Elecciones en Israel

1 abril, 2019 • Artículos, Portada • Vistas: 4750

Netanyahu frente a la trampa de los 61 escaños o el regreso a 1984

Jewish Telegraphic Agency

Daniel Kupervaser

Abril 2019

El convocar a elecciones anticipadas en Israel generó ciertas expectativas sobre la oportunidad de terminar el prolongado liderazgo de Benjamín Netanyahu. Sin embargo, al analizar con rigor los pronósticos de los resultados electorales, da la impresión de que la concreción de ese objetivo es muy dudosa. Por otro lado, si bien los sondeos de intención de voto le otorgan cierta ventaja a Netanyahu, hay que tomar en cuenta que también le predicen una ardua tarea de malabarismos políticos para permanecer de forma estable en la cima del poder.

El sistema electoral israelí

El orden democrático israelí no es presidencial, sino que se basa en el modelo europeo de un sistema parlamentario. La ciudadanía vota por listas partidarias que definen a un parlamento de 120 escaños, según resultados proporcionales en las elecciones. Para asegurar la presencia de representaciones políticas de relevancia nacional significativa, las normas fijaron un límite de participación partidaria de al menos cuatro escaños. Los partidos que no obtienen este mínimo quedan fuera del Parlamento (aunque sin esa limitación hubiesen obtenido tres bancas).

La posibilidad de instaurar un nuevo gobierno es el resultado del esfuerzo del líder de una lista mayoritaria para movilizar el apoyo de una coalición que, de manera permanente, garantice la mayoría de al menos 61 escaños. La gran polarización y diversidad personal, política e ideológica de los últimos años, se tradujo en una significativa proliferación de partidos con el consecuente debilitamiento de la constelación partidaria históricamente tradicional.

En última instancia, para todo candidato que pretende liderar al país y asumir la función de primer ministro, el resultado del bloque afín, política e ideológicamente hablando, que pueda representar la base de la constitución de una coalición, se convierte en un factor mucho más importante que el número posible de escaños de su propia lista. Netanyahu, que formó y lideró el último gobierno desde 2015, se vio obligado a movilizar a una coalición de seis partidos, mientras que la oposición se formó con cuatro partidos.

Factores determinantes del sufragio en las próximas elecciones

Según las últimas estimaciones, la limitación de cuatro bancas como mínimo, pone en riesgo al menos a seis partidos que podrían influenciar significativamente en los resultados tanto de uno como de otro bloque. Se trata de aquellos que en los sondeos de intención de voto los resultados le asignan logros entre tres y cinco representantes. Una mínima diferencia entre las estimaciones y la votación efectiva puede acarrear una sorpresa inesperada para cualquier bloque, cuyo significado seria la pérdida o ganancia muy significativa de entre el 7% y el 8% del potencial de formar gobierno.

Si bien los sondeos de intención de voto le otorgan cierta ventaja a Netanyahu, hay que tomar en cuenta que también le predicen una ardua tarea de malabarismos políticos para permanecer de forma estable en la cima del poder.

La comunidad árabe representa un 21% de la población israelí. Sin embargo, la participación de los partidos que representan a la población árabe durante las últimas elecciones no pasa del 11%. Tres factores aclaran esta diferencia. De ese 21%, un 3% (300 000 habitantes) representa a palestinos de Jerusalén oriental considerados población israelí bajo su soberanía, pero carentes de ciudadanía con derecho a voto. Esta población debe acatar las leyes israelíes, pero está imposibilitada de elegir a quienes las dictan. ¿Discriminación? El segundo factor es una menor predisposición de ese sector de la población a participar en votaciones en el Estado judío. El tercer factor lo representa una conocida tendencia a acuerdos tribales con líderes de partidos «sionistas». Un drástico cambio en los dos últimos factores puede incrementar sustancialmente la participación de las listas árabes, de manera que se pueda romper el equilibrio de los pronósticos conocidos.

Hasta la fecha de preparación de esta nota, da la impresión de que la acusación del Fiscal General de Estado en contra de Netanyahu por abuso de confianza, fraude y soborno, no afectan significativamente la intención de voto de sus prosélitos. Es muy difícil estimar si esta tendencia se mantendrá hasta que los ciudadanos introduzcan el sobre con su voto en las urnas el 9 de abril de 2019.

Factores determinantes en la formación del próximo gobierno

Una coalición gubernamental estable requiere el apoyo de un bloque de más de 65 escaños. Una mayoría mínima de 61 a 64 habilita la formación de gobierno, pero convierte a un parlamentario solitario o agrupación con solo cuatro escaños en factores potenciales de extorsión que impiden un manejo político sistemático. En esta última cadencia, Netanyahu gobernó cómodamente con una coalición de 67 miembros. En el momento en que el partido de extrema derecha Israel Beiteinu, liderado por Avigdor Liberman lo abandonó, el gobierno se mantuvo en funciones con una coalición de 61 parlamentarios. Esta frágil situación perduró solo un par de meses hasta que Netanyahu se vio en la necesidad de adelantar las elecciones.

Donald Trump anunció que tiene previsto difundir su «plan de paz del siglo» con los palestinos inmediatamente después de que se dieran a conocer los resultados de las elecciones en Israel y antes del comienzo de las negociaciones de formación de gobierno. Según afirmaciones anteriores de Trump, Israel se verá en situación de «pagar», en términos de concesiones, por sus «gestos» previos. Según comentarios del periodista Barak Ravid del Canal 13 de Israel, el plan incluye la creación de un Estado palestino con su capital en Jerusalén oriental. De confirmarse tanto el propósito de Trump como el contenido que trascendió, sin lugar a dudas dará lugar a un terremoto en el proceso de formación de gobierno con consecuencias impredecibles.

Las alternativas que se perfilan para liderar la formación del próximo gobierno señalan solamente a Netanyahu del Likud y al general retirado Benny Gantz del partido Kajol Laván (Azul y Blanco). Todos los partidos del ala derecha, y sus escisiones, alineados en la coalición anterior, declaran su indeclinable lealtad para continuar con Netanyahu. El bloque de centro, junto con la izquierda, podría teóricamente llegar a formar un bloque neutralizador contra Netanyahu (sesenta bancas o más). Pese a ello, carecería de toda posibilidad de formar gobierno debido a su oposición de hacer partícipes en la coalición gubernamental a partidos que representan a la población árabe-israelí.

Elecciones y formación de gobierno en 1984

El resultado final de las elecciones en Israel en 1984 creó una situación sin precedentes. El Likud, liderado por Yitzhak Shamir, obtuvo 41 escaños, mientras que el Maaraj (Laborismo), con Shimon Peres, a la cabeza logró 44 representantes.

El Likud hubiese podido formar gobierno con una mayoría solo de 61 escaños, pero entre ellos era necesario la inclusión del rabino Meir Kahana, representante de un partido extremista que se basaba en la supremacía judía. Shamir se negó a tal desviación racista del gobierno de Israel (hoy Netanyahu incluye representantes de esa línea ideológica entre sus futuros apoyos). Por su parte, tampoco Peres pudo movilizar el apoyo necesario para formar gobierno. Con esos resultados se arribó a un callejón sin salida: un empate.

Da la impresión de que la acusación del Fiscal General de Estado en contra de Netanyahu por abuso de confianza, fraude y soborno, no afectan significativamente la intención de voto de sus prosélitos.

Bajo esas condiciones, y como resultado del activismo de Haim Herzog, Presidente de Israel, se logró formar lo que se denomina un gobierno de coalición nacional, basado principalmente en el liderazgo conjunto de los dos partidos mayoritarios: el Likud y el Maaraj. La gran innovación política la representó la rotación en la función de primer ministro: medio periodo para cada uno de ambos líderes, con distribución proporcional en el resto de las carteras ministeriales, por todo el periodo que se extendió hasta 1988.

Pronósticos para las elecciones de 2019

Ponderando todas las posibilidades, una apreciación razonable nos lleva a resumir en tres las alternativas con mayor relevancia para concretar la formación del futuro gobierno:

Bloque de derecha de Netanyahu obtiene entre 61-64 escaños

Aunque teóricamente el camino está libre para formar gobierno, un sinfín de factores le sabotearían a Netanyahu sus esfuerzos dada la gran polarización de este bloque en ocho partidos. Aun con inclinación ideológica común, cada uno tiene sus exigencias sectoriales y, en muchos casos, en contradicción con el otro. Si Netanyahu salta con éxito la primera valla, no cabe duda que el serio problema se le creará para conducir un gobierno con una mayoría mínima expuesto que, de seguro, sería extorsionado políticamente en momentos críticos. Difícilmente Netanyahu estaría dispuesto a caer en la trampa de los 61 escaños.

Bloque de derecha de Netanyahu obtiene entre 65-67 escaños

Bajo estos resultados Netanyahu lideraría el proceso de formación de gobierno con mayor grado de libertad. Sin embargo, el resultado daría una composición interna de este gobierno muy distinta a sus anteriores. En este caso la extrema derecha, que presiona por el abandono de la política del statu quo y la anexión unilateral de Cisjordania a Israel, representaría un tercio de la coalición. Dado que el statu quo es el elemento central de la política de Netanyahu, se puede pensar que esta posible composición del gobierno lo lleve a la búsqueda de otras alternativas.

Bloque de derecha de Netanyahu no obtiene la mayoría

Si tanto Netanyahu como Gantz no están en condiciones de movilizar una mayoría, el país retornaría al mismo dilema de 1984. Si no se convoca a nuevas elecciones, la solución de un gobierno de unidad nacional aparece como la más razonable y posible.

Tampoco sería descabellado suponer que sea Netanyahu quien busque la coalición nacional junto a Gantz para esquivar la problemática que debería enfrentar con las dos alternativas antes mencionadas. En última instancia, esta salida crea las mejores condiciones para ambos líderes: el Azul y Blanco llega al gobierno y Netanyahu perdura en el poder y mantiene básicamente la política de statu quo con los palestinos. El único problema en esta dirección es la condición terminante que expuso hasta ahora el partido Azul y Blanco: gobierno de coalición con el Likud, sí; con Netanyahu, no. Si no hay alternativa, seguramente Netanyahu o Gantz cederá.

DANIEL KUPERVASER es licenciado de Economía por la Universidad Nacional de Rosario en Argentina. Es autor de Israel se emborrachó y no de vino, prologado por Marcelo Cantelmi, Jefe de Exteriores del Diario Clarín de Argentina. Además, es autor del blog Ojalá me equivoque. Sígalo en Twitter en @KupervaserD.

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2 Responses to Elecciones en Israel

  1. Esteban dice:

    Buen artículo, por favor revisen las faltas ortográficas, es muy molesto encontrarse con cosas como «extorCión».

  2. Louis dice:

    Way to go Daniel!

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