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7 septiembre, 2015 • Artículos, Latinoamérica, Norteamérica, Portada • Vistas: 6125

La nueva situación de los menores migrantes no acompañados

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Septiembre 2015

Hace un año el presidente Barack Obama señaló que la frontera sur de Estados Unidos estaba viviendo una crisis humanitaria, resultado del ingreso descomunal de niñas, niños y adolescentes (NNA) migrantes no acompañados a su país. Las cifras eran alarmantes. Más de 67 000 menores de 17 años fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza entre octubre de 2013 y junio de 2014, provenientes de Honduras (18 244), Guatemala (17 057), El Salvador (16 404) y México (15 634). Este número representó el pico histórico en la detención de menores de edad no acompañados en Estados Unidos, considerando que entre 2009 y 2013 el promedio anual se ubicó en 23 000 y que entre 2009 y 2011 la cifra de detenciones de centroamericanos no acompañados por año no alcanzaba los 4000.

En junio de 2015, el Director Adjunto de Operaciones en Campo del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, Philip Miller, declaró ante el Senado que durante el año fiscal 2015 el número de NNA había caído un 51% (llegando a 26 276) y se mostró confiado en que no verán un repunte en lo que resta del año. Aunque estos datos reflejan un menor ingreso de NNA migrantes no acompañados a Estados Unidos, no implica que haya caído la emigración de niños y de jóvenes de sus países de origen. El cambio radica en que este año México ha tomado la batuta en el resguardo y devolución de NNA centroamericanos.

Para entender la evolución de la crisis de NNA migrantes no acompañados se requiere un panorama amplio, no solo con la visión desde Estados Unidos sino con las acciones que tanto México como los países centroamericanos han emprendiendo en los últimos años. Desde 2006 México impulsó medidas para visibilizar una crisis potencial respecto a la situación que los NNA migrantes enfrentaban en su tránsito, siendo una de las plataformas de la entonces primera dama Margarita Zavala. Sin embargo, no fue hasta que el gobierno de Obama y que los medios de comunicación estadounidenses dieron a conocer el súbito incremento en la detención de NNA que el tema logró posicionarse en la agenda regional.

De inmediato se tomaron acciones en todos los países con el objetivo de atender este fenómeno y reducir el cruce indocumentado de miles de NNA huyendo de la violencia, de la pobreza, de la falta de oportunidades de desarrollo en sus comunidades de origen o que buscaban reunirse con sus familiares en Estados Unidos. Por un lado, el presidente Obama instruyó al Departamento de Seguridad Nacional para asegurar que los NNA que ingresaban al territorio tuvieran las condiciones adecuadas de estancia, alimentación y servicios médicos básicos, durante el tiempo en que se determine su situación migratoria. Por otro lado hizo un llamado a los países centroamericanos para atender de manera conjunta la violencia generada por las pandillas, mejorar la seguridad ciudadana, promover un mayor desarrollo económico en la región y generar condiciones para recibir y reintegrar a los NNA en sus países de origen.

EFE

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Además de los recursos que Estados Unidos brinda de manera bilateral o por medio de programas como la Iniciativa Regional de Seguridad para América Central (CARSI), Obama solicitó al Congreso fondos adicionales por 3.4 mil millones de dólares para fortalecer la vigilancia en la frontera, la repatriación de menores de edad, la asistencia legal y para atender las causas de la crisis. Sin embargo, los recursos no fueron aprobados en la Cámara de Representantes por las críticas generadas en contra de la apertura migratoria impulsada desde la Casa Blanca.

Desde Centroamérica, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, los países lanzaron el Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte, que busca brindar mayores oportunidades económicas, mejorar la seguridad ciudadana, la calidad de la educación y la reintegración social y económica en zonas con altos índices de pobreza y de emigración. Este esfuerzo conjunto complementa las acciones a nivel nacional para desmantelar redes de tráfico de personas, mejorar los procesos de repatriación, facilitar la integración de los NNA a su retorno y difundir campañas mediáticas que muestran los riesgos que enfrentan durante su travesía hacia Estados Unidos.

En México se implementaron acciones que, directa o indirectamente, daban atención el fenómeno y reducían la presión interna e internacional. En julio de 2014 se creó la Coordinación para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur con la encomienda de garantizar el tránsito seguro y el respeto a los derechos humanos de los migrantes. Además, se aprobaron y se modificaron leyes para la protección de los derechos de los NNA migrantes no acompañados, buscando generar condiciones favorables durante su estancia en México. Tal es el caso de las iniciativas para modificar la Ley de Migración y la Ley Sobre Refugiados y Protección Complementaria en materia de niñas, niños y adolescentes migrantes extranjeros no acompañados y separados, así como la aprobación en diciembre de 2014 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes que, en su capítulo 19, hace referencia a las medidas de protección que las autoridades deben adoptar para garantizar los derechos de NNA migrantes, acompañados, no acompañados, separados, extranjeros y repatriados. Además se establecieron compromisos para mejorar la atención de las autoridades en los Sistemas Nacionales y Estatales para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y en el Instituto Nacional de Migración por medio de los Oficiales de Protección a la Infancia y los Grupos Beta de protección a migrantes.

Sin duda, estas acciones encaminadas a promover mejores condiciones en su tránsito, su resguardo y devolución a sus países de origen y, en última instancia, a reducir el cruce de los NNA migrantes no acompañados con destino a Estados Unidos, explican parcialmente la caída en el número de detenciones por parte de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. Sin embargo, la ola de menores de edad no se ha detenido y México se convirtió en un filtro para el resguardo y la devolución de menores de edad centroamericanos.

Durante 2014 México retuvo a más de 22.5 mil migrantes menores de edad provenientes del Triángulo del Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador). De estos, el 47.56% viajaban sin la compañía de un adulto, siendo la mayoría (63%) varones de entre 12 y 17 años de edad. En lo que va de 2015, México ha mantenido una tendencia a la alza en el resguardo de menores. Entre enero y mayo de 2015 se han rescatado a 12 557 NNA migrantes, 60% más que en el mismo periodo en 2014, con la diferencia de que los guatemaltecos son quienes han mostrado un mayor crecimiento, siendo casi el 50% del total de los NNA migrantes provenientes del Triángulo del Norte. No hay que perder de vista que en todos los flujos migratorios existe cierta participación de menores de edad. El principal cambio es la mayor participación de los que viajan sin compañía, que pasó de 49% en 2010 a su máximo histórico en 2011 con el 68% del total de menores de edad resguardados por autoridades mexicanas. En lo que va de 2015, la cifra se ubica en cerca del 54%. Si estas tendencias continúan, en los próximos meses se alcanzaría una cifra histórica de NNA migrantes presentados ante autoridades migratorias mexicanas.

Getty Images / John Moore

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Tomando en cuenta estos elementos, sería erróneo pensar que la situación de los NNA migrantes no acompañados está resuelta y que el flujo se ha detenido. Los países de la región siguen enfrentando el reto de desincentivar la salida de los NNA y de garantizar que aquellos que decidan migrar, lo hagan en condiciones de seguridad y de respeto a sus derechos humanos. En esto, México tiene un papel fundamental por ser el país de paso obligado hacia Estados Unidos. Ya se cuenta con instrumentos y programas que promueven el tránsito en estas condiciones. El siguiente paso es asegurar que las autoridades de los tres órdenes de gobierno apliquen el interés superior de la infancia como base de todos los procedimientos migratorios y administrativos. Se debe tener especial cuidado en que no sean devueltos a situaciones que pongan en riesgo su seguridad, su integridad y su vida. En esto recae la importancia de fortalecer iniciativas como la Estrategia de Prevención y Atención a Niñas, Niños y Adolescentes Migrantes y Repatriados No Acompañados, coordinado por el Sistema Nacional del DIF. Asimismo, se debe asegurar que el control migratorio que actualmente se implementa en México no limite el acceso a la protección internacional de los NNA migrantes y que aquellos menores de edad que requieran protección, sean canalizados inmediatamente a las instancias adecuadas.

Por otro lado, México debe continuar apoyando los esfuerzos nacionales y regionales con Centroamérica para combatir las causas que generan la salida de los NNA. Sin duda, la experiencia de México en materia consular, los avances legislativos recientes y la implementación de medidas, protocolos y programas para la prevención, detección y atención de la migración infantil no acompañada pueden ser de gran valor para disminuir las violaciones a los derechos humanos que se cometen en contra de los migrantes menores de edad. De igual forma, México puede contribuir en la armonización de estadísticas en materia de niñez migrante, el intercambio de buenas prácticas, las campañas regionales de sensibilización sobre los riesgos de la migración irregular de NNA y los esfuerzos para combatir redes de trata de personas y de tráfico. La única forma de atender este fenómeno es a través de respuestas integrales y coordinadas.

LEANDRO RIVERA es Licenciado en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y colaborador de Foreign Affairs Latinoamérica. Sígalo en Twitter en @lriverasoto.

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