Migración haitiana

7 octubre, 2021 • Artículos, Latinoamérica, Norteamérica, PJ Comexi, Portada • Vistas: 5440

Nociones de frontera y diáspora ante el complejo éxodo de nuestro tiempo

Noticias por el Mundo

Melissa Zuleika Cruz Contreras

Octubre 2021

Una colaboración del Programa de Jóvenes del Comexi

El constante incremento de los flujos migratorios a nivel mundial desde inicios del siglo XX ha sido resultado de una reconfiguración del orden internacional. Enmarcado en la globalización y los cambios que atravesó tanto la economía mundial como los sistemas políticos de muchos países, trajo consigo un conjunto de fuerzas que impulsó a millones de personas a abandonar sus lugares de origen, por razones económicas, de seguridad o debido a represiones políticas, entre otros motivos.

El éxodo haitiano se inserta en este contexto, apuntalando una situación que se complejiza todavía más dadas las condiciones bajo las cuales ocurre el tránsito de personas en la actualidad, y la relación que ello tiene con la interconectividad que caracteriza al siglo XXI, pues en nuestro tiempo, el tránsito de las personas migrantes ya no tiene un origen único ni tampoco un destino específico. La diáspora haitiana es un ejemplo claro de esto, pues las agrupaciones de personas varadas en Ciudad Acuña, que recientemente han tratado de ingresar a Estados Unidos por el estado de Texas, no provenían originalmente de Haití, sino que habían viajado a México desde Chile y Brasil al ver deteriorada la oportunidad de echar raíces en esos países.

Y así como Haití no ha sido recientemente el origen exclusivo de su propia diáspora, Ciudad Acuña tampoco ha sido su único destino en México. Tijuana y Mexicali, por ejemplo, han sido localidades receptoras de personas haitianas mucho antes de la coyuntura actual, lo que ha construido a nivel sociocultural dinámicas que sugieren una reconfiguración de los propios términos “frontera” y “diáspora”, los cuales deben nombrarse y analizarse buscando trascender el enfoque de seguridad, refugio y asilo que suele observar el tránsito de personas indocumentadas, y los discursos xenófobos que comúnmente acompañan esas interpretaciones.

Condiciones que facilitan la expulsión

El siglo XX representó un momento clave en las causas del éxodo haitiano y de millones de personas en la región, pues la injerencia estadounidense en el hemisferio, mediante la imposición de dictaduras militares, provocó una serie de crisis políticas en varios países de América Latina y el Caribe, los cuales después experimentaron restructuraciones que deterioraron drásticamente sus economías. En el caso particular de Haití, ese deterioro se exacerbó por la difícil situación económica, política y social que derivó del terremoto de 2010, las enfermedades que asolaron a la población después del desastre natural y la inestabilidad de su sistema político (recordemos los golpes de Estado, la entrada de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití, en 2004, y el reciente asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021).

El fracaso de la intervención humanitaria fue otro factor determinante. En palabras de Marcela Landazábal, la falta de transparencia en el manejo de los fondos internacionales para la recuperación haitiana luego del terremoto (donde el gobierno tuvo poca injerencia) resultó en una parálisis política y económica para el país, pues la economía de asistencialismo sumada a un Estado débil configuró un escenario que aceleró la expulsión de miles de haitianos de su lugar de origen. Situación que no ha cambiado 11 años después.

México como espacio de tránsito y lugar de destino

A México, la migración haitiana comenzó a llegar a partir de 2017. Miles habían dejado ya su lugar de origen desde el terremoto, e incluso previo a ello, para radicar en otros países, y ahora debían migrar de nuevo, abandonando Brasil (uno de sus principales destinos) tras la recesión económica que trajo consigo el breve estímulo económico derivado de hospedar el Mundial de Futbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016. Las esperanzas de nuevas oportunidades estaban puestas ahora en Estados Unidos, pero ese sueño enfrentaba un obstáculo: el tránsito por México. Así, buena parte de la diáspora haitiana fue concentrándose en las ciudades fronterizas de Tijuana y Mexicali, y también en Chiapas, en la frontera sur.

La búsqueda constante de un hogar significa enfrentarse a la desigualdad de ser “los otros” y a las desigualdades que se viven también en las comunidades receptoras.

Después de 4 años, miles de haitianos vuelven a migrar a México ahora desde Chile, además de Brasil. La barrera que representa el idioma para acceder a oportunidades de empleo, las restricciones migratorias impuestas por el gobierno de Sebastián Piñera desde 2018 y el racismo presente en la sociedad chilena ante la llegada de una población que desconoce han vuelto a cerrar las puertas a la comunidad haitiana, trasladando nuevamente sus expectativas a Estados Unidos y favoreciendo su concentración en un nuevo destino fronterizo: Ciudad Acuña, Coahuila.

Frontera(s) y diáspora

Son bien conocidas las complicaciones que el Estado mexicano enfrentó en aquel momento y que enfrenta actualmente en Ciudad Acuña por la presencia de migrantes de origen haitiano. Pero la excesiva inmersión en esas dificultades suele invisibilizar otro aspecto fundamental de la situación: las dinámicas que en el terreno sociocultural producen interacciones más allá de la propia lógica del Estado como forma de organización política, impactando en las identidades individuales y colectivas tanto de las sociedades migrantes como de las receptoras.

En esa lógica, a decir de Landazábal, problematizar el término frontera dándole un sentido plural permite argumentar que, además de las líneas divisorias que marcan los límites entre un Estado y otro, las fronteras mismas se convierten en entornos simbólicos de interacción, cuya normalización como espacios restrictivos tiene efectos tanto en el inconsciente colectivo de las sociedades receptoras que han convivido con la diáspora durante años (el caso de Tijuana), como en el proyecto migrante de la comunidad haitiana, que se configura y reconfigura según su tránsito por el mundo, significando una forma de resistencia ante la improbable recuperación de una figura estatal víctima del orden mundial vigente.

Algo semejante sucede con el término diáspora, pues para el caso haitiano ha simbolizado “una forma de tejido conectivo que actualiza y restaura la comunidad incluso en situación de movilidad”, incentivándola a generar vínculos aún en el exilio y pese a haber atravesado múltiples fronteras políticas, cuyos contextos también los han atravesado a ellos.

Son las anteriores (entre muchas otras) algunas razones que permiten argumentar que el éxodo haitiano no es casualidad ni responde exclusivamente a las esperanzas que trajo consigo la elección de Joseph R. Biden. “Ningún país parece acomodarse a la migración haitiana” dice Landazábal, pero hacer énfasis en ello y en la complejidad que caracteriza al flujo migratorio a partir de la reflexión en torno a esos términos puede permitirnos, como sociedades receptoras, descubrir nuevas formas de interacción y comunicación que nos distancien de las violencias que hoy representan las fronteras físicas.

Repensar nuestro territorio como un espacio de tránsito, pero también de destino puede otorgarnos margen de acción ante la imposibilidad del Estado de actuar de forma resiliente y responder a las necesidades de comunidades para las cuales, la búsqueda constante de un hogar significa enfrentarse a la desigualdad de ser “los otros” y a las desigualdades que se viven también en las comunidades receptoras.

MELISSA ZULEIKA CRUZ CONTRERAS es licenciada en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y asociada del Programa de Jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi). Fue asistente de investigación en el proyecto “Fundamentalismos y Orden Internacional” de esa Facultad, entre 2017 y 2018, y actualmente es investigadora en el Centro de Investigación Internacional del Instituto Matías Romero de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México. Sígala en Twitter en @zuleiqua.

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One Response to Migración haitiana

  1. Olga c m. dice:

    Qué interesante informacion ,yo pienso que pesa mucho más el problema de la economía ya que familias completas(parejas con hijos pequeños se desplazan a buscar el sustento de su familia) y si se han asentado en diversos lugares a lo largo de la República mexicana .

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