Avance yihadista en Siria

25 mayo, 2015 • Artículos, Medio Oriente, Portada • Vistas: 5427

La Razón

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avatarDefault Sergio I. Moya Mena

Mayo 2015

Al entrar en su quinto año, el conflicto armado en Siria no vislumbra la posibilidad de una solución negociada y tampoco augura la victoria, a corto o mediano plazo, de ninguno de los bandos armados involucrados. Durante 2014 y las primeras semanas de 2015, el gobierno de Bashar al Assad, apoyado por Irán y por la organización chiíta libanesa Hezbolá, llevó a cabo importantesavances frente a los yihadistas en zonas como las montañas Qalamoun, cerca de la frontera con Líbano, fracturando las rutas de suministros de grupos como el Frente al Nusra (filial siria de Al Qaeda) o el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS). Adicionalmente, el gobierno retomó el control de algunas áreas aledañas a Damasco y al Este de Aleppo y se vio beneficiado por los bombardeos llevados a cabo por la coalición encabezada por Estados Unidos contra posiciones del ISIS en Kobani y la provincia de Raqqa.

No obstante, dos acontecimientos recientes plantean la posibilidad de un cambio en la dirección de los vientos: la captura de las ciudades de Idlib, a finales de marzo de 2015, y la de Yisr al Shughur en la última semana de abril de 2015, ambos por parte de una coalición de grupos yihadistas denominada Jaysh al Fateh (Ejército de la Conquista), encabezada por el Frente al Nusra. Desde de 2013, después de Raqqa, Idlib es la segunda capital de provincia que los rebeldes arrebatan al gobierno, aunque controlana dos tercios de la población del país.

AP-Rodrigo Abd

AP-Rodrigo Abd

Aun cuando no se trata de una de las ciudades más grandes, la toma de Idlib constituye un hecho significativo por dos razones. En primer lugar, ha sido el fruto de una acción conjunta e inédita de la coalición Jaysh al Fateh, integrada por el Frente al Nusra, Ahrar ash Sham (que se sospecha ha sido penetrado por Al Qaeda), Suqur al Sham (apoyado por Arabia Saudita) y Jabhat Ansar al Din, entre otros. Este operativo militar, en el que participaron entre 10 000 y 13 000 combatientes, fue llevado a cabo con disciplina táctica e involucró el uso de equipo sofisticado como tanques T-55, T-62 y T-72, equipo antiaéreo y misiles TOW, fabricados en Estados Unidos. Además, fue notoria la presencia de combatientes de origen checheno con amplia experiencia militar.

Desde el inicio del conflicto, el gobierno sacó provecho de la atomización de las fuerzas rebeldes dispersas en una gran cantidad de grupos y bandas armadas con diferentes orientaciones ideológicas que incluso llegaron frecuentemente a enfrentarse entre sí. Por ejemplo, ISIS ha combatido al Ejercito Libre Sirio (prácticamente desaparecido) y al Frente al Nusra, que a su vez mantiene una acérrima enemistad con grupos como el Movimiento al Hazm o el Frente Revolucionario Sirio. Por eso la posibilidad de más acciones coordinadas entre los grupos yihadistas plantea una seria amenaza para Damasco.

En segundo lugar, la toma de estas dos ciudades constituye una importante victoria para los rebeldes, pues dada la ubicación estratégica en la que se encuentran, podrían constituir la base para un ataque contra el puerto de Latakia en el Mediterráneo, uno de los bastiones más importantes del gobierno y pieza vital en las rutas de abastecimiento que conectan la costa con Damasco, Homs y otras ciudades deloeste de Siria.

AFP-Sadam el-Mehmedy

AFP-Sadam el-Mehmedy

Si los yihadistas consolidan su victoria en la provincia de Idlib, el régimen se verá en una situación complicada. Damasco cuenta todavía con notables ventajas estratégicas sobre los grupos armados de oposición, como la posesión de una fuerza aérea leal que le permite bombardearlas áreas urbanas controladas por los yihadistas, casi siempre de forma indiscriminada y haciendo uso de devastadoras bombas de barril. Sin embargo, la escala y el alcance de la campaña de los rebeldes en Idlib plantean un verdadero desafío a laestrategia y capacidades militares del gobierno, ya de por sí debilitadas por la escasez crónica de recursos humanos, y especialmente de tropas de infantería fiables y eficaces. Esta situación ha obligado al régimen a depender crecientemente de milicias locales como las Fuerzas de Defensa Nacional, los Batallones Baath, o milicias chiítas de Irak o Líbano, lo cual mengua su autonomía política.

Este panorama, que plantea cierto equilibrio entre gobierno y oposición armada, ciertamente no perfila de manera certera ningún ganador, aunque lamentablemente parece indicar con claridad que el sufrimiento de la población civil se prolongará por un período aún más largo.

SERGIO I. MOYA MENA es teólogo, licenciado en Relaciones Internaciones y doctor en Filosofía Política. En la actualidad se desempeña como profesor e investigador en la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica (UCR) y en la de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA), donde dirige el Centro de Estudios del Medio Oriente y África del Norte CEMOAN (cemoan.org). Autor y coautor de 18 libros sobre Relaciones Internacionales.

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