Etiopía: de Estado benefactor a Estado fallido

13 diciembre, 2021 • África, Artículos, Portada • Vistas: 2953

El Tiempo

Grecia González Gómez 

Diciembre 2021

Etiopía es el núcleo de los niveles de tensión que se experimentan en el Cuerno de África, posee una característica muy particular en cuanto a su organización interna, su sistema político-territorial es de base etnofederal, es decir, posee diez provincias o kililoch, administradas por etnias mayoritarias y con un nivel de autonomía bastante elevado. Históricamente, Etiopía ha estado marcada por conflictos étnicos, la democratización de antiguas guerrillas, la guerra con Eritrea, el abandono del marxismo soviético y el crecimiento del etnonacionalismo, lo que permiten entender la situación actual.

Con la llegada de Abiy Ahmed Ali como Primer Ministro de Etiopía en 2018, tras la dimisión de su predecesor, Hailemariam Desalegn, dio comienzo a una serie de reformas políticas, económicas y sociales, cuyo objetivo era restablecer la paz en el país. Entre estas reformas estaba conceder la libertad a casi 7000 presos políticos, hecho que llevo a que muchos opositores exiliados regresaran al país; estimuló la liberación de la economía; propuso una reforma constitucional para iniciar una transición hacia una democracia multipartidista, y anunció la plantación de millones de árboles para frenar los efectos del cambio climático bajo el lema “Green Legacy”.

Asimismo, promovió una agenda con perspectiva de género para que más mujeres participarán en la política, apoyando la designación de Sahle-Work Zewde como Presidenta de Etiopía, convirtiéndola en la primera mujer Jefa de Estado en África y en Etiopía hasta ese momento. Asimismo, nombró Presidenta de la Corte Suprema Federal a la activista Meaza Ashenafi, y su gabinete se formó con una paridad de género.

A lo que a política exterior se refiere, Abiy consiguió restablecer las relaciones diplomáticas y de amistad con su vecino, Eritrea, después de casi 20 años de conflicto fronterizo, firmando un acuerdo junto al presidente eritreo Isaias Afwerki. Además, propuso a la capital etíope como sede para las conversaciones de paz entre el gobierno y grupos de oposición de Sudán del Sur.

Tan ambiciosa fue la propuesta al cambio que el 11 octubre de 2019 Abiy fue galardonado con el premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para lograr la paz y la cooperación internacional, principalmente por la iniciativa de resolver el conflicto fronterizo con Eritrea.

Forjar una paz duradera en el Cuerno de África

Tras recibir el premio Nobel de la Paz, el Primer Ministro etíope pronunció en su discurso que la guerra es el epítome del infierno para todos los involucrados, que crea hombres despiadados y salvajes; que la paz requiere buena fe para convertirse en prosperidad, seguridad y oportunidad; que su visión de la paz tiene sus raíces en la filosofía de Medemer ⸺una palabra amhárica que significa sinergia, convergencia y trabajo en equipo por un destino común⸺ como pacto social para que los etíopes construyan una sociedad justa, igualitaria, democrática y humana.

Las acciones de buena fe duraron poco cuando anunció que su gobierno iniciaría una acción militar en la región de Tigray, al norte del país, en contra del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF). El TPLF ha tenido un papel predominante en la historia etíope, después de la caída del régimen Derg, se posicionó como líder en la nueva política del país y fundó el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF) junto con la Organización Democrática del Pueblo Oromo (OPDO), el Movimiento Democrático Nacional Amhara (ANDM) y el Frente Democrático de los Pueblos del Sur de Etiopía (SEPDM), estableciendo así un federalismo étnico que duro hasta 2018.

A 2 años de haber sido galardonado, Abiy buscó dar un giro a la política del país creando el Partido de la Prosperidad, un grupo al que se unieron todos los partidos del EPRDF con excepción del TPLF, señalando que el gobierno federal ha acusado, perseguido y retirado injustamente de sus cargos a funcionarios de su frente. Sin embargo, el punto medular entre el gobierno y el TPLF se dio cuando se anunció que las elecciones generales previstas para agosto de 2020 se realizarían hasta 2021 como consecuencia de la pandemia de covid-19. Algo que no fue bien visto por los del TPLF quienes decidieron continuar con la organización de los comicios, aunque el gobierno considero dicho acto como inconstitucional.

Las tensiones entre el gobierno y el TPLF llevan poco más de un año detonando a un conflicto armado, cuando el primer ministro Abiy ordenó una ofensiva militar en represalia por el ataque a una base militar del ejército en Mekelle.

Segundo mandato: Partido sin Prosperidad

La prosperidad tan anhelada por el pueblo etíope ya no es tan conmovedora en este su segundo mandato como Primer Ministro. Aunque Abiy afirmó que las elecciones del 21 de junio de 2021 fueron históricas y únicas, reafirmó su compromiso por establecer instituciones que den prioridad a la reducción de la brecha política entre la sociedad y el país.

Argumentó que los partidos de oposición tendrán representaciones considerables en el nuevo gobierno que se establecerá. Tan solo el Partido de la Prosperidad logró 410 de las 436 circunscripciones representativas en la Cámara Baja del Parlamento federal ⸺de un total de 547 asientos⸺ que concurrieron a las urnas, lo que significó un nuevo mandato de cinco años.

La prosperidad tan anhelada por el pueblo etíope ya no es tan conmovedora en este su segundo mandato como Primer Ministro.

Pese a que Etiopía celebra elecciones desde 1995, ninguna votación había sido realmente competitiva, a excepción de los comicios de 2005, en los que la disputa por los resultados causó graves disturbios y la muerte de al menos doscientos manifestantes, así como el encarcelamiento de líderes de la oposición.

Sin importar que los comicios se llevarán a cabo en medio del conflicto en Tigray y una crisis sanitaria a nivel mundial, la Unión Africana, por su parte, aseguró que la votación se desarrolló, en términos generales, “de manera ordenada, pacífica y creíble”, a pesar de los grandes desafíos operativos, de seguridad, políticos y sanitarios. Algunos medios locales han afirmado que se le ha visto al primer ministro Abiy uniformado junto a soldados cerca de la región de Afar, un lugar estratégico ya que ahí se localiza una de las carreteras que conecta Djibouti con Addis Abeba, y que en los últimos días ha sido escenario de enfrentamientos.

¿Qué reacciones ha tenido la comunidad internacional?

Las diferentes posiciones a nivel internacional se han hecho notorias. Los gobiernos de Alemania, Estados Unidos, Francia, Grecia, Japón y el Reino Unido se han pronunciado en contra del conflicto exhortando a sus ciudadanos y diplomáticos no esenciales a abandonar el país a causa de las condiciones de seguridad tan inciertas y cada vez más imprevisibles.

Por su parte, el gobierno irlandés se pronunció en desacuerdo por las acciones tomadas por parte del gobierno etíope, al expulsar a cuatro diplomáticos del país debido a las posiciones expresadas por Irlanda sobre el conflicto en el país africano. Derivado de esto y de la propia situación del país, el gobierno recomendó no viajar a Etiopía y quienes están en el país lo abandonen inmediatamente.

La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para África de Naciones Unidas (UNECA), Vera Songwe, recomendó la evacuación inmediata de las familias del personal internacional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con base en Etiopía. La Unión Africana ha hecho un llamamiento a la paz en Etiopía, pidiendo el fin de las hostilidades en la región Tigray. El Presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, ha expresado públicamente su preocupación por la escalada del enfrentamiento militar, alentando a ambas partes a dialogar para encontrar una solución pacífica en interés del país.

Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior, solicitó un cese al fuego, rechazó el uso de la fuerza militar como solución al conflicto y exhortó a todas las partes a dar fin con las hostilidades de forma inmediata.

Amnistía Internacional instó a todas las partes para que respeten el Derecho Internacional Humanitario y protejan a la población civil. Además, señaló que los dirigentes deben renunciar a la incitación a la violencia contra las personas en función de su etnia.

De acuerdo con la ONU, estos enfrentamientos han provocado miles de muertes entre soldados y civiles; se han desplazado más de dos millones de personas, y centenares de miles están al borde de la hambruna, sin olvidar las agresiones físicas y sexuales a mujeres y niñas y la violación a sus derechos.

Estados de emergencia que no tienen fin

El 2 de noviembre de 2021, el gobierno etíope declaró estado de emergencia por un plazo de 6 meses (prorrogable, si es necesario) en todo el territorio para tratar de frenar la ofensiva de los rebeldes de Tigray, restringiendo los derechos y garantías de la sociedad. Algunas de las medidas a tomar son, entre otras, que permite a las autoridades a detener a cualquier persona sin orden judicial si hay una “sospecha razonable” de que coopera o tenga relación alguna con “grupos terroristas” y la recluyan sin revisión judicial mientras esté en vigor la declaración. Queda prohibido la libre circulación por la ciudad a aquellos que no tengan identificación de residente, esta decisión se basa para evitar que haya “infiltrados” en la capital.

Además, se prohíbe revelar información militar, crear un gobierno de transición y utilizar la libertad de expresión para apoyar a los rebeldes. Sin embargo, esto podría tener repercusiones ya que la declaratoria de estado de emergencia permite la suspensión o cancelación de las licencias de organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación si se sospecha que proporcionan, directa o indirectamente, apoyo material o moral a “organizaciones terroristas”.

Sin mencionar que el bloqueo a las telecomunicaciones ⸺internet, llamadas, mensajes, redes sociales⸺ es frecuente, esto como medio de control para impedir al exterior conocer sobre la magnitud del conflicto que se vive en el país. Además del bloqueo al acceso a carreteras para hacer llegar la ayuda humanitaria.

GRECIA GONZÁLEZ GÓMEZ es licenciada en Negocios Internacionales por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), Unidad Santo Tomás, y maestrante en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es especialista en temas sobre política exterior, diplomacia, multilateralismo y estudios sobre África. Sígala en Twitter en @GlezGrecia.

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One Response to Etiopía: de Estado benefactor a Estado fallido

  1. Fernando Abrego Camarillo dice:

    Excelente artículo, gracias por compartir información de una región a la que no estamos acostumbrados a conocer.

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