Thiago Rodrigues
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La guerra contra las drogas fracasó. Esa es la conclusión que ofrece Juan Gabriel Tokatlian, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Guido Di Tella, Argentina, y uno de los más experimentados investigadores latinoamericanos en temas de política de drogas y sus impactos nacionales, regionales e internacionales. Tokatlian, con una prosa directa y precisa, declara sus opiniones: habla con una mirada progresista sobre la historia de los conflictos causados por la llamada «guerra contra las drogas» desde que la «declaró» el presidente estadounidense Richard Nixon a principios de 1970, hasta sus configuraciones actuales que, según el autor, mezclan la lógica militarizada con iniciativas reformistas para emprender transformaciones legales y, sobre todo, éticas para enfrentar el «problema» de las drogas ilegales.
Qué hacer con las drogas se divide en cuatro capítulos que informan sobre los sucesos sociales, políticos y económicos que culminaron en la prohibición de un gran número de sustancias psicoactivas en el siglo xx, con lo que se produjo un fenómeno criminal sin precedentes -el «narcotráfico»- que ha impulsado prácticas represivas de poblaciones y segmentos vulnerables, como negros, inmigrantes, campesinos, pueblos originarios, mujeres y jóvenes pobres. El narcotráfico se extendió internacionalmente siguiendo las presiones e intervenciones diplomáticas y militares de Estados Unidos. Tokatlian explica que, aunque haya sido fundamental, la defensa mundial del prohibicionismo estadounidense no representó simplemente una «imposición» de la «guerra contra las drogas» a los demás países, sino que se articuló con dinámicas regionales y nacionales de persecución de minorías, conflictos civiles y desigualdades sociales.
La pregunta central del libro es cómo es posible que una «guerra fallida» haya dominado tanto tiempo los acuerdos internacionales y las políticas nacionales. Tokatlian argumenta que no hay justificación en la ciencia médica, en la criminología ni en las ciencias sociales para que la prohibición siga vigente. Tampoco se encuentran pruebas de éxito en las políticas públicas destinadas a atacar la oferta de drogas y castigar a los consumidores. El objetivo de un mundo sin drogas ha resultado imposible. Tokatlian sostiene que si el prohibicionismo sigue, es porque mueve una potente máquina de guerra, con planes militares millonarios, redes de corrupción, presiones diplomáticas y económicas usadas como instrumentos de coerción internacional e insistentes políticas represivas que alimentan los círculos de exclusión y violencia en el mundo.
Tokatlian no sugiere un camino fácil para enfrentar ese complejo problema. Sin embargo, el autor afirma que insistir en una solución fracasada no rendirá frutos. No se trata de defender el uso de las drogas, y menos defender a «criminales» (como muchos detractores de los derechos humanos y reformistas legales acusan a aquellos que proponen cambios en las políticas de combate a las drogas), sino de preguntarse cómo es posible que se renueve constantemente una política pública que solamente ha empeorado la situación. El autor presenta un interesante sumario de las experiencias reformistas en curso, desde la legalización para uso médico y recreativo de la marihuana en Estados Unidos y Uruguay, hasta los intentos de cambiar políticas represivas en países que han sufrido directamente las heridas de esa guerra, como Colombia y México. El libro es una invitación crítica y provocativa para quienes quieren saber más sobre ese tema que a todos nos afecta.
