El monstruo que devorará al Estado

11 diciembre, 2020 • Asuntos globales, Opinión, Portada • Vistas: 4436

Redes sociales y desinformación

El Tiempo

Jorge Talavera

Diciembre 2020

En la década de 1990, el internet se presentó al mundo como la herramienta que acabaría con las sombras de la ignorancia e integraría a la humanidad en una nueva era de comunicación. El internet serviría para unir y conectar a la raza humana escindida por las dos teorías políticas hegemónicas que prevalecieron en gran parte del siglo XX. Después, llegaron las redes sociales, plataformas digitales novedosas que permitirían a los individuos mantener relaciones sociales a distancia. En fin, las promesas abundaban e incluso algunos llegaron a presagiar el inicio de una nueva humanidad unida por el humanismo y el internet. Sin embargo, la realidad fue otra. Actualmente, en las redes sociales se publica, reproduce y comunica un odio que no parece flaquear a pesar de los avances tecnológicos de nuestros días, y que, al contrario, une a aquellos que piensan en elevar aún más las barreras culturales, ideológicas y políticas entre la sociedad.

Indudablemente, somos la generación que más información tiene a su alcance, pero que poco sabe hacer con ella. Prueba de ello es la infinidad de noticias falsas que se comparten en redes sociales o que nos llegan a nuestros teléfonos inteligentes. En última instancia, muestran lo incapaces que somos para digerir y diferenciar la realidad de la falsedad. El problema radica cuando compartimos información falsa que alimenta y da fuerza a un monstruo invisible que gradualmente mostrará su verdadera intención: el control social. Este monstruo se fortalece del amarillismo, las notas poco confiables y los títulos exagerados que buscan captar la atención del público hacia la mentira. Hoy, parece que las plataformas digitales se han convertido en las portadoras de la verdad absoluta y deciden que ideología o tema debe promoverse, así como quien es bueno, malo, culpable o inocente. En pocas palabras, se pueden arruinar vidas, empresas o gobiernos con solo repetir acontecimientos o falsas afirmaciones. Por absurdo que parezca, la verdad en estos tiempos modernos es dictada no desde la razón o el sentido común, sino desde la cúpula de las grandes corporaciones.

Ahora bien, ¿qué es la verdad? Es una pregunta que el ser humano se ha planteado desde la antigüedad. Decía la escritora estadounidense Ayn Rand: “La verdad no es para todos los hombres, sino solo para aquellos que la buscan”. Actualmente, las palabras de Rand nos obligan a reflexionar sobre las mentiras que fortalecen a este monstruo de mil tentáculos, llamado redes sociales, que influencian a una enorme parte de la población, puesto que pocos suelen verificar la información a la que están expuestos. Paradójicamente, en el siglo de la información nos encontramos ante la prevalencia de la ignorancia y la falta de sensatez.

Por absurdo que parezca, la verdad en estos tiempos modernos es dictada no desde la razón o el sentido común, sino desde la cúpula de las grandes corporaciones.

Por eso, este monstruo procura mantener cautivos a aquellos que lo fortalecen, sirven a su propósito y propagan su verdad y, de ser posible, prefiere actuar sin restricciones. Sin embargo, a petición de varias organizaciones sociales, así como gobiernos regionales, la plataforma digital Twitter en 2018 reconoció que había más de 70 millones de cuentas falsas entre sus 336 millones de usuarios, lo que generó una reacción inmediata dentro del mercado accionario, en donde la valuación del gigante tecnológico cayó a niveles nunca antes vistos. A pesar de esto, otros monstruos digitales decidieron mantener las cuentas fantasma que crearon con fines diversos que, en gran medida, se disponen para fines siniestros en política o en negocios.

Y si son las redes sociales las que nos juzgan o deben juzgar, ¿dónde queda el Estado? Si basta con que la colectividad te señale, con o sin pruebas, para declararte culpable sentenciándote al repudio popular, ¿dónde queda la justicia? Ahora, los monstruos se aprovechan de la incapacidad del Estado y ganan terreno en detrimento de los gobiernos regionales, llegando así a una nueva era de gobierno digital. Ante ello, resta crear controles y mecanismos de autentificación eficientes en el mundo digital. Además, no podemos darnos el lujo de observar cómo el monstruo busca controlar a la colectividad: su primera víctima será el Estado, a quien chantajeará y manipulará, y después seguirá el individuo, a quien controlará e impondrá su agenda, es decir, la verdad que a ellos convenga.

JORGE TALAVERA es licenciado en Derecho por la Universidad Quetzalcóatl, México, y maestrante en Derecho Constitucional y Amparo por la Universidad Iberoamericana. Es colaborador en distintas revistas a nivel nacional y se desempeña como abogado postulante en materia laboral. Sígalo en Twitter en @JorgeTalavera_g.

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One Response to El monstruo que devorará al Estado

  1. Juan Anich dice:

    Nota excelente! Felicitaciones

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