La política comercial y la campaña electoral estadounidense en tiempos de pandemia

15 abril, 2020 • AMEI, Artículos, Norteamérica, Portada • Vistas: 8651

¿Qué puede esperar México?

Tomada la cuenta de Twitter @JohnKingCNN

Mariana Aparicio Ramírez y Alicia Puyana Mutis

Abril 2020

Una colaboración de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales

Predecir las trayectorias de una campaña electoral es crecientemente incierto. Ponderar las actuales, es un ejercicio aún más aventurero, pululado de todo tipo de incertidumbres de aquí a noviembre de 2020. Para las encuestadoras y los analistas, especialmente los economistas, el mundo, Estados Unidos incluido, experimenta una convulsión multifacética: dos de corto y mediano plazos –la sanitaria por el coronavirus y la del petróleo–, y una de mediano y largo plazo –la económica–, resultado de las primeras. Los gobiernos se encuentran tan superados como los hospitales y bregan por actuar con acciones de efectos inmediatos para salvar vidas y proteger los ingresos y la demanda básica, y ofrecen rescates financieros a las empresas y los bancos. De la duración y la intensidad de la pandemia en Estados Unidos dependerán los efectos sobre el empleo, los ingresos y la distribución de los costos de la crisis económica y, por ende, el impacto político modificará el contenido de las plataformas partidistas y el tenor político del candidato que prefiera el electorado como timonel para el próximo cuatrienio. No obstante, los desconocidos no conocidos, aventuramos algunas ideas.

La actual campaña electoral estadounidense difiere de las anteriores, en la dinámica, las estrategias y en las prioridades políticas manifiestas por los candidatos. Se alteró el cronograma. Primero, cambiaron las fechas de los caucus, las primarias y las Convenciones Nacionales. En segundo lugar, la restricción de la aglomeración de personas trastocó el curso de las campañas, se remplazó por debates y campañas virtuales sin audiencia, asunto no menor pues los candidatos sobrepasan el límite etario del máximo riesgo de contagio y defunción. Tercero, los retos institucionales derivados de universalizar el voto por correo, la única opción para garantizar que las elecciones presidenciales se realicen en la fecha programada y preservar vidas con la cuarentena. Por último, en cuarto lugar, dio protagonismo y escenario exclusivo al Presidente por la urgencia de informar a la población sobre las medidas adoptadas durante la pandemia. Así las cosas, y para asegurar la confianza de los votantes, los dos candidatos demócratas no cuentan con más escenario que las entrevistas o videos en canales televisivos y horas no ocupadas por el presidente-candidato Donald Trump quien, ante la certidumbre de los fatales efectos en vidas y en crecimiento económico de la pandemia, trata de usarla como formidable instrumento electoral. Las muertes pueden variar entre 100 000 y 240 000, y el PIB caer entre un 15% y un 30%, pérdida superior a la crisis del 2009, según lo afirmara Kristalina Georgieva, Directora del Fondo Monetario Internacional, el 27 de marzo de 2020.

la crisis económica por la pandemia se suma la inesperada caída de los precios del petróleo que amenaza la estrategia presidencial de la supremacía energética estadounidense.

No es claro, en estas condiciones, el impacto en la intención del voto del electorado, dadas las actuales preferencias ciudadanas. De acuerdo con la encuesta mensual en línea de Harvard-Harris Poll, entre el 24 y el 26 marzo de 2020, el coronavirus, la salud y la economía del país se colocan como los temas más importantes. ¿Lo serán en noviembre próximo y cuál candidato las garantiza mejor? El cambiante Trump o las opciones demócratas, más atemperadas y consistentes.

Lo que se pretende ilustrar aquí es una tendencia de cambio, pero hasta el momento no queda claro en qué medida el presidente Trump logre capitalizar ser comando en jefe de la campaña antivirus, no obstante sus virajes de timón de 180 grados. Lo cierto es que a la crisis económica por la pandemia se suma la inesperada caída de los precios del petróleo que amenaza la estrategia presidencial de la supremacía energética estadounidense.

Lecciones sobre crisis económica e incremento de políticas proteccionistas: ¿por qué la política comercial importa?

Son varias las razones políticas y económicas del incremento de medidas proteccionistas atribuibles a la liberalización económica y la globalización. Cabe mencionar; primero, la globalización ha inducido el estancamiento económico, el deterioro salarial, la caída de las remuneraciones laborales en la distribución de los ingresos y el incremento en la desigualdad en y entre los países y, segundo, en contextos de crisis económica, el legislativo puede impulsar medidas de protección en favor de la industria nacional, por presión de grupos de poder y en respuesta al formidable cabildeo y ante el descontento de la opinión pública.

Es pertinente plantearse algunas preguntas: ¿qué papel pueden jugar, en las condiciones de la grave crisis económica y social que se prevé, las organizaciones económicas internacionales y los acuerdos preferenciales discriminatorios pactados, cuando se consideraba irrefrenable el ascenso del internacionalismo liberal? ¿Tienen algún margen para ejercer contrapeso a las decisiones gubernamentales de proteger sus mercados? ¿Pueden cumplir las funciones de supervisión y vigilancia y que se apliquen las normas aceptadas? ¿Es razonable exigir se mantengan los compromisos comerciales internacionales? Es evidente la relevancia de incrementar el flujo de información en torno a las necesidades, preferencias y políticas de los gobiernos signatarios, no lo es tanto, al menos visto desde hoy, ampliar la liberalización en respuesta a los problemas de la globalización productiva y del mercado mundial. La globalización parece no garantizar ni la certidumbre ni la seguridad económica. Quedan muchas lecciones por aprender, es lo único cierto.

Ante la recesión anunciada, es difícil prever cómo se trasladarán los efectos de la crisis económica producida por el COVID-19, a las propuestas de política comercial en la campaña presidencial estadounidense. En este marco, se describen las características de las propuestas del Partido Demócrata, específicamente la agenda de Joe Biden y Bernie Sanders, los dos factibles candidatos demócratas a la presidencia, a partir del conocimiento previo de la política comercial implementada por el presente Trump. Las propuestas de política comercial de los candidatos son relevantes para México, por la elevada dependencia económica, tanto por las importaciones y las exportaciones, así como en las inversiones y por el volumen de las remesas, significativas para aliviar la pobreza de millones de hogares, especialmente rurales. También lo es, por la petición de diversos actores políticos y empresariales en Estados Unidos extender el plazo de entrada en vigencia del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), prevista, por ahora, para el 1 de julio de 2020.

Entre el liderazgo estadounidense y el comercio justo: la propuesta demócrata

Biden considera que la política del presidente Trump ha minado la hegemonía estadunidense en el escenario mundial, y presenta, con su política “American leadership”, reposicionarlo como el motor del comercio mundial y el sistema multilateral. Por lo tanto propone, como eje central de su política internacional y para recuperar ese liderazgo mundial, fortalecer la economía de las clases medias, propósito lograble al incorporar cláusulas sobre inversión en empleo e infraestructura y adicionando en los acuerdos comerciales compromisos laborales y medio ambientales y renunciado a usar la política comercial como mecanismo de presión hacia otros países para imponer cambios en sus políticas internas o eliminar las prácticas desleales de comercio.

En enero de 2020, en un artículo publicado en Foreign Affairs, Biden presentó su estrategia de política comercial, en la cual el proteccionismo no es una opción válida. Biden, como presidente, no celebrará ningún acuerdo comercial hasta que no se equipe e invierta en los estadounidenses, condición del éxito en la economía global. Tampoco se sentará en una mesa de negociación sin líderes laborales y ambientales y, reglas estrictas de aplicación para aquellos socios que no cumplan con los acuerdos firmados.

Las propuestas de política comercial de los candidatos son relevantes para México, por la elevada dependencia económica, así como en las inversiones y por el volumen de las remesas.

En contrapartida, la propuesta de política comercial impulsada por Sanders es de comercio justo, en el cual el centro de atención lo ocupa el bienestar de los trabajadores y la creación de empleos. Da contenido social a “Buy american” y “Buy local” y los convierte, en instrumento de los propósitos sociales y de mejora al medio ambiente y prevención del cambio climático.

Para Sanders, la política comercial de Estados Unidos no satisface las necesidades de los trabajadores estadounidenses y ha centrado los beneficios en favor de las grandes corporaciones. Reitera que la filosofía comercial actual favorece el outsourcing, desprotege el trabajo y los ingresos y fomenta el deterioro salarial. De ahí su rechazo al ingreso de Estados Unidos al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico y su voto en contra de la ratificación del T-MEC, coherente con su actitud contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. El T-MEC es igualmente desastroso y, de llegar a la presidencia, lo renegociará para incorporar nuevas cláusulas laborales, ambientales y sobre derechos humanos, y para eliminar incentivos para la relocalización laboral de las multinacionales, proteger y sancionar la competencia desleal en los acuerdos. Considera adicionar sanciones contra la manipulación cambiaria con fines competitivos, eliminar las reglas que aumentan el costo de los medicamentos, deshacer el daño causado a la agricultura familiar. Esta posición lejos del proteccionismo y de rechazo a ultranza del comercio, parte que el comercio puede ser favorable siempre que sea justo.

¡Larga vida al T-MEC!, “American first” y ¿México?

Para México, y en las condiciones extraordinarias que vive, por el cambio de estrategia política y el giro hacia una sociedad menos desigual, las perspectivas que se desprenden de lo anteriormente descrito son menos claras incluso que para Estados Unidos. Eso en virtud que muchas de las variables que definen la trayectoria económica del país, dependen de las medidas que se adopten en el vecino del norte y de la dinámica y estructura futura de la economía.

El presidente Andrés Manuel López Obrador optó por eliminar los focos de conflicto poco manejables y negoció y firmó el T-MEC. Debía dar confianza a los inversionistas nacionales e internacionales en que habría continuidad en las relaciones económicas y políticas con Estados Unidos. Ante la crisis sanitaria actual, refuerza medidas para proteger los ingresos y la demanda interna, preservando la apertura que deterioró a los primeros. Simultáneamente, mantiene su posición de no afectar los ingresos del capital con una reforma tributaria o contrayendo deuda pública. Con esta paradójica estrategia busca aliviar la desigualdad y mantener la confianza de los inversionistas. No hay tiempo para contemplar medidas de largo plazo. Tampoco para repensar el T-MEC. Cada día trae su afán.

MARIANA APARICIO RAMÍREZ es profesora titular en el Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es Coordinadora del Observatorio de la Relación Binacional México-Estados Unidos y del Seminario de Análisis de Coyuntura en la FCPyS. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Sígala en Twitter en @mariana_aparam. ALICIA PUYANA MUTIS es profesora investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-México. Es miembro fundador del World Economic Association, del Consejo Directivo de la International Development Economics Association (IDEAS) y de Cambridge Energy Research Associates (CERA). Es miembro del consejo editorial de Real-World Economics Review y miembro del SNI de Conacyt. Sígala en Twitter en @PuyanaMutis.

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