El adiós de Jokowi

25 enero, 2024 • Artículos, Asia/Pacífico, FEG Anáhuac, Portada • Vistas: 640

Elecciones presidenciales en Indonesia

Gobierno de Indonesia

logo fal N eneFernando Octavio Hernández Sánchez

Enero 2024

Una colaboración de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México

En 2024 habrá elecciones para renovar el gobierno nacional en Estados Unidos (sin duda, una decisión con impacto internacional), la India y México. En Indonesia también habrá elecciones este año. La gestión del presidente Joko Widodo se acerca a su final, concluyendo un periodo de 10 años durante el cual el popular Exgobernador de Yakarta ha impulsado la transformación de aquella enorme nación insular. Por ello, es oportuno realizar un balance de su gobierno y evaluar también el probable escenario que enfrentará Indonesia con el gobierno entrante.

Indonesia es un país integrado por más de 13 000 islas, ubicado en el extremo suroccidental del continente asiático y colindante con Australia y Oceanía. Independiente desde 1949, Indonesia cuenta con amplios recursos naturales y una gran biodiversidad, siendo hogar de especies endémicas, como el orangután y el dragón de Komodo. Además, es uno de los países más poblados en el mundo y uno de los Estados fundadores de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, que ha sido clave para impulsar la integración económica entre los países de la región en años recientes.

Tras atravesar por un periodo de incertidumbre, derivado de la crisis asiática de 1997, Indonesia experimentó una transición democrática, sobre todo después de la renuncia del presidente Suharto, en 1998, quien había gobernado al país por más de 3 décadas. El comienzo de la transición no fue terso; hubo quien incluso llegó a pronosticar la fragmentación del país, tras la reaparición de los ánimos secesionistas en varias partes del archipiélago indonesio, aunque se logró superar tal periodo de incertidumbre.

Jokowi, el “populista”

En 2014, Widodo, también conocido simplemente como Jokowi, se convirtió en Presidente de Indonesia con el respaldo del Partido Democrático Indonesio de Lucha (PDI-L), una de las principales fuerzas políticas del país en la era postSuharto. De origen humilde, con fama de honesto y reconocido por su desempeño como Alcalde de su natal Surakarta, ciudad de Java Central, Jokowi alcanzó proyección nacional tras convertirse en Gobernador de Yakarta, la capital del país. Durante su paso al frente del gobierno de la capital, Jokowi comenzó a atraer los titulares de la prensa indonesia gracias a la labor realizada en pro del mejoramiento urbano de dicha ciudad, así como por su estilo personal de gobernar, por el cual pronto se le caracterizó como un político poco convencional y poseedor de una actitud dinámica y cercana a la gente humilde, lo que también le valió desde entonces el mote de “populista”.

Al comienzo de su gestión presidencial, Jokowi estableció los temas prioritarios para su gobierno: impulsar el desarrollo de la infraestructura logística y de comunicaciones para fortalecer la competitividad del país; recuperar la responsabilidad del Estado indonesio como garante de la seguridad nacional; fortalecer el desarrollo de las distintas regiones y de las localidades apartadas que integran el país; promover una política exterior activa que fortaleciera la proyección internacional del país, e impulsar el mejoramiento de las condiciones de vida de la población indonesia, por medio de un paquete de reformas a los sectores educativo y de salud.

Con base en dicha plataforma de gobierno, Jokowi ha dado prioridad a temas como el impulso a los proyectos de infraestructura de transporte, la búsqueda de un mayor protagonismo internacional para el país, la defensa de la soberanía nacional, así como temas particulares, entre los que se encuentran emprender una guerra contra las drogas que contribuya a restablecer la sana convivencia entre la población, y erradicar la corrupción, lo que le ha permitido presentarse ante la opinión pública como un líder con determinación y visión de Estado. En este sentido, su proyecto era bastante innovador, pues los distintos gobiernos habían privilegiado el desarrollo de Java a expensas de las demás islas. Por ello, el hecho de que Jokowi manifestara disposición a promover el desarrollo integral del país, no solo era un acto de justicia para el resto de la nación, sino también una estrategia para promover un mejor posicionamiento de Indonesia en el escenario internacional, aun cuando tales propósitos pudieran afectar los intereses de las élites javanesas, acostumbradas a imponer su voluntad al resto del archipiélago.

El hecho de que Jokowi manifestara disposición a promover el desarrollo integral del país, no solo era un acto de justicia para el resto de la nación, sino también una estrategia para promover un mejor posicionamiento de Indonesia en el escenario internacional,

Tras 10 años de gestión, el impulso a la construcción de infraestructura ha sido la insignia del gobierno de Jokowi. Mientras su periodo concluye con más de quince nuevos aeropuertos, la modernización y la ampliación de la red carretera en varias partes del país, la inauguración de una línea de tren de alta velocidad entre Yakarta y Bandung, así como el comienzo de las obras para construir una nueva ciudad capital para el país, ubicada en Borneo, la cual habrá de sustituir a Yakarta ante el riesgo de hundimiento y la saturación que la capital enfrenta actualmente.

Además, su gobierno ha impulsado la defensa de la soberanía nacional al combatir la pesca ilegal realizada por navíos extranjeros en aguas indonesias, mientras ha promovido una reforma fiscal orientada a combatir la evasión de impuestos, y ha creado varios programas sociales para apoyar a distintos sectores de la población, lo que le ha permitido obtener altos índices de aprobación popular hasta ahora. Tal evaluación es muestra de la confianza que la sociedad indonesia tiene en Jokowi, no obstante que su gestión debió hacer frente a los efectos devastadores del covid-19 y la recesión económica derivada de la pandemia, la mayor desde la crisis financiera de 1997.

Durante el confinamiento, Indonesia llegó a registrar más de 150 000 muertes, lo que posicionó al país como uno de los más afectados por la pandemia del coronavirus en el mundo. A pesar de ello, el gobierno de Jokowi supo manejar la crisis sanitaria, y ahora el país ya registra un crecimiento económico sostenido, conforme las autoridades fueron promoviendo la reactivación de las principales actividades, incluyendo la reapertura del país al turismo internacional. Entre los pendientes de la gestión de Jokowi destaca el poco alcance obtenido en la lucha contra la corrupción, pues se ha comprobado que muchas prácticas, como la malversación de fondos, el influyentismo y la ocupación de cargos públicos con beneficio personal, siguen bastante arraigadas entre la clase política indonesia.

Proyección internacional

En el plano internacional, la gestión de Jokowi se caracterizó, en un primer momento, por impulsar la promoción económica del país para captar inversiones y establecer alianzas comerciales con países poco frecuentados antes por Indonesia. Sin embargo, a partir de la pandemia, Jokowi modificó su enfoque para hacer un llamado al fortalecimiento de la cooperación internacional y el multilateralismo, aprovechando plataformas como la presidencia del G-20, que Indonesia ocupó en 2022. En esa condición, Jokowi también buscó proyectar la voz de Indonesia como un país interesado en superar las rivalidades geopolíticas que han afectado el desarrollo mundial en los años recientes, como lo hizo cuando acudió en persona a Ucrania y a Rusia, a mediados de 2022, para intentar establecer un puente de comunicación entre los líderes de ambos países con la intención de terminar la guerra entre ellos.

Además, Jokowi ha mostrado una mayor determinación para lograr que Indonesia recupere su condición como líder regional tras hacer frente a episodios como la crisis migratoria de los rohinyá o al defender la adopción de una posición más enérgica frente a las autoridades militares que encabezan Myanmar desde el golpe de Estado de febrero de 2021. Al mismo tiempo, Jokowi ha procurado fungir como un árbitro que medie en la rivalidad sostenida entre China y Estados Unidos, convencido de que la estabilidad en Asia-Pacífico requiere un entendimiento entre ambas potencias que asegure el crecimiento de la región en su conjunto.

El momento del cambio

En menos de un mes, más de doscientos millones de indonesios acudirán a las urnas para decidir quién sustituirá a Jokowi en 2024. Los candidatos son el general Prabowo Subianto, quien cuenta con el respaldo implícito de Jokowi tras haber sido su Ministro de Defensa durante su segundo periodo presidencial, Ganjar Pranowo, Exgobernador de Java Central y candidato del PDI-L, y Anies Baswedan, Exalcalde de Yakarta.

De entrada, llama la atención que Jokowi apoye a un candidato postulado por un partido distinto al que lo llevó a él a la presidencia, y del cual ha sido el líder de facto durante estos 10 años, lo que pone en evidencia la ruptura existente entre el mandatario y Megawati Sukarnoputri, Expresidenta de Indonesia y líder del PDI-L.

Tal parece que Jokowi apuesta por Prabowo (quien cuenta con uno de los hijos de Jokowi como su compañero de fórmula, al contender este último por la vicepresidencia del país) a fin de garantizar la continuidad de sus iniciativas. Sin embargo, el apoyo a Prabowo tiene sus riesgos, pues representa a la casta castrense que acumuló privilegios durante el largo periodo de Suharto. También hay quien considera tal movimiento como un intento de Jokowi por establecer una dinastía política, aprovechando su popularidad y la oportunidad generada por la inclusión de su hijo en la contienda por la vicepresidencia del país, aunque esto implica también un riesgo para la democracia indonesia.

Al exterior, el triunfo de Prabowo muy probablemente sería bien recibido por China, considerando el distanciamiento que hubo en el pasado entre Estados Unidos y el General, quien encabeza las preferencias electorales, por su participación en actos de violación a los derechos humanos, cuando Prabowo fue acusado de reprimir tanto a líderes proindependentistas de Timor Oriental como a activistas opositores al gobierno de Suharto. En caso de triunfar Prabowo, puede ser que el legado de Jokowi, tan aprobado por la población indonesia, abra la puerta para una regresión hacia el autoritarismo en el gigante del Sudeste Asiático, lo que, sin duda, afectaría su recuerdo entre sus gobernados.

FERNANDO OCTAVIO HERNÁNDEZ SÁNCHEZ es el Coordinador de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac México, campus sur. Sígalo en X en @FdOHdzSanz001.

 

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