Walter Russell Mead
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La campaña presidencial de 2016 en Estados Unidos se niega a terminar: por un lado, el presidente Donald Trump toca el tema una y otra vez en sus tuits; por el otro, Hillary Clinton escribió un libro acerca de una de las contiendas presidenciales más amargas e impredecibles en la historia del país. What Happened es una obra legible y a ratos encantadora, pero no es una pieza maestra de la literatura ni una fuente inagotable de sabiduría política. Lo que ofrece es una ventana fidedigna al corazón de Clinton.
Sus experiencias paradójicamente liberadoras y frustrantes de pertenecer a la primera generación de mujeres estadounidenses a las que se les permitió competir como profesionistas (aunque en desventaja por las reglas y las ideas de otras épocas) la hicieron sentir desamparada, incluso cuando llegaba a la cúspide de la política. Para ella, la campaña de 2016 fue más de esa cuesta arriba, de esa lucha inequitativa, aunque muchos votantes la veían como la candidata enterada, la favorita de la clase política porque «ya le tocaba». Su campaña nunca resolvió esa tensión, y tal insuficiencia explica por qué Trump tuitea desde la Casa Blanca y Clinton tiene tiempo para escribir libros.
