The Great Reset: Joe Biden and the Rise of Twenty-First-Century Fascism

17 julio, 2023 • Reseñas • Vistas: 662

Logo de Foreign Affairs Latinoamerica, una letra ñ mayúscula centrada en un círculo. Emilio Olmos Sánchez

The Great Reset: Joe Biden and the Rise of Twenty-First-Century Fascism, GLENN BECK, Tennessee, Forefront Books and Mercury Ink, 2022, 320 pp., US$13.22.

Glenn Beck retrata un cambio sistémico que trae un nuevo fascismo. El autor arguye que las élites han impuesto controles y preceptos en la economía para influir en la conducta humana. El emergente movimiento buscaría transformar la economía mundial, eliminar el libre mercado para imponer otra dinámica más controlable y modificar la forma en que la gente piensa sobre la propiedad privada y las corporaciones.

Beck afirma que en junio de 2020, el Foro Económico Mundial llevó a cabo una reunión virtual de las personas más poderosas del planeta, con la idea de solucionar las numerosas alarmas que encendió la pandemia de covid-19. Una de las medidas habría sido la gradual instauración y normalización de la teoría monetaria moderna. El problema del escenario es que, según el autor, les da a los gobiernos herramientas para centralizar el poder y poner más decisiones en las manos de las élites, por encima de los individuos y las familias. Además, el nuevo sistema consideraría a las monedas digitales como medios para manipular la economía, pues los bancos, las instituciones financieras y los gobiernos podrían controlar todas las transacciones del mundo.

En la obra se expone que los trastornos causados por la pandemia consolidaron y normalizaron una transformación estructural. Para Beck, el nuevo autoritarismo, a diferencia de los movimientos del pasado, no requiere revoluciones, revueltas populares, presencia militar ni tampoco un discurso de aversión a cierto grupo, ni siquiera a los economistas de izquierda. Este autoritarismo será leve, sutil, ejercido mediante políticas monetarias, regímenes impositivos para sancionar industrias no deseables. Además, en lugar de confiscar empresas en beneficio de la colectividad, el objetivo del great reset (gran reinicio) es ejercer el poder mediante la impresión de dinero para controlar y manipular a la sociedad y la economía.

El autor dice que decidió llamarlo “fascismo” por sus similitudes con la planificación nazi, pero arguye que tiene más matices del modelo capitalista chino. El gran reinicio mezcla corrupción, tecnología, despotismo y corporativismo en un autoritarismo implícito.

Paradójicamente, da la impresión de que la fase que sigue al capitalismo financiero no es un sistema de libre mercado. La supresión de la libertad es porque los poderosos, los gobiernos y los bancos centrales son quienes toman incluso las menores decisiones. El gran reinicio es completamente corporativista, lleno de rescates financieros y acuerdos corruptos. Además, el impulso del movimiento es la tecnología, desarrollada paralelamente a una tecnocracia de corte fascista, pero no nacionalista ni violenta.

El libro es provocador de principio a fin. Beck afirma que la epidemia del coronavirus fue el hecho que permitió ver que la teoría monetaria moderna puede usarse para extender rápidamente el poder de un gobierno. A esto se suma la pasividad y la facilidad de los ciudadanos para aceptar las nuevas políticas monetarias, al tiempo que se normalizó un discurso sobre la necesidad de un cambio sistémico. Sin duda, el análisis de Beck sirve para replantearse el orden internacional y la transformación de la economía, así como la interpretación tradicional de las relaciones internacionales de concebir un orden subyugado por polos y potencias con gran incidencia política.

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