorio, Rusia se desgasta por la resistencia de la tropas ucranianas y las sanciones que recibido. Sin embargo, una negociación beneficiaria mas a Rusia para formalizar la anexión de los territorios ucranianos invadidos.

    Otra opinión al respecto, es que el desgaste de la guerra le interesaría a los aliados de Ucrania para conocer entre otros, el alcance del poder militar de Rusia, la resistencia de su economía y lo mas importante, relatado en el articulo, confirmar por medio de las acciones rusas, las intenciones de expansión territorial en la región. Entre tanto, los países miembros de la OTAN deberían tomar las medidas correspondientes en Moldavia, objetivo de la siguiente operación militar rusa. Los hechos recientes indican que Rusia se arriesgó y acertó en actuar primero, ahora le corresponde a la OTAN anticiparse para evitar que lo Donbas y Crimea se repita.

  2. Andres Mejia dice:

    Muy buen articulo profesor Vicente Torrijos. La finalización de esta guerra llegará después de una negociación, que por ahora no se presentará. Así como Ucrania la sufre por la afectación de la población y la perdida de su territorio, Rusia se desgasta por la resistencia de la tropas ucranianas y las sanciones que ha recibido. Sin embargo, una negociación beneficiaria mas a Rusia para formalizar la anexión de los territorios ucranianos invadidos.

    Otra opinión al respecto, es que el desgaste de la guerra le interesaría a los aliados de Ucrania para conocer entre otros, el alcance del poder militar de Rusia, la resistencia de su economía y lo mas importante, relatado en el articulo, confirmar por medio de las acciones rusas, las intenciones de expansión territorial en la región. Entre tanto, los países miembros de la OTAN deberían tomar las medidas correspondientes en Moldavia, objetivo de la siguiente operación militar rusa. Los hechos recientes indican que Rusia se arriesgó y acertó en actuar primero, ahora le corresponde a la OTAN anticiparse para evitar que lo Donbas y Crimea se repita.

  3. […] En febrero de 2023 se cumplio el primer año del inicio de un Conflicto Global, cuyo fin resulta tan lejano e improbable como en aquellos días…podría llegar a ser una guerra crónica e inconclusa. […]

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