Carta del Director

En los últimos números hemos discutido muchos de los «nuevos» fenómenos que se han hecho presentes en América Latina, como la integración, el narcotráfico o las migraciones. No obstante, debajo de éstos siguen presentes los llamados temas «tradicionales» de las relaciones internacionales, como los conflictos territoriales o el uso del poder militar para lidiar con amenazas a la soberanía. Por eso, este número está dedicado a América Latina y a su supuesta condición como la región más pacífica del mundo.

Los textos de David R. Mares y Claudio Fuentes exponen con claridad la situación actual de la región, en donde había tendido a olvidarse la existencia de los conflictos fronterizos o la posibilidad de que ocurran enfrentamientos militares entre los países latinoamericanos. Sin embargo, el incidente entre Colombia y Ecuador de hace unos meses volvió a poner sobre la mesa estos temas que se creían superados. Mares subraya la necesidad de volver a incorporar esta lista «tradicional» a la agenda latinoamericana. Por su parte, Fuentes pone el acento en la debilidad de los instrumentos estatales en América Latina y el Caribe para hacer frente a las amenazas tradicionales y no tradicionales, lo cual plantea un escenario preocupante para la democracia.

Craig A. Deare vincula los temas de desarrollo con los de seguridad y defensa, y considera que parte del problema está en que Latinoamérica ha vuelto a la senda de la militarización por no tener otras herramientas disponibles. Sin embargo, dice Deare, América Latina no es la única que trata de resolver problemas que no son de naturaleza militar con instrumentos militares; Estados Unidos también está en la misma situación y, por eso, su relación con América Latina tiende a militarizarse. Por otra parte, Farid Kahhat escribe desde Perú que lo que pasa en los Andes se asemeja mucho a la Guerra Fría. ¿Es válida la analogía? Kahhat trata de responder a partir de los acontecimientos recientes.

Arturo C. Sotomayor Velázquez echa un vistazo al otro lado de los conflictos, es decir, el de su solución por la vía judicial y no militar. Los latinoamericanos, que se caracterizan por esgrimir principios y recurrir al Derecho Internacional en sus relaciones exteriores, han tratado de encauzar sus diferendos por las vías judiciales internacionales. Sin embargo, prefieren los mecanismos globales a los regionales. ¿Qué implica esto para el sistema interamericano?

Juan Emilio Cheyre cierra esta sección con un texto escrito en primera persona, referente a la transformación del Ejército chileno. Cuesta creer qué poco tiempo ha tomado transformar al Ejército de Chile de la categoría de enemigo a la de una institución respetada por la ciudadanía. Cheyre no pretende dar lecciones, pero su experiencia obliga a pensar que el cambio es posible.

La segunda sección busca dar elementos para empezar a imaginar el mundo que viene. Por un lado, Richard N. Haass dice que la estructura del sistema internacional se convertirá, por primera vez en la historia moderna, en una en la que no habrá polos de poder dominantes. Kishore Mahbubani echa un vistazo al futuro desde la perspectiva del choque entre Oriente y Occidente, el cual parece inevitable debido a la conducta reciente de las potencias occidentales. Por su parte, Jerry Z. Muller explora las relaciones entre humanos cuando prevalecen criterios de nacionalismo étnico. Por último, Thomas F. Farr cierra la sección con una reflexión sobre el papel de la religión en el mundo de mañana.

La sección «Mundo» está dedicada en esta ocasión a Venezuela. Por un lado, Francisco Rodríguez, quien tuvo la experiencia de vivir en las entrañas del chavismo, hace un ejercicio de desmitificación de los logros de la Revolución bolivariana. Por otro, Antonio José Herrera y Miguel Ángel Latouche centran su análisis en el modelo de democracia que ha venido construyendo Chávez desde que llegó al poder.

Las reseñas, como es habitual, buscan ofrecer al lector un amplio abanico de opciones. La de Paul Kennedy hace referencia a tres libros de la categoría de «Gran Historia». La descripción que hace, sin duda, hará que más de uno busque adquirirlos de inmediato. El resto de los títulos cubren temas tan diversos como la división de Occidente, las relaciones interamericanas, el pasado argentino, la historia de la guerrilla en México o el vocabulario que hace falta para entender el siglo XXI. Esperamos que, al menos algunos de ellos, sean de su interés.

El número cierra con un texto de 1972, de la autoría de Stanley Hoffmann. No cabe duda de que hay pocas mentes como la de Hoffmann. En un largo ensayo, explora las virtudes y defectos del equilibrio de poder. Ahora que se discute si el mundo tendrá o no polos de poder, el texto de Hoffmann puede ser una buena referencia para pensar en el futuro a partir del pasado.

Como verá, querido lector, los cambios que le hemos venido anunciando desde hace meses se han materializado en esta revista. Hemos cambiado de nombre, de Foreign Affairs en Español a Foreign Affairs Latinoamérica, pues consideramos que ésa es una manera de aclarar que no somos solamente una traducción y también porque creemos que, en estos casi 8 años de existencia, hemos refrendado nuestra vocación latinoamericana. En América Latina, lo internacional tiende a ser secundario, pero todos los que hacemos posible esta revista creemos que, por el contrario, en lo internacional pueden estar las claves de nuestro futuro.

Es fundamental que los latinoamericanos de hoy conozcan el mundo que los rodea y las perspectivas que dominan el debate de lo internacional -de ahí el valor de los textos que traducimos de Foreign Affairs, la revista sobre temas internacionales más influyente del mundo-. Pero también es importante que, desde América Latina, haya voces que opinen sobre lo internacional, en general, y sobre nuestra región, en particular. Por eso nos enorgullecemos de contar en cada número con las contribuciones de estupendos autores que, desde la academia, la política pública o la sociedad civil, aportan sus reflexiones sobre el acontecer internacional o sobre lo que nos pasa a los latinoamericanos, sin olvidar a nuestros hermanos ibéricos. Conocer lo internacional es de fundamental importancia para entender quiénes somos y cuáles pueden ser nuestras perspectivas en el mediano y largo plazos.

Hoy que Foreign Affairs Latinoamérica ve la luz por primera vez, refrendamos nuestro compromiso de servir de tribuna para que se debatan las realidades internacionales y latinoamericanas por igual, desde todos los puntos de vista. Asimismo, esperamos que el proceso de cambio que iniciamos hace un año para mejorar nuestros procesos -desde la traducción y corrección de textos hasta el diseño, la distribución a suscriptores y la página web (que ahora posibilita la compra de suscripciones en línea, por ejemplo)- y que desembocó en el ejemplar que tiene usted en sus manos nos permita seguir satisfaciendo sus intereses y contando con su apoyo de siempre. A fin de cuentas, querido lector, nada de esto valdría la pena sin usted.

Jordi Bacaria Colom