Uncertain Future: The JCPOA and Iran’s Nuclear and Missile Programmes

6 octubre, 2019 • Reseñas • Vistas: 4092

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Uncertain Future: The JCPOA and Iran’s Nuclear and Missile Programmes, Mark Fitzpatrick, Michael Elleman, Paulina Izewics, Londres, The International Institute for Strategic Studies (IISS), Routledge, 2019, 164 pp., US$21.99

Las negociaciones entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, además de Alemania, o P5+1, con la presidencia de la Unión Europea, que culminaron en el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA), concluyeron el 14 de julio de 2015. El 6 de enero de 2016 se puso en marcha el acuerdo. El 8 de mayo de 2018, el Presidente de Estados Unidos decidió retirarse. Tanto Teherán como Washington han mantenido desde hace décadas posiciones contenciosas en diversos asuntos: el golpe de Estado de 1953 contra el presidente iraní Mohamed Mosaddeq ―orquestado por Londres y Washington―, el secuestro de 52 diplomáticos estadounidenses en la toma de la embajada de Estados Unidos en Teherán en 1979, el apoyo directo de Irán a Hezbolá en Líbano y otros acontecimientos que han estimulado las animosidades recíprocas.

A esto se agregan los documentos hechos públicos el 30 de abril de 2018 por parte del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu sobre experimentación y desarrollo nuclear que Irán no dio a conocer y que constituyeron una violación de los compromisos de Teherán en el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Estos documentos fueron obtenidos por la inteligencia israelí, en una operación temeraria, en una bodega de almacenaje en la capital de Irán. Por su parte, en The JCPOA and Iran’s Nuclear and Missile Programmes, Mark Fitzpatrick indica que Israel “puede contar con alrededor de doscientas cabezas nucleares”. En todo caso, desde la década de 1980 Irán se dedica al desarrollo nuclear de uso dual; es decir, tecnologías para fines civiles, pero con potencial militar. En esa época, Estados Unidos y otros países occidentales bloquearon el acceso de Irán a esas tecnologías, pero la medida tuvo un efecto indeseado: Teherán se dio a la tarea de adquirirlas en el mercado negro internacional. Al mismo tiempo, Irán ha desarrollado misiles balísticos que formarían “parte integral de su soberanía”.

En 2002, se descubrió que Irán producía agua pesada en la planta Arak, lo que causó alarma en Alemania, Francia y el Reino Unido y constituyó el punto de partida de las negociaciones con Irán para persuadir al régimen de suspender su programa de enriquecimiento de uranio. Dada la negativa tajante de Irán, el presidente Barack Obama decidió en 2013 incorporarse a esas negociaciones con un sesgo importante: limitar el desarrollo nuclear de Irán pero no eliminarlo. Las sanciones económicas impuestas a Irán por las potencias occidentales obligaron a Teherán a negociar.

El acuerdo final, el JCPOA, se concluyó en 2015, pero fue descalificado por quienes insistían en que también se incluyeran limitaciones al programa de misiles balísticos de Irán, el cual contó en un principio con transferencia tecnológica de Pyongyang. La propuesta de incluir este tema en las negociaciones fue rechazada con vehemencia no solo por Irán, sino sobre todo por China y Rusia. Para los autores de The JCPOA and Iran’s Nuclear and Missile Programmes, las actividades regionales de Irán (apoyo a Hezbolá, intromisión en Irak, Siria y Yemen, etc.) y las medidas represivas del régimen en el interior del país, constituyen asuntos de importancia estratégica secundaria.

Son ingenuas las exigencias de algunos políticos estadounidenses para que Irán cese por completo sus investigaciones nucleares y su programa de misiles balísticos, suspenda su apoyo a sus aliados regionales, etc. El problema nuclear iraní cuenta con un marco eficiente de verificación dentro del JCPOA ―que podría expandirse y mejorarse―, pero suspender el acuerdo sería catastrófico. Además, daría argumentos a los dirigentes de línea más dura en Irán para abandonarlo por completo, lo mismo que el Tratado de No Proliferación, con consecuencias ominosas. Para colmo, la retórica y las acciones contra Irán del actual gobierno en Washington han exacerbado las tensiones regionales y mundiales.

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