Alemania, de cara a las elecciones federales de 2021

26 febrero, 2020 • Artículos, Europa, PJ Comexi, Portada • Vistas: 6559

El Español

Romina Clamont

Febrero 2020

Una colaboración del Programa de Jóvenes del Comexi

En octubre de 2019, se llevaron a cabo los comicios regionales en Turingia, Alemania. El ganador fue Die Linke, partido de izquierda; sin embargo, este no contaba con la mayoría suficiente para poder formar un gobierno, ya que solo obtuvo 29 de 90 escaños.

Para la ultraderecha alemana, las elecciones representaban la posibilidad de una posición de influencia mucho más fuerte en el país. Es por esto que, con los resultados obtenidos, la lucha por el puesto del ejecutivo de Turingia se veía difícil, dado que Die Linke no gobierna en minoría dado a una antigua tradición alemana, donde los gobiernos de minoría se aprecian inestables.

El partido que logro sorprender durante esta elección, fue el de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que logró duplicar su presencia en el parlamento de Turingia al obtener 22 escaños. De esta forma, se convirtió en la segunda fuerza política, impulsada por Björn Höcke, líder de la facción más radical de la extrema derecha alemana, que logró el apoyo del 24% del electorado. Höcke es considerado un experto en poner a prueba los límites de la legalidad, con discursos y eslóganes etnicistas que incitan al odio, al resentimiento y a la acción.

Ningún dirigente estatal había asumido un cargo público con ayuda de AfD.

La presencia de la ultraderecha alemana se ha hecho muy notoria en el este de Alemania, pero incluso su influencia se ha hecho presente en Baviera y Renania del Norte. AfD se formó en 2013 como un partido euroescéptico, rechazando el uso del euro y pidiendo un retorno paulatino al marco alemán. Además, se opusieron al recibimiento de refugiados sirios en Europa, entre otras cosas. Fue fundado por Konrad Adam, excolaborador del periódico Frankfurter Allgemein Zeitung, Alexander Gauland, exmiembro de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), y Gerd Robanus. Para 2020, los personajes mayormente moderados en su ideología han ido saliendo del partido y se prevé que el ala radical, liderada por Höcke, tome el control.

Tras meses de negociaciones entre los partidos regionales, a principios de febrero de 2020, Thomas Kemmermich, perteneciente al Partido Liberal Democrático fue electo como jefe del ejecutivo regional de Turingia gracias a los votos de la CDU y de AfD. Esta simple votación provoco un terremoto político en Berlín, ya que de manera tácita se rompió con el cordón sanitario que los partidos de la coalición de gobierno (la CDU y el Partido Socialdemócrata) tienen con el fin de detener la ocupación de cargos públicos de la ultraderecha.

Ningún dirigente estatal había asumido un cargo público con ayuda de AfD. Solamente un día después de ser electo como jefe del ejecutivo en Turingia y después de diversas presiones desde Berlín, Kemmermich renunció a su cargo, lo que plantea una puerta a nuevas elecciones, si los demás partidos aceptan disolver el Parlamento. En el caso de que no hubiera una mayoría simple para poder disolver el Parlamento, Kemmermich se presentaría ante una moción de confianza, la que seguramente perdería con el fin de poder convocar a nuevas elecciones.

Turingia nos ha dado una muestra del futuro político en Alemania, el cual se antoja se incierto.

Esta ruptura del cordón sanitario simboliza la fragilidad de la vulnerabilidad del Brandmauer, el muro contra fuegos, que, por acuerdo político de años, evita que la extrema derecha tenga una influencia real sobre la política alemana. Para la CDU, partido al que pertenece la canciller Angela Merkel, la colaboración entre ellos y la extrema derecha suscitaron acusaciones graves en torno a que la dirigencia de la CDU, al menos localmente, estaba lista para romper con el cordón sanitario.

La decisión de la CDU en Turingia tuvo consecuencias en Berlin: Annegret Kramp-Karrenbauer, Ministra de Defensa y líder de la CDU, presentó su renuncia a la dirección del partido, además de renunciar a candidatearse como Canciller en 2021. Su renuncia se produce al no haber podido explicar dentro de su partido la decisión de la CDU regional de votar, junto con la extrema derecha, en contra de las propias directrices del partido y de las órdenes de Kramp-Karrenbauer, quien quedó a todas luces desautorizada.

El impacto de lo regional sobre lo federal

La renuncia de Kramp-Karrenbauer supone un periodo de inestabilidad dentro de la CDU, en el cual Merkel esperaba una sucesión ordenada y sin sobresaltos al finalizar su cuarto y último periodo como canciller en 2021. Su salida es una victoria para el ala más conservadora de la CDU. Cuatro candidatos han destacado hasta este momento por la carrera a la sucesión de Merkel. Friedrich Merz, representante del ala más conservadora de la CDU, es un político inteligente que, ante el asunto en Turingia, ha reaccionado con prudencia y ha llamado a la reflexión. Por otro lado se encuentra Jens Spahn, Ministro de Salud del gobierno, quien se encuentra más inclinado a la derecha dentro del partido y ha destacado por criticar la decisión de Merkel de abrir las fronteras a los refugiados sirios en 2015. Armin Laschet, situado hacia el centro en la CDU, es Ministro Presidente de Renania del Norte-Westfalia, quien, de ganar, daría continuidad al gobierno de Merkel, y ha defendido también la no cooperación con la extrema derecha “ni por casualidad”. Por último, Markus Soder, líder de los conservadores bávaros, aunque ha negado tener alguna aspiración, es uno de los nombres que se barajean en la sucesión de Merkel.

Turingia nos ha dado una muestra del futuro político en Alemania, el cual se antoja se incierto durante 2020, ya que la CDU deberá definir a un nuevo líder de partido, además de buscar un candidato que pueda mantenerlos en el gobierno y haga la sucesión de Merkel, gradual y sin sobresaltos. De igual forma, la esfera política alemana deberá de definir sus reglas de operación, colaboraran en un futuro próximo con AfD, que ya tiene una representación importante dentro del Bundestag o seguirán con la política del cordón sanitario, evitando colaborar con ellos a nivel regional y federal. Alemania, de la mano férrea de su canciller Merkel, junto con Francia, ha sido el ancla de una Europa convulsionada ante los últimos acontecimientos del contexto internacional, la que ha logrado mantener unido al grupo de los ahora veintisiete miembros de la Unión Europea.

ROMINA CLAMONT es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad La Salle, y se especializa en temas de Unión Europea y Europa Central. Sígala en Twitter en @VonnRom.

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