Darío Castillejos
StreamInk: Dibujos sobre nosotros mismos, Ángel Boligán, Ciudad de México, Espejo de Tinta, 2021, 160 pp., US$23.99.
El mundo se encuentra en medio de un torrente de información que se desborda e impregna todos los aspectos de nuestra vida. Lo virtual y lo real se entremezclan, y quizá el primero se impone ante la realidad que parece cada vez más anticuada y anacrónica. Las imágenes y los contrastes llegan al cristalino filtradas y mejoradas por las pantallas de alta definición. Extrañamente, las pantallas no han sido solamente el canal para conocer el mundo exterior, sino que ahora han llegado a conquistar nuestra intimidad, al punto de que son las nuevas tecnologías las que toman el control de nuestras emociones y afectos. Ángel Boligán, humorista gráfico cubano-mexicano (o viceversa), nos invita en su reciente publicación, StreamInk: Dibujos sobre nosotros mismos, a pensar y a pensarnos, a sentarnos en el diván de nuestra propia consciencia y desde ahí reconectar de manera sencilla, natural y humorística nuestra relación con la realidad y, si acaso, con nosotros mismos. La obra consta de 127 dibujos impresos a color, divididos en ocho capítulos (generaciones, celulares, redes sociales, humor, amor, acoso, futuro y covid-19), que retratan los efectos del mundo digital en la vida cotidiana.
Conozco la obra de Boligán desde hace más de 2 décadas y su trabajo me revela una y otra vez que no solamente es un prodigio como dibujante, sino también un sencillo trovador del trazo que narra y comparte en cada línea pedacitos de su existencia y reflexiones desde la raíz de su corazón. Somos invitados todos a este agasajo gráfico servido entre las páginas de StreamInk, para que, mediante el aderezo de la crítica y el humor, abramos nuestros sentidos para percibir aquello que, a pesar del ruido silencioso del enajenamiento virtual, aún puede dejarnos un espléndido sabor de boca.