Urbanización como proceso mundial

11 diciembre, 2023 • Artículos, Asuntos globales, FEG Anáhuac, Portada • Vistas: 5037

¿Es sostenible el proceso de urbanización planetaria?

Nemo

logo fal N eneJuan Arellanes

Diciembre 2023

Una colaboración de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México

“Las ciudades llegaron para quedarse y el futuro de la humanidad es urbano”, dice el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat). Se estima que, para 2050, 68% de la humanidad vivirá en ciudades: unos 6600 millones de personas.

Convencionalmente, la urbanización es la transformación de terrenos desocupados en ciudades densamente pobladas. La urbanización provoca una serie de impactos ambientales obvios, desde la crisis hídrica hasta la alteración de los ciclos biogeoquímicos. La urbanización es parte de la gran aceleración que la humanidad está viviendo desde 1750 y, de forma aún más explosiva, desde 1950. Las ciudades son economías de escala que congregan a personas y ofrecen incentivos para vivir de forma concentrada.

La urbanización ha facilitado el acceso a servicios vitales y ha mejorado los indicadores de bienestar, pero también ha contribuido al mayor impacto ambiental negativo y al rebasamiento de seis de los nueve límites planetarios.

Evolución histórica de la urbanización

Si un análisis del proceso mundial de urbanización se basa en datos básicos y generales, puede describirse como un ascenso constante, primero lineal y después explosivo. Al finalizar el último periodo glaciar comenzó uno de estabilidad climática. Hace unos 7000 años (5000 AC), solo 0.1% de la población mundial vivía en ciudades. Debieron pasar 5000 años para que la población urbana alcanzara 1% de la población mundial. Hacia el año 1000, la población mundial en asentamientos urbanos era de 2.6% y, en 1600, de 5.2%.

El crecimiento se mantuvo lineal por 2 siglos más: hacia 1800 alcanzó 7.3%. A partir de la Revolución Industrial, el proceso se volvió explosivo: 16.4% en 1900, 29.1% en 1950 y 46.8% en 2000. Se estima que, en 2007, en el mundo hubo tanta población urbana como rural. Es posible que en los últimos años (desde 2017) la población rural mundial haya dejado de crecer en términos absolutos (el crecimiento natural apenas alcanza a compensar la migración campo-ciudad), en tanto que la población urbana sigue en crecimiento explosivo. Se calcula que, en 2021, 4450 millones de personas vivían en ciudades: 56.5% de la población total.

Urbanización y otras dinámicas mundiales

Si se recurre a información más detallada y especializada, se descubre que, en los últimos 6000 años, el crecimiento urbano no ha sido constante. Ha habido tres fases de crecimiento explosivo de la población urbana (A1: entre 3500 y 2500 AC; A2: entre 1000 y 100 AC, y A3: entre 1800 y ¿2050?). En contraste, hubo dos periodos de “estancamiento” (B1: entre 2400 y 1100 AC, y B2: entre 0 y 1800), durante los cuales el crecimiento urbano fue extremadamente lento. Incluso, hubo periodos de decrecimiento. La dinámica de la urbanización mundial coincide con la dinámica de otros dos importantes procesos mundiales: la alfabetización y la centralización política. En términos sencillos: los periodos acelerados de crecimiento urbano A1, A2 y A3, coinciden con momentos de incremento sustancial de la población alfabetizada en el mundo y con momentos de una reducción considerable del número de entidades políticas a nivel planetario. Las fases B1 y B2 corresponden a fases de transición durante las cuales la civilización humana parece detener su evolución antes de entrar a otra fase de crecimiento acelerado hacia una mayor complejidad social.

El estudio de la urbanización como proceso mundial ha permitido detectar la vinculación entre regiones (especialmente en Eurasia y el norte de África) desde hace unos 3000 años. Por ejemplo, se ha identificado un crecimiento urbano sincrónico Este/Oeste (entre las ciudades de la cuenca del mediterráneo y las ciudades de Asia Oriental) entre 1000 AC y 1800, antes de que el crecimiento urbano se generalizara en todo el planeta. Se está descubriendo que las tendencias de urbanización pueden ser importantes indicadores de la evolución de la civilización humana en su conjunto. Específicamente, el estudio del crecimiento de las ciudades contribuye al argumento de que hubo un sistema mundial afro-eurasiático integrado (con un claro dominio de Asia sobre Europa) mucho antes de lo que la mayoría de los historiadores y estudiosos de la civilización suponen.

Urbanización capitalista y sistema-mundo moderno

El desarrollo del capitalismo europeo comenzó entre las ciudades-estado de Italia, antes de transformarse en capitalismo industrial que desató un crecimiento urbano formidable en el mundo anglosajón. Desde su origen, el capitalismo ha sido un fenómeno intrínsecamente urbano, lo cual, de forma contraintuitiva, es consistente con la hipótesis de Wallerstein de que el primer capitalismo fue un capitalismo agrario. La primera dominación territorial propiamente moderna fue la explotación del campo por la ciudad, en el origen de lo cual está también la fractura metabólica de la civilización moderna.

El proceso de urbanización del sistema-mundo moderno fue, esencialmente, un proceso económico central, a veces acompañado de procesos urbanos resultados del privilegio político y, mucho más tarde, de desarrollos periféricos.

El proceso de urbanización del sistema-mundo moderno fue, esencialmente, un proceso económico central, a veces acompañado de procesos urbanos resultados del privilegio político y, mucho más tarde, de desarrollos periféricos. Las ciudades de mayor crecimiento entre 1500 y 1750 a escala mundial eran ciudades comerciales. En orden cronológico, se presentaron de la siguiente manera: Sevilla, Amberes, Ámsterdam, Londres y Liverpool. Con la Revolución Industrial, entre 1750 y 1850, se produjo el crecimiento explosivo de ciudades como Birmingham, Manchester, Nueva York, Baltimore y Chicago. Solo hasta finales del siglo XIX destacaron ciudades periféricas, como Buenos Aires, Yakarta y, más tarde, Ciudad de México. En el siglo XX fueron núcleos urbanos estadounidenses, como Los Ángeles y Houston, los que presentaron las más intensas dinámicas de crecimiento. Pero, en la segunda mitad del siglo XX, algo cambió: el crecimiento urbano explosivo se produjo en las periferias, como en Lagos, Dacca, Jartum.

Urbanización del Sur global y las megaciudades

Aunque el crecimiento urbano es una dinámica mundial, hoy el fenómeno es más intenso en África. Gwagwalada, en Nigeria, está creciendo a una tasa anual de 6.46%. Con excepción de Rupganj (Bangladesh) y Xiongan (China), la lista de las diez ciudades de mayor crecimiento demográfico está dominada por África: Kabinda, Lokoja, Uije, Buyumbura, Songea, Potisco y Bunia, todas con crecimientos por encima de 5.63%. A este ritmo, en 2050, África tendrá 2000 millones de habitantes, la mitad de los cuales tendrá menos de 25 años.

En 1930, por primera vez en la historia, una ciudad superó los 10 millones de habitantes: Nueva York. Actualmente se denomina megaciudades a los asentamientos urbanos que superan esa cifra. En 2023 en el mundo hay 33 megaciudades y se calcula que serán 39 en 2030. Los grandes centros financieros y de servicios especializados del capitalismo desarrollado han sido megaciudades desde hace medio siglo o más (Nueva York, Londres, París, Los Ángeles, Moscú). La urbanización acelerada de Asia-Pacífico (Tokio, Osaka, Seúl, Shanghái, Beijing, Cantón) forma parte de la dinámica capitalista mundial y es un importante indicador del desplazamiento geográfico del Atlántico hacia el Pacífico como sede internacional de la acumulación de capital. Desde hace décadas, muchos centros políticos y económicos (no siempre capitales) del Sur global son megaciudades (Nueva Delhi, Bombay, Karachi, Manila, Bangkok, Dacca, Jakarta, El Cairo, Lagos, Ciudad de México, Buenos Aires, São Paulo, Río de Janeiro, Lima, Estambul). Las nuevas megaciudades que se esperan para 2030 son Bogotá, Luanda, Chennai, Bagdad y Dar es-Salam. Solo se espera una nueva megaciudad en el capitalismo central: Chicago.

¿Urbanización sostenible?

En 1970, Henri Lefebvre supuso que se estaba produciendo una urbanización completa de la sociedad y que estaba en curso una revolución urbana que produciría una sociedad urbana planetaria. Esta intuición desembocaría en la obra maestra del filósofo francés: La producción del espacio de 1974. A partir de las intuiciones de Lefebvre se ha generado un campo de conocimiento llamado urbanización planetaria. Mientras que “las ciudades” son aglomeraciones que conforman redes densas de trabajo, mercancías, infraestructuras, expresiones culturales, energía, materias primas y nutrientes, lo urbano es un conjunto de extensiones de tales redes, que permiten a la ciudad conectarse con otros lugares, territorios y escalas que no son parte de la ciudad, pero sí de lo urbano: “aldeas en regiones periféricas, zonas agroindustriales, corredores de transporte intercontinentales, rutas transoceánicas, redes de energía, infraestructuras de comunicación a gran escala, áreas destinadas a la extracción de recursos del subsuelo, órbitas satelitales y hasta la propia biosfera”, en palabras de Neil Brenner.

Aunque cualquiera puede entender que cada vez una mayor proporción de la población vive en ciudades, resulta más complejo imaginar las consecuencias de un proceso de urbanización a escala planetaria. ¿Cómo sería un mundo en el que todos viviéramos en ciudades? ¿Podríamos producir alimentos y, simultáneamente, abandonar nuestra dependencia hacia los combustibles fósiles? ¿Qué tan gigantes y monstruosas serían las urbes del Sur global? A qué se parecería más un planeta urbano total, ¿a Sillicon Valley o a Makoko?

Predominan los estudios de sostenibilidad centrados en proveer condiciones ambientales adecuadas y calidad de vida en “las ciudades”, asumiendo que estás son sistemas aislados, cuando en realidad están interconectadas e incrustadas en el sistema-Tierra.

La urbanización planetaria será cada vez más un tema interdisciplinario para internacionalistas, urbanistas, geógrafos y especialistas de muchas otras áreas que sean capaces de ofrecer alguna alternativa a este complejo desafío.

JUAN ARELLANES es profesor de Desafíos Globales en la Facultad de Estudios Globales y Coordinador del Centro Interdisciplinario Anáhuac de Energía y Sostenibilidad en la Universidad Anáhuac México, Campus Norte. Es miembro fundador del Grupo de Estudios Transdiciplinarios sobre Energía y Crisis Civilizatoria. Sígalo en X (antes Twitter) en @JuanArellanes5.

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