Carta del Director

Luiz Inácio Lula da Silva, presidente electo de Brasil, entra sonriente a la Casa Blanca para entrevistarse con George W. Bush, a quien por fin el Congreso otorgó la Autoridad de Promoción Comercial (antes «vía rápida») en el continente. Esta imagen es la que mejor ilustra el objetivo del presente número de Foreign Affairs en Español (FAE).

El 1 de enero de 2003 Lula, el líder obrero para quien la cuarta fue la vencida, tomó posesión de la presidencia del país más poblado de América Latina en un ambiente de fiesta y regocijo popular, La celebración democrática -el impecable proceso electoral-, que permitió a Lula llegar al poder, ha llenado de optimismo a los brasileños y traído algo de esperanza a las golpeadas economías de sus socios del Mercosur. Este número ofrece a nuestros lectores tres artículos al respecto -dos escritos en exclusiva para FAE-: el primero, del propio presidente Lula, referido a su política exterior y su nuevo gobierno; el segundo, del analista carioca José Augusto Guilhon, sobre los desafíos para mantener la gobernabilidad; el tercero -que tomamos de la revista en inglés- es de John Williamson y trata sobre la viabilidad financiera del gobierno de Lula.

Los ataques terroristas del 11 de septiembre aparentemente hicieron evaporarse las buenas intenciones del presidente George W, Bush hacia América Latina, es decir, su pasada insistencia en que hacia el Sur había buenas oportunidades. La actual prioridad de Washington, la seguridad, se dejó sentir en América Latina, y las únicas agendas que avanzaron visiblemente en los últimos meses fueron las de inteligencia y seguridad. Sin embargo, un miembro del gabinete del presidente Bush, el representante de Negociaciones Comerciales Robert Zoellick, nunca quitó el dedo del renglón y finalmente logró que el Congreso concediera a la actual administración la Autoridad de Promoción Comercial. Esto constituyó una renovada oportunidad para expandir el libre comercio al resto del continente americano, con excepción de Cuba.

¿Podrá Zoellick, uno de los más astutos estrategas de Washington, y quien presidirá las negociaciones del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) junto con el Brasil de Lula a partir de febrero, impulsar la negociación?  ¿Es el ALCA el remedio para que América Latina salga de una crisis económica que amenaza con transformar la actual en una década perdida, como la de los años ochenta? La sección principal de FAE, que contiene nueve ensayos, intenta contestar a estas interrogantes.

El mismo Robert Zoellick presenta su caso de manera especial para FAE. Y es secundado, también en versión exclusiva para FAE, por un artículo de Carla Hills, la representante de Negociaciones Comerciales de Bush padre y quien negociara el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y concluyera la Ronda Uruguay, la cual dio paso al establecimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Hills argumenta sin ambages que el libre comercio puro y simple es el remedio para los problemas económicos de la región.

El ex presidente de México Ernesto Zedillo no está de acuerdo con culpar al Consenso de Washington por los males económicos que enfrenta América Latina y argumenta que las reformas no han sido bien implementadas. Este artículo, lo mismo que los de Ricardo Hausmann, Charles Krause y Laura Randall, se escribieron en exclusiva para FAE. Hausmann, ex economista en jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), opina que la receta no puede ser estándar y que cada país debe buscar su propio ajuste. Krause, consultor político y analista de medios de información de Washington, examina las posibilidades que tiene el ALCA en el actual ambiente político de Washington. Laura Randall, profesora emérita del Departamento de Economía de la New York University, argumenta que los costos del libre comercio sólo pueden enfrentarse con instituciones interestatales. Esta sección se complementa con dos ensayos de la revista en inglés, escritos por C. Fred Bergsten, director del Institute of International Economics.

Desde luego, Irak y Medio Oriente preocupan a América Latina. Incluimos dos ensayos: «Irak y el futuro de los árabes», de Fouad Ajami, y «¿Por qué los árabes odian a Estados Unidos?», de Barry Rubin.

Foreign Affairs en Español inicia su tercer año. Nuestra empresa no ha sido fácil. Pero ante la respuesta positiva de nuestros lectores, y con un equipo de trabajo profesional y comprometido, tomamos dos decisiones de envergadura: a partir de ahora serán cuatro números al año -enero, abril, julio y octubre- en vez de tres. Además, incrementamos nuestro tiraje a los 10 000 ejemplares. Estamos tomando dos riesgos calculados para cumplir mejor nuestro propósito original: aportar ideas y abrir espacio a un debate aplazado dentro de América Latina: ¿cómo aprovechar la globalización y hacer frente a sus lastres?

Rafael Fernández de Castro