¿La llegada de la «Cuarta Transformación» juvenil?

29 abril, 2019 • Artículos, Latinoamérica, Portada • Vistas: 7590

Revista Espejo

Alexis Da Costa Yáñez

Abril 2019

México vive una etapa de cambio político, social, económico e incluso estructural que los actores de esta nueva etapa, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, han bautizado como la «Cuarta Transformación». El título hace alusión a los eventos más importantes en la historia del país azteca, los cuales han marcado un parteaguas en la vida pública, en la economía y, sin duda, en la jerarquización social entre los mexicanos. La primera transformación hace referencia a la independencia de México, la segunda se trata de la Reforma y la tercera transformación de la vida pública del país está representada por el movimiento revolucionario iniciado en 1910.

La «Cuarta Transformación» busca hacer un cambio a fondo en la política mexicana que, según sus promotores, será posible terminando con la corrupción. Al poner este problema como el núcleo de los males que sufre México, responsable, según ellos, de las crisis económicas, la inflación, la violencia y la inseguridad, pues este argumento supone que con buenos gobernantes y siendo honestos el pueblo deberá volverse bueno y honesto. Una idea que sin duda nos hace recordar aquella «Teoría de la Justicia» de Rawls. Sin profundizar en la capacidad de cambio que pudiera tener el gobierno actual o la oportunidad de que esta llamada «Cuarta Transformación» pudiera cumplirse, es sensato proponer una transformación enfocada a otra realidad que viven los mexicanos y que día a día se acrecienta sin que teóricos, investigadores o asesores políticos le tomen la importancia que se merece. Esta otra realidad a la que se hace referencia es la transformación generacional.

Un país joven

El fenómeno del crecimiento poblacional ha generado que México se transforme con rapidez en un país joven, lo cual es un caso repetitivo en la mayoría de los países latinoamericanos. Esto se determina porque existe un porcentaje muy alto de la población que tiene entre 18 y 35 años, además de un acrecentado número de menores de edad. Tan solo basta con prender el televisor o abrir alguna revista para comprender que los jóvenes están ocupando cada vez más espacios que no se hubieran imaginado antes, los mismos que antes estaban reservados para personas de edad adulta con mayor experiencia, lo que para algunos es traducido en mayor conocimiento y eficacia.

Algunos ejemplos de la transformación generacional son la farándula con decenas de actores y cantantes jóvenes. En el área literaria se puede ver que cada vez son más jóvenes los que ocupan puestos como escritores o columnistas en diarios, periódicos y revistas, además de los múltiples escritores, poetas y novelistas con menos de 30 años. La parte académica es la que más impresiones ha causado con jóvenes menores de 30 años que cuentan incluso con doctorados y son catedráticos en universidades de gran prestigio.

La política no se ha salvado de este fenómeno. En las últimas elecciones se tuvo grandes ejemplos de jóvenes exitosos que hoy ocupan puestos trascendentales en la toma de decisiones, como lo son alcaldías, curules en el Congreso de la Unión e importantes posiciones en los congresos locales. Un ejemplo es el de la titular de la Secretaría del Trabajo en el gabinete presidencial de López Obrador, Luisa María Alcalde, quien tiene 31 años, lo que la convierte en la Secretaria de Estado más joven de la época actual. Casos como el mencionado demuestra en cierta medida que esa transformación generacional está llegando como nunca se había visto en la vida pública de México y de Latinoamérica.

Algunos detractores del tema juvenil hacen mención de la poca importancia de poner en la agenda pública el tema de los jóvenes, pues cuestionan la madurez en la toma de decisiones y el poco impacto social que las políticas públicas enfocadas hacia este segmento poblacional generan. Sin embargo, al desglosar cada problema social encontrado actualmente en la mayoría de los estados mexicanos y países de Latinoamérica, sale a relucir la importancia de este asunto.

Una cuestión que pone los reflectores sobre la población menor de 35 años es la violencia que se sufre actualmente en México.

Una cuestión que pone los reflectores sobre la población menor de 35 años es la violencia que se sufre actualmente en México. En múltiples estados existen movimientos de apoyo a la mujer que buscan terminar con las cifras de feminicidios y trata de blancas que se han incrementado en los últimos años. Desmenuzando las cifras dadas por las agencias de seguridad pública nacional, se puede observar que un gran porcentaje de las víctimas de violencia de género son menores de 35 años, lo que las incluye en la categoría de jóvenes. De igual manera, las cifras de feminicidios arrojan que gran cantidad de las mujeres asesinadas en México son menores de 35 años, caso aún más alarmante al hablar sobre la trata de blancas, pues la gran mayoría de las víctimas son menores incluso de 29 años. Del otro lado de la problemática se encuentran los victimarios, punto sobre el que se sentencia la importancia de crear medidas urgentes enfocadas a jóvenes. La mayoría de los delitos antes mencionados son ejecutados también por personas menores de 35 años. Además, en otros rubros criminales, como el robo, asalto y homicidio, son mayoritariamente jóvenes quienes se dedican a estas actividades delictivas.

La misma comparativa se puede poner en diversos problemas sociales que se viven actualmente, como el narcotráfico y el huachicoleo, en donde si bien los líderes de las bandas delictivas o altos mandos de las mismas son personajes con una gran trayectoria delictiva, la mayor parte de las personas involucradas o «carne de cañón» usada son jóvenes, teniendo una gran incidencia delictiva entre menores de 35 años. También se ha extendido a menores de edad, habiendo casos de niños de hasta 14 años involucrados en estas actividades. Tal fue el caso del «niño sicario» quien en 2011 fue detenido con solo 14 años, pero con múltiples crímenes en su historial del que resaltan cuatro personas degolladas por este menor.

Antecedente juvenil

La juventud en México ha jugado siempre un papel fundamental en las causas sociales y es que son precisamente jóvenes los que enarbolan las luchas en contra de las injusticias en todas las épocas. Desde movimientos como la despenalización del aborto, que ha tenido un gran auge en los últimos años, hasta luchas que buscan darle más derechos a la comunidad LGBTTTI. Aunque en estos movimientos se puede encontrar gente de todas las edades, son los jóvenes quienes «llenan» las marchas, las protestas y los eventos concurridos que buscan llamar la atención de las autoridades y exigir que se cumplan las peticiones de esa lucha.

El mayor y más famoso acontecimiento ha sido la matanza de Tlatelolco de 1968, en el que la represión del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz llevó al ejército nacional a cometer incontables brutalidades en contra de jóvenes estudiantes. Si bien en la época actual resulta poco probable que ocurra una tragedia como la mencionada, se tienen ejemplos como el de Ayotzinapa o casos más aislados de jóvenes asesinados, desaparecidos o heridos en protestas.

El último movimiento a gran escala vivido en México se dio durante la campaña presidencial de 2012. Bajo esta coyuntura política nació el movimiento juvenil #YoSoy132, con objetivos claros plasmados en seis puntos que iban desde la democratización de los medios de comunicación y cambios en el modelo educativo, hasta un cambio en el modelo económico neoliberal. Este movimiento fue acogido por hasta cincuenta países. Lamentablemente, la falta de organización entre los miembros hizo que el movimiento no prosperara más allá del proceso electoral y terminaron por pasar al olvido, aunque algunos de sus líderes continúan en diversas esferas políticas.

Los jóvenes en los partidos políticos

La iniciativa de involucrar a los jóvenes en la política por medio de organizaciones internas en partidos se originó en 1939, con el Congreso Nacional Constituyente de la Confederación de Jóvenes Mexicanos convocada por Carlos Madrazo por indicaciones del entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río. Con esto se creó la primera organización juvenil partidista que, hasta la fecha, forma parte del Partido Revolucionario Institucional. Otros partidos, como el Partido Acción Nacional con Acción Juvenil o el Movimiento Regeneración Nacional con Juventud es Morena, han buscado involucrar a los jóvenes en la política, pocas veces con éxito, pero con la voluntad de así hacerlo.

¿Son suficientes las medidas gubernamentales?

De manera lamentable, la respuesta a esta pregunta es negativa. Han sido muy pocas las decisiones acertadas que se han tomado, pues en contadas ocasiones han tenido un impacto real en el presente y futuro de los jóvenes mexicanos. En múltiples ocasiones se han quedado solamente como programas de relumbrón útiles para tiempos electorales.

La medida más conocida en este rubro es la implementación del famoso Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve). En los estados y en los municipios están los institutos que sirven como enlaces para los programas sociales enfocados a la juventud que, en algunos casos, tienen ya varios años operando. El problema principal de los institutos municipales en primera instancia es la baja cobertura, pues no todos los municipios cuentan con esta figura. Por ejemplo, el municipio de San Martin Texmelucan, en el estado de Puebla, es considerado el primer lugar nacional en robo de hidrocarburo. A pesar de las múltiples problemáticas, no cuenta con un instituto o dirección de la juventud que apoye a más de 40 000 jóvenes. Para los municipios afortunados que cuentan con un Imjuve, el problema radica en el alcance de los programas ofertados, pues muchos de los servicios que se prestan no están establecidos en todos los institutos, como es el caso de las bolsas de trabajo o la atención psicológica. Además, solo los programas más vistosos son los que normalmente se aplican, sobre todo los dirigidos a jóvenes emprendedores. Sin embargo, esto deja fuera a los millones de jóvenes que no pueden enfocar su atención en estudios o en crear empresas, y que por sus condiciones de vida están más cercanos a ser absorbidos por las entrañas del crimen organizado para poder solventar el gasto necesario tan solo para poder alimentarse.

Esta transformación generacional llega a pasos agigantados, sin pedir permiso a nadie y sin esperar a que le abran la puerta.

La tarea no es nada sencilla y como toda política pública o acción gubernamental debe estar acompañada y respaldada por la sociedad para su implementación. Tal es el caso de los programas de ayuda psicológica o prevención del delito, pues en ocasiones los jóvenes vienen de familias que se dedican a actividades ilícitas o que ven con normalidad conductas violentas. En estos casos es prácticamente imposible ayudar al joven sin antes canalizar a los padres para que ellos sean los primeros que entiendan la magnitud del problema, aunque también habrá ocasiones en que los padres o familiares no quieran acceder a este ejercicio; sin embargo, existen mecanismos para hacerlo de forma obligatoria.

La nueva generación

Esta generación ha sido la más criticada. Han sido bautizados como millennials y los más jóvenes que apenas rondan los 19 años como centennials. Aunque las inconformidades por su desempeño laboral, bajo compromiso y mentalidad enfocada a lo políticamente correcto son demasiadas, estadísticamente son quienes mejores resultados están arrojando tanto académica como laboralmente.

Aún con todos los problemas ya mencionados, esta transformación generacional llega a pasos agigantados, sin pedir permiso a nadie y sin esperar a que le abran la puerta. Tal parece que estas nuevas generaciones han entendido aquella frase acuñada en las más altas esferas políticas que dice: «El poder no se pide, se arrebata». Hoy las juventudes están arrebatando el poder político, económico y social en toda Latinoamérica, y con seguridad será cuestión de al menos una década para que sean mayoría en la población y por ende en estas posiciones. Se ha gritado a los cuatro vientos la llegada de la «Cuarta Transformación» que, sin duda, es generacional, sin guerra, sin discursos metódicos ni teorías complejas, la generación más criticada está tomando el poder y aún nadie se ha dado cuenta. Esta cuarta transformación, la juvenil, se distingue por discursos más apegados a la emoción, por teorías románticas y en algunas ocasiones utópicas, además de aquel apego reciente a los temas filosóficos.

Al parecer aquel final místico de la obra maestra de Friedrich Nietzsche Así habló Zaratustra cuando el protagonista en la cima de la montaña escucha el arribo del super hombre se está haciendo realidad. «En la cima del poder se escuchan los pasos cada vez más cercanos de una nueva generación, que viene preparada como ninguna, ha vivido de todo y viene por todo.»

ALEXIS MANUEL DA COSTA YÁÑEZ es Director Administrativo del Centro de Consultoría y Asesoría Integral del Bosque. Es licenciado en Administración Pública y Ciencia Política por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Ha colaborado como columnista político y escritor en la Revista Cronopio de Colombia. Es fundador de la organización Presencia Juvenil y del movimiento juvenil Hoy Podemos. Es autor de la novela Esa mujer. Sígalo en Twitter en @alexisdacostay.

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3 Responses to ¿La llegada de la «Cuarta Transformación» juvenil?

  1. Víctor Ramírez Pérez dice:

    Felicidades !! Alexis.
    Será que en verdad se de o ya esté aquí la llegada del super hombre, dónde a los que no tengan las ganas de superarse y ser mejores se les ayude… Cómo dice Nietche…a bien partir

  2. Irene Hussmann dice:

    La juventud es la esperanza de un pueblo con necesidad de crecimiento económico y político,
    Necesitamos jóvenes como Alexis profesionales y preparados para el crecimiento de Mexico

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