Escala la tensión en el mar de China Meridional

19 julio, 2018 • Artículos, Asia/Pacífico, FEG Anáhuac, Portada • Vistas: 7206

BBC Mundo

Fernando Octavio Hernández Sánchez

Julio 2018

Una colaboración de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México

Mientras los titulares de la prensa mundial destacan la «guerra comercial» entre China y Estados Unidos, en nuestro hemisferio se ha prestado poca atención a los roces que ambas potencias han sostenido recientemente en el mar de China Meridional, uno de los espacios marinos de mayor valor estratégico para el funcionamiento de la economía mundial por la relevancia que posee para la conectividad entre las economías del Lejano Oriente con los mercados del sur de Asia y del Medio Oriente. En estos momentos, el ejército de Estados Unidos realiza en las cercanías de Hawái las maniobras militares RIMPAC, un magno ejercicio naval que reúne a navíos, militares y observadores de más de veinte países. China estaría participando en esta maniobra, sin embargo, Washington canceló abruptamente la invitación extendida en un principio a Beijing en represalia por la «militarización» que el ejército chino ha realizado en el mar de China Meridional (un vasto cuerpo de agua donde Beijing está construyendo islas artificiales con pistas de aterrizaje, instalaciones militares y muelles de desembarque), lo que provoca la inquietud de Estados Unidos, Filipinas y Vietnam.

Justo hace unas cuantas semanas, Beijing incrementó sus actividades en algunas de esas islas al enviar dos bombarderos a una de ellas e instalar ahí mismo baterías de misiles. En respuesta, Estados Unidos ordenó a sus aviones militares sobrevolar dicho espacio mientras buques militares estadounidenses realizan incursiones cada vez más frecuentes en las aguas cercanas a los islotes que China considera de su propiedad, con el argumento de que están realizando tareas de patrullaje orientadas a preservar la «libertad de navegación» en dicho mar. De esta forma, uno de los mares con mayor tránsito comercial en el mundo se convierte en otro de los escenarios de enfrentamiento entre las dos grandes potencias del siglo XXI.

El mar de China Meridional está situado en el extremo sudoriental de Asia. Es una extensión occidental del océano Pacífico que lo enlaza con el océano Índico por medio del estrecho de Malaca. Cubre un área de grandes dimensiones que se extiende de norte a sur desde las costas meridionales de China hasta el archipiélago indonesio y, en dirección de este a oeste, desde Filipinas hasta las penínsulas de Indochina y Malaca. Por ser vía de enlace entre los océanos Pacífico e Índico, el mar de China Meridional es una zona de tránsito naval de enorme relevancia, pues permite la comunicación entre Asia Oriental con el sur de Asia y el Medio Oriente. Por esta zona, diariamente transitan cientos de barcos cargueros repletos de contenedores con productos manufacturados en alguno de los países de Asia Oriental y sudoriental con destino a los mercados del Sudeste Asiático, el Medio Oriente o incluso Europa. En dirección contraria, dicho mar es surcado por buque-tanques que transportan petróleo desde el golfo Pérsico hacia alguno de los países industrializados de Asia Oriental y sudoriental, como China, Corea del Sur, Filipinas, Japón, Singapur y Taiwán. Por si esto no fuera suficiente, dicho mar posee valiosos recursos naturales, pues se estima que guarda yacimientos de petróleo y gas natural, así como incontables bancos de peces de gran valor para la industria pesquera. Se trata de un espacio marino de gran relevancia para la economía mundial en su conjunto y para los países del este y el sudeste de Asia, fuertemente vinculados con los mercados occidentales gracias a su condición como economías exportadoras de una parte considerable de los bienes manufacturados que muchos consumidores utilizamos cotidianamente.

Uno de los mares con mayor tránsito comercial en el mundo se convierte en otro de los escenarios de enfrentamiento entre las dos grandes potencias del siglo XXI.

Por lo anterior, el gobierno chino considera fundamental garantizar el funcionamiento adecuado de las líneas de navegación que atraviesan el mar de China Meridional, pues es vital para el desempeño de su economía, en tanto China requiere asegurar el libre tránsito de los buques que transportan sus exportaciones y mantener abiertas las vías de suministro de petróleo y otras materias primas requeridas por la industria establecida en su territorio. Por eso, Beijing ha mostrado un interés cada vez mayor en contribuir a reforzar la seguridad prevaleciente en aquella zona, especialmente ante las incursiones de bandas de piratas modernos (similares a los existentes en las inmediaciones de las costas somalíes) que suelen merodear en las aguas cercanas al estrecho de Malaca desde islas indonesias. Para lograr su objetivo, el ejército chino ha ocupado varios islotes, cayos y arrecifes enclavados en el mar de China Meridional, extendiendo por medios artificiales la superficie de los mismos hasta llegar a convertirlos en islas diminutas pero aptas para la construcción de instalaciones militares. Mientras tanto, Beijing ha justificado su proceder con el argumento de que China posee «derechos históricos» sobre los islotes por haber sido el primer país en identificarlos y darles nombre, si bien hasta hace unos cuantos años se había abstenido de ocuparlos de manera efectiva.

De esta forma, el comportamiento reciente de Beijing en el mar de China Meridional ha provocado una fuerte inquietud en Brunéi, Filipinas, Indonesia, Malasia y Vietnam, países que también tienen reivindicaciones territoriales sobre dicho cuerpo de agua. Los gobiernos de esos países ven con desagrado las acciones realizadas por el ejército chino al considerarlas parte de una maniobra por la que Beijing estaría buscando tomar posesión efectiva sobre dicho mar. Hasta hace poco, China había logrado administrar la situación y postergar cualquier resolución definitiva sobre los diferendos territoriales en torno al mar en cuestión gracias al acercamiento político y diplomático impulsado por Beijing con los países del Sudeste Asiático desde comienzos de la década de 1990. En tanto, las autoridades chinas han afirmado una y otra vez a los mandatarios de los países integrantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSEA) que respetarían el statu quo prevaleciente en la zona. Sin embargo, las acciones recientes del ejército chino en el mar de China Meridional han enturbiado el panorama y ello ha motivado que algunos gobiernos tomen medidas al respecto. Por ejemplo, Vietnam ha apelado a Estados Unidos, viejo rival con el que parece ya haber limado sus diferencias históricas con tal de emplearlo como un poderoso contrapeso contra China, mientras que el gobierno del expresidente filipino Benigno Aquino promovió un litigio formal por el contencioso existente en torno al mar de China Meridional ante la Corte Internacional de La Haya a fin de ejercer presión pública sobre Beijing. A mediados de 2016, el Tribunal le dio la razón a Manila al argumentar que las reivindicaciones de propiedad hechas por Beijing sobre gran parte del mar de China Meridional son improcedentes al estar basadas en argumentos de carácter histórico carentes de valor ante las disposiciones vigentes del derecho marítimo. El gobierno chino, empero, desestimó dicha resolución y su posición se vio favorecida con la llegada al poder en Filipinas de Rodrigo Duterte ese mismo año, pues el polémico Presidente filipino ha «congelado» el dictamen de La Haya con tal de no enturbiar las relaciones con China, país del que espera obtener cuantiosas inversiones de capital y un trato favorable en materia comercial.

El comportamiento reciente de Beijing en el mar de China Meridional ha provocado una fuerte inquietud en Brunéi, Filipinas, Indonesia, Malasia y Vietnam, países que también tienen reivindicaciones territoriales sobre dicho cuerpo de agua.

A pesar del acercamiento reciente entre Beijing y Manila que podría suponer para Washington perder un aliado en la región, Estados Unidos ha procurado aprovechar el malestar provocado por las acciones de Beijing en el mar de China Meridional para buscar que otros países respalden la exigencia al gobierno chino de garantizar la libre navegación en dicho mar. Hasta ahora, ha conseguido que Australia, Francia, Japón, el Reino Unido y Vietnam manifiesten su respaldo a las operaciones realizadas por el ejército estadounidense en aquel cuerpo de agua. Por su parte, las autoridades chinas han reiterado que no desean ejercer el control sobre el mar de China Meridional ni obstaculizar la libre circulación de los navíos comerciales en dicha zona. La continuación de las maniobras militares realizadas por su ejército en aquella región no aporta ningún signo de tranquilidad para los demás países involucrados, incluso si consideramos la reciente inclusión de dos portaviones a la flota de guerra china que refuerza su presencia en dicho mar. En este sentido, las maniobras recientes de Beijing en el mar de China Meridional podrían estar fracturando la buena disposición mostrada hasta ahora por los gobiernos representados en ANSEA con respecto a China, pues no solo Vietnam ha manifestado su rechazo a las acciones de Beijing sino también Indonesia ha impulsado acciones efectivas para hacer valer su soberanía sobre la porción de dicho mar que considera de su propiedad, lo que podría representar un golpe diplomático para China al restarle el apoyo de ANSEA.

En este contexto, el hecho de que el ejército de Estados Unidos haya anunciado recientemente que el Comando del Pacífico asumirá también la responsabilidad de proteger los intereses estadounidenses en el océano Índico refleja la intención de Washington de impulsar una estrategia que contrarreste los movimientos del ejército chino. Esto es algo preocupante si consideramos las incursiones recientes de navíos estadounidenses en aguas cercanas a los islotes reivindicados por Beijing, justo días después de que Xi Jinping expresara directamente a James Mattis, Secretario de Defensa de Estados Unidos, que China no cederá «una sola pulgada» en la defensa de sus legítimos intereses en el mar de China Meridional. En un momento en que la Casa Blanca está ocupada por un Presidente tan imprevisible como Donald Trump, es de vital importancia que tales roces entre China y Estados Unidos no pasen a mayores en el futuro próximo.

Fernando Octavio Hernández Sánchez es Coordinador Académico-Administrativo de la Facultad de Estudios Globales en la Universidad Anáhuac México Sur y profesor de Relaciones Internacionales en la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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