El talón de Aquiles de Joseph R. Biden: la migración

6 mayo, 2021 • Artículos, Latinoamérica, Norteamérica, PJ Comexi, Portada • Vistas: 1674

Sus primeros 100 días de gobierno

Camino Financial

Lila Abed 

Mayo 2021

Una colaboración del Programa de Jóvenes del Comexi

El jueves 29 de abril de 2021, el presidente de Estados Unidos Joseph R. Biden celebró sus primeros 100 días al frente de la Casa Blanca. El mandatario estadounidense cumplió la mayoría de sus promesas electorales y goza de una aprobación del 53%. Sin embargo, la crisis migratoria que enfrenta se podrá convertir en el tendón de Aquiles de su gobierno si no logra solucionar el problema en el corto plazo. De ahí que, desde su campaña presidencial, Biden se comprometió a revertir la mayoría de las políticas migratorias de su antecesor y sustituirlas con una estrategia más humana y ordenada.

Nueva política migratoria de Biden

El mismo día de su toma de posesión, el Presidente estadounidense firmó una serie de medidas y órdenes ejecutivas en materia migratoria que impulsaron una nueva visión para el futuro del país. Entre ellas, terminó con la construcción del muro fronterizo; fortaleció el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) para proteger a los dreamers; presentó su reforma migratoria integral ante el Congreso, la cual le ofrece un camino a la ciudadanía a once millones de indocumentados que residen en Estados Unidos; revocó la prohibición de viaje dirigida a países mayoritariamente musulmanes; puso fin al programa Quédate en México, y eliminó la política de separación de familias en la frontera. En sus primeros 100 días, también anuló la declaración de emergencia nacional de Donald Trump y canceló todos los proyectos relacionados con el muro fronterizo.

Pese a su intención de instaurar una política migratoria digna y humana, ha tenido que enfrentar la dura realidad que heredó un sistema quebrado que tardará en restaurarse. La nueva estrategia de la Casa Blanca se encuentra abrumada por el alza sin precedentes de personas, particularmente de menores no acompañados, que intentan cruzar la frontera sur. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), al menos 172 000 personas, en su mayoría centroamericanas, fueron interceptadas en marzo de 2021. Cifras recientes revelan que más de 19 000 menores se encuentran en custodia de autoridades estadounidenses y temen que este número puede incrementar a 32 000 durante el verano.

Pese a su intención de instaurar una política migratoria digna y humana, ha tenido que enfrentar la dura realidad que heredó un sistema quebrado que tardará en restaurarse.

El gobierno de Biden se ha negado a denominar la situación coma una emergencia nacional, pero es evidente que lo que ocurre se ha salido de control. Ante ello, el Presidente instruyó a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias a que apoye a las autoridades fronterizas a recibir, albergar y transportar a los niños no acompañados. La ley federal indica que los menores no pueden permanecer en custodia de la Patrulla Fronteriza por más de 72 horas, por lo que tienen que ser entregados al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). Dado el número de menores que han llegado en los últimos meses, el HHS anunció la apertura de instalaciones temporales, como centros de convenciones y bases militares, para recibir a los menores.

Durante su primera conferencia desde la Casa Blanca, el mandatario estadounidense aseguró que solo los menores no acompañados serían aceptados en el país, y que todos los adultos serían deportados. Es por ello que Biden mantiene el título 42 del Código de Estados Unidos impuesto por su predecesor republicano, el cual permite la expulsión inmediata de migrantes por cuestiones sanitarias.

La desesperación aumenta en las más altas esferas del poder del gobierno estadounidense. El Presidente designó a la vicepresidenta Kamala Harris para liderar los esfuerzos migratorios de la Casa Blanca con Centroamérica y México, la primera responsabilidad de política exterior que le asigna Biden, la cual conlleva un alto costo político para las aspiraciones presidenciales de la Exprocuradora de California si no logra dar resultados contundentes en los próximos meses.

La estrategia migratoria de Biden tiene que establecer objetivos claros. En ciertos momentos, parece que improvisan conforme surgen los problemas. Ejemplo de ello fue cuando el Presidente dio marcha atrás a la cantidad de refugiados que aceptaría el país en 2021. Primero, anunció que mantendría el límite de Trump de 15 000, lo que provocó una condena generalizada de los demócratas. La primera semana de mayo de 2021, se retractó y aumentó la cantidad a 62 500 para este año. Estas acciones, como el anuncio inesperado de la partida de la Coordinadora para Asuntos de la Frontera Sur, Roberta Jacobson, generan una percepción de caos entorno a la estrategia migratoria de su gobierno.

Este problema presenta dos aspectos peligrosos para Biden: se puede convertir en una crisis humanitaria y puede arriesgar la mayoría demócrata en el Congreso en las elecciones intermedias de 2022. Los republicanos se están aprovechando de la nueva ola de personas que viajan hacia Estados Unidos para argumentar que la política de “frontera abierta” de los demócratas ha causado esta crisis en la frontera.

El expresidente Trump tiene completamente secuestrado al Partido Republicano y está saboreando lo que sucede en estos momentos. Gran parte de su discurso durante el ciclo electoral y su gobierno fue resaltar el éxito que tuvieron sus medidas de mano dura en detener la entrada de los migrantes, y lo utilizará en las elecciones de 2022 para tratar de arrebatarle la mayoría a los demócratas y así fortalecer al Partido Republicano para la contienda presidencial de 2024. De lograrlo, se convertiría en un escenario muy complicado para Biden, pues tendría que lidiar con un Congreso opositor durante los últimos 2 años de su mandato.

Biden y México

La cooperación con México será fundamental para solucionar el fenómeno migratorio en la frontera con Estados Unidos. En el primer encuentro virtual entre Biden y Andrés Manuel López Obrador, ambos se comprometieron a impulsar políticas migratorias que reconozcan la dignidad de las personas, así como implementar una migración ordenada, segura y regular. Durante esta reunión, López Obrador se quedó con las manos vacías en cuanto a sus peticiones de que Estados Unidos enviará vacunas a México y con su propuesta de iniciar un programa laboral de inmigrantes para permitir que entre 600 000 y 800 000 mexicanos y centroamericanos trabajaran con autorización legal en Estados Unidos.

Semanas después, la Casa Blanca sorprendió con el anuncio que compartiría 2.5 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca con México. La Secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, negó que el préstamo de las vacunas estuviera relacionado con el tema del control migratorio, afirmando que son conversaciones que se desarrollan de manera paralela con México. En pocas palabras, ambos países desmintieron la existencia de un quid pro quo: vacunas a cambio de frenar a los migrantes.

No obstante, la actividad en cooperación migratoria, a partir de esa noticia, dejó claro que se están forjando negociaciones por debajo del agua. La reunión de alto nivel que realizó una delegación del equipo de Biden con sus contrapartes mexicanas, al igual que la llamada de la vicepresidenta Harris con López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard revelaron la intensidad y la seriedad de la migración en la relación bilateral. Poco después de estas comunicaciones, la secretaria Psaki lanzó otro bombazo, confirmando que Estados Unidos había alcanzado acuerdos con Guatemala, Honduras y México para que enviarán tropas a sus distintas fronteras para frenar el flujo migratorio. Esta información jamás salió en los comunicados oficiales que publicaron los gobiernos tras sus reuniones con autoridades estadounidenses.

Sembrando Vida

En la Cumbre de Líderes Climáticos, el presidente López Obrador le propuso a Biden la ampliación a Centroamérica del programa Sembrando Vida como una medida para frenar a las personas provenientes del Triángulo Norte. Propuso un acuerdo regional que dé visas de trabajo y, eventualmente, la nacionalidad estadounidense a los migrantes que participen en el programa. En la lógica de la “Cuarta Transformación”, esta petición parece perfectamente viable. Sin embargo, demuestra la poca sensibilidad para entender lo que ocurre en la política de Estados Unidos.

Esta propuesta tiene varios problemas. El Presidente mexicano contradice, una vez más, el principio de la no intervención. Exigir que el gobierno estadounidense otorgue visas de trabajo y la ciudadanía a migrantes es, en términos de la “Cuarta Transformación”, intervenir en los asuntos internos de otro país. No tiene nada de malo pedir algo a cambio de otra cosa, se llama diplomacia, pero el Presidente no debe utilizar los principios de política exterior a su conveniencia. Lo que es cierto es que la crisis política y migratoria por la que a traviesa la Casa Blanca le abre una oportunidad a México para sumar temas de su interés a la agenda bilateral a cambio de frenar a los migrantes.

La crisis política y migratoria por la que a traviesa la Casa Blanca le abre una oportunidad a México para sumar temas de su interés a la agenda bilateral a cambio de frenar a los migrantes.

Sin embargo, lo que pide López Obrador será difícil de conseguir, ya que la reforma migratoria que presentó Biden ante el Congreso está estancada, en gran parte porque los republicanos se oponen a legalizar a los indocumentados en Estados Unidos. Será sumamente complicado convencer a la oposición en la Cámara Alta e que acepten una propuesta que ofrece la ciudadanía a más migrantes.

Dicho esto, la propuesta podría prosperar si se elimina el tema de la ciudadanía estadounidense y si México se compromete a detener a los migrantes en su frontera sur. Por su parte, López Obrador estratégicamente cabildeó su programa con su homólogo guatemalteco en su visita a México la primera semana de mayo de 2021, firmando un acuerdo para aplicar el programa Sembrando Vida en ese país. Esto es solo la antesala de la reunión virtual que tendrá con Harris el viernes 7 de mayo, en la que se espera que discutan este tema como parte de la agenda migratoria.

El gobierno mexicano tiene una ventaja: la crisis política está en Estados Unidos, no en territorio nacional. La urgencia de la Casa Blanca por resolver este fenómeno aumenta las posibilidades de que los intereses de López Obrador se cumplan. La cooperación de México es fundamental para Estados Unidos, incluso es más importante que la de los países del Triángulo Norte de Centroamérica, de nada servirá apoyar a esos países si México permite que sigan entrando por su frontera con Guatemala.

Esta pequeña luna de miel no durará mucho, no solo porque conforme se acerquen las elecciones intermedias en Estados Unidos, México pierde influencia, pero también porque el gobierno de Biden tiene herramientas para presionar a su vecino si así lo cree necesario. El incumplimiento de las nuevas disposiciones de derechos laborales y ambientales del Tratado México, Estados Unidos y Canadá, las medidas antidemocráticas adoptadas por la “Cuarta Transformación”, las violaciones de derechos humanos, la poca cooperación bilateral en materia de seguridad, la falta de compromisos en la lucha contra el cambio climático, son varios ejemplos de como Estados Unidos puede doblar a López Obrador.

LILA ABED es maestra en Estudios Latinoamericanos y Gobierno por la Georgetown University y licenciada en Relaciones Internacionales, Estudios Hispanoamericanos y Chinos por el Boston College. Trabajó en el gobierno mexicano en distintas instituciones federales. Fue Asesora de Política Pública para Latinoamérica en una firma de abogados internacional en Washington. Es analista internacional en Radio Fórmula y columnista en El Heraldo de México. Sígala en Twitter en @lilaabed.

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2 Responses to El talón de Aquiles de Joseph R. Biden: la migración

  1. Saul Pacheco R dice:

    Excelente información, manejo de información. Admiro mucho su trabajo y lo tomo en cuenta como doctorante que soy.

  2. Daniel Morales dice:

    para actualizar y ampliar el análisis sobre el tema: «La política exterior de Joseph Biden hacia América Latina: un análisis prospectivo al inicio del nuevo gobierno», en revista Izquierdas, no. 50: http://www.izquierdas.cl/images/pdf/2021/n50/art29.pdf.

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