Orden internacional y coronavirus

8 junio, 2020 • Artículos, Asuntos globales, Portada • Vistas: 16934

Un decálogo de las Relaciones Internacionales

El Periódico

Bernabé Malacalza

Junio 2020

La pandemia deja traslucir la aceleración de transformaciones que ya estaban en curso en la política mundial en las últimas décadas. Diez teorías de las Relaciones Internacionales resumen este decálogo de lecciones sobre lo que está pasando y lo que se espera del orden internacional.

“No voy a pronunciar un discurso que haga que unos se levanten de sus sillas y otros se queden sentados”, dijo el filósofo alemán Jürgen Habermas. Había pasado poco más de un mes de aquella mañana del 11-S, cuando el grupo terrorista Al Qaeda secuestró dos Boeing 767 de American Airlines y United Airlines y los estrelló contra las Torres Gemelas, causando la muerte de 2602 personas. Habermas tenía la esperanza de encontrar un lenguaje común que permitiera dialogar entre mundos distantes, incluso con aquel del que venían los fundamentalistas.

Cruzar el charco a la Habermas es infrecuente. Cuando ocurren acontecimientos relevantes, los principales teóricos de las Relaciones Internacionales son consultados. Raramente se presentan esas reflexiones con base en un diálogo entre teorías y teóricos, sino que se exponen las hipótesis de unos para rivalizar con las de otros. La pandemia del coronavirus lleva un saldo de muertes más de 140 veces superior a las del 11-S. Se trata de un evento bisagra en las relaciones internacionales, pero no ha sido —al menos por ahora— un punto de inflexión en el modo de pensar y construir teorías. La exaltación suele ser un poderoso recurso estilístico.

Si algo no escasea hoy son las preguntas. En los últimos meses han proliferado numerosos artículos que analizan el devenir del sistema internacional y las diversas respuestas de los Estados frente a la pandemia. Dos interrogantes fundamentales aparecen en la retina de académicas y académicos. El primero contiene aspectos descriptivos y teórico-empíricos: ¿qué explicaciones ofrecen las teorías de Relaciones Internacionales sobre la emergencia del nuevo coronavirus y su impacto en el orden internacional? Los análisis coinciden en destacar la profundización de una crisis del orden internacional, pero desarrollan diferentes argumentos desde diversos ángulos y raíces del pensamiento teórico-conceptual.

El segundo de los interrogantes abordados contiene supuestos predictivos y prescriptivos: ¿cómo sería o cómo debería ser el mundo después de la pandemia? La emergencia sanitaria revela una aceleración, profundización o agravamiento de tendencias preexistentes en el sistema internacional. Sin embargo, se ofrecen diferentes pistas para entender su desarrollo futuro, a partir de por los menos diez conceptos críticos: naturaleza humana, respuestas de los Estados, poder material, relación mercado-Estado, narrativas, hegemonía, procesos de decisiones, gobernanza global, división centro-periferia y desigualdades sociales.

Podrían extraerse del conjunto de análisis una suerte de decálogo de lecciones desde diez diferentes, y también contendientes, teorías de las Relaciones Internacionales. Esa lista está compuesta por el realismo clásico, el neorrealismo estructural, la economía política internacional, el constructivismo, el neogramscianismo, las teorías de la decisión, el liberalismo y las teorías de la gobernanza global, el estructuralismo latinoamericano, las teorías críticas, y el pluralismo teórico. El decálogo no supone una representación exhaustiva de todas las teorías, sino tan solo un conjunto de apuntes que pretenden ejercer una función de pedagogía crítica o sencillamente ser de utilidad para quienes decidan dedicar su tiempo al análisis del orden internacional.

1.- Los Estados en emergencia solo se ayudan a sí mismos (realismo clásico)

Los manuales de emergencia de un avión incluyen una advertencia: las máscaras de oxígeno se colocan primero sobre uno mismo y después se ayuda a los demás. El realismo clásico tiene un axioma para eso: primero yo. El instinto de autoconservación está en la naturaleza humana. La ayuda y la cooperación no son generosas, sino que devienen necesarias cuando está en juego la propia supervivencia. Un tercio de la humanidad vive hoy en Estados que cerraron sus fronteras para autoprotegerse. El coronavirus no suspendió a la política, sino que reveló la naturaleza del poder. “El hombre es el lobo del hombre” es el apotegma de Hobbes en el Leviatán.

2.- Prepararse porque es solo una primera crisis (neorrealismo estructural)

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética se posicionaron como las dos superpotencias de un orden bipolar. Enseña el historiador John Lewis Gaddis que durante la Guerra Fría se produjeron diecisiete crisis internacionales. En cada una, las potencias tendieron simultáneamente hacia el conflicto y el equilibrio. La primera de ellas fue el bloqueo de Berlín en 1948. Los soviéticos declararon el cierre de fronteras e impidieron todo contacto con Berlín Occidental. Los estadounidenses y los aliados occidentales respondieron con un puente aéreo. Eso duró casi un año. No se trata de una «nueva guerra fría», pero la crisis del coronavirus ha exacerbado la disputa entre dos grandes potencia. Los neorrealistas entienden que la pandemia podría ser la primera gran crisis de una bipolaridad en construcción entre China y Estados Unidos.

3.- No todos lo que brilla son Estados (economía política internacional)

El mapa del capital mundial cambió y también la diplomacia. Las fundaciones filantrópicas ganan el campo de la cooperación internacional. Las chinas llevan donados 432 millones de dólares; las estadounidenses, 329 millones. Las corporaciones multinacionales digitales representan hoy más de la mitad de la lista de las veinte principales del mundo según su capitalización bursátil, de las cuales sobresalen Microsoft, Apple, Amazon, Alphabet y Facebook, del lado estadounidense, y Tencent y Alibaba, del lado chino. Como observaba Susan Strange, la aceleración del cambio tecnológico es la principal causa de los cambios de equilibrio de poder entre Estado y mercado. La diplomacia de los Estados cuenta, pero Jack Ma y Bill Gates marcan el terreno de juego.

4.- Una palabra es suficiente para securitizar (constructivismo)

“En guerra contra un virus chino”, es el apotegma de Donald Trump. Los constructivistas de la Escuela de Copenhague, Barry Buzan, Ole Waever y Jaap de Wilde, enseñan que presentar un problema de salud como una amenaza abre la puerta a medidas de excepción que podrían incluir a la intervención militar. Sin perder el tiempo, la corporación estadounidense Lockheed ya reconvirtió parte de su cadena productiva de armamentos hacia logística e insumos médicos. La amenaza sanitaria suplanta a aquella amenaza terrorista instalada en Washington después del 11-S. Los gastos de defensa e inteligencia no se reorientarán hacia el sector de la salud, sino que se reinventarán. Es un punto de inflexión.

5.- La hegemonía es un castillo de naipes (enfoque neogramsciano)

El estigma de país irresponsable por la propagación del virus sacudió a los chinos. Para evitar un brote mundial de sinofobia, Beijing respondió con la diplomacia de los cubrebocas. El envío de asistencia humanitaria incluyó, además, a los aliados europeos de Estados Unidos y a los aliados de Taiwán. Del otro lado, Estados Unidos enfrenta su más grave crisis de credibilidad como potencia. A la caótica respuesta frente a la pandemia, que lo llevó a convertirse en el país con mayor número de muertes, se sumó la negligencia de salir de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y propinar un golpe al multilateralismo que supo construir. Para los neogramscianos, con Robert Cox a la cabeza, se trata de una crisis de hegemonía: procesos de cambio generados por la propia declinación del poder estadounidense y la fractura del consenso de posguerra. Un orden viejo que no termina de morir y uno nuevo que no acaba por nacer. En una época de posverdad y noticias falsas, la hegemonía se desmorona.

6.- La negación hace el contrapeso (teorías de la decisión)

Trump y Jair Bolsonaro cambiaron las recomendaciones de la OMS por la Biblia del negacionismo científico. Pero el federalismo de los sistemas de salud, las cuarentenas autoimpuestas y el estrellato de actores de reparto actuaron como contrapeso. Andrew Cuomo, Wilson Witzel, Rodrigo Maia o Luiz Mandetta tienen algo en común: son actores de reparto que ganaron un premio a la revelación. Esto permitió morigerar los efectos perniciosos de la ausencia de políticas de contención y del negacionismo presidencial frente a la pandemia. En esto, Graham Allison y las teorías de la decisión enseñan que los presidentes pueden decidir, pero no son los únicos alguaciles del condado. Las decisiones son procesos en los que influyen un entramado de actores.

7.- El multilateralismo es la salida del pantano (liberalismo y teorías de la gobernanza global)

“La OMS es chino-céntrica”, dijo Trump; sin embargo, no depende particularmente de China en materia financiera (en 2018, era el decimosexto contribuyente al presupuesto). Para los teóricos de la gobernanza global, no hay salida a una crisis global sin multilateralismo efectivo. Para que la inmunización planetaria sea efectiva, todos los actores deberán aceptar a la salud pública como un bien público global. La carrera por la vacuna está en marcha, pero no está aún claro quiénes garantizarán la provisión de bienes públicos globales (acceso universal a la vacuna) para erradicar el mal público global (la pandemia). La gobernanza global requiere entendimientos y acuerdos temáticos centrales entre actores estatales y no estatales. ¿Podrá reinventarse el multilateralismo?

8.- La pandemia no es igual para todos (teorías críticas)

El coronavirus afecta de forma diferente según el sitio que se ocupe en la escala social y el nivel de acceso a servicios públicos. Al menos 104 millones de latinoamericanos viven en villas miseria o favelas. Un 66% de la población africana no tiene acceso a agua y jabón para lavarse las manos. En los países en desarrollo, la desigualdad pesa más que la longevidad. Hay también una lección de género que sacar de esta pandemia: las mujeres asumen más los cuidados y corren mayor riesgo al estar en manos de sus agresores. La desigualdad expone más a unas que a otros al virus. Para Ann Tickner y las teorías críticas, las trampas vienen de arrastre. La hegemonía masculina y la racionalidad neoliberal amplifican las brechas sociales.

9.- La avenida que divide al Norte y al Sur se ensancha (estructuralismo latinoamericano)

El coronavirus acelera la crisis del capitalismo periférico. En Latinoamérica, la avenida que separa el Norte del Sur será todavía más ancha. Además de la brecha productiva y la dependencia comercial, se hace más visible ahora la brecha tecnológica. Raúl Prebisch y el estructuralismo latinoamericano enseñan que Norte (centro) y Sur (periferia) son dos caras de una misma moneda. La novedad (o no tanto) es que al Norte (o al Norte del Sur) aparece China, además de Estados Unidos. La región ha perdido influencia internacional y parece destinada a la fragmentación. Esta vulnerabilidad la expone a una doble dependencia (económica, tecnológica, comercial, militar y diplomática) de Estados Unidos y China.

10.- Una pandemia es un cóctel (pluralismo teórico)

La contradictoria naturaleza humana, el poder material y el poder blando, el mercado y los Estados, los discursos y las ideas, los procesos decisorios y sus contrapesos, la hegemonía o su ausencia, las instituciones multilaterales y su parálisis, las dramáticas desigualdades y la división centro-periferia explican en diferente medida el actual (des)orden internacional. Una variedad de actores influyentes —Estados, corporaciones multinacionales, organizaciones filantrópicas, grupos de interés y actores subnacionales— juegan sus cartas. Una pandemia es un cóctel compuesto de una mezcla de partes o factores geoespaciales, demográficos y socioeconómicos, socioculturales y políticos, además de los sanitarios, en el que los niveles local, nacional, regional, internacional y global aparecen entremezclados. De acuerdo con Peter Katzenstein y el pluralismo teórico, las teorías, si se atiende a la especificidad de sus aportes, no son antitéticas ni incompatibles. El eclecticismo analítico y la interdisciplinariedad es un camino necesario para explicar un fenómeno multidimensional. El arte está en la combinación y el diálogo.

Conclusión

Un decálogo suele exponer preceptos u orientaciones para guiar prácticas de un oficio. Pero no hay manuales ni mandatos cerrados para el oficio de los internacionalistas. Hay quiénes sostienen que la defensa a mansalva de conceptos y el ataque a teorías rivales se ha convertido en una barrera para la comprensión clara del mundo. En todo oficio hay herramientas disímiles, pero también creación por medio de la combinación de ellas. Es cierto también que se eligen algunas —no todas— y que no siempre resulta de esa combinación una coherencia lógica.

La pandemia del coronavirus debería conducir a una reflexión comprehensiva sobre el orden internacional, sin caer en la polarización. Esto no implica desestimar las diferencias en las raíces teóricas, en particular entre las corrientes positivistas y post-positivistas. Es correcta aquella famosa frase de Robert Cox que indica que la teoría es siempre “para” alguien y “para” un propósito: todas responden a contextos específicos. Sin embargo, hay un precepto que no puede obviarse: las teorías por sí solas no pueden anidar todas las explicaciones ni las predicciones sobre el orden y el porvenir internacional. Lo rompedor es el diálogo. Establecer puentes entre la teoría y la praxis política y hacer diagnósticos, predicciones y prescripciones lo menos abstractos posibles. Las herejías de antes son ortodoxias de hoy.

BERNABÉ MALACALZA es investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina. Es profesor del doctorado en Desarrollo Económico de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina. Recientemente publicó el capítulo “The politics of aid from the perspective of international relations theories” en el libro Aid Power and Politics (Routledge, 2019) y el artículo “What led to the boom? Unpacking chinese development cooperation in Latin America” en la revista World Affairs (SAGE, 2019). Sígalo en Twitter en @bernabemmm. El autor agradece el apoyo de las profesoras Julieta Zelicovich, Florencia Rubiolo y Carolina Sampó para la realización de este artículo.

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10 Responses to Orden internacional y coronavirus

  1. Luis Paz dice:

    Excelente articulo

  2. Amilcar Proaño dice:

    Inteligente y loablemente sintética exposición.

  3. Eisten Basto dice:

    El artículo es muy bueno, que resume lo que pasa desde diferentes teorías.

  4. Karol G. dice:

    Me encanta la explicación de diversas problemáticas a partir de la gran variedad de teorías que nos ofrece las Relaciones Internacionales.

  5. Alexander Madrigal dice:

    Importante mostrar que las TRI aportan a la interpretación de los problemas del mundo real. Faltó plantear algo sobre el significado del concepto de Orden Internacional y una lectura más centrada en América Latina; pronto veremos tal impacto.

  6. Gloria dice:

    Muy interesante y didáctica manera de recorrer las temáticas que abordan determinadas teorías. Valioso además conectar con ejemplos concretos que permitan captar desde dónde se entienden las relaciones internacionales. Gracias

  7. Franklin Quintero dice:

    Muy importante ya que nos plantea diversas teoría, y una de las problemáticas actuales como lo es el coronavirus sobre la gran problemática que a llegado a causar en el mundo internacional.

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