Pedro González Olvera
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Desde que México se independizó en 1821, se iniciaron también los trabajos para insertarlo en el concierto internacional. En la regencia creada como primer formato de gobierno antes de que llegara el imperio de Agustín de Iturbide se formalizó un ministerio encargado de los asuntos con el exterior y se trazaron las principales líneas que rigieron la acción del nuevo país en el contexto mundial.
A partir de entonces, con avances y tropiezos, en medio de amenazas externas, invasiones, pérdida de territorio, pero también triunfos y logros, México ha cumplido 2 siglos de principios y doctrinas de política exterior que, en términos generales, han servido para proyectar una apreciable imagen de país amante de la paz, respetuoso del Derecho Internacional y promotor de la cooperación internacional.
No siempre se han cumplido las aspiraciones programáticas de la política exterior, pues muchas veces el país ha reaccionado de manera peculiar a los estímulos del extranjero, al tiempo que ha impulsado iniciativas afortunadas y acciones propias adelantadas a los acontecimientos. Este conjunto abigarrado, complicado, da cuenta de 200 años de historia.
Parecería una tarea complicada seguir las huellas de esos 2 siglos de experiencia mexicana en materia internacional, pero los expertos Rafael Velázquez y Jorge A. Schiavon han realizado un esfuerzo monumental y, al mismo tiempo, sintético, para seguir los empeños de los gobiernos en el designio de ocupar un lugar —como dice Bernardo Sepúlveda— en el sistema internacional, desde el reconocimiento como nación independiente, rotos los lazos con España, hasta la primera parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
En esta Introducción al estudio de la política exterior de México (1821-2021) los autores subrayan aspectos importantes de la historia de México y los vinculan con lo que sucedía en la arena mundial, en un intercambio recíproco de la política exterior mexicana y la internacional, como sucedió cuando Benito Juárez, después de su triunfo sobre el imperio de Maximiliano y la segunda Invasión Francesa, se negó a reanudar relaciones diplomáticas con los países que habían reconocido al gobierno del Príncipe austriaco mientras no lo solicitaran, lineamiento que siguió escrupulosamente Porfirio Díaz.
El texto contiene tres capítulos de interpretación teórica de la política exterior, su concepto, componentes, factores y actores, así como de modelos de análisis con variados enfoques que, desde diferentes perspectivas, explican la política exterior no solo de México, sino de cualquier país. Además, los autores presentan su propio análisis sobre el proceso de toma de decisiones y sus actores, junto con el marco jurídico en el que se produce.
Enseguida, los autores se sumergen en el estudio de la política exterior, dividido en los siglos de vida independiente del país y de acuer- do con los periodos en los que tradicionalmen- te se segmenta la historia mexicana: primeros actos de política exterior, conflictos internacionales, Reforma, Intervención Francesa, Repú- blica Restaurada y Porfiriato, por citar solo el siglo XIX.
El libro incluye también objetivos específicos en cada capítulo, una serie de puntos de interés y cuadros sinópticos, herramientas didácticas que son auxiliares valiosos para el análisis de la política exterior de México, ya sea para los que se inician en su estudio, los estudiantes de sistemas abiertos o a distancia y, en una época como la actual, los profesores y alumnos que han atestiguado la transformación de los sistemas educativos tradicionales y se han visto obligados a probar nuevos métodos docentes.
El nuevo libro de Velázquez y Schiavon está destinado a convertirse en un texto obligado, si se desea conocer a fondo el desarrollo histórico de la política exterior de México.
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