Un ciclo sin fin en Sudán

27 abril, 2023 • África, Artículos, Portada • Vistas: 1451

De la transición democrática a la crisis política

RTVE

logo fal N eneGrecia González Gómez

Abril 2023

Sudán, ubicado en el noreste de África, ha enfrentado una serie de desafíos políticos, económicos y humanitarios en los últimos años. Ha experimentado una inestabilidad política significativa. En 2019, una serie de protestas masivas llevaron a la caída del presidente Omar al Bashir, quien gobernó el país durante casi 30 años. Sin embargo, la transición política ha enfrentado desafíos, incluyendo la falta de un gobierno central fuerte y la competencia por el poder entre distintos grupos políticos y militares. Además, las tensiones persisten en algunas zonas, como Darfur y las regiones periféricas del sur y el este, donde conflictos étnicos y políticos han resultado en desplazamientos internos y violencia armada.

Además, enfrenta una grave crisis económica que se refleja en los altos niveles de inflación y una moneda debilitada. El país se encuentra en una situación de deuda insostenible y ha luchado para acceder a financiamiento internacional. La escasez de alimentos y de medicamentos es una preocupación, y millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria y falta de acceso a servicios básicos.

La crisis humanitaria que permea en Sudán tiene a millones de personas que requieren asistencia debido a la violencia, el desplazamiento y la falta de acceso a servicios básicos. El país acoge a una gran cantidad de personas desplazadas internamente y refugiadas, incluyendo a aquellos que huyen de conflictos en países vecinos como Eritrea y Sudán del Sur. Las necesidades humanitarias, incluyendo alimentos, agua, refugio y atención médica, son enormes, y la capacidad del gobierno y de los actores humanitarios para responder es limitada.

A pesar de los desafíos, Sudán ha trabajado hacia una transición democrática. En agosto de 2019, se formó un gobierno de transición civil-militar encabezado por el primer ministro Abdallah Hamdok, quien asumió el cargo con el mandato de llevar a cabo reformas políticas, económicas y sociales. Sin embargo, la implementación de estas reformas ha sido lenta y complicada debido a la falta de recursos, la resistencia de algunos sectores y los desafíos estructurales del país.

En octubre de 2020, el gobierno sudanés firmó un acuerdo de paz con grupos armados en Darfur y en otras áreas periféricas del país. El acuerdo buscaba poner fin a décadas de conflicto y de violencia en estas regiones, pero su implementación ha sido desigual y ha enfrentado obstáculos. La falta de confianza y la persistencia de tensiones han dificultado la implementación completa del acuerdo y la consecución de una paz sostenible.

Sin cese a la crisis política

En Sudán, el ejército y los grupos paramilitares han desempeñado papeles significativos en la política del país en el pasado. Durante el régimen del presidente Al Bashir, el ejército y las fuerzas de seguridad desempeñaron un papel clave en mantener el poder del gobierno. Sin embargo, también hubo una serie de grupos paramilitares y milicias que operaban en el país con sus propios intereses y agendas.

Tras la caída de Al Bashir, Sudán entró en una fase de transición política, con un gobierno de transición conformado por una coalición de fuerzas civiles y militares. Sin embargo, ha habido tensiones y disputas dentro de esta coalición, incluyendo entre el ejército y los grupos paramilitares, en cuanto a la dirección y el control del proceso de transición.

En algunos casos, los grupos paramilitares han buscado mantener su influencia y poder en la nueva configuración política y han resistido la transferencia completa del poder a un gobierno civil. También se han presenciado episodios de violencia y de abusos de derechos humanos atribuidos a grupos paramilitares en Sudán, lo que ha generado preocupación en la comunidad internacional y ha complicado el proceso de transición política. Es importante tener en cuenta que la situación política en Sudán es compleja y está en constante (re)evolución.

Lucha de poder en un gobierno militarizado

Los combates que estallaron en Jartum, la capital de Sudán, el 15 de abril de 2023, entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar liderado por el general Mohamed Hamdan Dagalo, y el ejército sudanés, encabezado por el general Abdel Fattah al Burhan, se derivaron de las fuertes tensiones entre ambos grupos, las cuales se venían gestando desde hace semanas o incluso meses. Como consecuencia, han muerto poco más de cuatrocientas personas y se han contabilizado más de cuatro mil heridos, aunque las cifras no son exactas, ya que el acceso a la comunicación es limitado, sin mencionar que la conectividad inalámbrica en África siempre ha sido un problema, y más cuando hay enfrentamientos de esta índole.

El conflicto se produce justo un día después de que el Vicepresidente del Consejo Soberano sudanés y líder de las RSF, Hamdan Dagalo, expresara su disposición a buscar una solución pacífica para evitar un derramamiento de sangre; en otras palabras, incluir en el ejército a las RSF, conformadas por 100 000 efectivos, y quién sería el encargado de liderar la nueva fuerza. Sin embargo, las RSF ahora llaman a la población a la sedición contra el ejército, lo que muestra una creciente tensión entre ambos grupos.

Hay que destacar que el contexto político también es relevante, ya que el general Al Burhan asumió el poder de facto en Sudán después de un golpe de Estado en octubre de 2021, en el cual las RSF y el ejército trabajaron juntos para expulsar a los civiles del poder. Sin embargo, Hamdan Dagalo ha denunciado el golpe y se ha posicionado en contra del ejército en las negociaciones políticas, lo que ha llevado a la actual disputa entre ambos líderes. ¿Tregua o juego sucio?

Las RSF contra el ejército

Las RSF se formaron en 2013 y tienen su origen en la milicia Janjaweed, que fue conocida por su brutalidad en la lucha contra los rebeldes en la región de Darfur. El general Hamdan Dagalo ha construido una fuerza tan poderosa que ha intervenido en conflictos en Libia y Yemen, y que controla minas de oro en Sudán.

Sin embargo, las acusaciones de abusos a los derechos humanos por parte de las RSF, incluyendo la masacre de más de 120 manifestantes en junio de 2019, por lo que se considera como una fuerza poderosa fuera del ejército y que es vista como una fuente de inestabilidad.

Es importante tener en cuenta que la situación política en Sudán es compleja y está en constante (re)evolución.

Las RSF tienen un origen controvertido y han sido implicadas en violaciones a los derechos humanos, lo que plantea hoy preocupaciones sobre su papel en la estabilidad y la seguridad de Sudán. Además, la rivalidad y el conflicto entre las RSF y el ejército agregan tensiones y complejidad a la situación política en el país.

Después del derrocamiento del presidente Al Bashir en 2019, el gobierno conjunto, militar-civil, que se estableció, se mantuvo en el poder por 2 años, hasta que en octubre de 2021 fue derrocado por otro golpe. Desde entonces, la rivalidad entre el general Al Burhan y el general Hamdan Dagalo se ha intensificado, lo que sugiere una situación política inestable y tensa en aquel país.

En diciembre de 2022 se llegó a un acuerdo marco para devolver el poder a los civiles, pero las conversaciones para ultimar los detalles han fracasado. Esto indica que el proceso de transición política en Sudán ha enfrentado dificultades y obstáculos en la búsqueda de un gobierno democrático y estable.

¿Por qué nadie mira hacia África?

La situación política en África en relación con los ejércitos y los grupos paramilitares puede variar significativamente en diferentes países y regiones del continente, ya que cada uno tiene su propio contexto político, histórico y social. En algunos países de África, como Egipto, Guinea, República Democrática del Congo, Zimbabue y el propio Sudán, por mencionar algunos, los ejércitos han desempeñado un papel histórico importante en la política, con intervenciones militares en asuntos políticos y toma de poder por parte de líderes militares. Esto ha llevado a la militarización de la política y la consolidación del poder en manos de los militares, a menudo a expensas de la democracia y los derechos civiles. En algunos casos, los militares han gobernado de forma autoritaria y han reprimido la participación política y la oposición.

Por otro lado, en países como Libia, Malí, Nigeria y Somalia, por mencionar algunos, también han surgido grupos paramilitares, que son fuerzas armadas no oficiales que operan al margen del ejército y del control gubernamental. Estos grupos tienen diversas motivaciones y agendas, que van desde la protección de comunidades o grupos étnicos, hasta la defensa de intereses políticos o económicos. Algunos grupos paramilitares tienen una presencia y un poder significativo en la política local o nacional, y en algunos casos, han participado en conflictos armados y han desempeñado un papel en la inestabilidad política.

Por ejemplo, en Nigeria, República Democrática del Congo, Somalia y Sudán del Sur, la relación entre los ejércitos y los grupos paramilitares ha sido complicada y conflictiva, surgiendo rivalidades y disputas por el poder y los recursos, y, en algunos casos, se han enfrentado entre sí, lo que ha traído consecuencias negativas para la estabilidad política y la gobernabilidad, como es ahora el caso de Sudán.

En busca de la solución pacífica a la crisis

El Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, habló con el Presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, con el objetivo de coordinar esfuerzos para lograr una desescalada inmediata de la crisis en Sudán. Durante la plática, Guterres condenó enérgicamente los choques armados.

Asimismo, el Secretario de Estado Estadounidense, Antony Blinken, también pidió por medio de Twitter el cese inmediato de la violencia para evitar más escaladas o movilizaciones de tropas y poder continuar con las conversaciones para resolver los problemas en Sudán. Por su parte, Chad, Egipto y Eritrea, países vecinos de Sudán, decidieron cerrar sus fronteras con el Estado en crisis y seguir con especial atención la situación en Sudán hasta nueva orden.

Asimismo, países como Argentina, Colombia y Venezuela han hecho un llamado a deponer la violencia y poner fin al enfrentamiento entre los bandos involucrados. Brasil, por su parte, ha condenado los ataques y ha pedido que se respete la Convención de Viena de 1961. Igualmente, México ha expresado su profunda preocupación y ha coincidido en la necesidad de un cese al fuego.

Tras la solicitud de una tregua, en el marco del fin del Ramadán, se logró la evacuación de ciudadanos y del cuerpo diplomático de diferentes países de Latinoamérica, de la Unión Europea así como de Arabia Saudita, Bangladesh, Burkina Faso, Canadá, Catar, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Filipinas, la India, Kuwait, Pakistán, Rusia, Túnez y Turquía. Hasta el momento, México ha logrado evacuar a seis de doce ciudadanos gracias al apoyo del gobierno español, que también ha evacuado a ciudadanos y diplomáticos. Algunos países como China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido realizaron las evacuaciones vía aérea, con aviones de transporte militar pertenecientes a sus fuerzas armadas.

GRECIA GONZÁLEZ GÓMEZ es licenciada en Negocios Internacionales por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), Unidad Santo Tomás, y maestrante en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es especialista en temas de política exterior, diplomacia, multilateralismo y estudios sobre África. Sígala en Twitter en @GlezGrecia.

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