El bienestar y los mercados financieros en Brasil y México

13 mayo, 2019 • Artículos, Latinoamérica, Portada • Vistas: 10889

BBC

Lilia García Manrique y Karla Estefanía Romero Paredes

Mayo 2019

Desde Donald Trump hasta los cambios en los gobiernos federales de los países latinoamericanos, los mercados accionarios internacionales han reaccionado de manera diferente ante la llegada de diversas ideologías. A su vez, las calificadoras de riesgo internacional han modificado sus previsiones. Hay quienes han afirmado la inclinación hacia los grupos ideológicos de derecha sobre los de izquierda. A finales de 2018, las dos principales economías latinoamericanas estrenaron presidentes ideológicamente contrarios. La respuesta de los mercados fue simple: a favor de la derecha, en contra de la izquierda.

Brasil y México, dos tendencias distintas

El nuevo Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el nuevo Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, llegaron al poder después del hartazgo ciudadano causado por los gobiernos anteriores. Las políticas públicas de los gobiernos dejaban en claro el enriquecimiento de los deciles más altos y la concentración de los recursos en un grupo reducido de favorecidos. La pobreza, la inseguridad y el desgaste social en ambos países exigieron un cambio radical. Con la entrada de los nuevos presidentes, las perspectivas ciudadanas mejoraron significativamente, aumentando la confianza en la economía y la aprobación de ambos gobiernos.

Las economías de países en desarrollo como Brasil y México dependen de las expectativas del mercado.

Brasil y México tienen en común el hartazgo previo a sus nuevos gobiernos, y el autoritarismo sin contrapesos estatales que han mostrando durante sus primeros meses de gestión en el que rechazan los avances de programas pasados e implementan los propios sin estudios de impacto previos. Llama la atención cómo ha habido un pico en el flujo de divisas en ambos países, en Brasil para el ingreso y en México para la salida. Los mercados financieros han respondido con muestras de apoyo a un gobierno con tendencias de extrema derecha conservadora y privatizadora, y han apostado en contra a un gobierno que apuesta por la mejora en la redistribución de la riqueza y el desarrollo social.

Mercados financieros y bienestar

Es sabido que los mercados buscan rendimientos y se posicionan en donde el dinero les dará mayores ganancias. Dada la volatilidad en los mercados internacionales, los inversionistas están atentos a los movimientos externos e internos en los países emergentes, en la búsqueda de mercados, tanto de activos como de deuda, que les brinden mayor seguridad.

Hasta junio de 2018, México ocupaba el séptimo lugar entre los países emergentes, lo que se explicaba por su estabilidad macroeconómica y por sus tasas de rendimiento. El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) publicó que, de noviembre de 2018 a enero de 2019, salieron del país 6600 millones de dólares, incrementando la demanda de coberturas y bonos y acelerando la volatilidad. Los mercados redirigen sus activos hacia economías que brindaron mayor estabilidad y menor riesgo, considerando que el nuevo gobierno en México es incierto sobre el rumbo de su política económica.

En cambio, Brasil se encuentra en el grupo de los países emergentes con mayores recepciones de flujos de efectivo. El IIF informó la entrada de 26 000 millones de dólares a los mercados emergentes, entre ellos Brasil. ¿Por qué? Porque Bolsonaro dio mensajes a los inversionistas sobre un gabinete que apoyaría una política económica liberal, reduciendo las expectativas de intervención gubernamental, a favor de la privatización de empresas estatales y de la reducción del tiempo para poder abrir una empresa en el país.

¿Cómo se traduce para el crecimiento?

En el corto plazo representa el cambio en expectativa de la población, sin embargo, hay que recordar que, como presentó Thomas Piketty en El capital en el siglo XXI, la riqueza y tenencia de capital la agrupa el 1% de la población, elemento central que ha disparado la desigualdad a nivel mundial. Es decir, en el corto plazo son los tenedores de acciones, que se benefician del mayor valor del capital que del salario, los que tienen que estar al pendiente de estos cambios del mercado.

Sin embargo, también hay que recordar que las economías de países en desarrollo como Brasil y México dependen de las expectativas del mercado. En particular, su inversión extranjera directa (IED) depende de una estabilidad macroeconómica, misma que varía por cambios en las expectativas del mercado.

La volatilidad o estabilidad de los mercados determinará la entrada de capitales y la IED en Brasil y México pero su papel como motores de crecimiento no es claro.

La volatilidad o estabilidad de los mercados determinará la entrada de capitales y la IED en Brasil y México pero su papel como motores de crecimiento no es claro. De acuerdo a una investigación reciente de José Romero, de El Colegio de México, es la inversión privada nacional la que genera el mayor impacto de crecimiento en México. La entrada de capitales extranjeros sin exigir una mínima participación de capital nacional, como lo hiciera China, ha eliminado posibles sinergias con la inversión nacional descartando perspectivas de un robusto crecimiento económico. El mercado financiero seguirá cambiando ante perspectivas de los nuevos gobiernos de Bolsonaro y de López Obrador, pero mientras se siga ponderando los capitales extranjeros como detonantes de crecimiento, Brasil y México estarán al vaivén de los mercados por eventos nacionales o del mercado internacional.

Conclusiones

Si se contrastan los resultados con la teoría de los mercados eficientes, se interpretaría que los niveles de los precios reflejan información pasada y la información pública está limitada a unos cuantos. Además, la información pasada está segmentada en grupos en los que, por un lado, consideran que las acciones de derecha dan certidumbre económica en el mediano plazo, y, por el otro, las acciones de izquierda aumentan la incertidumbre y son una oportunidad para apostar y ganar en el corto plazo.

Queda claro que, tal como Paul Krugman tuiteó: «Los mercados de valores no son el mercado real». Los nuevos gobiernos cuentan con una ventana de aprendizaje al inicio de sus gobiernos. Sin embargo, la magnitud en los cambios de los gobiernos de Brasil y México pareciera dar pie a un cambio estructural. El primer año será decisivo para ambos países, en el que México tendrá que demostrar que su compromiso social no estará peleado con la estabilidad económica, y Brasil tendrá que demostrar que las promesas hechas a los mercados se cumplirán. Sin embargo, ambos tendrán que repensar su apuesta al capital extranjero como motor del crecimiento o su magro crecimiento económico seguirá a merced de cualquier cambio que el mercado sufra.

LILIA GARCÍA MANRIQUE es maestra en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y licenciada en Economía por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Es asistente de investigación en FLACSO México. Sígala en Twitter en @LilisGaMa. KARLA ESTEFANÍA ROMERO PAREDES es consultora independiente en temas económicos, ha trabajado en el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados y de docente por la UNAM. Escribe columnas de opinión en temas económicos en medios nacionales. Sígala en Twitter en @estefaniaromero.

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