COVID-19: la respuesta de Corea del Sur y su adopción en otros países

22 abril, 2020 • Artículos, Asia/Pacífico, Portada • Vistas: 12107

Diario Siglo XXI

Ana Paula Martínez Garrigós

Abril 2020

Se han publicado diversos artículos sobre la exitosa respuesta de Corea del Sur para hacer frente al COVID-19 y la necesidad de replicarla en otros países. Estos textos recomiendan realizar el mayor número de pruebas posibles a fin de localizar y aislar a las personas contagiadas para evitar nuevos casos, así como la utilización de cubrebocas. Sin embargo, esta visión resulta reduccionista al considerar solo una parte de la estrategia y no todas las acciones que ha emprendido el gobierno surcoreano contra el COVID-19 y las circunstancias específicas de este país que le han permitido implementar dichas iniciativas para responder oportunamente ante la crisis.

Por lo anterior, aquí se precisarán las políticas públicas que conforman la estrategia de Corea del Sur contra el COVID-19, con el fin de que se conozcan y se evalúe su posibilidad de adopción en otros países. Al mismo tiempo, se analizarán las razones detrás de estas decisiones para entender por qué Corea tomó esta dirección. Si bien no todas las medidas surcoreanas para combatir el coronavirus son replicables en el corto plazo, se pueden adaptar en otros países a fin de prepararse para futuras pandemias.

Situación actual

Después de que el 29 de febrero de 2020 Corea del Sur alcanzara un número máximo de 909 nuevos contagios de COVID-19 en un solo día, logró aplanar la curva y actualmente hay en promedio 20 nuevos casos diarios, muchos de ellos importados. Desde el 28 de marzo, las personas recuperadas superan a las enfermas y el número acumulado de casos de COVID-19, al 20 de abril, es de 10 674 con 236 defunciones, por lo que, de ocupar el segundo lugar de contagios en el mundo después de China, Corea del Sur se desplazó al número 24. ¿Cómo un país democrático como Corea del Sur logró revertir la tendencia al alza de contagios de COVID-19 sin cerrar sus aeropuertos ni la ciudad de Daegu, la más afectada por la pandemia, y sin imponer medidas extremas de movimiento de personas y de confinamiento?

La estrategia de las cuatro Ts

Para combatir el COVID-19, el gobierno surcoreano implementa una estrategia basada en las cuatro Ts: tests, trazabilidad, tratamiento y transparencia. Desde que se reportaron los primeros casos de coronavirus en China, el gobierno de surcoreano se preparó para producir pruebas que lo detectaran. Hoy, cinco empresas están autorizadas en Corea del Sur para para comercializar estas pruebas y, al 14 de abril de 2020, se han realizado a la fecha más de medio millón de exámenes de detección del coronavirus. Existen distintos centros de pruebas que se han adaptado para hacerlas más eficientes, entre los que destacan las “cabinas telefónicas” y las más de cincuenta ventanillas externas. Asimismo, desde el 1 de abril de 2020, se realizan pruebas a todos los pasajeros que llegan a Corea del Sur desde el extranjero, quienes además deben permanecer en cuarentena obligatoria de 14 días para evitar nuevos contagios y detectar casos asintomáticos.

Esta política masiva de pruebas está relacionada con la trazabilidad de los casos. Cuando una persona que tiene los síntomas de COVID-19 lo reporta al número telefónico que el gobierno ha establecido para tal fin, las autoridades le indican dónde debe de acudir a fin de realizarle la prueba. De ser positiva, el gobierno surcoreano desarrolló una aplicación que, al instalarla en el celular, le permite saber dónde y con quién estuvo esa persona en los días anteriores. A estas personas se les contacta inmediatamente vía telefónica para indicarles que deben someterse a cuarentena obligatoria y realizarse la prueba de COVID-19, al mismo tiempo que se desinfectan los lugares públicos donde estuvo la persona contagiada.

Si bien no todas las medidas coreanas para combatir el coronavirus son replicables en el corto plazo, se pueden adaptar en otros países.

Con el fin de proporcionar el tratamiento adecuado a las personas con COVID-19, Corea del Sur diagnostica y clasifica en centros de salud pública a los pacientes de acuerdo con la severidad de los síntomas (leve, moderado, severo y extremadamente severo). A los pacientes con síntomas leves se les aísla en centros de tratamiento de soporte, mientras que en los otros tres casos se les hospitaliza inmediatamente en uno de los 69 hospitales designados exclusivamente para tratar el COVID-19. Asimismo, el gobierno surcoreano investiga nuevos tratamientos contra el COVID-19 y recientemente reportó que se curaron dos pacientes con casos extremadamente severos tras someterse a un tratamiento de plasma proveniente de personas que tuvieron el virus.

Por último, la trasparencia en el manejo de la información ha sido fundamental para combatir el COVID-19 en Corea del Sur. El gobierno reporta las cifras diarias relacionadas con la pandemia y ha implementado una estrategia de comunicación por medio de constantes alertas móviles que insisten en la importancia del distanciamiento social, el lavado de manos y el uso permanente de cubrebocas. Si bien estas medidas no son obligatorias, la mayoría de la población sigue las indicaciones del gobierno. En relación con la compra del cubrebocas, el gobierno recurrió a medidas de racionamiento de dos unidades por persona por semana, con el fin de evitar las compras de pánico. Cada vez que se realiza la compra de cubrebocas, se registra el número de identificación del comprador en una base de datos nacional, para evitar que las personas adquieran cubrebocas adicionales en distintos establecimientos.

Las razones detrás del éxito surcoreano

Hay múltiples razones que hicieron posible la implementación de la estrategia anteriormente descrita en Corea del Sur. Una de ellas es la alianza entre el sector público y privado guiada por la innovación que se ha venido consolidando en el país desde la década de 1970 y que explica su exitoso desarrollo económico. Este modelo le permite al gobierno recurrir a las empresas para cubrir las necesidades de la población, y dada la experiencia previa para combatir el MERS en 2015, Corea se enfocó en producir y realizar miles de pruebas de diagnóstico del COVID-19, alcanzando una capacidad máxima de 18 000 pruebas diarias.

Asimismo, la trazabilidad de los casos ha sido efectiva en Corea del Sur porque es un país altamente tecnológico y conectado que le permite al gobierno detectar los movimientos de las personas infectadas mediante los servicios de geolocalización, compras con tarjeta de crédito y más de un millón de cámaras de circuito cerrado. De igual forma, el gobierno tiene las facultades legales para consultar esta información en casos de emergencia que, de lo contrario, sería confidencial, mientras que este sistema de monitoreo está respaldado por autoridades que analizan la información y la comparten entre los gobiernos locales y nacionales.

Por otra parte, y si bien se debate qué tan confucionista sigue siendo la sociedad surcoreana dada su creciente modernización, es una población homogénea y organizada que confía en sus instituciones y que sigue regularmente las instrucciones del gobierno. Lo anterior, aunado a la respuesta unificada de las autoridades surcoreanas, le ha permitido combatir el COVID-19 exitosamente. Para tal fin, el Primer Ministro de Corea del Sur, Chung Sye-kyun, preside un grupo de trabajo conformado por todos los ministerios y los gobiernos regionales y municipales que logró implementar políticas coordinadas como el traslado de camas y médicos de otras regiones a las más afectadas. De igual forma, la población y el territorio de Corea del Sur –52 millones en 100 000 kilómetros cuadrados– son pequeños en comparación con otros países, y su frontera con Corea del Norte está cerrada, lo que le permite al gobierno un sólido control territorial.

Posibilidad de implementación en otros países

No obstante que ha sido exitosa la estrategia de Corea del Sur para contener el COVID-19, dista de ser perfecta. Hay todavía un riesgo de que los casos se incrementen en la zona metropolitana de Seúl donde viven 26 millones de personas, mientras que siguen suspendidas las clases presenciales y hay reportes de personas que no acatan la cuarentena obligatoria impuesta por las autoridades. Asimismo, habrá que esperar los resultados para poder evaluar las políticas macroeconómicas expansivas y las medidas de estabilización financiera, equivalentes 100 000 millones de dólares que Corea del Sur ha adoptado a fin de evitar una recesión económica.

Sin embargo, Corea es un referente en el combate al COVID-19 y se pueden adoptar sus buenas prácticas al contexto específico de otros países. De la estrategia de las cuatro Ts, en general, son replicables en el corto plazo la realización masiva de tests, la transparencia y el tratamiento, siempre y cuando se cuente con los recursos necesarios, un sistema de salud sólido y un gobierno organizado. La política que representa el mayor reto de implementación en otros países es la trazabilidad, ya que se requiere de una estructura tecnológica y burocrática robusta, así como de un marco legal que permita a las autoridades acceder a la información privada de los ciudadanos. En tal virtud, es necesario también contar con un gobierno confiable, a fin de disminuir la reticencia de los ciudadanos en compartir sus datos personales, que temen que sean utilizados con otros fines.

Si bien se debate qué tan confucionista sigue siendo la sociedad surcoreana, es una población homogénea y organizada que confía en sus instituciones y que sigue regularmente las instrucciones del gobierno.

En palabras del Presidente surcoreano, Moon Jae-in: “En los últimos 2 meses, Corea del Sur ha estado en el centro del desafío del COVID-19. Nunca es el momento adecuado para complacencias, sin embargo, las medidas preventivas y transparentes de cuarentena, combinadas con la participación voluntaria y democrática del público en tales esfuerzos, están logrando una estabilidad gradual”. El gobierno surcoreano está ávido de compartir su estrategia para combatir el COVID-19. Las autoridades surcoreanas están empezando a transmitir sus conocimientos en foros bilaterales y multilaterales, como la Organización Mundial de Salud, el G-20 y el Banco Mundial. Por medio de proyectos de cooperación internacional, otros países tienen la oportunidad de aprender de las buenas prácticas surcoreanas para combatir este virus, adaptarlas a las necesidades particulares de su población y prepararse para responder mejor ante pandemias futuras.

ANA PAULA MARTÍNEZ GARRIGÓS es licenciada y maestra en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y por la Fletcher School of Law and Diplomacy. Es miembro del Servicio Exterior Mexicano. Actualmente es Encargada de Cooperación Técnica y Científica y Asuntos Políticos en la Embajada de México en Corea del Sur. Fue Subdirectora de Prensa en la Embajada de México en Estados Unidos. Sígala en Twitter en @anapaumg. Las opiniones de la autora son personales.

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