Los desafíos de la inteligencia artificial en el sistema internacional

25 abril, 2019 • Artículos, Asuntos globales, PJ Comexi, Portada • Vistas: 11880

TyN Magazine

Francisco Rodrigo Trejo Campos

Abril 2019

Una colaboración del Programa de Jóvenes del Comexi

En la actualidad, la inteligencia artificial está transformando considerablemente la economía y la sociedad, por lo cual su desarrollo se ha vuelto un asunto de seguridad nacional para las grandes potencias, especialmente China y Estados Unidos. La inteligencia artificial se define como un conjunto de algoritmos y tecnologías complejas que permiten a las máquinas, sistemas y software tomar decisiones de manera autónoma. Hasta hace poco, Estados Unidos era el líder indiscutible en esta materia, pero en los últimos años, China ha realizado avances significativos que la colocan como un actor de primer orden. El impacto de las tecnologías de inteligencia artificial se puede observar en áreas tan diversas como los sistemas de vigilancia, la navegación en internet y la medicina, provocando desafíos económicos, sociales y éticos relevantes. Frente estas circunstancias, China y Estados Unidos se encuentran ante la disyuntiva de promover sistemas regionales o nacionales, alineados a una de estas dos potencias, o impulsar un régimen internacional integral que contribuya de manera más eficiente a combatir los múltiples desafíos de la inteligencia artificial.

Actualmente, China y Estados Unidos son los líderes mundiales en este ámbito, lo que ha creado ecosistemas óptimos para el desarrollo de estas tecnologías. Por un lado, las empresas tecnológicas estadounidenses, principalmente Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft, han estimulado, con un papel muy limitado del gobierno, la innovación en inteligencia artificial, generando un mercado con suficiente capital de riesgo que estimula la creatividad y atrae al mejor talento del mundo. Ello se ve reflejado en que Washington está a la cabeza en el uso de big data (análisis de grandes volúmenes de datos). Por otro lado, China ha impulsado un ecosistema donde el gobierno, las empresas de capital de riesgo y las empresas tecnológicas, particularmente Baidu, Alibaba, Tencent y Huawei, destinan vastos recursos para la investigación, registro tecnológico y comercialización de tecnologías de aprendizaje automatizado, conocido como deep learning. Como resultado, China lidera el sector de la inteligencia artificial en materia de patentes, generación de datos sin procesar, artículos de investigación y financiamiento. Por ello, se prevé que para 2025, China esté a la zaga de la inteligencia artificial de internet y de percepción (internet de las cosas, reconocimiento facial, entre otros).

China y Estados Unidos son los líderes mundiales en este ámbito, lo que ha creado ecosistemas óptimos para el desarrollo de estas tecnologías.

El ascenso de China al estatus de potencia tecnológica ha dado lugar a un sistema fragmentado con amplias resonancias geopolíticas. Actualmente, la gran mayoría de los gobiernos y empresas utiliza tecnologías de inteligencia artificial estadounidense -incluyendo agentes virtuales, análisis de textos, reconocimiento de voz o vehículos autónomos- brindando una ventaja competitiva a empresas como Amazon y Google, las cuales han optado por un modelo de autorregulación que les permite utilizar datos sin procesar para fines comerciales y restringir su colaboración con los gobiernos cuando consideran que atenta contra sus valores. Sin embargo, en años recientes, las grandes empresas chinas y las empresas emergentes (startups) chinas han empezado a suministrar servicios de monitoreo, control de tránsito y reconocimiento facial a distintos gobiernos, como los de Ecuador, Myanmar y Zimbabue. Estas empresas tienen vínculos cercanos con el gobierno chino, lo cual aunado a una legislación sobre privacidad laxa, se traduce en tecnologías de inteligencia artificial que fortalecen el control estatal sobre los ciudadanos.

Entre estas dos visiones se encuentra la Unión Europea, que promueve el uso de tecnologías de inteligencia artificial que sigan lineamientos éticos y basen sus decisiones en criterios transparentes con la finalidad de incentivar la confianza del consumidor. En los últimos años, las autoridades de Estados Unidos han promovido la noción de que se encuentran en una carrera de inteligencia artificial con China en la que solo puede haber un ganador, restringiendo el uso de hardware y software chino en territorio estadounidense y de sus aliados, tal como la prohibición de la red 5G desarrollada por Huawei en suelo estadounidense. Esto ha ocasionado un distanciamiento con el gobierno chino, el cual ha incrementado sus exportaciones tecnológicas al Sudeste Asiático y al continente africano.

Pese a las divergencias entre China y Estados Unidos en materia de inteligencia artificial, su desarrollo se ha basado en la colaboración recíproca. Empresas como Microsoft y Apple han invertido miles de millones de dólares en empresas chinas de inteligencia artificial, mientras que empresas chinas invierten cada año montos significativos en Estados Unidos. Además, Baidu es miembro de la Asociación para la Inteligencia Artificial, con sede en California, la cual busca desarrollar buenas prácticas para el uso de este tipo de tecnología. Estos ejemplos son testimonio de que algunos de los recientes avances en inteligencia artificial han sido, en gran medida, producto de cooperación binacional e internacional. Sin duda, los empresarios, investigadores e inversionistas de ambos países son conscientes de que las aplicaciones de la inteligencia artificial traerán beneficios para todos, desde la detección temprana de cáncer, el otorgamiento eficiente de préstamos hasta la procuración de justicia. Pese a que China busca posicionarse como la superpotencia en tecnologías de inteligencia artificial para 2030, la complejidad teórica, la multiplicidad de datos y las aplicaciones vuelve necesario que ambas potencias mantengan la cooperación bilateral en el mediano plazo.

Las consecuencias sociales, económicas y políticas del uso extensivo de la inteligencia artificial rebasan las fronteras nacionales e intereses privados.

Las consecuencias sociales, económicas y políticas del uso extensivo de la inteligencia artificial rebasan las fronteras nacionales e intereses privados, por lo cual se requiere una solución multilateral para mitigar los impactos negativos en el mediano y largo plazo. Desde los orígenes del aprendizaje automatizado en la década de 1960 hasta la actualidad, la inteligencia artificial se ha restringido a tres tipos de instituciones: las universidades, las empresas y el ejército, permaneciendo fuera del debate y escrutinio públicos. Sin embargo, el uso masivo de estas tecnologías incrementará, en el mediano y largo plazos, el desempleo y la desigualdad, además de presentar desafíos éticos en cuanto al alcance de estas aplicaciones y al papel del ser humano. Por ello, es necesario que los gobiernos -en colaboración con las empresas tecnológicas, grupos de expertos y la sociedad civil- diseñen estrategias integrales para enfrentar los desafíos sociales, políticos, económicos, legales y éticos causados por las tecnologías de inteligencia artificial. Estas medidas en el ámbito nacional deberán complementarse con iniciativas multilaterales, estableciendo los cimientos para un régimen global de control de inteligencia artificial que cuente con principios generales, tratados y mecanismos de monitoreo, con la finalidad de contribuir al bienestar de todos.

En suma, China y Estados Unidos han impulsado los avances más recientes en tecnologías de inteligencia artificial, promoviendo dos visiones divergentes que, sin embargo, se han desarrollado sobre la base de la cooperación bilateral en los ámbitos científico y económico. La gran magnitud de las aplicaciones de inteligencia artificial, en las áreas civil y militar, la convierte en un tema de relevancia mundial que rebasa las capacidades de las grandes potencias y las mayores empresas tecnológicas. Por ello, el futuro de la humanidad dependerá de la existencia (o ausencia) de un régimen internacional de control de inteligencia artificial basado en un código ético compartido, el respeto a los derechos humanos, la fiabilidad y la transparencia.

FRANCISCO RODRIGO TREJO CAMPOS es maestro en Asuntos Internacionales por el Graduate Institute of International and Development Studies de Ginebra y licenciado en Relaciones Internacionales por El Colegio de México (Colmex). Ha laborado en la Dirección General de Relaciones Internacionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, así como en la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Unión Parlamentaria en Ginebra. Sígalo en Twitter en @ftrejo.

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3 Responses to Los desafíos de la inteligencia artificial en el sistema internacional

  1. AIline Vargas dice:

    Excelente artículo! Información confiable,además de buena redacción y reflexión. Es un tema que debe estar en la mira y en constante transformación.

  2. Génesis Martínez Vásquez dice:

    Artículo enriquecedor. Soy estudiante de Relaciones Internacionales, y mi tema de tesis será sobre la Inteligencia Artificial en la política lo cual es importante leer artículos de diferentes contextos y formas de visualización.

    ¡Excelente!

  3. Alicia Chinchabel dice:

    Mtro. Francisco Rodrigo, gracias por compartir el valioso articulo, el cual nos brinda un panorama preciso y con fuentes confiables sobre la Inteligencia Artificial IA. Me gustaría saber el papel actual de México ante esta ciencia, saber si existen convenios de cooperación y apoyo en las investigaciones. Descubrí este valioso material por una trabajo escolar de mi hija, y he quedado impresionada y motivada a seguir conociendo sobre este tema. Interesante también saber el papel de los gobiernos en el mundo, y motivar a los jóvenes e involucrarlos en los desafíos y oportunidades de esta valiosa ciencia.

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