TRT World
Incertidumbre en la transición
Daniel Zorrilla Velázquez
Octubre 2020
El martes 3 de noviembre de 2020 se llevarán a cabo las elecciones presidenciales de Estados Unidos. El proceso electoral ha estado rodeado de gran expectativa y, dada la coyuntura, todos los eventos relacionados con la elección han experimentado un sinfín de cambios vertiginosos. Sin embargo, los últimos acontecimientos han superado los escenarios más radicales. Actualmente, el candidato demócrata Joe Biden lidera en la mayoría de las encuestas de preferencia de voto y la superioridad del Partido Demócrata es sustancial en todo el territorio estadounidense. De acuerdo con la empresa estadounidense de encuestas Rasmussen Reports, Biden sostiene una ventaja de 12% sobre Donald Trump. También, la encuesta realizada el 7 de octubre de 2020 por la cadena Fox News, que tiende a presentar resultados más cerrados para favorecer a Trump, otorgó una ventaja de 10% a Biden. Además, otras encuestas expresan una clara preferencia por el candidato demócrata en los estados bisagra de Ohio, Pensilvania, Iowa y Michigan e incluso en Arizona y Florida, dos estados que los republicanos ganaron en las elecciones de 2016.
La debilidad de las encuestas
Las encuestas pueden ser engañosas y han fallado en sus previsiones. En 2016, las encuestas favorecieron a Hillary Clinton hasta el día de la elección. Por ello, Allan Litchman, profesor de la American University en Washington y uno de los mayores detractores del sistema de encuestas, creó en 1984 un sistema de trece claves con el que ha podido predecir correctamente nueve elecciones presidenciales. Para las elecciones de 2020, Litchman prevé una contundente victoria del candidato demócrata y cree que los debates no podrán influir en el resultado de la elección. El pronóstico del “gurú de las elecciones” se basa en la percepción negativa de los ciudadanos del manejo de la pandemia, el mal estado de la economía, la falta de logros importantes en política exterior y el descontento social.
Una transición difícil
Aunque todo indica que Biden será elegido como el próximo presidente, la realidad es que estamos frente a un proceso electoral atípico y hay una gran incertidumbre debido a múltiples factores que pueden salirse de control. Por un lado, la pandemia ha obligado a que la mayoría de los votos tengan que ser emitidos mediante boletas enviadas por correo, lo que ocasionará una gran complicación en el conteo de los votos. De hecho, según algunas encuestas, la mayoría de los votantes demócratas enviará sus boletas por correo, mientras que una pequeña proporción de votantes republicanos recurrirán a esta opción. Además, los resultados de la noche de la elección serán completamente diferentes al resultado del conteo final, ya que los votos por vía postal seguirán llegando incluso semanas después del 3 de noviembre, lo que puede llegar a agravar aún más el descontento y la tensión social. Ante esto, el presidente Trump ha manifestado en múltiples ocasiones que considera que el voto por correo será fraudulento e incluso ha dado a entender que no reconocerá un resultado que no le sea favorable, por lo que ya tiene listos a numerosos equipos de abogados que preparan una compleja estrategia para apelar la elección ante las cortes. Frente a este evento, la probable confirmación de Amy Coney Barret como jueza de la Suprema Corte le daría una ventaja a los republicanos de 6 a 3, abriendo el camino para solucionar un impase electoral ante una derrota del incumbente.
El proceso electoral será una de las pruebas más duras que tendrá que enfrentar Estados Unidos para demostrar la legitimidad y la fortaleza de su democracia y de sus instituciones.
En caso de que Trump no reconozca una derrota, es posible que Estados Unidos se enfrente a una crisis constitucional, puesto que no hay un precepto en la Constitución que prevea una situación similar. La vigésima enmienda de la Constitución estadounidense señala que el mandato presidencial debe terminar al mediodía del 20 de enero, pero en esta ocasión es altamente probable que dos individuos se presenten para protestar el cargo, aunque uno de ellos llegará con todo el poder y las facultades de un presidente en funciones, como ha sugerido Barton Gellman en un artículo publicado en The Atlantic. Ante dicho escenario, es posible que Trump haga un llamado a sus seguidores, entre ellos milicias armadas como los célebres Proud Boys, para que defiendan la supuesta constitucionalidad de su reelección, lo que sin duda ocasionaría eventos turbulentos en un país ya de por sí dividido.
Prueba de fuego
El proceso electoral será una de las pruebas más duras que tendrá que enfrentar Estados Unidos para demostrar la legitimidad y la fortaleza de su democracia y de sus instituciones, mientras se enfrenta a grandes cismas sociales en un momento de grave polarización. Sin embargo, los ideales de democracia, libertad e igualdad siguen depositados en una gran cantidad de ciudadanos y servidores públicos. Ahora, ambos se enfrentan a la encomienda más importante de sus vidas: defender la voluntad de los estadounidenses. Sin duda, estamos frente a un momento crucial de la historia en el que el actuar de la población y las instituciones revelará la viabilidad del proyecto fundamental de la democracia estadounidense o, por el contrario, obligará a un cambio paradigmático en la política interna y a un reacomodo identitario. La “tierra de los libres” está por demostrar su verdadera conformación.
DANIEL ZORRILLA VELÁZQUEZ es maestro en Administración Pública por la Universidad de Texas, San Antonio. Fue becario en el Congreso de Estados Unidos e investigador en el Instituto de Desarrollo Económico de Texas. Actualmente, es profesor e investigador en el Departamento de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
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